3.7.10

Cap 20


Adelphos

La clave era usar las trampas a nuestro favor, sus ataques del minotauro eran poderosos pero tenían un punto débil no era capaz de detenerse mientras los ejecutaba mire a mi alrededor analizando el área y detectando cada trampa "¡ayuda!" se escuchó un grito desde la jaula donde salió el minotauro, debería ser Pasifae entonces tenemos que matar a la bestia
-¿Keops listo? -Keops asintió y fui al ataque, Keops izquierda y yo derecha, me posicione donde una trampa lanzaba fuego y llame la atención de la bestia- ¡Ey! animalejo feo por ¡Aquí! -la bestia rugió e intento envestirme y hábilmente lo eludí dejándolo a merced de las llamas, la bestia furiosa escucho a Keops -¡Óyeme res! ¡Por aquí torito de rodeo!-la bestia furiosa intento embestir ha Keops pero justo antes de impactarlo Keops se movió estampando a la bestia contra la pared.
-Fácil ¿No? -me dijo Keops mirando a la bestia reincorporarse
-No hay que confiarnos, apenas le hemos hecho daño
-Tienes razón

Mire a mi alrededor y mire una pared con púas muy largas si conseguimos clavarlo allí está muerto -mire un soga que activaba unos troncos que salían de la pared y si lográbamos posicionar al minotauro le impactarían.
El minotauro se acercó a una gran velocidad y nos empezó a lanzar varios hachazos 10 exactamente, después de eso lo teníamos donde los trocos, Keops corto la cuerda y el minotauro fue golpeado por los troncos siendo así quedo aturdido a disposición de ataque, le di un escudaso mientras Keops le daba un golpe con la espalda de su espada después nos posicionamos traes y con escudaso de parte mía y una patada de parte de Keops le lanzamos hacia los picos pero la bestia alcanzo a girar y darnos un golpe que nos lanzó unos metros hacia atrás donde una trampa nos lanzó flechas, Keops bloqueaba con su espada y yo con mi escudo mientras el minotauro nos embestía pero le bloquee con mi escudo el cual quedó inservible después de semejante tacleada pero al menos Keops y yo estábamos ilesos, uno que otro raspón era nuestras heridas pero aun habia batalla por delante.
Corrí hacia la pared con picas y me posicione cerca y empecé a llamar a el minotauro pero la bestia ya tenía pensado lo que íbamos a hacer y decidió ir tras Keops.
-¡Keops intenta acercarlo!-le grite mientras Keops corría en dirección mía pero el minotauro se detuvo apenas unos cuantos metros antes de impactarse contra el muro, la bestia nos miraba como esperando a que nos descuidáramos y nos pudiera aniquilar.
-Keops, intentaremos atacarle de frente.
-¿Estás loco? Si nos atrapa nos ara trizas
-Confía en mi por tu tamaño quiero que te filtres atrás de él y le cortes en la corva para hacerlo caer
-¿Y después?..
-Tengo una corazonada
-Corazonada, está bien confiare en ti –me decía Keops mientras se preparaba a atacar.

Corrimos hacia el minotauro y este no intento envestir, Keops y yo saltamos quedando justo atrás del minotauro el cual paro antes de llegar a la pared con trampa.

-Lo ves -le dije a Keops mientas le cortábamos las corvas y la bestia caía acto seguido atacamos su rostro dejándole ciego, la bestia se levantó con su último aliento empezó a embestir como loco guiándose por nuestro aroma, Keops y yo nos posicionamos enfrente de las picas y el minotauro en efecto nos intentó embestir y el resto fue historia.

La magnitud del impacto rompió el muro dejando a la bestia clavada, sorpresa fue el que los demás estaban del otro lado junto a un hombre nuevo.

-Lo han logrado -dijo Epifanía mirando al el gran minotauro.
-No fue problema -respondió Keops mientras reía inocentemente.
-¿Y quién eres tú? -le pregunte a el otro que los acompañaba.
-Lo siento mi nombre es Mor -me dijo mientras Heracles y Herotarco le miraban desconfiado a el nuevo acompañante.
-Vale da igual, bienvenido Mor- le decía muy indiferente, había algo que me hacía desconfiar de él.
-Tu brazo, Adelphos -me dijo Epifanía señalando una cortada que me había hecho el minotauro.
-Eso, de donde salió. Bah da igual ya me curare ahora vamos por Pasifae.

Keops les señalo el lugar donde se hallaba la esposa de Minos, mientras el resto iba a por la dama yo le cortaba un cuerno el minotauro

-Es el costo por lo de mi brazo- le susurré a la bestia completamente muerta...

En el Olimpo~

Hermes llegaba a la presencia de Zeus y le informaba los resultados de los combates.

-Mi señor el minotauro ha muerto y dédalo fue degollado.
-Digno de aplauso, el príncipe y sus acompañantes son muy buenos guerrero pero veamos cómo se comportan contra un dios, infórmale a Poseidón que Adelphos ha matado al minotauro y que piensa cruzar el mar egeo.
-En seguida.

Hermes partió hacia el mar egeo donde Poseidón estaba descansando.

-Mi señor de los mares, el príncipe Adelphos ha logrado derrotar al minotauro.
-Gracias por el informe Hermes, puedes retirarte yo me encargo del resto -Poseidon tomo su tridente y sonrió levemente.

En el laberinto~

-Gracias valientes guerreros, se los agradezco -decía la reina Pasifae.
-¿Sabes el camino? -pregunto Herotarco.
-Sí, en seguida los llevo al palacio -dijo la reina mientras iba incorporándome al grupo y traía mi trofeo en mano.
-¿Y eso? -pregunto Heracles mientras señalaba el cuerno que traía en mano
-Mi trofeo -le respondí orgulloso-buen trabajo Keops...

By Hunterhelmsleyhearst

Cap 19


Mor

-Querido Mor…
-Cuando me dices “Querido”, significa que quieres “algo” mi “querido” Hades…- musité sin voltear mientras afilaba la hoja de mi machete… Mientras de las sombras de todos los árboles del bosque, piedras, arbustos, en fin, todo lo que pudiese dar sombra, comenzaba a unirse y a materializar una figura, la oscuridad del señor del tártaro, erebo, inframundo, o como sea que quieran llamarle a su reino…
-Mi querido Mor, cada día menos incrédulo- musitó la sombría y carismática voz de Hades mientras me daba unas palmaditas en el hombro y se apoyaba en uno de los árboles, marchitándolo hasta que este quedó como si lo hubiesen carbonizado. –Bah, bosque barato…- dije mientras empujaba el árbol que antes de caer al suelo se volvió ceniza e hizo con sus manos un asiento con huesos, ya imaginaba de quienes podrían ser esos huesos…
-Y que misión trae para mí el señor del inframundo…- musité dándome la vuelta y mirarle, con su arrogante postura en su silla.
-Pues… No sé si te has enterado de la “Rebelión”- dijo Hades mientras, se entretenía marchitando todo lo que hubiese a su alcance, vi a un par de ninfas del bosque correr, nadie en su sano juicio querría estar con Hades si este se molestaba, o se “aburría” en exceso, excepto yo… Digamos que me había hecho con las Parcas, además de Perséfone (que por cierto tengo cita con ella. Tendré que posponerla). Tenía un par de monedas de Oro para El Caronte, digamos que… me sabía todos los vacíos legales posibles en el Tátaro… Que puedo decir, soy su siervo…
-Como no enterarme… El mismo Hermes, se dio la tarea de esparcir la noticia… Bueno Hades, para que tanto preámbulo…-
-Eso es lo que me gusta de ti chico, siempre vas al hueso…- dijo mientras se levantaba y la silla se hundía en la tierra y Hades comenzaba a caminar en círculos - ¿Has escuchado el dicho, ten cerca de tus amigos, pero ten aún más cerca de tus enemigos…?- musitó Hades mientras llevaba la mano a su mentón.
–No, pero me agrada… A ver… ¿quieres me infiltre entre los chiquillos que van a “Derrocar” si se puede decir a los dioses?-
-¡Eso es lo que me encanta de ti Mor vas un paso más adelante!- musitó apareciendo tras de mí y desordenándome el cabello, lo miré un momento y me levante.
- Necesito que me mantengas al tanto Mor, tengo unos buenos planes hechos…- dijo mientras me tomaba del hombro y me atraía hacia sí, con una camarería sobreactuada solo propia de Hades. –Esta apuesta va a estar buena, y si movemos las piezas bien, Mor, podríamos hacernos con el tablero…- musitó mientras miraba al infinito con una sonrisa… Suspiré, ya se había vuelto a perder en sus “sueños de poder”.
-¿Y dónde están ahora?- pregunté mientras tomaba su descompuesta mano y la sacaba de mi hombro.
-Están en el laberinto del minotauro…-
-¿El laberinto del cuerno de Minos? … que pésimo será que te sean adultero con un toro…- dije intentándome contener la risa al igual que el Hades…
-Seee… ni que lo digas... - dijo mientras se mordía la mano casi llorando de la risa – Es bastante chistoso…- dijo para carraspear y ponerse de nuevo serio –Además debo pedirte que saques los perros a pasear, tu sabes… hoy les toca…- le interrumpí antes de que continuara.
-¿Y porque crees que afilo el machete?, siempre que saco “las mascotas de hades” a pasear, tengo que hacerlo llevándome consigo más trabajo para Caronte.
-Un paso adelante, eso me gusta…- dijo mientras se alejaba lentamente –No sé cómo le harás Mor, usa tu simpatía, tu carisma, tu charlatanería, tus artilugios, tu machete, pero te quiero dentro de ese grupo…- musitó mientras se alejaba lentamente de mí.
-Bueno, por lo menos déjame en Cnosos , Creta, para poder llegar a tiempo… de aquí a allá son como 3 días de viaje y no alcanzo a llegar- dije gritándole ya que se alejaba, él se detuvo, con una seña me dijo que le siguiera. Que fúnebres y divertidos son los paseos por el Erebo. Sí, lo recuerdo, lo mismo decía cuando tenía 5 años…

En Cnosos~

¿Cuántos años llevaba haciendo esto? Ya lo había olvidado, pero los recuerdos de los primeros días vienen cuando pude tomar una lanza entre mis manos y matar al primer Hoplita, al segundo, al tercero, y sin darme cuenta un ejército. Tomé con fuerza “las correas” si podía llamarla de alguna manera, para poder dominar a los Cerberos… Aunque, como yo siempre era el que los sacaba a pasear, era su “amo favorito” si pudiese decir, solo espero que nadie en este momento esté intentando escapar del inframundo, pues si es así, se lo he dejado bien fácil, me he llevado a varios de los Cerberos… Bueno, de eso que se encargue Hades, es su trabajo.

-A pasear… o mejor dicho a comer… - dije mientras caminaba con los Cerberos
-Corran Cerberos sean libres... por unos momentos, siéntete libre de devorar lo que desees, no creo que a Poseidón le moleste…- dije mientras chasqueaba los dedos y los cerberos bajaban sus cabezas como en una especie de reverencia y quitaba sus correas, forjadas por el mismísimo Hefesto… -Ni pensar que por poco y me hace una oz…- susurré mientras terminaba de desatarlos… -Vayan a ser desastre. Y me quede un momento mirando cómo se marchaban, más que seguro que se encuentra con “los niños”, no quise decirle nada a Hades, pero demás que matan a sus perros y me echa la culpa… Solo esperemos que la curvilínea Perséfone interceda por mí… Mí querida Perséfone… Hades tiene un buen ojo, lo certifico…

-Bueno mientras a mí, me toca mirar la arquitectura, esquivar a Dédalo el demente y quien sabe, hasta quizás echar una corrida con Asterión… de más que me gana… esa cosa de toro le da una ventaja natural…
-Hay que ser bien desafortunado para que tu mujer te ponga los cuernos, casi de una manera literal con un toro…- dije mientras metía mis manos en la capa negra y caminaba mirando las murallas, mientras hacía tiempo. El plan B es el siguiente, si matan a los perros de Hades, me toca interceder…

Un rato después~

Pues, menos mal que tenía plan B, con todo esto tenía ya mi entrada hecha, así que con un ligero movimiento de mi mano derecha tomé el machete lo coloqué en mi espalda, y cuando llegó la hora de hacer “el golpe final” el filo de mi machete encontró el cuello de Dédalo, el demente Dédalo al parecer y pues, no está demás patearlo… un poco… pateé su cuerpo, me sentía mucho mejor después de haberlo pateado y degollado, había descargado en esa patada mi ira por haber matado a los Cerberos, seguro que tenía un buen regaño por parte de Hades…

-Espero no infortunar – musité mientras me acercaba al grupo, bastante peculiar, de aquí olía a Atenea, todos tienen sus "trabajos" y adoraciones, no la culpo, la única diferencia es que yo no obedecía a su patrón, yo lo hacía a Hades, y mi trabajo iba desde abogado, asesino, ladrón, y otras cosas… que ahora no vienen al caso…
-Pues le he echado una mano con el loquito, no se preocupe señorita, no vengo a hacerles nada- dije mientras bajaba el machete de mi hombro y sonreí cortésmente a la niña pasada a Atenea, aunque me gustaban más las de Afrodita, eran muy buenas en la cama, perdón, les adoro con más facilidad…
La joven me miró desconfiada…
-Mi nombre es Mor, mucho gusto- dije hacia ella. Pero no dijo nada, seguía igual de desconfiada, debía ser por mi aura propia del lugar al que trabajo. Nota menta: Hacer algo con ese olor a azufre, delata demasiado.
-Mi nombre es Mor…- dije en voz alta hacia los demás. –Me pregunto si todavía admiten a uno más en sus filas, sus intenciones son nobles y quiero tomar parte… claro si me lo permiten.- dije mientras sonreía algo disimulado.
-Toda ayuda es bienvenida…- respondió uno de los chicos...
-Em preferiría no tomarla, lo siento… soy… algo escrupuloso con eso de las manos… tu sabes…- pues tenía entendido que él la tomaba cerrando un pacto quedaba marcado con la esvástica griega, o quizás eran supersticiones de por ahí, pero por precaución, no la tomaría. Después sabrá Zeus que me diría Hades por estar marcado…
Todos ladearon la cabeza a forma de asentimiento…
-¿Y porque haces esto? … Mor…- dijo con algo de sarcasmo la niña sacerdotisa de La sabiduría y la lechuza y esas cosas…
-Pues, quiero liberarme de mi dueño, quiero ser libre…- eso salió de repente, no me lo esperaba, tendría que darle a Hades explicaciones acerca de esto… Bah pero eso será luego… La joven acusó la mirada y yo enarqué los hombros.
-Siento que seas tan desconfiada querida, pero no todos en estas cuatro paredes, bueno… o las que sea que tengan es malo…- ronroneé.
-Vamos a ayudar a los demás musitó el otro chico.
-Eso imagine…-dije con una sonrisa que salió algo extraña… Ahora entendía a que venía tanto teatro y preámbulo por parte de Hades, se trae un buen plan entre manos ese cadáver viejo…

By Double_Angy

Cap 18


Keops

Aquel ser mitad hombre y mitad toro se acercó a Aldelphos rápidamente, suponiendo que yo era el más débil de los dos por mi tamaño creía que no sería más que un simple estorbo y eso a mí me molesta. Miré como Adelphos batallaba a la criatura, mientras me lanzaba a su ataque, este me bloqueó con su hacha para hacerme caer en una superficie donde salían varias púas, gracias a mi espada la cual utilicé como soporte no quedé como brocheta.

Este Adelphos sin embargo tenía problemas entre bloquear unas flechas y al minotauro a la vez, por lo que agarré una antorcha la cual tenía cerca y se la lancé a aquel bicho.

-¡OYE TU ACASO CREES QUE SOLO PELEAS CON ADELPHOS! - le dije mientras hacía señas, este resopló y se cargó hacia mí con una embestida.

Rápidamente salté y le propiné un corte el cual, a pesar de todo sólo le rozó un poco la piel y le rayó uno de los cuernos, no sería una batalla fácil, me coloqué al lado de Adelphos y este me miró bastante serio.

-¿Alguna idea gran héroe? - le pregunté sonriente.

-Mmm algo debe haber aquí que nos sea de ayuda....

En ese momento el toro empezó a girar con su hacha hacia nosotros, si no saliamos de ahí rápido sería nuestro fin.

-¡Adelphos! ¡LANZAME! - le dije y este actuó rápido.

Logré aferrarme a un candelabro y alzar mi mano para con mucho esfuerzo subirle a este, el toro no pudo detener su marcha y golpeó con una pared la cual activó una trampa, salieron varias flechas que le dieron en un brazo, provocando un chillido de dolor.

-¡Eso es! - dijo Adelphos al ver la situación.

-¡CLARO! Utilizar las trampas en su contra.... - le dije con mirada de complicidad.

-VAMOS. Dijimos ambos mientras nos lanzábamos al ataque.

By Silva

Cap 17


Epifanía

Apunté a su ojo ileso, uno negro y profundo. Me dio un escalofrío al mirar en él y perderme en lo que escondía, pero las palabras de Herotarco me despertaron y me trajeron a tierra.

-¡Disparad! –dijo mientras se volteaba en mi dirección, asentí fervientemente y apunté.

La flecha en dirección a su ojo negro, debía atravesarlo y dejarlo sin visión. Tomé la flecha que sostenía y la tensé, el arco hizo un hermoso sonido al estirarse y cuando Dédalo se lanzó en picada en nuestra dirección, solté el ataque, que llegó a su ojo y lo hizo perder dirección en el vuelo, enredándose con sus alas y cayendo al suelo como un revuelto de carne y plumas, justo en el lugar en que nos encontrábamos, por lo que tuvimos que tirarnos a lados contrarios de nuestras posiciones, cayendo el lado izquierdo Herotarco con Heracles, y por el otro… Yo.
Dédalo se levantó rápidamente y quitó con máxima fuerza la flecha de su ojo, quitando lo que había dentro de él y haciendo que algunas gotas de aquel líquido cayeran sobre mí al batir velozmente la flecha en dirección a su derecha.

-Asco… -musité mientras pasaba mi mano por mi rostro y quitaba las gotas, repentinamente noté que Dédalo había volteado en mi dirección y me callé.

Estaba ciego, pero su audición seguía siendo tan buena como antes. Miraba a su alrededor, pendiente de cualquier sonido que le indicara la posición de cualquiera de nosotros. Herotarco y Heracles estaban callados al otro lado, moviéndose en sigilosos pasos, preparados para atacas a Dédalo de sorpresa, y yo, estaba agachada, intentando que aquel repugnante ser, no me escuchase.

-Crack… -sonó repentinamente. Alguien había pisado una piedrita, que al frotarse con el suelo sonó de esa manera. Dédalo volteó su mirada en dirección hacia Herotarco y Heracles y sonrió levemente.

Los dos guerreros seguían moviéndose sigilosos mientras Dédalo se volteaba lentamente hacia ellos. Ya que me vi fuera de la “vista” de Dédalo, tomé una flecha, la apoyé en el arco y comencé a tensarla en dirección a su pie, vi como frente a mí, al otro lado de Dédalo, Heracles me hacía señas de que abandonara mi acción, pero cuando entendí a qué querían llegar con sus señas, el sonido del tensar de mi arco ya había llamado la atención de Dédalo, que miraba en mi dirección y sacaba de sus fundas, las flechas para lanzármelas.
Me lancé hacia el lado y luego de caer me paré velozmente, comencé a correr, pero mis túnicas entorpecieron mis movimientos. Repentinamente una flecha pasó junto a mi hombro, así que me tiré al suelo, rodé un poco y cuando miré, noté que Herotarco ya estaba con su escudo cubriéndose de los ahora torpes ataques de Dédalo, interponiéndose entre el maldito y yo.

-Necesitas un escudo Epifanía –dijo Heracles corriendo en dirección al maldito, dando un salto y lanzando su espada al brazo de Dédalo, cortándolo de un movimiento. Sonreí.
-Debemos dar crédito a la muchacha… Lo ha dejado ciego. Sus movimientos se han vuelto torpes… -dijo con un tono de satisfacción el espartano.
-Gracias –musité recobrando el aliento y levantándome, con la respiración un poco entrecortada y mirando como el brazo de Dédalo caía al suelo, volvía a su color natural y a una velocidad inverosímil, se convertía en el brazo de un cadáver, luego solo en piel y huesos y al fin… polvo. Herotarco vio lo mismo que yo, dudó un segundo y mientras Dédalo emprendía vuelo, cortó uno de sus pies. Ocurrió lo mismo que antes.
-Se convierte en cenizas –musitó mientras se ponía en guardia para defenderse del ataque aéreo.
-Vuelve a su estado natural –musité mientras miraba el polvo en el suelo.
-Ahora que no ve, solo lanza flechas… -
-Cortémosle las alas.
-Y cuando esté en el piso…
-Cortadle la cabeza… -dijimos el plan casi al unisonó, tuvimos la misma idea. El maldito moriría si su cabeza se volvía polvo, de seguro era un cuerpo, un títere y su alma ya estaba él en Tártaro… -Hades era un muy buen titiritero- pensé mientras tomaba una flecha y la lanzaba hacia el ala de Dédalo, debíamos hacerlo caer.

Mi flecha dio en su ala, se estancó en ella, pero no le hizo nada más. Repentinamente Dédalo bajó el vuelo, pues al estás ciego no notó a qué altura se encontraba, en aquel momento Heracles saltó, agarró a Dédalo por un pié y utilizando su fuerza, lo hizo bajar a la altura del suelo, en aquel momento Herotarco se acercó y lo golpeó en el rostro con su escudo, haciéndolo caer al suelo. Dédalo se retorció en el piso un momento, pero ambos guerreros pisaban sus alas y las cortaban en dos partes con sus espadas, imposibilitándole el vuelo.
Ya no quedaba más, era un asqueroso poseído sin brazo y sin un pie, comenzó a arrastrarse hacia una zona oscura, intentando escapar, indefenso y sin ninguna oportunidad. Heracles y Herotarco se miraban, algo apenados por tan patética figura, pero cuando uno se propuso dar el golpe final, un filo destelló en la oscuridad y repentinamente la cabeza de Dédalo comenzó a rodar por el suelo, saliendo de la penumbra y llegando a los pies de los guerreros. Me enderecé en mi lugar, un escalofrío recorrió mi espalda y un repentino y sutil aroma a azufre me hizo voltear a los lados. La cabeza degollada se convirtió en polvo y en el instante en que nos centramos en la penumbra, bajo unos segundos de profundo silencio, un hombre apareció.

-Espero no infortunar –dijo con un gran machete apoyado en el hombro, mientras pateaba un poco el cuerpo de Dédalo y avanzaba hacia mis compañeros.

Tomé mi escudo y una flecha. A pesar de no verse como un enemigo, aquella forma de aparecer de la nada, fue algo… Tétrico.

By KatrinaxStevens

2.7.10

Cap 16

Keops

La batalla era increíble, al parecer Adelphos y yo hacemos un buen equipo, mi velocidad y su fuerza se llevaban bien, por lo que nuestra sincronía era casi perfecta, aquel cancerbero era pan comido en el estado en el que estábamos. Nos alejamos de él un instante para determinar un punto débil.

-¡Adelphos, la parte baja de su cuello, déjame llegar a ella! - le dije y el asintió.

El hombre se lanzó hacia donde estaba la bestia, y empezó a hacer retroceder a las cabezas de los lados, con su espada y por último le incestó un golpe al animal en la quijada del centro, al mismo tiempo que saltaba para darle más fuerza al impacto, rápidamente corrí hacia la posición que me tocaba, pasando por debajo de los pies de Adelphos que empezaban a caer por la gravedad, pero gracias a mi tamaño tuve tiempo de deslizarme, ser pequeño tenía sus ventajas. Rápidamente giré con toda la fuerza que pude mientras que Adelphos retrocedía para evitar perder sus piernas.

El impacto fue inmediato, y pude sentir como bastante sangre me bañaba todo el pelo, dándole un tono rojizo oscuro, era un poco asqueroso pero divertido en fin, al fin mi aburrimiento empezaba desvanecerse, esta misión le hacía llevadero. Las tres cabezas salieron disparadas, mientras que El cuerpo por acto reflejo seguía caminando, pero no duró mucho, eventualmente la falta de sangre y de un cerebro, hizo que esta sucumbiera.

-Bien... ¿Ahora dónde vamos? - le pregunté a Adelphos con una sonrisa.

-Hacía allá - dijo simplemente hacia un camino a l derecha.

-¿Que te hace pensar que es por allá? - dije confundido.

Un rugido de proporciones inmensas proveniente de esa dirección me sacó de dudas, era obvio que ahí estaba el minotauro. Ambos empezamos a pegar la carrera, esperando que no hubiese más cancerberos, cosa que realmente se hizo realidad. Los cancerberos no estaban siguiéndonos, ellos a pesar de todo eran discípulos de Hades, hijos de la noche y de la ira, algo debía estar ocupando el poder de hades entonces, si no me equivocaba, debían entonces estar del otro lado donde los demás debían estar batallando con alguien.

Al llegar al final del camino encontramos una sala amplia y cuadrangular, la cual tenía varios instrumentos de tortura, así como púas e instrumentos que lanzaban fuego al contacto. Me dispuse a entrar en el territorio. Pero cuando iba a poner el pié Adelphos habló.

-¡NO! - sin embargo era tarde mi pie se había posado en aquel terreno.

Varias flechas salieron disparadas hacia mí, aunque tuve tiempo de bloquearlas con mi espada, la sala era una trama en su totalidad. Adelphos también se adentró, a lo que escuchamos el mismo rugido... La bestia estaba ahí.

By Silva

1.7.10

Cap 15

Heracles


Evidentemente ese no era el minotauro, de todas maneras podía sentir que era más fuerte de lo que aparentaba. Mi escudo tenía un par de flechas clavadas que rompí pasándole el filo de mi espada. Mire a Dedalo... Un juguete de los dioses, solo era eso y ahora, lamentablemente caería bajo nuestras armas. Al observar sus movimientos me di cuenta de que era veloz, sus alas aun no lo habían hecho remontar vuelo, pero creo que podía hacerlo fácilmente. Sin embargo el ataque de Herotarco cambio las cosas, la lanza en su pecho le dificultaba el movimiento pero este parecía no sentir dolor...
-¿Crees que sienta dolor?- le pregunte serio a mi compañero mientras avanzábamos con nuestros escudos hacia Dedalo, Epifanía nos cubría con su arco, lista para disparar.
-Lo dudo...- respondió este mientras seguíamos avanzando, aunque nos detuvimos cuando este nos disparó nuevamente con su arco. Rodé interponiendo mi escudo, ninguna flecha me dio, me levante y corrí rápidamente saltando hacia el lanzándole un corte directo a su cabeza, pero de la nada interpuso una espada que freno mi ataque, al chocar un pequeño destello salió de mi espada, esta marco apenas la de él... No deje de atacarlo, arduamente, sin darle oportunidad de dejarle usar el arco, rápidamente Herotarco llevo por su otro lado, estuvo a punto de cortarle la cabeza pero Dedalo saco otra espada, de esta manera empezó a luchar simultáneamente contra nosotros, era muy inteligente ya que se movía de manera que Epifanía no pudiera dispararle por culpa nuestra...
-¡No puedo darle!- nos gritó, yo aproveche bloqueando la espada con la que me atacaba y le golpee fuertemente con mi escudo en su cara haciendo que retroceda unos cuantos pasos, una flecha de Epifanía se clavó en su pecho pero este ni se inmuto, otra más intento dar en su cabeza pero su espada la desvió. Íbamos a lanzarnos de nuevo a él pero alzo vuelo, aun con la lanza en su abdomen.
-Rayos...- susurre mientras esquivábamos sus flechas, una rozo mi pierna y otra se clavó allí, rodé a un lado protegiéndome con mi escudo, no podía creer que tuviera tanta puntería aun con un ojo menos. Mire la flecha, sin pensarlo lo arranque aguantando el dolor y un grito. Respire hasta que me levante y corrí hasta ese sujeto, estaba seguro de que me dispararía a mí... Así lo hizo y las esquive ágilmente mientras impulsándome en un escalón salte hacia el lanzando un corte horizontal a su vientre, pero interpuso su espada y rápidamente la dirigió a mi cara, logre interponer el escudo y caí al suelo rodando hacia atrás levantándome, mirándolo seriamente... No tenía ataques muy poderosos ni elaborados, con un ataque coordinado podríamos derrotarle.
-Mi turno...- dijo Herotarco y se lanzó hacia el mientras Epifanía lanzaba más flechas, Dedalo desviaba algunas, otras solamente daban en su cuerpo pero este ni se inmutaba. Herotarco se cubrió con su escudo al ver como el ser descendía a gran velocidad con sus espadas, estas chocaron el escudo, y siguieron destino hasta donde me encontraba junto con Epifanía... Me interpuse y en vez de defenderme salte también hacia el con mi espada apuntándolo, esta le realizo un corte bastante profundo en un lado, por su parte gracias a mi escudo solo me hizo un corte en el hombro, nada grave... El ser se giró a mirarnos, luego se miró a si mismo viendo sus heridas, finalmente volvió de nuevo su vista a nosotros...
-Nunca creí que un simple grupo de mortales pudiera hacerme algo así, pero su suerte se acabó... Prepárense para morir...- dijo con esa voz demoníaca mientras sonreía macabramente y sacaba su arco, Herotarco y yo nos pusimos a la defensiva cubriendo a Epifanía...
-¿Puedes dejarlo ciego? Te cubriremos...- dije sin dejar de mirar mi objetivo, mire a Herotarco, este asintió...
-Todo tuyo chica...- dijo Herotarco mientras esperábamos su ataque, el olor a azufre podía llegar a marearte un poco, pero lo resistíamos bastante bien, me pregunte si luego de liquidar a este encontraríamos al minotauro. Dedalo se preparó y lanzo las flechas, nos cubrimos del ataque y dejamos lado a Epifanía para que lanzase la flecha, pero Dedalo se había lanzado en picada con sus espadas listas, nos cerramos rápidamente y la potencia del choque de sus espadas con los escudos provoco un gran estruendo en el lugar, nos giramos para estar en la misma posición que antes... Era rápido el maldito... Nuevamente preparo su ataque, esta vez no fallaríamos. Las flechas silbaron al volar por el aire en nuestra dirección, algunas se clavaron en nuestros escudos y otras desviaron su rumbo. Esta vez saque mis dagas y las lancé a Dedalo, antes de que se lanzara en picada, con sus espadas se preparó para desviarlas mientras Epifanía surgía de entre medio de nosotros apuntado su arco...

By Silius

Cap 14


Herotarco

No me encontraba cómodo. Aquel... hombre, ser, lo que fuera, me revolvía las tripas.
Había visto gente despedazar cuerpos.
Había visto gente matando en la batalla.
Pero no había visto gente que luego se comiera a los derrotados.
Lanzó otra saeta que paré con el escudo.
Heracles se lanzó sobre él pero lo evitó.
Lo seguía con la vista.
Era necesario saber cuándo atacar.
Sacó otra flecha pero una de las de Epifanía golpeó en el arco, de forma que no apuntó bien disparó al suelo.
Se detenía momentáneamente para disparar.
Aunque se movía veloz, necesitaba concentración para poder disparar adecuadamente.
Se llevó la mano a la espalda.
Yo me llevé la mano a mi espalda.
Sacó tres flechas más.
Yo saqué mi lanza.
Él disparó. Yo lancé.
Una de sus flechas me acertó en el hombro, pero pude detener la que estuvo a punto de dar a Epifanía.
Heracles se cubrió.
Y mi lanza le atravesó el abdomen al ser.
Y se quedó mirando su pecho.
Cogió la lanza con dos manos y empezó a tirar pero era incapaz de sacarla.
De esa forma, sonrió.
Sacó más flechas, ahora no se podría mover, pero podía pelear. ¿No sentía el dolor acaso?
Saqué el escudo y me propuse avanzar con él. Le hice un gesto a Heracles para que hiciese lo mismo.

By 1ñ1g0

30.6.10

Cap 13


Epifanía

-El Minotaruo es una bestia… Un hibrido de humano y toro. Claro que su fuerza no nace del lado humano –comenté mirando al suelo, que dejaba ver sangre, sangre y ¡Ah! Más sangre… -Su padre, un toro, era el toro más hermoso y fuerte de Creta… -continué. 
-¿Cómo sabes todo esto? –preguntó Herotarco.
-Poseo un contacto muy fuerte con un dios… Y los hechos se esparcen veloces entre deidades, al igual que los rumores entre nosotros –dije y sonreí. 
-¿El Minotaro pudo haber hecho esto? –preguntó Heracles. 
-No pudo. Lo hizo. Aunque este sector… El aura en este lugar es… Bastante discordante con la zona –comenté mirando a nuestro alrededor y frunciendo el ceño levemente. Me detuve y me agaché frente a un cadáver, bastante fresco para estar en aquel lugar. 

Heracles hizo algo similar, pero no se agachó, miró desde su altura, a mi lado. Me concentré en su cuerpo a medio devorar, sus ropas y en especial, los arañazos que tenía en el rostro, donde cada corte había podrido la carne a su alrededor, y la había tornado de un color azulado… llegando a negro. 
Mi percepción estaba agudizada, y aunque mis compañeros no se dieran cuenta, yo lo noté desde el principio: La presencia en aquel sitio, no era de ninguna deidad terrestre… Sino más bien, era de una de las profundidades.

-Bueno… Sea lo que sea que esté rodeándonos en estos momentos, os puedo asegurar que no es el Minotauro nuestro problema –afirmó Herotarco. 
-¿Por qué dices eso?
-Mirad –dijo apuntando al final del pasillo, donde un hombre, cubierto en esencias malignas y energías oscuras, nos miraba ladeando la cabeza y sosteniendo entre sus manos un cadáver de un joven muchacho, de cabello rizado y dorado, aunque su piel verdosa demostraba el tiempo que llevaba muerto. 

Me enderecé en aquel instante y miré a ambos guerreros, los dos en posiciones de ataca, dispuestos a luchar en cuanto atacasen. 

-¿Quién sois? –pregunté sin inmutarme. 
-¿Venís a mi hogar, me apuntáis con sus armas y tenéis el descaro de preguntar mi nombre de esa forma? –dijo con una voz de inframundo, una mezcla de demonio y humano, mientras dejaba caer suavemente al muchacho muerto. 
-Lo siento maestro… Pero por lo que entendía, este es el hogar del Minotauro.
-Nooo… Este es mi hogar, lo es, es mi hogar –comenzó hablando fuerte y luego bajó la voz hasta hacerla un susurro. 
-¿Pero qué le sucede? –musité.
-¡Te oí! –gritó –Este es mi hogar… Yo lo construí, para mi hijo y para mi… es mi hogar, yo lo construí… Es mío… mío… -dijo disminuyendo la voz nuevamente. 
-Basta –musitó Heracles mientras bajaba la espada y apuntaba al viejo -¿Quién eres?
-Soy Dédalo… Y este es mi hijo Ícaro –respondió apuntando al cadáver –Vivimos en este lugar… Ustedes, intrusos, debeos marcharos –finalizó mientras sacaba de su espalda un arco y empuñaba varias flechas a la vez, en nuestra dirección. 
-Está bajo el control de la energía maligna –musité al ver su mirada de odio puesta en nosotros y como aquella energía emergía de su nariz, su boca y sus oídos. 
-No me interesa si sabían o no que esta era mi casa… Conozco cada rincón y pasadizo de ella… El Minotauro jamás nos encontró –sonrió diabólicamente –Pero mi pobre hijo no resistió el hambre… Por lo que me vi obligado a recurrir a fuentes más… Poderosas para sobrevivir –argumentó mientras tensaba su arco y nos disparaba las diez flechas a la vez.

El espartano fue veloz y se cubrió del ataque, cubriéndome a mí en el movimiento, mientras que Heracles, más intrépido, corrió esquivando el ataque y lanzándose hacia Dédalo. 

-Gracias –musité levemente, el espartano asintió y fue a la batalla, mientras yo sacaba una flecha y apuntaba a uno de los ojos del maldito. La flecha salió disparada con una gran velocidad y dio en el blanco, pero diferente a cualquier reacción que pude esperar, el hombre, mientras como un pulpo se aferraba a las paredes y al alto techo del salón, quebró la varilla de mi flecha, dejando la punta en ella y ni siquiera se quejó. 
-Ataques de una sacerdotisa de Atenas… No creas que puedes con el poder que me ha dado Hades –musitó, mientras mis compañeros comenzaron el ataque.

By KatrinaxStevens

Cap 12


Adelphos

Flash Back~
-Vamos Adelphos tú serás heredero al trono debes ser fuerte
-Pero... Estoy cansado...
Tenía 15 años de edad mi padre me hacía pelear contra muchos enemigos a la ves el creía que así me volvería más fuerte, y así fue, de pronto un hombre entro a el campo de entrenamiento, era el mismísimo rey Minos de porte imponente y presumido acompañado por dos mujeres me he de suponer que eran sus hijas.
Minos besaba a ambas con amor de esposo era algo sencillamente impuro e indigno de un hombre con su cargo así, un rey, claro no conocía muy bien la cultura de creta pero a final de cuentas me daba igual.
Fin Flash Back~

Regrese a la actualidad y ya un grupo mayor de cachorros de cancerbero hacia presencia quede espada con espalda con Keops mientras las bestias nos rodeaban aproximadamente 10 cachorros, no serían reto
-¿Listo Keops?-Keops asintió con la cabeza mientras las bestias se abalanzaban contra nosotros.
Tome mi escudo y mi espada una bestia se me lanzo pero la rechacé con mi escudo para después atravesarle mi espada a otro que me atacaba por el lateral izquierdo, Keops era muy rápido y destruía a las bestia de manera particular cortándoles la cabeza una por una, me había descuidado y una de las bestias me ataco pero gracias a mis reflejo le alcance a imponer mi espada y quedo encajado en ella –¡Keops! ¡Atrás tuyo!-una de las bestias atacaba a Keops por atrás pero yo le ayude pateándole con fuerza, después de unos cuanto cortes y dribles las crías desaparecieron pero....el piso retumbaba y se sentí un poder aún más grande...un rugido enorme nos desvió de aquella presencia era un cancerbero aún más desarrollado, le mire de arriba a abajo y solo sonreí "creo que no hay que ser tan frio y aburrido" pensé mientras Keops me miraba y se ponía en guardia.
-¡Listo camarada!-le dije sonriendo
-¿camarada? Pensé que trabajabas solo
-De donde vengo se le llama camarada a un amigo y compañero de armas
-Wooo ¡Gracias! Pido izquierda-me dijo optimista y alegre
-¡Pido derecha! -le dije en tono bruco ya que me disponía a atacar
El cancerbero rugió y se dispuso a atacarnos embistió una vez pero le detuve con mi escudo atravesándome enfrente de Keops ocultándole apenas me retrocedió una metros y desde atrás de mi salto Keops dándole un golpe enorme con el mango de su espada seguido de un golpe con mi escudo que aturdió la cabeza de enemigo de la bestia-bien Keops sigamos así-le dije mirándonos ambos a los ojos y después volteamos a mirar a la bestia sentenciándole con las espada-es tu fin¡¡-dijimos al unísono mientras la bestia se lanzaba al ataque una vez más...

Monte Olimpo~

-Mi señor, el príncipe Adelphos ha comenzado sus movimientos -le informaba Hermes a el señor del Olimpo.
-Dejadlo, Poseidón se encargara de el-con una leve sonrisa dibuja -Comunícale a Poseidón que Adelphos está en su área
-Ya mismo...
Zeus observaba los movimientos de Adelphos como un juego enfermo, era un error subestimar a el príncipe y a los otros guerreros que se le unieron, por otro lado hades miraba interesado los combates mientras enviaba cada vez más bestias malditas al ataque de los valientes guerreros.

By Hunterhelmsleyhearst

Cap 11


Heracles

Las personas con las que compartía este viaje eran diferentes a las personas con las que estaba acostumbrado a relacionarme en mi pueblo, claro que estos últimos años hablaba poco. Mientras nos dirigíamos al místico laberinto del minotauro, me puse a pensar... Viendo como actuaban los dioses, si mi familia no hubiera muerto, ¿no habría emprendido acaso este viaje? Siempre me guiaba por la verdad, la justicia e igualdad... Los dioses no lo hacían, éramos solo objetos para ellos, pero era momento de que esto se terminara. Había que ir ahora por nuestro próximo objetivo, aunque primero debíamos eliminar al minotauro. ¿Cómo era? Según leyendas e historias era una bestia muy grande, con cuernos capaces de atravesar cualquier cosa, una fuerza descomunal y por sobre todo, una bestia asesina nata.

Cuando nos separamos, quedando Epifanía, el chico nuevo Herotarco y yo por uno de los caminos, mientras que por el otro iban Keops y Adelphos, el príncipe. Debía admitir que me sorprendió eso, no esperaba que un príncipe se atreviera a enfrentar a los dioses. La chica Epifanía era rara, bueno... Lo digo ya que era una sacerdotisa y actuaba como si supiera lo que pasaba siempre, y aunque suene mal... Podría ser bueno, era algo positivo. Pero bueno, lo que menos quería ahora era pensar en una mujer, cualquiera... De cualquier manera siempre me terminaba recordando a ella, y si pretendía enfrentarme a un minotauro, no era para nada recomendable. El camino no nos deparaba enemigos, solo muertos, o lo que quedaba de ellos... Ropas con sangre adornaba el suelo, algunos cadáveres atados en sus extremidades con cadenas a argollas metálicas en las paredes. Debía ser horrible no poder hacer nada mientras te comen... Los dioses... Tendrían que pasar por esto...

De pronto tras nosotros apareció un gran cancerbero, no era un adulto pero tampoco un cachorro. Un primer flechazo de la sacerdotisa dejo fuera la primera cabeza, una de tres, faltaban dos. Midhos chillos y alzo vuelo para que no la dañasen, había cometido un error al no dejarla fuera. El perro se lanzó hacia nosotros en una embestida, he de decir que atacando eran muy básicos. Saque mi escudo y lo tome firmemente con el brazo izquierdo, repelí con un golpe de este la embestida del perro, aunque me hizo retroceder unos pasos. Me puse firme, a mi lado llego Herotarco preparado, en medio y con su arco tensado, Epifanía. Blandí mi espada moviéndome lentamente alrededor del perro, lo rodeamos pero se enfureció cuando sintió la pared detrás de él, ataco al chico que lo esquivo por poco y con su espada hizo volar por los aires una de las cabezas... Un chorro de sangre salió para arriba, de a poco se desangraría. Otro flechazo de la chica llego hasta el, dio media vuelta y sin saber bien que hacia intento huir, creí que quería embestirme... Solté mi espada que se clavó al suelo, saque una de mis dagas y cuando estuvo a unos metros de mí se la lance clavándola en su última cabeza... La bestia cayó al suelo inerte... saque la daga limpiándola con su mismo pelaje.

-Tres de tres...- dijo Herotarco mirando a la bestia, lo mire y asentí pero escuchamos más gruñidos, muchos más.
-Rayos... No podemos huir, darles la espalda sería fatal...- les dije, la chica asintió...
-Tienes razón, pero debemos avanzar también...- dijo tensando su arco en mi dirección, me corrí al notar su mirada y la flecha termino en un Cancerbero pequeño... Tome mi espada del suelo y esta apenas se ilumino azuladamente, volvió a su tono metálico mientras retrocedía unos pasos.
-Mmm, son cancerberos pequeños, podremos fácilmente...- nos dijo Herotarco. Pero cuando termino de decirlo no menos de 6 cancerberos pequeños aparecieron detrás del que tenía una flecha clavada en una de sus cabezas. Fruncí el ceño mientras me concentraba mirándolos, sostenía con firmeza mi escudo.
-¿Hay alguna puerta Epifanía?- pregunte mientras veía como se sumaban más cancerberos.
-Si... Pero está trabada...- respondió, la mire rápidamente.
-Intenten abrirlas ustedes dos, yo los entretendré... Pero no por mucho...- les dije, no había muchas opciones, esos perros seguían sumándose, ¿de dónde habían salido tantos?
-Cúbrelo Epifanía, yo la abriré...- dijo Herotarco, si la puerta estaba trabada o algo por el estilo su fuerza era la solución. Epifanía tenso su arco, una flecha ya tenía objetivo.

Me sorprendió por qué los perros no atacaban todos juntos salvajemente, solo la mitad, exactamente la mitad ataco primero. Realicé un corte partiendo en dos a uno de ellos, la sangre salió rápidamente en forma de chorros. Con mi escudo repelí una embestida e hice otro corte, al ser pequeños las posibilidades de matarlos de un solo golpe aumentaba mucho. Sentía como una flecha pasaba cerca de mí y terminaba incrustado en uno de los perros, me gire un segundo a verla, sí que era buena con sus arco. Extendí mi espada clavándola en uno pequeño, la saque rápidamente y lo remate mientras rodaba en el suelo esquivando uno que había saltado con intenciones de arrancar mi cabeza. En esta pelea ya se me había hecho rutinario repeler con el escudo y rematar con mi espada, pero claro que eran pequeños, con una grande ya no era igual. La sangre chorreaba por el filo de mi espada y caía al suelo mezclándose con la tierra.

-¡Vamos chicos!- grito Herotarco, retrocedí lo más rápido que pude mientras daba cortes a cualquier perro que se me acercase. Mire a Herotarco que hacia fuerza para que la puerta no se cierre, parecía de piedra. Él la soltó y empezó a cerrarse. Logre pasar junto con Epifanía pero no así el cancerbero que venía tras nosotros, no fue muy lindo ver como ambas puertas al cerrarse lo trituraban.
-Bien hecho...- le dije a Herotarco mientras seguíamos caminando, frente a nosotros yacía una escalera que daba, unos dos metros más arriba, a otra puerta. Aun se escuchaban los gruñidos y golpes a la puerta que había detrás de nosotros, pero de pronto ceso.
-No creo que se hayan cansado...- les dije algo serio comenzando a subir la escalera, una vez arriba pasamos a otra habitación, pero era más de lo mismo. Algunos cadáveres, olor a azufre, sangre... ¿Sangre fresca? Había tocado un poco del suelo, efectivamente era de hace poco. Caminamos de forma cautelosa, el olor a azufre aumentaba cada vez más, ¿sería buena señal? No veía la hora de encontrar a ese minotauro y salir de aquí...
-Epifanía...- le dije, esta se giró su cabeza hacia mí -¿Que más sabes del minotauro? Para saber bien a que nos enfrentamos, como vencerlo... Yo solo he escuchado leyendas, una más inverosímil que la otra...- termine mientras me acomodaba el pelo que me estorbaba un poco la vista. Adelante un pasaje bastante angosto nos esperaba, del que provenía un extraño y feo olor...

By Silius