28.5.11

Cap 165

Zorba

Estaba repasando mis notas para poder ayudar a Epifanía a mejorarse totalmente cuando Circe entro en mi habitación.

- Se irán pronto- dijo simplemente. Sabia que estaba sonriendo, siempre lo hacia. En mi cabeza retumbaba la petición de irme con ellos. No, ella no me dejaría, tenía que quitarme ese pensamiento de mi cabeza.
- Dime, ¿Te gustaría seguir siendo humano Zorba?- dijo mientras se acercaba lentamente.
- Esta claro que conoces la respuesta y es un gran SI- dije cerrando mis notas, recostándome contra el respaldo de la silla
- Entonces me tendrías que servir para otro propósitos- dijo susurran dome al oído, mientras me acariciaba el cuerpo.

Un escalofrío me recorrió toda la espalda, mientras un sudor frío me recorría la frente, así que, ¿Este era el destino de los dioses para conmigo? Ser el juguete de circe o ser su almuerzo.

- ¿Qué tipo de servicios?- dije mientras daba un largo suspiro.
- Necesito tu arte como medio para un muerto- dijo casi riéndose.
- No puedo resucitar a...- comencé a decir pero me interrumpió rápidamente
- Quiero que lo desfigures que parezca que ha sido aplastado por rocas, ya sabes, ese trabajo que os enseñan a los médicos

Me parecía increíble. ¿Acaso estaba matando al grupo? O quizás... Algún gigante... Me quedé en un estado de estupefacción y me deje llevar hasta el cuerpo.
Recordaba haberlo visto en alguna comida, pero ¿Por qué el misterio? ¿Que había pasado para que no le hiciera como a los demás, pero poder ser humano a cambio de aquello, traicionar la fe de Epifanía... No, no podía, no sabía porque, pero no podía hacerlo.

- Circe yo....- empecé a decir pero las palabras se me atragantaron.
- Hazlo y seras libre para siempre, incluso recuperaras todo lo tuyo.

Era mi imaginación o acaba de decir que sería libre, no podía pensármelo, y comencé a desfigurar el cuerpo, mientras las lágrimas recorrían mi rostro por el sentimiento de culpabilidad.

A la mañana siguiente, dieron la "desafortunada" noticia, yo casi no comí, no podía ni siquiera mirar a lo que Circe se refirió como "Mi primera obra de arte" después de la comida, Circe llamó a Epifanía y a continuación a mi, allí estaba mi arco tal y como lo había prometido.

- Todo tuyo campeón, a por cierto, ya no me sirves de nada aquí, así que, ¿Por que no desapareces con esos mortales?

Mis ojos se abrieron de sorpresa, acababa de decir que me fuera de la isla.

- Aunque si quieres quedarte....
- Ni por todas las riquezas del mundo- le dije mientras cogía mi arcón,pesaba mas de lo que recordaba, pero era indiferente, cuando el barco estaba zarpando, salí de la casa mientras arrastraba el arcón, Epifanía, miraba a la casa impaciente como si esperara mi llegada, cuando llegué a donde  ella se encontraba le pregunté.
- ¿Esperas algo?
- A ti- dijo sonriendo.
- ¿Cómo estabas tan segura de que yo...?- pero se había puesto de moda interrumpirme.
- Lo sabia- dijo simplemente y subió al barco, acto seguido subí yo, y deje el arcón en el camarote que me asignaron, miré el arcón y había algo envuelto en trapos que parecía un arco, pero no le di importancia, si era de esa bruja a saber lo que podría ser, pero el arma me recordó lo acontecido la noche anterior, y la desesperación de mi alma. Las lagrimas mis ojos, sin poder remediarlo me puse a llorar en el suelo. Tras unas horas después, agradecí que no hubiese habido nadie cerca para verme ni escucharme, o al menos eso pensaba. Salí, dirigiéndome hacia la cubierta donde había un gran ajetreo habían rescatado a una muchacha, la cual parecía deshidratada, rápidamente le trajeron agua y me llevaron con ella para que le ofreciera mis cuidados.

-Nunca pensé que me iba a ver rodeado de tantas mujeres cuando entré en esta profesión- dije sonriendo para ver si reaccionaba.


by Irvine Kinneas

Cap 164

Mor

Y las estúpidas parcas lo habían logrado… No podía dormir.

Nos turnábamos para las guardias, ya que estábamos en alta mar,  territorio de Poseidón y por consiguiente, totalmente a la deriva de sus caprichos. 

El barco estaba serio y sombrío, como en un luto silencioso. Patroclo hablaba solo cuando era requerido, el resto estaba meditabundo, conversando acerca del rumbo y lo extraño que había sido la muerte de Demtrius. Extraña, pero al parecer sin solución alguna aparentemente.

Yo, por mi parte, sencillamente no dije nada, no comenté nada, no hacía nada sospechoso, solo vigilaba.

Mis ojos se clavaban en el mar, mientras sentado en la parte más alta de la embarcación observaba, hasta llegué a tomar dos turno seguidos, pues tenía insomnio, estaba aburrido, y con todo esas palabras no podía hacer más que pensar.

Baje la mirada levemente al escuchar el curso del barco. Y es que no era necesario que estuviese allí ¿Para que? Si el mapa ahora era el que decidía a dónde íbamos. Subí la vista y volví a mirar el mar. Me pareció ver algo brillante y de un color grisáceo, como un pescado de grandes dimensiones, pasando de largo rápidamente bajo nuestro haciendo un ligero chapaleo. Me levanté estrepitosamente. 

Todas las miradas se clavaron en mí repentinamente, pues había estado casi inmutable, sentado y de pronto me movía tan rápido. Creo que hasta más de uno se preguntó a que se debía el milagro. Pero no era nada. No, lo más probable que había sido un pescado, eso quería pensar.

-Creo que paso un pez… por debajo del barco…- comenté. Cyrene me tiró algo regañándome por qué le había asustado, le esquive sin problema, varios dieron un gran suspiro y Dinethos frunció el ceño, había entendido a que iba.

Me volví a sentar… Todos seguían con sus actividades, varios dormían. Comencé a mirar a cada uno, pensando. ¿Que habrían querido decir las parcas?

De pronto unos movimientos, me giré era Dinethos.

- En la noche nadie pesca porque los peces están durmiendo…- comentó mientras se sentaba y miraba también.
- Exacto… por eso que hay que estar alerta- le respondí sin mirarlo.
- ¿Siempre eres tan apartado y callado?- preguntó mientras sacaba algo de su bolsillo, un instrumento, al parecer para mira de lejos y comenzó a mirar el horizonte.
- ¿Y tú eres así de preguntón cuando estas en alta mar, siempre?- le respondí mirándole brevemente y volver a mirar el mar.

El chico rió.
Cruce mis brazos y piernas y me recosté más en el madero.

-Mor… ¿Te llamas Mor no?- pregunto. Yo le miré bufando con cierto fastidio.
- Tienes que ver esto…- pasándome el objeto. Miré a través de él y pude observar una barca. Un brazo colgaba de él.

Cuando fui a entregárselo ya Dinethos no estaba, pues estaba contándoles a todos lo visto.
Volví a mirar y el brazo ya no estaba…
Al parecer estaba vivo.

-Hay que acercarnos- comentó Heracles.

Yo seguía mirando… En caso de que la cosa no fuera tan indefensa como parecía.
El barco comenzó a acercarse, y todos se acercaron a ver que era, quien era.

Yo me giré de donde estaba, expectante, de vez en cuando mirando hacia otros lados a ver si esto no era una trampa.

- Súbanla cuando alce los brazos- gritó Heracles, mientras descendía hasta el pequeño barco y se escuchaba un sonido sordo en su suelo.

Yo no me moví de mi puesto. No, ya eran demasiados allí.

Un esfuerzo por parte de Adelphos, Dinethos y Zorba y subieron a lo que al parecer resultaba una chica, seguido de Heracles… Calisto y Zorba corrieron a auxiliarle.

-Al parecer ha estado demasiado tiempo al sol, esta como deshidratada- decía Zorba mientras comprobaba su estado.
- Agua- pidió Calisto y ya todo se había vuelto un alborozo con gente corriendo de un lado a otro.

Un par de minutos más y la chica desapareció, se la llevaron a uno de los camarotes en la parte de abajo. Yo sencillamente volví a cruzarme de brazos y piernas y seguir vigilando. Mientras se escuchaba el alborozo.

De pronto alguien subió y se sentó al lado mío.

- Pareces una estatua… ¿Vas a tomar otro turno?- comentó.
- Lo más probable…- respondí, mientras seguía mirando.
 

by Double_Angy

24.5.11

Cap 163

Heracles

Mi vista se clavaba en esa pequeña masa oscura que iba desapareciendo lentamente de la mirada de todos. 

Cosas terribles habían pasado allí, pero también algo fascinante y maravilloso como la aparición y el encuentro con Sion, lo que me dio suficientes fuerzas para afrontar cualquier cosa que se cruce en mi camino de ahora en adelante... Fuerzas para vengar sus muertes, y fuerza para reunirme con ellos cuando todo esto termine.

Un aleteo se escucho, y en unos momentos Midhos se posó en mi hombro. Lo miré y sonreí, acariciando su cabeza. 

- No sé exactamente como llegaste a mi vida, pero agradezco ese día en que ese extraño te dejó conmigo...- le dije mientras acariciaba su pecho. – Pero te recomiendo que dejes de comer o terminaras explotando...- acoté, el chilló y me mordió despacio. – Ya ya... Solo decía, puedes comer cuanto quieras- reí un instante. Y luego volví mi vista a la isla, ya casi no podía verse.
- Tu turno de descansar...- dijo Cyrene mientras aparecía cerca de mí.
- No estoy cansado, así que puedo acompañarte un rato si quieres...- le dije mientras me giraba.
- Claro, gracias... Será más tolerable el tiempo si no estoy sola...- dijo y rió un poco.
- Esta bien, entonces mantendremos la guardia hasta que le toque al siguiente...- le respondí, mientras le hacia una seña a Midhos y este volaba hasta posarse sobre una de las velas superiores.
- Espero que no haya problemas por aquí...- dijo.
- No te preocupes, estas aguas parecen muy tranquilas...- dije y camine hasta el otro extremo para observar el mar, iluminado por una grande y brillante luna...

Los minutos pasaban, le manifesté a Cyrene mis sospechas de la muerte de Demetrius y resultó que también las compartía, sin embargo seguíamos en un punto ciego, el juramento que había hecho Circe era inquebrantable, de ahí en adelante ya no teníamos nada. También aproveche para retomar esa conversación que tuvimos posterior a la cena en que Circe nos aviso de la muerte de Demetrius. La chica era valiente, de eso no tenia dudas, pero cuando el momento de enfrentar a Artemisa llegase... Ahí veríamos cuan capaz era esta chica, yo en lo personal confiaba en ella, pero bueno.

Midhos vigilaba con ojo avizor los horizontes, pero no veía nada sospechoso. Me resultó extraño pasar tanto tiempo en estas aguas y no meternos en problemas, tal vez nuestra suerte cambiaba... Pero solo tal vez. Estar en conflicto con los dioses significaba que la paz y la tranquilidad duraban muy poco, lamentablemente para nosotros, e incluso para ellos si nos enfrentaban.


by Silius

Cap 162

Adelphos

- Al parecer... El guerrero salió a caminar, no lo sé bien. Se aventuro fuera de los límites de la mansión y mas allá aun, ya siendo territorio de gigantes...- creo que la mayoría empezaba a darse una idea de lo que le podría haber pasado con el pobre Demetrius. - Y en un desafortunado suceso, fue víctima de una trampa hecha por los mismos...- Circe hizo una pausa, como si relatar esto se le hiciera extremadamente difícil. Mentía... Sabía que mentía. - Una trampa que... al estar diseñada para atrapar a presas mucho más grandes... Terminó con la vida de su compañero de una manera atroz y despiadada- nuevamente una pausa, me observo un instante, luego a los demás, si mentía, era una excelente actriz... Y eso era lo que creía. Era una historia... Inverosímil, por muchos motivos.

Todos estábamos algo atónitos, escépticos también ante tal historia. ¿Por qué se aventuraría Demetrius lejos de aquí? El era en verdad el mas “tranquilo” de los hombres de Patroclo...Y lo que es mas extraño, él era un sujeto inteligente, ¿No vio lo que según los sirvientes de Circe era una gran trampa para grandes presas? Muchas preguntas y pocas respuestas, típico de alguien que oculta algo... ¿Sin embargo que podíamos hacer? Culpar a Circe no seria inteligente, ella había hecho un juramente, y no se me ocurría quien mas podría haberle hecho eso a Demetrius... Suspire, ¿donde estaría Patroclo? Rivalidad o no, ya había perdido muchos hombres en esta incursión contra los dioses.

Con un silencio casi sepulcral, que era roto solamente por los comentarios que se hacían Zorba y Dinethos, la cena llegó a su final. Estaba furioso en mi interior, porque sabia que Circe había tenido algo que ver, ¡Y a su vez era imposible porque había hecho el maldito juramente de los dioses!

Di un golpe a una de las paredes del pasillo que conducía a la salida. Impotencia era lo que sentía en estos momentos, pero... Ya no había nada más que hacer, el barco estaba terminado y debíamos seguir nuestro camino lo más rápido posible. No quedaba otra que presenciar el funeral de Demetrius, e irnos de una vez por todas de esta maldita isla.

El día comenzaba a irse de nuevo, todos observábamos con diferentes sentimientos, como las llamas consumían el cuerpo de un valiente guerrero, que había muerto en una situación tanto trágica. Sospechosa. Observaba a Patroclo, con rostro inalterable ¿Acaso se habría formulado las mismas preguntas que yo? El, tan temperamental, ¿No dijo nada sobre la muerte de su hombre?

- Crees como yo que todo esto es un tanto... ¿Sospechoso?- le dije en voz baja a Patroclo, luego de acercarme a el lentamente.
- Fue un accidente, tienes que aceptarlo...- musitó este sin dejar de observar las llamas que consumían a Demetrius.
- ¿No te resulta sospechoso? El era bastante inteligente... Además, ¿Aventurarse en tierras gigantes?- le pregunte en voz baja, pero con fuerza y escepticismo al final, el se giro y por primera vez me miró.
- ¿Crees que no lamentare su perdida? Esto es una guerra, hay que estar preparado para ello... No se porque habrá hecho eso, pero no tenemos tiempo de averiguarlo... Ni tu, ni yo queremos pasar un minuto mas en esta isla, ¿Acaso me equivoco?- respondió de la misma forma en que le hablaba. Sus palabras eran duras, frías y a la vez temperamentales. Negué con la cabeza lentamente, aceptando que lo que decía era verdad... – Entonces cierra la boca, y larguémonos de aquí de una vez por todas...- agrego. Cerré los ojos un instante, tenia razón, no había pruebas que demuestren lo contrario sobre la versión de Circe, lo mejor seria marcharnos de aquí.
- ¿Cómo esta él?- un gran brazo me detuvo. Miré a Heracles quien señalaba disimuladamente con la cabeza la posición de Adelphos.
- Como siempre, frió...- le respondí negando con la cabeza. - ¿Piensas como yo que todo esto es muy sospechoso?- le pregunte, confiando en que alguien mas pensara como yo.
- No lo conocía como tú o Patroclo, pero lo que alcance a conocer de él me dice que no era tan idiota como para alejarse de aquí, y aun mas, caer en una trampa de gigantes- respondió él, bueno, al menos pensaba lo mismo que yo. – Sin embargo sabes que hay un juramente de por medio...- agrego, asentí. – No hay dudas de que es sospechoso, pero no tenemos nada más...- acoto y volvió su mirada a las llamas.
- Tienes razón...- le dije, y luego solo espere a que todo terminara.

Patroclo fue quien marcó el final del funeral, pues debíamos irnos. Así de esta manera y con el anochecer por caer sobre nosotros, subimos al barco aun observando a lo lejos el fuego que llevaría a Demetrius, esperaba, a un lugar mejor que este. Circe nos despidió con tristeza, junte fuerzas de donde pude para no hacer una locura, sin duda Circe me desquiciaba. 

El barco zarpo, y aprovechando el viento que se había levantado, observamos con asombro la velocidad que llevaba este. No había dudas de la capacidad de Dinethos, aunque por ahora seguiría vigilado como todo aquel que recién se nos une.

- Veo que nos conseguiste un doctor...- dije a Epifanía que se apoyaba en la baranda del barco, observando como nos alejábamos mas y mas de aquella isla. Ella me miro y sonrío apenas, hombre de Patroclo o no, había demostrado ser un buen hombre y le demostraríamos respeto el tiempo suficiente.
- No fue difícil...- dijo ella pensando un momento, luego se dio cuenta de que la miraba pensando en lo que ella pensaba. – No fue nada importante... Lo que si es importante es que salimos de esa isla...- agregó cambiando de tema, le seguí la corriente.
- Pensé que nunca nos iríamos de allí... En fin, ¿Sabes cual es nuestro próximo destino?- le pregunté, ella frunció el ceño.
- Ahora que lo dices... No...- y luego de escucharla no pude evitar sonreír y negar con la cabeza.
- Espero hayas traído el mapa ese...- le dije, ella asintió. – Y procura que esta vez no te quite toda tu energía vital...- acoté mientras me iba de allí ante un “¡Hey!”, medio bajo por parte de Epifanía. Sonreí...


by Silius

23.5.11

Cap 161

Cyrene

Circe nos había dado un anuncio que no esperaba, y que para ser sincera, jamás hubiese esperado que ocurriera. Una de las personas a las que me había unido, con la que había viajado, había muerto, de una forma que más de uno presentía como extraña y más cuando llegó Patroclo asegurando que, por poco no hubiese reconocido el cadáver. Todos habían ido abandonando el comedor hasta que me quede sentada sola, en uno de los pasillos que conectaban la sala paso una pantera, negra como la noche, y aunque estaba alejada de mi por mucho, se percibía lo sedoso del pelaje, me observó largo rato y le sostuve la mirada, digo, muchos de estos animales pudieron ser humanos alguna vez así que...

- No te quedes aquí sola, nadie querría que te pasara nada- comentó Heracles posando su mano en mi hombro, alcé el rostro y lo miré con tristeza.
- Yo... Vi a un dios morir, y sentí pena, pero aun sin presenciarlo, saber que un compañero murió, me duele, no me había puesto a pensar en que alguno pudiese morir... Aunque era absurdo creer que todos saldríamos de esto.
-Son cosas que pasan aunque lo detestemos.
- Jamás había perdido a nadie que conociera, y ahora comprendo que... cuando llegue el momento, incluso deba matar a una persona que lo significó todo para mi.
- Cyrene- comenzó sonriendo para darme ánimos- si tu no quieres, no tendrías por que matar a...
- ¡No! Heracles, yo...-comencé mientras me ponía de pie y lo miraba con determinación- yo no permitiré que nadie más mate a Artemisa, eso lo haré yo misma, creo que... Es algo que ambas deseamos después de todo. Yo la amo como nadie más puede hacerlo. Aunque suene absurdo.

Bajé la mirada y volví a alzar el rostro sonriendo un poco y nos fuimos del comedor.

Después de algunos preparativos quedó todo para el funeral de Demetrius y también para zarpar, la ceremonia fue corta, pero fue la primera que presencie en mi vida.

_Me pregunto si Artemisa habrá hecho algo así por mi madre... Y también, espero poder hacer algo por ella cuando muera. O que ella lo haga por mi_

Todos subimos a bordo, incluso aquellos que acababan de unirsenos, el viaje aun continuaba y sería sumamente largo, ¿Llegaré a ver el final? Y si es así ¿Qué es lo que haré con mi libertad? ¿Realmente todo esto es algo que quiero? Quizás lo que realmente me hace pensar que lo que hago esta bien, es que he experimentado cosas que le corresponden a los humanos, no soy más un ser que pertenece a una diosa... Poco a poco, estoy siendo más y más humana.


by wolfmanhunter_Lilith

22.5.11

Cap 160

Epifanía

La mañana pasó y en poco tiempo, el barco estuvo listo. A decir verdad, estuvo listo, cargado y solo restaba marcharnos, pero llegó la hora del almuerzo y todos nos dirigimos hacia el gran salón.

El banquete, igual que los días anteriores, rebozaba en carne, verduras, vino y frutas. Todos comían muy tranquilos, por mi parte tenía un menú rico en carne, tortillas, pan y leche, dictado directamente por Zorba, y a pesar de desconocer totalmente su procedencia, lo comí, con la esperanza de dejar de sentir la fatiga y el cansancio, que no me dejaba siquiera levantarme con facilidad... Menudo mapa.

- Debo hacer un anuncio -musitó repentinamente Circe mientras entraba en el gran salón, vistiendo un traje largo y negro, que hacía juego con su cabello. Todos detuvimos nuestro almuerzo y la miramos, a la espera de que diera alguna noticia como: "Los gigantes pisaron su barco y deberán quedarse más días" o "las fieras están en su barco y se comieron sus provisiones", eso sería lo último que faltaba -He recibido hoy un el cuerpo de lo que creo, es uno de sus compañeros -continuó, todos nos miramos en busca del que faltaba, pero ni Patroclo ni Demetrius se encontraban en la mesa, parpadeé sin creerlo, podía se que... -El joven Patroclo está ahora con el cadáver -entonces no es él, suspiré -Al parecer...

Todos escuchamos atentamente, y sin poder creerlo, como Demetrius había terminado con su vida de una manera tan... Inverosímil, al menos para mi, pues el, de todos los guerreros que habían llegado con Patroclo, era el más tranquilo. En fin, se nos anunció que el funeral sería en seguida terminara el almuerzo y se retiró. La mesa quedó en silencio, Zorba y Dinethos hacían comentarios y preguntas, pues claro, no los conocían, que habría de importarles, y no lo digo en un mal sentido, simplemente lógico. Pero nosotros que si lo conocíamos, habíamos quedado en un estado pensativo, ¿Tristes?... quizás Patroclo. En fin, la noticia era algo bastante chocante, por lo demás.

Al fin terminé de comer el pan, la leche, un poco de carne... Y cuando comía un racimo de uva de un color morado intenso, Circe me mandó a llamar. La sirvienta me ayudó a levantarme y a llegar al cuarto de la mujer, quien sentada en la enorme cama, me indicó que tomara lugar junto a ella, más soy lo suficiente desconfiada como para sentarme, con recelo, a los pies de la cama.

-Querida... Que lastima lo que te sucedió con el mapa -musitó mientras negaba con fingida tristeza -Sinceramente, jamás creí que utilizara tal nivel de energía vital... O será que tu no tenías mucha -e hizo una mueca con sus rojos labios. Sonreí
-Entiendo a que te refieres -dije mientras asentía y mordía mi labio. Quizás lo que estaba a punto de hacer me saliera para atrás, o quizás fuera un acierto... La verdad, no es bueno jugar con los dioses, pero si había una situación en la que tuviera la ventaja, era ahora. Hazlo -El asunto es el siguiente -musité y la miré fijo.
-Escucho -respondió con una sonrisa perspicaz, sabía lo que pensaba.
-Bueno... No se de que tantas formas se pueda interpretar un juramento... Pero al ser tu quien nos entregó el mapa, por muy indirectamente que haya sido... Está en tu responsabilidad el que yo casi hubiese necesitado compartir funerales con Demetrius -dije sin alterar mi expresión, la mujer se acomodó en su cama, con la misma sonrisa en sus labios que en un principio.
-Tienes una manera muy... Lógica de obtener lo que quieres -comentó.
-No es lo que quiero... Más bien lo lógico, como has dicho -ella asintió.
-Bien... continua.
-Bueno... El asunto es, quizás sea más un convencionalismo, pero me parecería injusto marcharme sin alguna compensación -sonreí, al igual que ella.
-A cambio de haber casi roto el juramento, me parece justo -de pronto su rostro se tornó serio -Pero debes saber, que la justicia no es mi ideal de... "Convencionalismo".
-Lo se. Por eso es que lo que pido, me parece un precio bastante bajo para lo que deberías darme -apunté mientras ella asentía divertida ante mis palabras.

Se levantó, recorriendo su habitación hasta llegar a una mesa, sobre la que varios frascos y botellas hacían lucir una colorida alacena de ingredientes desconocidos. Se apoyó en la mesa y desde aquel sitio, me miró sonriendo.

-Me parece increíble el valor que debiste haber juntado para hablarme de esa forma, considerando que soy tu anfitriona y además, una diosa -tragué saliva, mientras la miraba desde la cama.
-Confieso que me resguardo en el juramento de los dioses... aunque lo que estoy diciendo, en verdad lo pienso -la mujer rió unos segundos, luego tomó dos botellas, una de vino y otra de algo que parecía miel. Las vertió en una copa dorada y bebió un trago.
-Es eso realmente lo que me preocupa... -asintió mirando su copa y luego a mi -Anda... ¿Qué es lo que quieres? -la miré, respiré hondo y mantuve la compostura y seriedad.
-Quiero que permitas que Zorba nos acompañe.
-¿El cerdito? -dijo despectiva mientras enarcaba una ceja.
-No. El medico.
-Interesante elección, considerando que podías pedirme que te devolviera la fuerza vital.
-Quizás habría sido una opción mucho más conveniente y mil veces más egoísta .. Después de todo, con lo que te pido, Zorba no es devorado como una bestia y con sus conocimientos, podría ayudarme a recuperar la fuerza y mejorarme por completo -respondí, Circe rió con fuerza, realmente divertida, yo no el veía el chiste.
-Me parece una lógica mucho más conveniente que la mía... Y te diré lo siguiente, acepto tus términos simplemente por la creencia que pusiste en tus argumentos -sonrió y extendió la copa en mi dirección -Deja que el vino y la miel te devuelvan la energía vital -la miré, tomé la copa y luego negué.
-Pero yo...
-Descuida, que el medico podrá marcharse con ustedes, saldando así mi deuda contigo... -asentí -Ahora, te doy de este vino y miel especial, por que tengo claro, al igual que tu, que jamás recuperaras aquella energía perdida para cuando la necesites -musitó - Y lo hago porque simplemente, creo que eres digna del valor con el que has venido aquí, me has dado un agradable y divertido momento... Pero no lo repitas -advirtió. A pesar de aún desconfiar de cada palabra que la diosa decía, acerqué la copa a mis labios y tras oler previamente el elixir, di un trago, y dos y al tercero ya lo había acabado.
-Digna desconfianza de un ciervo de Atenea -musitó recibiendo la copa de regreso mientras negaba.
-¿Cómo es que sabes?
-El sabor de tus labios es inconfundible, querida.
-¿Que el que de mis que?
-No hay mejor forma de saber a quien sirve un humano, que por el sabor de su cuerpo -musitó mientras dejaba la copa en la mesa, extendiendo aquel silencio, luego se acercó a mi -Tu querida, desprendes aquel aroma de razón y guerra -musitó mientras pasaba suavemente su dedo por el borde de mi labio inferior. Moví el rostro bruscamente, alejándome de su mano, ella trajo la mano a su pecho y sonrió -Ya estás curada -comentó y luego se volvió a recostar en la cama.
-Creo que no tenemos ningún asunto más que discutir -musité, ella negó aun sonriendo.
-Nos vemos en seguida... En el funeral... Epifanía -sonrió y tras lograr levantarme sin ayuda de nadie, salí del cuarto y me dirigí a donde se quemaría el cuerpo de Demetrius.
-Por Zeus... ¿Cómo sabe ella a que saben mis labios? -pensé mientras pasaba mi dedo índice por ellos, recordando aún y sin entender las últimas palabras que había dicho.

Bueno, de todos modos había obtenido algo, más que algo, dos cosas y por los dioses, que bien se sentía caminar sin deber agradecimiento a alguien más por ello.
.-.-

Se había levantado una hoguera de madera seca. Estaba todo rodeado de frascos de aceites esenciales, que una a una las sirvientas de Circe esparcían al rededor de la hoguera y del cuerpo de Demetrius, a la vez que pronunciaban suplicas y frases rituales dirigidas a las divinidades del Inframundo. Circe apareció vestida de negro, seguida de una comitiva de sirvientas, de igual indumentaria. Indicó a Patroclo una antorcha, este, con el rostro inalterable la tomó, se acercó al cuerpo y posó una moneda en cada uno de sus ojos, luego encendió la hoguera y se alejó. Observó las llamas arder durante una hora, quizás menos.

-No tenemos tiempo para esperar... Demetrius lo entenderá -afirmó y se retiró.

Uno a uno nos fuimos retirando hasta que él ultimo, Calisto, esperó que llegaran por él, pues el barco zarparía en unos minutos y de cualquier modo, nadie alcanzaría a ver como se apagaba la última braza más que Circe y sus sirvientas.

Circe se despidió con falsa tristeza. Al menos se tomó la molestia de fingirlo, a diferencia de nosotros, que no teníamos ni la menor intención de esconder lo alegres que nos encontrábamos por abandonar la isla.


by KatrinaxStevens