10.2.11

Cap 133

Epifanía & Mor

Aun no podía creer que había sucedido. ¿Es que acaso la comida tenia algo? Que maldito y sucio día, no, noche, una maldita y sucia noche. Miré una vez más por el balcón de la habitación y suspiré. Pasé mi mano por mis labios una vez más, pero con rabia, con ganas de borrar el contacto que el imbécil había hecho con ellos... Maldición -Ahora si que Atenea me mata- pensé mientras me sentaba en el borde del sitio, en aquel instante sentí como los vidrios del florero sonaban en la alcoba. Me apresuré a levantarme e ir a ver que era...
-¡Sal de aquí Mor! ¡Sal ahora! -grité mientras fruncía el ceño en su dirección.

Fruncí el ceño. ¿Y yo que le había hecho ahora?
- Saldría… pero hay un felino rondando por aquí y no le caigo muy bien que digamos… Además, ¿Por qué rayos me gritas?- le dije tranquilo, mientras paralelamente escuchaba los pasos del felino.

- Me importa un rábano si afuera esta el mismísimo inframundo Mor. Sal- dije mientras caminaba en su dirección, pero no tanto - Sal ahora que estoy realmente molesta contigo después de lo que hiciste- agregué mientras fruncía el ceño... Pero que tranquilidad con la que se presentaba ese... Idiot. 

Volteé en su dirección, algo había aquí que no cuadraba. Mantuve la postura. - ¿Y que se supone que te hice?, porque por mi parte, estaba recorriendo los pasillos desde que se fue Cyrene- comenté pausadamente, no entendía todo histerismo, mientras, daba un par de pasos hacia a el lado un poco lejos de los vidrios, puesto que no creo que estar en ese lugar sea muy sano.

- ¿Qué clase de juego estás jugando? -musité mientras me cruzaba de brazos y lo miraba fijo - No te acomodes... Ya te dije que te fueras- musité y mientras el se seguía moviendo, ignorándome  Comencé a sentir rabia, rabia mezclada con frustración y cansancio, muucho cansancio. Puse una de mis manos en mi cintura y la otra se dirigió a mi frente, respiré pausadamente y lo miré - Está bien ¿Necesitas que te repita lo que hiciste? Porque no veo la razón para que lo hayas olvidado, después de todo, te veías muy seguro... 

Me perdí de algo definitivamente.

- ¿Enserio? ¿Seguro?, eso quiero oírlo, para al menos saber de qué me estas hablando para comprender, ese estado tuyo de histeria… Que realmente me parece innecesario- comenté –Además esta habitación es de los huéspedes, y yo también soy uno, y me voy cuando lo desee, pero te advierto, de aquí no sale nadie hasta que no me expliques- mascullé cruzando los brazos
– Así que habla.

- Pero que maldito eres -musité mientras negaba con la cabeza. ¿Acaso era real? podía estar diciéndome esto después de que... de que me beso - Puedo suponer que es una broma -dije y el negó. Retuve el aire unos instantes y luego suspiré -Bien. Te capitulo. Pretendes dormir aquí luego de que, vinieras antes, te acostaras en la cama, me aplastaras y no conforme con eso, me tiras de la cama y me besas... ¿Y pretendes que me quede tranquila? -dije mientras me cruzaba de brazos en su dirección. Juro que si tuviera otro florero se lo lanzaría.

¿Y entre medio de cuando hice yo eso? A claro, después de que Cyrene se me tirara encima y Amisthy me empujara hacia la habitación de Circe.
- A ver… Modera tu vocabulario, yo no estoy aquí pegado al suelo para que me digas lo que te venga en gana- me erguí y le miré fijamente - Dos… Yo, estuve en el banquete hasta un rato y después comencé a recorrer el palacio- apunté hacia la puerta - De eso te puede dar crédito quien quieras. – volví a cruzarme de brazos. - Después decidí irme a acostar ¡y a que no adivinas que!, ahora estoy aquí escuchando los ataques de histerismos de una niña que imagina cosas- le dije sin alzar la voz, yo no era los que andaba gritando. - Cómo verás entre medio no está tu historia, porque sencillamente nunca pasó- concluí – Y se porque imaginas ese tipo de cosas, al parecer Circe colocó algunos afrodisíacos en sus comidas, así que si todavía tienes los efectos, será mejor que me vaya de aquí, he tenido suficiente odiseas con las mujeres, para encontrarme con. Esto- y le apunté.

- Así que ahora soy yo la que imagina cosas - dije asintiendo mientras me volvía a cruzar de brazos y me mordía el labio inferior. Tenia tantas tantas ganas pero de romperle la nariz en este momento, no se, de empujarlo por un acantilado y no verlo más - Claro, el afrodisíaco está en nuestra comida... ¿No será en la de ustedes? Mira que antes de que vinieras aquí, y no estoy mintiendo, vino Patroclo y Adelphos... Ninguno agradable, es más, por uno está el florero roto... Pero ese no es el asunto. Yo solo comí ensaladas... Ya te lo dije, nada m... - musité y algo no me cuadraba en este momento.

- ¿Patroclo? ¿ Adelphos?- gruñí - Ambos se levantaron quizás antes de que yo me fuera, y Adelphos se fue por otra dirección, que no era esta, Patroclo, ahora tiene prácticamente una tiende de campaña en su habitación con sus concubinas y su hermano- suspiré – Y yo no comí nada de eso por el estilo, por el contrario, ustedes comieron, Cyrene se me tiró encima, prácticamente para que la besara y… Amisthy hizo algo parecido, como verás, no pude haber venido acá Epifanía, no me extrañaría de que tu también estés bajo los efectos, así que te recomiendo que te bañes y te acuestes a dormir y cierres tu puerta- pateé un par de vidrios - Y para de morderte el labio que te sangra y te haces daño, sin razón, de paso.-  le señalé.

- ¿Y a ti que te importa si me hago daño o no...? Si haces las cosas y no te importa nada, ni consecuencias, ni ni ...Ni consecuencias en los demás. Ahora, justo ahora que te diste cuenta que afuera esta lleno de animales no te... Acuerdas... - perdía la voz a medida que hablaba - ¿Cyrene te qué? - pregunté mientras ladeaba el rostro y el acusó la mirada... - No creo que ella hubiera hecho eso - musité y me senté en la cama - Además. Yo no estoy bajo los efectos de nada... Nada  -negué mientras repasaba lo que había comido y... No, no había comido nada que no conociera - No Mor, aquí hay algo raro - dije mientras lo miraba - No pude haber imaginado que tu viniste aquí... Te golpeé... Y muy duro -musité y fruncí el ceño mientras recordaba. Todo se me hacía muy extraño en este momento.

-¿Me golpeaste?- fruncí el ceño. Esto es muy extraño. De pronto recordé a Cyrene que había gritado como esta histérica cuando toqué su puerta. Rayos. -¿Segura?

-Si. Segura -asentí con el rostro y... ¿Por qué me parecía que Mor no mentía? - No estoy bajo el efecto de algo... Estoy segura. 

Acusé la mirada y di un paso en dirección hacia ella. La tomé por lo hombros y la miré fijamente, a los ojos, las facciones, fruncí el ceño, ella estaba allí mirándome. – Emmmm- dije un momento para colocar la mano en la mandíbula – No, siquiera olor a vino fuerte, si al parecer no… tienes nada-  musité para concluir las inspección, pero entonces ¿a quién le pegaste?- pensé en voz alta mientras soltaba sus hombros.

Llevé una de mis manos a mi cabeza y fruncí el ceño, recordando aquellos "momentos" -Pues primero le di una cachetada a Adelphos -dije y volví a morder mi labio -Después te pegué a ti, pero... No te veo mal... Entonces, quien quiera que vino a molestar debió ser alguien con mucho tiempo libre -musité mientras miraba la cama e intentaba cuadrar las cosas, pero no tenia ninguna idea clara, todo un revoltijo de cosas que no llegaban a nada objetivo.

-Bueno, tiempo libre o no hay que averiguar eso…- musité para patear un par de vidrios salir por la puerta y dar un par de pasos, de pronto no había nadie en los pasillos y sin embargo se sentía movimiento, fruncí el ceño, raro, cuando fui a dar otro paso, un par de felinos pasaron, se supone que no me harían daño, los felinos me miraron y Epifanía salió.

No me iban a agarrar de nuevo desprevenido así que cuando saqué el machete, llegó Epifanía y me haló de nuevo a la habitación y los felinos se quedaron en el portal mirándonos.

-Te comerán vivo si pueden... Qué Circe haya hecho el juramento, no significa que sus bestias también -musité mientras me acercaba a la puerta, y a vista y paciencia de los pumas, la cerré -Quizás debas dormir aquí -musité mientras miraba a Mor, me acerqué a la cama. El puso cara de ni por si acaso y solo enarqué una ceja en su dirección y me crucé de brazos -Ni modo que quieras dormir afuera con los tiernos gatitos... -sonreí.

Le di una mirada al puma, otra a Epifanía, volví a mirar al puma - Me pregunto cuál será el más peligroso- musite mientras miraba, y Epifanía hizo además de empujarme con el ceño fruncido. Alcé los brazos – Vale, vale, pero aléjate de los floreros- musité y ella se detuvo – Y tu duermes allí- apunte a la cama y yo duermo allá  y señalé un rincón – Yo ya tuve demasiadas odiseas hoy, así que de lejos...

-Qué adorable... Creías que quería dormir contigo en la cama -musité y negué mientras tomaba de la cama la piel que cubría todo y la saqué, me acerqué a la ventana -Digamos que tampoco tengo ánimos de acercarme a ti... ¿Por qué será? -musité y enarqué una ceja -Ocupa la cama, lo que es yo, me conformo con quedarme aquí, de todas formas, ya me desvelé -comenté, me senté y me quedé mirando por la ventana. De todas formas ya no podía dormir tranquila, todo era demasiado extraño.


by KatrinaxStevens & Double_Angy

Cap 132

Circe & Heracles 

Me levanté. Que aburrimiento. Era posible que hubieran llegado visitas tan aburridas. Es decir, son, por no decir menos, castos, puros o no se que, definitivamente no son mi tipo de huéspedes, en lo más mínimo. 

Continué avanzando por el pasillo. Estaba oscuro, tibio y tranquilo, como era lo habitual. Las bestias rondaban el sitio, vigilando a que nadie saliera de sus habitaciones a menos que quisieran enfrentarse a mis queridos animales... Negué mientras pasaba la mano por el lomo de un león que tranquilamente se acercó a mi lado, a la vez que sonreía y sentía el leve ronroneo del felino -No querido... Nadie quiere enfrentarse con ustedes -musité mientras continuaba avanzando.

Entonces mientras miraba en los pasillos las escasas puertas cerradas, una, con exceso de confianza, se encontraba abierta hasta atrás, sin cuidado de que entraran o no las bestias, y pensé que eso, no era normal. 

Adelanté un paso en dirección de aquel cuarto y entré, tan sigilosa y sensual como un felino. Dentro, el aroma de un guerrero, sin duda, reposando tan confiado de su fuerza, sobre la cama, con su espada junto a él y rodeado de bestias, que vigilaban cada movimiento del hombre. Sonreí y con un movimiento de mi mano, las bestias se levantaron y salieron del sitio, una a una, sin hacer el menor ruido, y tras un par de segundos mi mano se movió de izquierda a derecha y la puerta se cerró. A penas y me senté junto al guerrero, moviendo siquiera la cama, sin despertarlo, entonces, me pareció que de todo el grupo, este, el mayor y mas sereno, el único que permanecía en calma en la cena, era el mas aburrido. Quizás me equivocaba o quizás no. 

Entonces, como no había visto mucha interacción con las mujeres más que una actitud paternal con las más pequeñas, y nada con la otra, no tenía mucho de donde escoger.

- Guerrero, guerrero... ¿Tienes algún secreto que quieras compartir? -musité mientras pasaba mi mano por el borde de su mandíbula, un tacto imperceptible. Entonces acerqué mi mano a su cabello, tomé una de sus trenzas y, tras haber tomado la espada del hombre, corté la punta de una de sus trenzas - Ni lo sentirás -musité y negué, mientras sonreía. 

Me levanté tomé la copa que había dejado junto a la cama. Lo levanté, sentí su aroma y negué... Jugo de uvas... - Qué aburrido - negué, dejé caer en él el cabello y tras pasar mi mano sobre la copa, el vino se transformó un liquido transparente, luego metálico y mas tarde, comenzó a reflejar lo que había sido la vida del guerrero, más no me importaban sus batallas, ni lo último que había hecho, así que cuando apareció la primera imagen, aquella mujer de piel morena y mirada amable que abrazaba al jovencillo parecido al guerrero. - Ah... Es ella- musité y sonreí, luego volví a pasar la mano sobre la copa y el liquido comenzó a evaporarse. Dejé caer la copa y me acerqué al guerrero, mi cabello se alisó, mi piel se tornó más dorada y mis ropas cambiaron a las mismas que había visto en aquella mujer. Me apoyé en la cama, posé mi mano en su pecho y me acerqué a su oído -Despierta... Guerrero... -musité mientras rozaba mi perfil contra su rostro.

Luego de la cena, decidí que lo mejor que podría hacer por ahora era ir a dormir... Mañana seria un nuevo día, buscaríamos la forma de salir de esta isla y continuar nuestro viaje. Continuar nuestra misión en contra de los dioses, y a favor de todos los humanos. Mi impulso era la venganza. Los dioses merecían morir, por quitarme la oportunidad de ver crecer a mi hijo, de poder ser feliz junto a mí esposa. Por quitarme la vida, por decirlo de alguna manera.

- Vamos Midhos...- dije en medio de un suspiro. Me levante luego de haber comido un poco, la mayoría había ido a parar al estomago del águila. Comencé a caminar tranquilo por los pasillos... 

Los animales gruñían a mí pasar pero los ignoraba. Luego de unos momentos de caminar encontré una habitación vacía, la puerta estaba abierta y había algunos animales dentro. Mire a Midhos... Esta chillo y pareció negar con la cabeza. –No seas miedosa... No nos harán nada...- le dije tranquilo mientras acariciaba apenas su cabeza. Sin embargo volvió a chillar... Entonces rodé los ojos mientras me acercaba a la ventana esquivando un león que descansaba en el suelo. –Vete donde estés mas tranquila... Y ven mañana apenas salga el sol, ¿de acuerdo?- un chillido de parte del ave me hizo asentir mientras la veía salir volando. Me di la vuelta y me acerque a la cama... Allí caí rendido, la cama era tan cómoda, parecía que flotaba en ella.

Con los ojos cerrados, y en un estado de relajación casi total, recuerdos y pensamientos empezaron a invadir mi mente. Podía ver a mi hijo corretear con una espada de madera que le había hecho, mientras que a un lado ella observaba con una sonrisa de felicidad al niño. Su cabello ondeaba al viento... De pronto me pareció muy realista el recuerdo, tal vez... Estaría durmiéndome. Ella me miro, y me indico con un gesto de la mano que me acercara... Su voz, su dulce voz comenzó a llamarme... Y de pronto sentí como alzaba de volumen, casi como si me hablara al oído. Me gire y estaba enfrente de mi...

-Despierta... Guerrero...

Abrí los ojos y me sobresalte apenas. Ella estaba enfrente de mí... Sin tener tiempo a pensar, y mas como un reflejo me aleje de ella. Ambos sobre la cama, pero un trecho de bastantes centímetros nos separaba. No sabia que pensar... ¿Esto era un sueño? Lo mas probable, ella había muerto... Pero... Todo era tan real...

-¿Esto es real?- pregunte, sin saber que mas decir.

-¿Real? -musité con una media sonrisa en mi rostro mientras me levantaba y me acercaba a él. Mi mano se posó en su rostro y luego en su pecho. Lo miré directo a los ojos y luego miré sus labios -Claro que soy real. ¿Acaso no me reconoces? -musité.

Mis ojos, los cuales miraban desconcertadamente el rostro de Sion, parpadearon fuertemente unas veces... Comprobando si esto era un sueño, o lo que rayos era. Su voz, la cual me hizo erizar la piel, no cabía dudas de que era ella pero... Esto no tenía sentido, ningún sentido. Ella había muerto, la habían matado... Y... Y ahora... Estaba enfrente de mí, mirándome, hablándome, acariciándome...

-S...- tenía un enorme nudo en la garganta que no me permitía hablar. Ella volvió a posar su mano en mi mejilla y su mirada se clavo en la mía... -¿Sion?- dije por fin... Ella sonrío tiernamente. -¿En verdad eres tu?- pregunté tomando delicadamente su mano, sintiendo su tersa piel. 

-Claro que soy yo... Sion -musité y sonreí amablemente. Ahora sabía como me llamaba. Me acerqué a él y pasé mis manos por su pecho. Aun veía las dudas que se formaban en el rostro del guerrero, que no dejaba de examinar mi cuerpo con total atención, en busca del más mínimo detalle para poder desacreditar mi disfraz, pero no había detalle. 
-Eres un sueño- musitó y negó, alejándose de mi -Esto no puede ser- yo sonreí tranquilamente.
-Y si fuera un sueño... ¿Desaprovecharías la oportunidad de tenerme entre tus manos? 

No podía ser ella, la única explicación coherente para esto era que fue un sueño... Si, estaba dormido, un sueño... Y... ¿Si entonces fuera un sueño? Desaprovecharía esta oportunidad... Un sueño tan real, tan hermoso. La extrañaba mucho, porque la amaba... porque la amo. Un espacio vacío en las noches frías. Entonces... ¿Desaprovecharía la ocasión de disfrutar, aunque fuese en un sueño, tenerla de nuevo entre mis manos esta noche?
-Un sueño... ¿Y lo eres? Dime Sion, ¿Por qué estas aquí?- le dije al fin, acercándome un poco. En verdad quería sentirla nuevamente cerca de mí, pero... Creo que una respuesta es lo que mas necesitaba ahora mismo.

-Por ti -dije de inmediato. Mi mirada se tornó triste, seria y preocupada. Dejé que algo de la timidez de la chiquilla de antes me inundara y un poco de indecisión de la otra también -Estoy aquí por ti, pero no tengo mucho tiempo -musité mientras miraba un momento mi hombro, perdiendo mi mente en una preocupación imaginaria -He vuelto, más solo por algunas horas... -dije y me acerqué a él, tomé su rostro entre mis manos y besé suavemente sus labios, dejando que el calor de su cuerpo se transmitiera a través de aquel beso.

Esa si que era una respuesta... Tenía tantas cosas que decirle, preguntas que hacerle... Pero ese beso, tan suave... Correspondí al instante de manera mas intensa, cosa que Sion no tardo en superar. Y así, en unos momentos, ella se subió sobre mí sin dejar de besarme. Cientos de cosas pasaban por mi mente, pero una sola me pareció importante en ese momento. Di un par de pasos hacia la cama y ella cayo en ella... Me pareció ver en sus ojos lujuria, mucho más de la normal. Ella siguió mirando fijamente mis ojos y con su mano me invito a ir con ella. Dude un instante, cosa que ella no dejo pasar por alto...

-¿Ya no me amas?- pregunto, su voz, y esa frase, fueron en conjunto un gran golpe que me “despertó” por un momento. Me acerque a la cama, acostándome sobre ella despacio y acercando mi boca a su oído.
-Siempre te amare Sion...- dije mientras mis manos se deslizaban por sus muslos y luego subían levantando su vestido blanco.

Sonreí ante sus palabras. No era porque me sentía amada por el, no, eso se lo dejo a Sion, pero me encantaba la manera en que me tomaba entre sus brazos con fuerza e ímpetu. Dejé que me desnudara y besara mi piel. Sentía el calor de su cuerpo contra el mío y la fuerza en sus labios sobre mi piel. Me acariciaba como un amante desesperado y yo dejaba que desatara toda esa pasión conmigo. Sin duda debía haber venido con él primero o... ¿Es que acaso dejé lo mejor para el final? Que importa eso, solo me interesaba lo que sucedía en el ahora.

-Heracles -musité suavemente mientras pasaba mis brazos al rededor de su cuello, besándolo sin detenerme, ambos presa de la lujuria.

El calor de su cuerpo, ¿hacia cuanto que esa sensación había dejado de sentirse en mi cuerpo? Y ahora, era la misma Sion que me la devolvía. Esto no podía ser un sueño, lo que ella decía tenia unas grandes probabilidades de ser cierto. Pero, solo eran unas horas... ¿Qué rayos? ¿Cómo estoy pensando en esto, teniendo a Sion aquí, a mi lado? Disfrutaría inmensamente estas horas. 

Disfrutaría del calor que emanaba el cuerpo de Sion, su respiración acelerada, sus besos apasionados.

Acaricie su rostro con mis manos, las cuales fueros descendiendo por sus hombros, pasando por sus delicados pechos, bajando por su cintura... Me acomode sobre mientras besaba su cuello, y luego un gemido surgió de su boca. Ya casi había olvidado la última vez que había estado con Sion, y se podía decir que era casi tan pasional como lo era esta. Volví a besar su boca a la vez que ambos nos movíamos a un ritmo lento, pero fuerte a la vez. 

La excitación de sus movimientos hicieron que gimiera de placer, el éxtasis de sus besos y caricias. La necesidad con la que me tocaba. Dejé que me explorara con sus besos, sus manos y su cuerpo. Mis labios entreabiertos a penas dejaban escapar mi respiración acelerada. Me aferraba a su cabello y pasaba mis uñas por su espalda, agresiva y a la vez, siendo dominada por él. No recordaba la última vez que había sido de esta manera, pero no me importaba, lo único que deseaba era que no acabara, que fuera insaciable como un dios. 

Pasaron las horas y lo último que recordaba, fue después del éxtasis máximo, haberme dormido junto al guerrero. Abrí mis ojos y sentí sus brazos al rededor de mi cintura, apretándome contra él. Miré mis manos, aun era Sion. Suspiré levemente e intenté salir de su abrazo.

Levanté suavemente su brazo y me levanté. Tomé del suelo mi vestido y tras ponérmelo, miré al guerrero dormir tan tranquilo, que por un instante creí que jamás habría dormido más tranquilo que ahora. Sonreí mientras enarcaba una ceja, -Vaya noche...-pensé mientras caminaba a la salida, pero, no se si habrá sido sentimiento de culpa o empatía con su amor perdido, me devolví, hice aparecer en mi mano un trozo de pergamino y escribí en él: "También te amo", con la misma letra con que lo habría escrito Sion. Junté el aroma de esta chiquilla al rozar levemente mi mano por mi pecho y lo plasmé en el papel, luego lo dejé junto al guerrero, también el vestido con el aroma de su mujer y sonreí levemente.

-Tómalo como un "gracias"- musité y salí. 

Mientras avanzaba por el pasillo, sentía la luz del sol ingresar y reflejarse en los millones de espejos. Caminé al tiempo que mi cuerpo cambiaba, mi cabello se enloquecía y cobraba vida y mi piel se tornaba nuevamente pálida. Al doblar el pasillo, vi en la puerta de uno de los cuartos, un niño, parecía ser Keops, quien miró con sus grandes ojos soñadores mi cuerpo desnudo. Le sonreí y continué caminando...

Voces, imágenes, recuerdos... Un chillido.

Abrí lentamente los ojos, mas no tarde en hacerlo rápidamente recordando lo que había pasado. Pero ella ya no estaba, si Midhos, parado en el borde de la ventana. 

-Hola... Midhos...- le dije medio dormido aun. Entonces se vinieron a mi mente imágenes de la pasada noche. Eso no había sido un sueño. No... Su aroma llego rápidamente a mí, y al girar la cabeza, allí estaba el vestido blanco. Al instante también divise una especie de pergamino, impregnado con el olor de ella.

-Sion...- susurre tomando la nota y leyéndola con atención, no eran muchas las palabras, pero bastaron para hacer algo que no hacia hace mucho. Sonreír por felicidad. Sin embargo, el papel se fue desintegrando y convirtiéndose en puntos luminosos que desparecieron en el aire. Bueno, que mas daba. Sus palabras habían quedado en mi mente... “También te amo”. Tome el vestido de la cama y respire su fragancia, luego cerré los ojos apretándolo contra mi pecho con la fuerza suficiente para que las venas de mis brazos se marcaran. Un chillido me volvió a la realidad, Midhos me decía que en unos momentos todos se reunirían para desayunar. 

Doble cuidadosamente el vestido y lo guarde en un pequeño saco que colgaba siempre al costado de mis pantalones. Me vestí rápidamente y acomode apenas la cama, para luego salir de la habitación con Midhos posado sobre mi hombro.

_Estas raro Heracles..._ dijo Midhos. Pero no le respondí... A pesar de no sonreír, por dentro tenia una sonrisa de oreja a oreja. 

“Siempre te tendré conmigo Sion...”- pensé terminaba de acomodar mi espada en su funda. -Estoy muy bien Midhos... No te preocupes...- le respondí tranquilo.


by Silius & KatrinaxStevens