10.8.11

Cap 183

Epifanía & Mor

Hace tanto tiempo que no me sentía así… Como salido de una paliza en mi niñez obsequiada por Hades, por haberme metido donde no me llamaban.
Me lleve la mano al ojo sentía que se me iba a salir, el dolor era lo de menos, tantee por todos lados de la capa buscando algo de medicina del tártaro y cuando lo encontré, lo mire, una de esas cortezas, magulladuras, el ojo…Unos minutos de agonía. Medite un momento, me voy por los minutos de agonía. Tome la raíz la triture en mi mano y cuando me la iba a llevar a la boca -Plas- sentí un golpe en la mano. Alcance a apretar el puño para que no se callera, me gire con el puño en dirección a la persona que había hecho tal estupidez e intromisión. Y me halle a una Epifanía mirándome con cara de malas pulgas. Acuse la mirada.
-¿No se supone que estabas hace tres segundos por allá bien lejos atendiendo gente?- Musite para pasar la mano libre entre su ropa y sacar el machete. Epifanía me miro hecha una furia, dando manotazos –Aquí esta- musite para colocar el machete en su lugar.

-No... Lo siento, pero no hay mucha gente a la que pueda atender en este momento -musité y me aguanté lo que más pude la risa ante su lindo morado rodeándole el ojo -Creo que si te preguntara que sucedió... -musité mientras reía levemente -No querrías decir ante quien caíste y te dejaste golpear -agregue. Él bufó.
Comencé a buscar entre mis cosas hasta que encontré la pequeña concha marina con ungüento y se la extendí. Lo dudó un par de segundos, miró entonces lo que sostenía entre sus manos y volvió a mirar mi mano -Es ahora o es ahora -musité -Además, con lo que queda alcanzará solo para ese morado... Los demás... No alcanza -agregué negando.


Enarque una ceja, mire la concha, tome el ungüento y lo aplique en el ojo - No recuerdo nada después de que me metí al camarote y me tire a intentar dormir… De ahí, el agua, la arena, yo levantándome… Recuerdo mirar hacia a un costado ver a Adelphos en las mismas, así estaban todos.- comente por la bajo mientras intentaba hacer memoria inútilmente.
Epifanía tomo la concha. –Esto es peor que una noche después del festival de Dionisio… See mucho peor, no hay vino con que pasarla -agregue, para estirarme, guardar la mitad de la raíz y la otra sin mucho escrúpulos tragarla de una, su sabor era realmente asqueroso.
-Me pregunto si sabrán tan bien como dicen las leyendas- comente mirando una vaca que pasaba por ahí. Me dio hambre de súbito.

-¿Cómo puedes comer eso? -comenté mientras levantaba los hombros -Las vacas... El ganado sabe mucho mejor de lo que cuentan las leyendas -musité y él me miró -No es como que las hubiese probado, pero me imagino que es mucho mejor de lo que cuentan- acoté y sin dudarlo, acerqué mi dedo a su rostro. –Como todas las cosas divinas…

Con un movimiento ligero le aparte el dedo, acuse la mirada y le apunte. –No toques… -y de pronto la mano se hizo un puño y el dolor de mi costilla se acrecentó baje la mano para llevarla al costado y después bajarla disimuladamente –A ver si terminamos con los del perímetro seguro para ver si discutimos esto de las vacas… -comente para volver a hacer un puño y dar un paso –Pregunta por criaturas mitológicas cercanas a ver que sale -comente por lo bajo, sentía como las dos costillas se movían de una forma para nada grata en mi costado derecho.

Algo le molestaba, se notaba en las muecas que a poco hacía, pero aventurarme a enterrar mi dedo en el sitio que con tanto cuidado cubría con su brazo era... Arriesgarme a perder el dedo.
-¿Es una invitación a observar las vacas de Apolo? -musité mirándolo fijamente, claro estaba, observarlas de cerca sin duda era más de lo que podría esperar.

-Es una invitación a deshacerse rápido del asunto del “perímetro seguro”- señale el mapa que portaba al lado derecho de su cadera, para después girarme y esbozar un suspiro profundo con un poco de dificultad.
- Serán vacas, serán quizás muy sabrosas, pero no me fio.- dije para mirarlas una por una. –Todo lo de los dioses un artilugio tiene- susurre, las vacas era perfectas, hasta la cicatriz del arco de Apolo era perfecta… Era como si el mismísimo Apolo hubiese bajado y las hubiese marcado.

Bueno, siendo sincera y lo más racional posible, a mí de nada me necesitaba Mor para terminar con el perímetro, poca atención pondría a mis palabras cuando siempre hace las cosas como él quiere, así que podría acompañarlo mientras terminaba aquel asunto y yo vería las vacas -Vamos entonces -musité y di un paso, él no se movió -Vamos Mor ¿No quieres terminar con este asunto? -el asintió pero no se movió, así que me acerqué y lo tiré de la capa, entonces dio un paso y se detuvo, respiró hondamente y volvió a dar otro paso, pero ahora continuó caminando -Hay algo mal contigo ¿No?

- No, no hay nada malo- mentí para erguirme con todo la fuerza que tenía y sentir un crack en el costado, como la piel cedía e intentaba recuperar su forma. Luego, tome las manos de Epifanía y las extendí, abrí el mapa que pendía de su cadera entre ellas. La voz me salió algo cortada – Criaturas mitológicas… En la isla- pregunte al mapa y un halo luminoso ligero fue robado de las manos de Epifanía. La tinta se movió ligeramente dibujando la isla en que nos encontrábamos sin tachaduras en ella, nada más que su geografía. –Perímetro seguro, las vacas lucen comestibles, sabrosas, es hora de volver con la información a la carpa -di un paso para detenerme, haciendo que esperaba a Epifanía, cuando realmente intentaba recobrar el aliento.

-¡La caja! -musité recordando mientras comenzaba a correr hacia la carpa, Mor me miró pasar, así que me devolví, tomé su mano y tiré de él para que se apurara, entonces el dio un paso, se deshizo de mi mano y cayó al suelo afirmado en una rodilla. Me detuve en seco y volví hacia donde Mor había caído -¿Seguro que estás bien?

- Si, si tu ve y corre por la caja que yo voy tras de ti- dije para intentar levantarme a duras penas. Apreté el puno en el suelo para levantarme de una, si no, no me levantaría. Listo. Ahora sí. –Yo voy a contar lo descubierto -ella asintió salió corriendo colina abajo, camine hacia Adelphos, para esbozar un suspiro antes de llegar frente a él, que lucía más de aburrimiento que de dolor – No hay sirenas ni criaturas mitológicas cerca, las vacas lucen comestibles y sabrosas, pero son de Apolo, llama a los otros, tenemos que disponer que vamos a hacer con estas vacas- le comente, para dirigirle una última mirada, el asintió. Yo seguí de largo, para apoyarme de espaldas a un árbol y sentarme lentamente, en un lugar apartado cerca de una de las carpas que había armadas. Abrí la capa y mire sin mucho ánimo el lugar donde provenía el dolor, la zona estaba negra y la piel se movía… Qué lindo espectáculo. Volví a cerrar la capa y cruce los brazos para cerrar los ojos, concentrarme en otra cosa siempre ayudaba.

Llegué al sitio en que estaban mis cosas, extrañé el arco, donde encontraría uno como ese... Bueno, no lloraré por él ahora, fue un gran compañero. A lo que venía, la caja. Levanté unas cuantas telas, encontré un himatión y tras mirar mi ropa y mirar el himatión limpio y entero... No me quedó de otra. Así que agarré el himatión entre mis manos y luego tomé la caja. Llegó entonces Keops tan activo como siempre y en menos de dos movimientos ya tenía la caja entre sus manos. Lo miré, el me miró con una sonrisa juguetona y acusó que tenía un dolor horrible en el cuello, así que como no pude resistir su rostro de "por favor" y "gracias", terminó con un trozo de ambrosía entre sus labios y yo terminé con un abrazo suyo y la caja nuevamente cerrada. Entonces volví con Mor, justo al tiempo en que él volvía a cubrirse con la capa tras exponer una marca enorme y negra en su costado. Negué.
-Ten, necesito que cuides de esto... -musité entregándole la caja, él acusó la mirada -Keops, por alguna razón descubrió el origen de la caja y ya me asaltó con un poco así que...
-¿Y tú donde irás? -sonreí mientras tomaba un mapa y buscaba un lago o algo por el estilo lo más cercano -Necesito cambiarme esta ropa -musité -Así que este lago servirá -entonces extendí el mapa también en su dirección y comencé a caminar con el himatión en mi brazo, entonces me devolví y tomé nuevamente la caja, moví un par de piezas en la tapa, otra en un costado y miré a Mor -Lo cerré, para que no tengas tentaciones -menté y le entregué la caja, que tras un sonido de click, se abrió. Y al fin fui a cambiarme.

La mire marcharse hacia, no sé qué lugar la verdad había por aquí cerca para cambiarse, mis ojos miraron la caja. En otro momento siquiera hubiera esperado el “acto cordial” de Epifanía, pues hubiese abierto la caja como fuese y sin cuidado me las hubiese comido todas, pero ahora, ya había ingerido otra cosa antes… Y realmente no estaba seguro si ocurriría algo peor.
Recordé a Hades, hasta pude sentir un escalofrío, yo… No podía comérmelo. Tuve la mala espina de que ya ahora, tenía problemas… Los huesos dieron otro cambio de posición brutal, la piel se movió, me encogí, para escuchar los gritos de Adelphos llamándolos a todos. No creo que le molestara si llegaba tarde.

Llegué un pequeño riachuelo y lo seguí por una colina hacia arriba. Era agua fría y cristalina, cargada de flores narcisos y hojas de manzanos. Llegue a un pequeño lago a una gran distancia del sitio del campamento, pero en este momento no temía que nada peor que las sirenas apareciera, menos después de que el mapa no mostrara nada.
Me quité las sandalias y luego la cuerda de mi cintura. Mi traje estaba sucio, plomizo y desgarrado, así que lo amontoné a un lado y luego me metí al lago, el agua fría de inmediato me puso la piel de gallina y me dieron escalofríos, aunque agua más fría que la del mar no había. Me sumergí completamente, un baño de agua cristalina era lo más deseado en este momento, después quizás traería a Cyrene y a la chica nueva.
Me relajé durante un rato, era todo tan apacible y tranquilo, más se veía hermoso con las flores de narciso. Cuando repentinamente sentí un ruido proveniente desde el otro lado del lago.

De pronto sentí un último dolor agudo y la piel se calmó, suspire. Por fin.
Me levante con la cajita, para dar pasos hacia la carpa, con el cuerpo un poco resentido, con un sabor como a hiel en la boca, pero casi como si nada.
Llegue al círculo para recostarme en uno de los árboles.
-Yo no creo que comerse las vacas sea buena idea… Si caímos aquí es probablemente porque quieren que lo hagamos y si quieren que lo hagamos es por qué ocurrirá algo malo –dijo Cyrene.

-Pero Ya nos aseguramos que no son ninguna cosa extraña, son solo vacas ¿Qué podrían hacernos?- agrego Keops.

Me metí en el agua y me refugié junto a una roca -Qué buen escondite- pensé. Entonces los arbustos se movieron fuertemente, el sonido de una rama quebrándose y cayó un tronco suelto desde un árbol al agua, me sobresalté y pegué un grito e inútilmente busqué mi arco, no... Cómo no tenía el arco tomé una piedra y me cubrí el pecho. Entonces los arbustos volvieron a sonar y entonces apareció un cuerno liso, reluciente... Perfecto. Mi espalda se relajó y mi mano soltó la roca... Una vaca -Es solo una vaca- pensé. El animal avanzó hacia el agua y acercó su hocico al agua. Sonreí levemente.

-Miren yo propongo que nos las comamos y lo que quiera hacernos Apolo que lo haga, así mejor, Adelphos cumple otra par de su apuesta y acabamos con el hambre, dos pájaros de un tiro- comente desde mi lugar y todos voltearon con distintas reacciones - Además Apolo no tiene jurisdicción en la noche… Así que podríamos comerlas, madrugar, y estar preparado para cualquier cosa que a Apolo se le ocurra a hacer en venganza. Punto.- dos asintieron, Cyrene me miraba estupefacta. Patroclo ya empezaba a mirar cual vaca comerse primero. Al parecer había gustado el plan. Para finalizar agregue. -Si me voy a morir, que mejor cosa que decir sí, yo comí la mejor pierna de res asada de mi vida, y era del rebano del sol… -ya eso le quito la seriedad al asunto y todos volvieron a sus asuntos. Excepto Keops que decía… “tienes toda la razón”.

 
By Double_Angy & KatrinaxStevens