10.11.10

Cap 122

Epifanía

Comenzamos a avanzar en medio del bosque. Nos encontrábamos todos alerta frente a cualquier cosa que pudiese aparecer. A decir verdad, yo estaba más traumada que todos y es que... Comer carne humana no es muy alentador, ni tranquilizador, ni nada por el estilo, más aun cuando aquel esclavo había muerto después de una patada de uno de esos gigantes. Solo UNA patada. Nunca me creí miedosa, es más, muy pocas cosas me dan miedo, demasiado pocas. Pero creo que la que más me trauma, es el dolor... Diría que odio el dolor. Si, lo reafirmo. 

¿Habrá algún dios del dolor? Si existe, me gané un enemigo. El dios del dolor debe odiarme por odiarlo o se sentirá alagado de que haya alguien que le tema... Es raro. De todas formas, espero que no exista el dios del dolor... _ Epifanía ya para de cosas sin sentido_ pensé mientras me detenía, me afirmaba un segundo en un árbol y suspiraba levemente. Estaba demasiado distraída y pensando muchas cosas sin sentido en un momento en el que debía concentrarme en algo fundamental... ¿A donde se suponía que íbamos? Caminábamos al contrario del pueblo de los gigantes, pero eso era un alivio en parte, porque no teníamos idea donde íbamos a caer de todas formas, además, íbamos de subida. Si era así, podríamos encontrarnos con una montaña, lo cual, en el fondo de mi cabeza, lo dudaba, y la otra opción, era encontrarnos con un acantilado. Y si los gigantes también tienen no se, casitas de campo en los sectores a los que vamos, tendremos que lanzarnos por el acantilado. Y en este momento hay una sola cosa que pienso: Espero que no hayan rocas. 

El bosque era espeso, extremadamente espeso. Los arboles eran enormes, altos y anchos, las plantas trepadoras creaban cortinas de ramas, las hierbas del suelo llegaban muy arriba, casi hasta mi cintura y pues era todo muy húmedo. Demasiado quizás. Y era extraño, pues estábamos cerca del mar... Y por lo que se, lo que he aprendido estos meses fuera del templo, era que la brisa salada corroe todo y pues el bosque se ve lleno de vida... Como por arte de magia _ Ya, nuevamente pensando en tonter..._ alcancé a pensar.

Y entonces, mi pie pisó una roca recubierta de barro y me resbalé y alcancé a afirmarme del árbol que había junto a mi antes de caer y perderme en la hierba… Provoqué más de una risa por parte de mis compañeros, en especial de Keops, a quien fulminé con la mirada un segundo y luego ambos reímos. En aquel momento comenzó una conversación respecto a lo extraño que era este bosque, todos pensaban lo mismo, pero ya con los minutos, y mientras más nos adentrábamos en él, la conversación se apagó y hubo un silencio bastante agradable, tranquilizador. 

Pero el bosque seguía poniéndose espeso. Lleno de plantas y animales que se colaban entre los pies o salían huyendo de Midhos entre los arboles. Entonces llegamos a lo que parecía ser un camino de tierra. Muchos lo agradecimos, y es que caminar con un traje largo por suelo que no se ve, te resbalas, te caes, te quedas enganchada o simplemente te tropiezas con tu misma ropa y te vuelves a caer. No es que me haya pasado, pero estuve a punto en muchas ocasiones, eso si. 

Entonces comenzamos a caminar por aquel recorrido de tierra, que en un momento se empinó y era más como una subida, casi como una escalera que nos llevaba a la parte superior de tierra, pues había aparecido en el paisaje una especie de corte, como un acantilado pequeño al que debíamos llegar por el camino de tierra, o escalar unos siete metros. 

Entonces íbamos caminando, cuando apareció frente a nosotros un árbol, un enorme y antiguo árbol tapando el paso. Muchos quisieron talarlo... Lo que además de imposible, era un crimen. Era un árbol muy majestuoso para ser cortado. Entonces luego de observarlo unos segundos, notamos que las raíces expuestas dejaban un espacio suficiente para que pasáramos hacia el otro lado... Bueno, un espacio bastante reducido, de segundo los chicos pasarían apretados, pero no hay de otra... 

Unos minutos más tarde, Mor ya había cortado las raíces que le parecían estorbaban... - Casi todas- Y los demás estaban preparados para pasar. Entonces Patroclo se le adelantó a Adelphos, luego vino Demetrius, más tarde pasó Amisthy y ya cuando seguía Cyrene, esta pasó así como así. - ¿Pero como era posible? ¿Acaso era la única que se enredaba con su traje?- pensé mientras me paraba frente a la raíz y me detenía.

- Pasa luego ¿Quieres? -comentó Mor. Lo miré un segundo y luego, me quité el morral y lo dejé caer - ¿Qué pasó ahora?
- Mor... No empieces -musité, agarré la parte inferior de mi traje y la levanté hasta la cuerda en mi cintura, ahí la amarré como si así fuera mi traje y luego repetí el proceso con el otro lado, dejándome un traje corto, hasta las rodillas, lo suficientemente cómodo para seguir el trayecto y no caer con una trampa propia, o lo más pronto, para no enredarme en las raíces de este árbol y quedarme ahí atrapada por siempre. 
- Ah... Te dio el exhibicionismo -musitó Mor. Fruncí el ceño y lo miré.
- Si tanto te molesta... No mires -acoté, volví a tomar mi morral y me metí entre las raíces. Escuché atrás mío como Heracles y Keops decían algo, pero ya no escuché, había pasado al lado contrario y nos habíamos encontrado con un acantilado, que era bordeado por el mismo camino de antes, pero que ahora, tenia una vista mucho más preciosa.


by KatrinaxStevens