31.12.10

Cap 131

Adelphos 

La noche aun era joven, aun seguía sin entender lo sucedido, lleve mis dedos a mis labios y de inmediato vino a mi mente la escena de hace un rato y me puse a pensar un momento _ Piensa Adelphos, piensa, ¿que le pudo haber sucedido a la sacerdotisa? Si bien estaba ebria, lo pude haber notado por su aliento, si hubiera ingerido alguna planta o fruto alucinógeno yo lo hubiese notado en su mirada. Simplemente no logro descifrar que fue lo que paso, solamente había una sola explicación para esto, pero tendré que esperar a mañana para comprobar mi teoría_

Caminé fuera de la habitación donde me encontraba buscando mi verdadera habitación. Tal vez encontraría algo interesante o tal vez no. Mi punto era que tenia que ir a descansar y ya.

Caminando entre los pasillos observé distintas puertas, una casa enorme en verdad, Demasiado grande como para una sola persona, no dudaba en que tal vez hubiera una que otra trampa, o quizás un calabozo ¿Cuarto de torturas? quizás. Mire hacia una habitación en especial, la puerta era distinta a las demás -Simplemente daré un vistazo- murmuré y después de mirar hacia todas partes cuidando que Circe no estuviese cerca, abrí la puerta - No es lo que esperaba- La habitación estaba completamente vacía, sin nada mas que aire, solamente aire. Supongo que debo irme ya, mañana pondré a prueba mi teoría.

Mientras seguía caminando por la morada de circe, a mi mente volvieron varios pensamientos, " Nuestro viaje apenas comenzaba, nunca pensé que al iniciar esta travesía se unirían mas guerreros a la causa. Esto demostraba, una vez más, la injusticia de los dioses. Si así les podíamos seguir llamando". 

Una vez mas la duda me invadía pero prontamente esa duda desaparecería al recordar el cuerpo maltratado de mi padre, jamás perdonaría a Zeus por semejante atrocidad, lamentarse ya no valía de nada, el pacto esta sellado... Mire mi mano y mire la esvástica para luego apretar fuertemente el puño -Muy pronto Zeus... ¡¡Muy pronto tu mismo conocerás el Hades!!- dije con cierta ira y alzando mi rostro.

Por fin llegue a mi habitación, de inmediato me recosté sobre la cama con tan solo mi espada al lado, por si las dudas, "nunca se sabe que puede ocurrir"...


by hunterhelmsleyhearst

Cap 130

Circe & Mor

Comí todo lo que había, aunque la carne sabía extraño, enarqué los hombros, no importa, era comida.

El banquete terminó, abruptamente con la ida paulatina de todos, primero Cyrene, la anfitriona, Epifanía, Adelphos, solo quedábamos los presentes… el resto. Pero no más. Sin la anfitriona y su pelo flotante, y las chicas para molestar, era aburrido. Así que me levanté de la mesa, y comencé a caminar por el palacio, a husmear, sí, no está de malo husmear el lugar donde te vas a quedar dormir, es por… seguridad y parte de mi política, no confíes en nada, ni nadie. Me gustaba el suelo, de noche era como si caminaras en el cielo, me gusta, tiene buen estilo la demente.

Bien, bien, bien... No nos decepcionemos, no siempre las cosas resultan como uno quiere, pero tenía el presentimiento de que quizás el que viene sea más... Entretenido. El aroma que se impregnaba en mis pasillos cercanos era de Hades, bastante peligroso y poco común... Me gusta, me gusta mucho. 

Llevé mis manos hacia mi cuello y las deslicé por mi cabello, transformándolo en la rojiza cabellera de la niña de Artemisa... ¿Cómo se llamaba? Ah... Qué más da.
 
Di un paso hasta el final del pasillo al encuentro del patán este... Mor. A ver que tan entretenido es. Entonces cuando lo sentí acercarse, salí a su encuentro, mis manos en mi espalda y una sonrisa infantil en mi rostro. 

- Qué bueno que te encuentro...- dije mientras me acercaba corriendo a él - No es que te anduviera buscando, pero me perdí y no sé cómo llegar a mi cuarto- musité. La niña era una niña, infantil y tenía ese hábito de decir una cosa y negarlo de inmediato... No era difícil de imitar, además el trato hacia este chico era... Bastante diferente respecto al de los demás.

Su voz me hizo girar con esa cara de justificación de “yo no he hecho nada”, puesto pensé que era Circe regañándome por estar husmeando en su casa, pero no, era… Cyrene, enarqué una ceja al escuchar que la acompañara a su cuarto.

- Espera, Espera ¿Qué te acompañe a tu cuarto? ¿Y de cuando acá me pides primero a mí este favor y no a Epifanía?– le pregunté mientras miraba hacia los lados todavía husmeando, sin prestarle mucha atención. – Además, me perdí en el momento en que mencionaron los cuartos, así que no sé donde quedan- mascullé dando un paso hacia atrás ¿Era un león el que caminaba por el pasillo?, rayos. Esto de los animales salvajes rondando por allí no me animaba mucho.

- No he pedido que me acompañes a mi cuarto... Y no encuentro a Epifanía-musité y miré el animal al frente nuestro, enarqué una ceja en su dirección y la bestia se retiro siguiendo su camino por el pasillo - Parece que él nos está guiando a algún sitio- dije con una sonrisa y comencé a caminar en dirección al león - Espero que sea a mi cuarto- agregué mientras pasaba junto a él. Pero no se movió, así que tomé su mano y tiré de él, con una sonrisa en mi rostro - Vamos... No quieres que Circe nos encuentre husmeando en su hogar- comenté y miré en todas direcciones - Y después nos tengamos que marchar por tu culpa -musité y comencé a caminar. 

Quedé fijamente mirando al animal, ciertamente no escuchaba la aguda voz chillona de Cyrene, cuando tomó mi mano, fruncí el ceño, en la gran mayoría de los casos, bueno, en realidad en todos, era yo el que la molestaba con el contacto, enarqué los hombros y comencé a caminar. La molestaría.
- ¿Conoces al felino por esas cosas de la vida Cyrene?- mascullé mientras reía a modo de chiste, mientras tomaba su mano suavemente y la iba deslizando hacia arriba lentamente, con una sonrisa ladeada.

- ¿Al felino?- dije sintiendo su mano por mi brazo, me detuve y sonreí imperceptiblemente - No... Pero sabes que se me facilita el trato con los animales- musité y me giré. Nos encontrábamos en el pasillo aun, pero eso no me detendría. Posé mi mano en su pecho y lo miré fijamente - Mor... -musité mientras pasaba mi mano por su pecho, miré su piel y sonreí a penas -Tengo que... decirte algo – tenia que ser ¿Inocente? Bueno, algo así. 

Fruncí el ceño no sé si perceptiblemente y creo que hasta me incliné hacia atrás un poco cuando Cyrene, sí, Cyrene colocó su mano en mi pecho. ¿De cuándo acá Cyrene hacia esas cosas?, me pareció extraño en exceso, enarqué una ceja y coloqué mis manos en la suyas y le susurré -…Pues eres libre de decirlo…- no sé, de pronto la miré, no temblaba, no se sonrojaba, no miraba hacia otro lado, era… demasiada segura. Esa seguridad que se gana con la experiencia y los años. Y no había tomado vino, más que ese sorbo del brindis, el cual hizo una mueca de asco y lo boto, así que no, esta seguridad tampoco era por el alcohol. 

-Sé… sé que me, me muestro... Co como si me... me dieras asco, como si los hombres fueran a asquerosos, pero... Pero yo, yo no siento eso -musité y miré al suelo un momento - Cuando te veo me, me siento segura, me siento tra… tranquila de estar contigo y ya no podía seguir o ocultandolo -dije sin dejar de mirar el suelo. Llegaron a mi mente los recuerdos de la chica temblando, sonrojada y tartamuda... Pobre, pero por mas que quisiera, no podría sonrojarme como ella lo hacía... Eso es imposible - No sé que, que es esto que siento... Enséñame- dije mientras lo miraba fijo, demostrando aquella inseguridad y curiosidad en mis ojos.

Creo que ya mi ceño fruncido era evidente. Uno… esto era demasiado fácil. Dos, no le creía, ella no podía estar actuando 24 horas al día, no solo el rechazo hacia mi persona, sino hacia los hombres en general, tres, por supuesto que podría enseñarle, pero… por la dos, no le creía, quizás… habría conseguido alguna valla curiosa y se la comió. Y le provocaba esto, no sé. Pero espera, fue la primera que se levantó de la mesa. Sí, quizás, algo así debió ocurrirle, me parece lo más coherente, la planta de Molly nos hacia inmune de la magia de Circe, pero no a sus matas y hierbas, quizás un… ¿Afrodisiaco? No sé. Algo no me cuadraba, era cierto yo me aprovechaba de ciertas cosas, pero no de niñitas… Uff, que saco conclusiones rápidamente.

-Cyrene- musité acercándome lentamente para reposar mis labios en su mejilla, cerca de su oído. – Si quieres no hay problema puedo enseñarte…- le susurré, Entonces la tomé por los hombros y la alejé – Pero cuando no estés bajo los efectos de algo raro…- baje los brazos y di un paso hacia atrás – Cuando seas tú misma- me di la vuelta y comencé a caminar hacia donde estaba antes, había una habitación que había llamado mi atención -¡Ah! y por cierto, sigue el felino, el si parece saber donde duermes- le grité y seguí con mi camino. Negué. –Niñas…- mascullé. ¿Dónde había quedado esa habitación?

Suspiré y empuñe las manos fuertemente. Este niño qué se creía... Bueno, parece que de Cyrene no resulto, quizás su fantasia no fuera una niña, tal vez alguien más... Adulta. Comencé a caminar en dirección al pasillo contiguo, mi cabello cambió de un rojizo a un tono negro violeta, liso y largo, despeinado salvajemente y como la chica parecía ser nueva, pues en la mesa no habló, solo comió y miró su plato, nadie le dijo nada y ella se limitaba a mirar las cosas. Entonces cuando vi mi reflejo, y era, además de flacucha y con rostro de pilla, una chica bastante común. 

Comencé a correr en dirección al patán, y aprovechando que metía la cabeza en un cuarto, lo empujé con la fuerza de una chica... Bueno, una chica con más fuerza de lo común, y cerré la puerta tras de mí. 

-A ti te andaba buscando- musité con una sonrisa ladeada mientras me apoyaba en la puerta aún.

De nuevo me giré con cara de “yo no hice nada” y alcé las manos, cuando de pronto vi que era… ¿Amisthy? Quedé tranquilo.

- Haaa. Hola Amisthy- musité tranquilo – ¿Que ocurrió?- le pregunté dándole una mirada de refilón - ¿Descubrieron algo?- le pregunté para darme vuelta y seguir mirando la habitación, que era bastante… ¿Roja? Circe era una loquita… me hacía recordar a un tempo de Afrodita que visité en el norte. Buen gusto, Buen gusto.

- No... Nada de gran importancia- musité y me acerqué a él. Si bien la muchacha mostró bastante poca personalidad, se notaba que no era de las que... Aceptaba, sino que de las que hacía lo que quería, pues por la forma de sentarse en la mesa... Con los pies arriba de esta y los brazos cruzados mientras esperaban la cena... Diría que es de las chicas que saben lo que quieren. Así que sin más preámbulo y con absolutamente un mínimo de paciencia, pasé mis manos por debajo de sus brazos y me abrasé a él -Debí esperar tanto tiempo para hacer esto -musité en su oído mientras me levantaba en la punta de los pies y me afirmaba en él -Al fin un hombre de verdad en el grupo- musité, una sonrisa se formó en mi rostro y luego me acerqué a su oreja y la mordí suavemente. 

Cuando sentí sus brazos, quedé como “Hola, Amisthy, mucho gusto, soy Mor, veo que no te importa, a mi realmente tampoco, ya me da lo mismo como te llamas…”. Me giré. ¿Es que acaso la teoría de que Circe había puesto afrodisíacos en la comida de las chicas era verdad?, y si era así. ¿Acaso yo era el único hombre cerca?

Me giré. La abracé siguiéndole el juego un par de segundos. -¿Huelo a algo?- le pregunté. Y ella frunció el ceño. –Olvídalo…- Y ella me miró - ¿Te sientes bien?- bueno quizás a ella no lo conocía nada, pero no me infundía esa imagen de que se acostara con cualquiera. Eran pocas las chicas así en la actualidad y… por lo demás aburridas.

-Me siento perfectamente -musité son una sonrisa mientras pasaba mi mano por su rostro, parece que la chica o bien era una cualquiera en su tierra, para que Mor no se sorprendiera, o no la conocían en lo más mínimo... Y si era así, podía actuar como yo quisiera... Así que me alejé de él y lo empujé a la cama. Me miró un segundo sin moverse, entonces me subí a la cama y luego a su torso, la sonrisa aun en mi rostro y mis manos recorriendo su pecho peligrosamente - Te he visto... Te observo- dije mientras mordía mi labio inferior y ladeaba el rostro - Eres de los que no hacen nada importante, no se preocupan por nadie- musité y sonreí - Me gusta -dije mientras tomaba su mano y acercaba su dedo a mi boca, luego pasé su mano a mi hombro y la bajé por mi pecho.

La verdad, yo… la vi un par de veces, pero no me llamo la atención, sencillamente carecía de personalidad a mi vista o… La tenía muy bien guardada, a ver… No estaba nada mal dejarse llevar, quizás solo un momento.

Deslicé mi mano por su hombro y ella sonreí al ver como su ropa se deslizaba suavemente. Y ella comenzó a quitarme la capa, espera, que aburrido, era muy fácil. Cuando fui a besarla se dejó, cuando la mordí no dijo nada, aburrido. Y me quede acostado en la cama crucé los brazos.

-Sabes… aparte de que estas claramente bajo los efectos de alguna mata, esto es… aburrido…- la mujer frunció el ceño y se notó ofendida.

La tomé por los hombros la coloque en la cama me coloqué la capa, me puse la capucha, ella solo estaba sentada allí. Suspiré. – Definitivamente, no sé que le ocurre a las mujeres conmigo hoy…- musité mientras me abrochaba la capa –Lo mejor será que te vistas, te des un baño y te vayas a dormir…- salí de la habitación y cerré la puerta. Más aburrido que cuando que entré o bueno, me tiraron a ella.

Mis brazos se cruzaron atrás de mi cabeza y me dejé caer en la cama, cuando mi cuerpo rebotó suavemente en el colchón de plumas, ya tenía mi sensual apariencia y obviamente, mi atrayente cabello... Pero que tropa de aburridos... Hasta yo era más entretenida que él y como él cuando fui con esa niñita. Haber quien me faltaba ahora... Ah, ese Heracles... Ni modo que Keops quiera que lo acompañe a correr por el campo. Comienzo a pensar que quizás los hombres de este barco disfrutan más de la belleza y compañía masculina que femenina. Aunque ese no seria un problema, tal vez como Calisto me habría resultado con este Patán. Pero no, ya está bastante lejos de aquí. Bueno, será. 

- A otro invitado- musité mientras me levantaba de la cama y salía en busca de Heracles... A ver qué le gusta a este.

Comencé a caminar, no tenía sueño, pero lo mejor era irse a dormir, a ver si este día tan “loco” terminaba, y las opciones eran… Habitaciones… me parece lógico. Así que comencé a caminar hacia ellas, y me hallé con que estaban todas cerradas. En una toqué y Cyrene gritó un “¡Lárguense!”, fruncí el ceño, y me giré, estaba molesta. Cuando fui a tocar a la otra, un par de risotadas se escucharon masculinas y estridentes, emmm, ahora lo que menos quería era “una velada de conoce a tu compañero de misión” quería silencio. La última pues… era de la de donde venía, me recorrió un escalofrío, esa tenía cara de ser la habitación de Circe. Miré las habitaciones, cuatro… Solo cuatro… ¿En qué clase de mundo hay un palacio y solo hay cuatro?, y de pronto un rugido me hizo girar.

- Gatito…- me giré alzando las manos. Me pilló desprevenido – ¿Sabes que no puedes atacarme cierto? Tu ama prometió que no lo harías…- musité serio.

El felino me miró desafiante, mostró sus dientes y se dio la vuelta. Estaba claro, los animales me odiaban…

Entonces comencé a caminar a paso apresurado hasta la habitación que no había revisado más cercana, toqué y la puerta nadie abrió.

-No me vengan ahora…- gruñí, y de pronto el felino giró. Rayos. Y así sin más entré y cerré la puerta tras de mí, se escuchó un gruñido de fondo, suspiré aliviado. Si yo mataba a su felino, no sé qué tanta piedad me tendría Circe. Y de pronto pisé vidrio. -¿Qué rayos?- murmuré.


by KatrinaxStevens & Double_Angy

30.12.10

Cap 129

Circe & Adelphos


Muy poco aporte había sido mi presencia últimamente, debo decir que todo este asunto se iba haciendo cada vez mas y mas peligroso, primero nos perdimos en aquella isla, repleta de enormes hombres que devoraban pues... hombres y ahora esta mujer, Helena, debo decir que me es difícil confiar en alguien nuevo, pero era ella, o quedarnos con los enormes devora hombres, la respuesta era obvia. 

Mor parecía no estar del todo convencido pero, era nuestra mejor oportunidad para recuperar energías, el huir si era cansador y no siempre nos podríamos esconder. Fue algo muy predecible lo que sucedió después, la tal Helena resulto ser Circe, debo admitir que la inteligencia de Mor era bastante aguda, aunque no terminaba de agradarme por completo.

Después de un abrupto final del banquete decidí retirarme sin mas que un -Ya vengo- Patroclo, mi hermano, me miro algo serio al igual que me miro Mor mientras salía del lugar.



Cerré la puerta y suspiré, mejor vayamos al siguiente, el príncipe, no al parecer el que era molesto, el otro el hermano, asentí y comencé a caminar los espejos del suelo reflejaban mi curvilínea figura, para cuando estuve a unos pasos de él, mi figura se había transformado en el de la niña anterior, la sacerdotisa, tomé su hombro y le sonreí. Le había visto mirarla un par de veces frunciendo el ceño porque no comía, algo preocupado. Quizás le importara.

-Adelphos ¿Te sientes bien?- le pregunté –Te veo… pensativo



Epifanía me había seguido, cosa rara, mire algo desconfiado a la sacerdotisa la cual me miraba de manera preocupada, mire una vez mas hacia la puerta y antes de contestarle me asegure de cerrar bien la puerta y luego me voltee hacia la sacerdotisa para contestarle.

- Me siento perfectamente, simplemente estaba pensando en todos- acote mirándola fijamente.
- ¿Quienes todos?- preguntó Epifanía sin quitarme la mirada de encima.
- Pues...todos, tu, Mor, Heracles, Keops, Cyrene, Amisthy y mi hermano, además de Calisto y Demetrius- dije y esta se acercó a mi, de manera algo provocativa yo simplemente le observaba.



- ¿Y en qué piensas?- musité colocando mi cabeza en su hombro, con los mismos aires pensativo – ¿Sabes? A pesar de verse peligroso al inicio. Ahora en la noche, se ve hermoso. Es como si la noche se reflejara en ella y estuviéramos caminando por el cielo.- susurré tranquila y pausada, ya por lo menos sabía como medianamente se comportaba la anterior.



Si bien conocía a Epifanía, ella nunca se tomaría tanta confianza como para acercarse a mi de esa manera, tal vez sea el viaje, si, eso debe de ser, pero debo de estar alerta - Y bien mi querida Epifanía, dime, ¿Cómo te sientes después de todo el camino que hemos recorrido?- le pregunté mientras su cabeza seguía posada en mi hombro. 



- Pues veras, Adelphos, en realidad pienso que nuestra travesía apenas ha empezado, aun nos que demasiado camino por recorrer y mi querido príncipe aun nos quedan individuos por conocer. 



- Tenéis razón, debemos ser cuidadosos- dije mirándole de reojo - Para serte sincero no confió para nada en Circe.



Enarqué una ceja. Le seguiría la corriente. – Si, no es de fiar- musité y sonreí.
-Dijiste que pensabas en todos… Adelphos- le miré y sonreí - ¿Qué piensas tu de mí Adelphos?- le pregunté mirándole a los ojos, para después volver a colocar mi cabeza en su hombro.



_ En serio ¿Es la sacerdotisa?_ me pregunté mientras me apartaba de ella, y le miraba serio - Pienso que en realidad eres un integrante tan valioso como cualquiera de nosotros, además de que tu fuiste la primera en unírteme- dije mirándole - Pienso que eres una gran guerrera.
- Yo me refería a algo mas- dijo en un tono algo extraño - ¿Qué piensas en realidad sobre de mi?- pregunto una vez mas.
-Simplemente te veo como una compañera y punto- sentencié y de nuevo Epifanía se acercó a mi -Y tu, Epifanía ¿Qué piensas de mi?



Hubo un silencio, de unos segundos. -Si...- musité y me levanté. -Pero... Mejor es que... yo...- me giré y me abracé a mi misma, para darle un poco más de dramatismo, quizás así podría remover algo en su corazón.



Miré a Epifanía con cierto escepticismo mientras se abrazaba a si misma, en realidad intentaba hacerme el duro, no puedo negar que Epifanía es bella, pero debo contenerme, Patroclo es el atrevido, yo, yo soy el serio.

- Epifanía... - le llame y esta cabizbaja me contesto.
- ¿Qué pasa príncipe?- dijo tierna y sin dejar de abrazarse.
- ¿Qué pasa?... Contesta mi pregunta y yo contestare la tuya con toda sinceridad- Y entonces ella volvió a repetir.
- Mejor es que... yo....
- ¿Qué tu que? -pregunté acercándome a ella de manera sensible.



- Yo... tengo que irme pero... yo...- miré al suelo para después mirarle a él, parecía que sus barreras estaban debilitándose. Alcé mis pies pues este cuerpo era mas chico tomé su rostro entre mis manos y le besé suavemente, acorde al momento, suavemente, pero profundo.



Me quede atónito mientras sus labios hacían contacto con los míos, por un momento me deje llevar pero al poco rato a mi mente regreso la imagen de mi amada esposa y mis hijas, ellas me esperaban en Tesalia, no debía serles infiel, de inmediato aparte mis labios de Epifanía y me aleje caminando en reversa mientras negaba con la cabeza - Esto nunca sucedió ¿Quedó claro? -dije fríamente un poco molesto y me volteé dándole la espalda a la sacerdotisa.

- Adelphos...- susurró esta y posó sus manos sobre mi hombro - Yo...
- ¡¡Calla!! Y vete…- dije apartando su mano de mi hombro para después dirigirme a la puerta - Tu y yo no tenemos nada mas que hablar...



Me di la vuelta y di un par de pasos, para gruñir. No todos los planes andaban resultando, al parecer, eran muy centrados, cuando doble y el ya no podía verme, recobré mi forma. Bufé - ¡Ja! si... claro esposa e hija, acabo de ver tu beso con ella... Hace tiempo atrás- musité con una sonrisa, no nos paremos por esos, sigamos con los que vienen... Ronroneé y caminé hacia el otro pasillo.


by hunterhelmsleyhearst & Double_Angy

29.12.10

Cap 128

Circe & Epifanía

Comencé a caminar, siguiendo el camino de aquella fragancia, las fragancia de los dioses eran deliciosas, y más de las femeninas, pero… Solo si olvidabas que eran de los dioses, pues si me ponía a pensarlo mejor, me daba ira. Pero bueno, en esos momentos cuando aquellas fragancias me embriagaban solo podía pensar que eran deliciosas y familiares.

Abrí la puerta y no fue necesario abrirla suavemente, pues la niña estaba dormida, no tenía problemas con eso, volví a cerrarla. ¿Con cuál podría entrar?, y decidí entrar con el hombre, ese que comía y no dejaba de mirar a las bailarinas, ese que tenía dos guarda espaldas, quizás le gustara el poder, encogí los hombros. Cambie mi apariencia y entré.

Me senté en la cama. Pero no despertó. Bufé.

Y carraspeé, quizás un halago – Que hermosa señorita– Musité acercándome a ella, con ese fanfarroneo y galantería que usaba el grandote, no sé no me convencía mucho. Si no se despierta… Tendré que intentar otra cosa… 

- ¿Qué?- dije mientras entreabría los ojos y me levantaba poco a poco. Sentía un peso a los pies... Había alguien - ¿Quien...?- Alcancé a decir hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz y vi, clara, la figura de Patroclo sentada a mis pies en la cama. Me incorporé más qué rápido y cuando sentí unas ganas increíbles de patearle el rostro por haber entrado así, decidí preguntar si necesitaba algo antes de golpearlo. - ¿Perdió algo aquí príncipe? ¿O es que necesita hacer alguna pregunta?- dije lo más cortes que pude. 

Oh, Oh, creo que este tipo es el equivocado. Rayos. – Pues… pasaba por aquí y decidí hacerle una visita- dije con una sonrisa cortés – No la vi comer en la cena y pensé que tendrías hambre- musité, después no sabía a ciencia cierta si el tipo era así o no. Rayos. 

- No. No comí porque pensé que podríamos comer carne humana...- musité entrecerrando los ojos mientras recogía mis piernas y ladeaba el rostro - ¿Seguro que es eso? No es común que preguntes como estamos tus "compañeros" de viaje- acoté y levanté las cejas mientras el se levantaba de la cama. 

No, el tipo no era al parecer nada adaptado al grupo, al parecer como que era medio… ¿Odiado?, quizás si intentaba con otro, pero una última cosa, si no me divertía con la niña ahora, me divertiría viendo la escena cuando amaneciera. 

- Es verdad, no solo venía a preguntar como estabas, es que eres siempre te vas tan reservada, me preguntaba como eras en la cama- fanfarroneé – En el buen sentido, claro.

Si el tipo era insoportable, pues, con eso bastaría para tener una escena, mañana. Sonreí y salí por la puerta, tuve que esquivar un florerazo al cerrar la puerta y suspiré ¿Y si intentaba con el hermano?, volví a cambiar de imagen. 

_ Pero que malnacido_ pensé mientras cerraba los ojos, contenía unas ganas de gritarle algo, pero al contrario de lo que quería, solo logré desatar mi furia lanzándole algo _ Maldito imbécil ¿Qué se cree? Si me dice algo mañana, juro, por Atenea, que lo mato_ pensé mientras volvía a recostarme en la cama y abrazaba la almohada... Quizás debiera cerrar la puerta o sino puede venir en la noche y...- negué con la cabeza mientras respiraba calmadamente, olvidando el repentino odio - Imposible… Imposible- me dije y volví a intentar dormir.

Entré por la puerta, con aires preocupados -¿Qué ocurrió Epifanía?- pregunté mientras esquivaba los vidrios del suelo, me senté en su cama y me acerqué a ella. -¿Te hizo algo mi hermano?- pregunté con una angustia acorde a la situación, actuada al fin y al cabo, pero eficaz. 

- Uff- al menos era Adelphos, en el confiaba más y pues no tenia problemas -Nada... Solo un mal entendido- mentí mientras me sentaba en la cama y me cruzaba de piernas, miré a Adelphos y este sonrió levemente - ¿Sucedió algo que tienes ese rostro de preocupación a medias?- dije mientras entrecerraba los ojos y me acercaba un poco a el con el rostro, a ver si estaba herido o algo. 

Quizás a esta niña le gustaba ir al grano. Tomé su rostro con mi mano derecha – No he podido dejar de pensar en ti- musité - Te has convertido en una persona muy importante para mí Epifanía- dije a centímetros de su rostro – A veces quisiera…- musité y me acerqué más – Besarte…- musité acercándome cada vez más. 

Y cuando sentí su respiración en mis labios atiné a levantar mi mano y darle una cachetada tan fuerte y sonora, que sentía el palpitar en mi palma y mis mejillas rojas de tan solo haber escuchado lo que me había dicho. ¿Acaso era una broma? ¡¿Cómo era posible que sucediera esto otra vez?! - ¿Estás loco...?- dije entre impactada y desconcertada - No lo repitas... Ya te lo dije. Me estás dificultando mucho la tarea de confiar en ti, suficiente tengo con tu hermano como para que tu me des razones ahora para desconfiar- dije mientras me alejaba de él, recogiendo mis piernas y tomando un cojín para ponerlas entre mis piernas y mi cuerpo, abrazándola. -Vete -musité totalmente sin saber que hacer. 

Suspiré profundo al sentir el cachetón _ Perra…_ pensé en mi fuero interno con una ira que me quedó por un segundo. Pero me gustan los juegos rudos… 
Me levanté.

- Que lastima que todo esto tenga que terminar así Epifanía… yo, te quiero, y eso no va a cambiar nada, si quiera por la cachetada- musité y me cerré la puerta. De algo estaba segura, no me la iba a ganar… ¿Heracles? No, si quiera miró las bailarinas, ¿Keops?, solo jugaba con su cena. Pasé las manos por mis cabellos, y la tela de una capa bajo en vez de mis cabellos. No me las va a ganar esta perra. Entré a la habitación. El tío era medio bruto, medio patán, medio brusco, pero cuando lo toqué no me pegó, ni dijo nada, solo retiró mi mano, sonreí.

- ¿Qué rayos hacía Adelphos aquí?- pregunté entrando con un portazo
Bruto. Así que cuando llegué a la cama me tiré. Esta se meció por todos lados. 

- Perfecto- pensé mientras suspiraba y veía a Mor acomodarse en la cama - La tercera visita de la noche... ¿Quien viene después? ¿Calisto?- pregunté mientras me cruzaba de brazos y lo miraba sin expresión alguna, aunque de alguna manera, me sentía aliviada de que Adelphos se fuera y Mor no era una amenaza... A menos que hubieran Lotos de por medio, pero no habían, así que, creo que podía estar tranquila... De momento. 

Recordé que varias veces le recriminó que estaba flaca, porque no comía y no encontraría marido, enarqué una ceja, si a mi hubiese dicho eso, lo ahorco mientras duerme pero al parecer era la forma como el… ¿socializaba?, era un patán.

- ¿Y cómo es que todavía puedes estar despierta? Yo, siendo tú, no podría pararme- musité y ella me miró con cara de “matate” - ¿Por lo menos comiste ensalada?- le pregunté mientras bajaba la capa y tapaba mis ojos. Sí el tipo de paso, nunca se quito la capa en ningún momento. 

- Ensalada- musité y bufé - Prefiero eso a comer... Carne de compañerito-musité bajando el volumen cada vez mas hasta la última palabra y luego sentí un escalofrío en la espalda - ¿Qué? ¿Circe te dejó sin habitación que te acuestas en mi cama?- dije mientras lo miraba, a ver si me escuchaba, y luego, sin saber porqué, pensé en el cabello de esa mujer... - ¿Crees que su cabello sea real?- musité perdiéndome un segundo en aquel pensamiento. 

- Si, me corrió- bufé. Patán, piensa en un patán. – Y ahora vengo a molestarte a ti… Ya que tengo nada que hacer- musité y me tiré bocabajo rodando hasta quedar al lado de ella. Patán y fastidioso pero nunca dejando de lado cual es el objetivo. Casi se calló de la cama. 

- Maldición Mor, no me tires- dije mientras volvía a acomodarme en la cama y lo intentaba empujar para que me dejara espacio, pero me era casi imposible moverlo - Pesas mucho... No te puedo mover- dije mientras hacía el esfuerzo, pero nada - Córrete- musité mientras enterraba mi dedo en su cabeza, ya que su rostro lo ocultaba la capucha. 

Sonreí sin que lo notara y le pasé el brazo por la cintura - Listo ahora no te caes- musité en la misma posición boca abajo. 

- Moor -dije mientras le quitaba el brazo. - En serio estoy cansada y quiero dormir... Seria mas cómodo sin tu brazo- musité y le quité el brazo de encima, quizás con mas facilidad de lo normal - En serio... Si quieres duérmete ahí, pero déjame al menos un espacio a mi...- musité y el ni se movió. - Mooor... 

La niña era difícil comenzaba ya a hartarme. No le molestaba que hubiese colocado mi brazo, le molesta es que no le dejara espacio, así que volví a colocar la mano. 

Ya. Estaba entre frustrada y con lo cansada, me ponía como de un humor horrendo. Así que intenté quitar la mano de Mor de nuevo de mi cintura, pero ahora ni se movió. - Mor- musité mientras intentaba levantar el brazo-Quita el brazo- dije y ni se movió. Entonces pensé que se había quedado dormido, así que levanté levemente la capucha para verlo y tenía los ojos cerrados. Si no lo despertaba, tendría que dormir ahí, toda incomoda y aplastada... - Mor, despierta- musité mientras enterraba mi dedo en su rostro. 

Ya... estaba aburrida, la chica, me estresaba, y cuando me clavó el dedo en la cara, ya no tenía humor, no me iría de aquí sin ningún beso. No, había venido aquí por nada, no me iría sin nada. Cuando volvió a pincharme con su dedo, aparté su dedo con un manotazo y esta perdió el equilibrio, momento que usé para pasar su brazo por detrás de su espalda, atraerla contra mí y darle un beso. 

_ ¡NO DENUEVO!_ pensé mientras sentía los labios de Mor en los míos. Aquella sensación que recordaba la vez que me había besado en la isla de los lotófagos volvió a mí, pero era diferente... Aquella vez, por más tonto que esto suene, aquel beso había sido no se si más suave o menos efusivo, pero había sido diferente, el había sido diferente, además de que lo sentía más... Frío que antes. Entonces comencé a moverme, a alejar mi rostro de él, pero era imposible, imposible que me soltara. Quería gritarle, yo no podía hacer esto, el no podía hacerme esto... Y comencé a patalear entre sus brazos, a golpear su pecho, pero parecía que más gracia le causaba y eso más me enfurecía y cuando ya no encontré otra forma de liberarme de él, de su fuerza sobrehumana, levanté mi rodilla con tal furia y potencia, que el impacto en su entrepierna fue brutal, sentí algo ceder ante mi rodilla, además de sus brazos y sus labios y cuando me dejó caer, caí al suelo y me levanté de inmediato. Sentí una lagrima correr por mi mejilla y al mirarlo una vez más, le grité -¿¡QUÉ ESTABAS PENSANDO!? ¡IMBECIL! -dije mientras, de forma automática, llevaba mis dedos a mis labios y me sentía horrible. 

La niña me golpeó, me pateó y me tiró de la habitación, el dolor, casi no sentí, pero estaba frustrada. Muy frustrada, suspiré, bueno al menos habría un malentendido. Suspiré. 

¿Quién sigue? Si, estoy muy aburrida, y los extranjeros no pasan por aquí todo el tiempo. Me gustaría saber, si después de todo esto, podrán descubrir mi truco, y seguirán como llegaron. Sonreí y comencé a caminar hacia el siguiente, Adelphos.


by KatrinaxStevens & Double_Angy

Cap 127

Epifanía 

El cabello de esa mujer tiene que ser irreal, es decir, quien puede tener un cabello tan alucinante y mágico como el de ella... Se movía como el viento, como si se encontraba bajo el agua y las olas lo movieran de un lado a otro. En más de una ocasión tuve la intención de tocarlo. Pero creo que eso no sería posible, no ahora, quizás en otro momento. Además, luego del juramento de los dioses, no me atrevería a acercarme a ella de todos modos. 
  
Bueno. A decir verdad, no había probado bocado. Ni en un millón de años sin comer carne, jamás comería carne en la casa de Circe... ¡¿Es que acaso no saben de que es la carne?! ¡¡ES DE PERSONA!! ¿Se imaginan comiendo a un compañerito? ¡Nooo! Eso es horrible. No hay nada peor que el canibalismo, comernos los unos a los otros y si esta carne era de viajeros desconocidos... No comería nada. 
  
Me senté y solo me enfoqué en el vino, que luego del segundo trago se cambió por jugo y las ensaladas, que a menos que las historias estén herradas y Circe también transforme a sus comensales en verduras, no tendrían nada que ver con personas. 
  
La conversación iba de luchar, luchar, comer, dormir, madrugar, barco, dioses, malditos dioses, luchar, y cosas así. Cosas que si bien nos conciernen a todos, a mi no me interesaban de momento, pues al igual que Cyrene, estaba en extremo cansada. 
  
Comencé a juguetear con un garbanzo en mi plato, un garbanzo que se movía suavemente, leeeeento y suave. Sentí la incontenible gana de bostezar y cuando sentí las lágrimas en mis ojos y fui a bostezar, sentí un pequeño proyectil en mi frente. 

- ¿Pero que...?- y cuando miré hacia el frente, Keops se partía de la risa y me miraba como diciendo: justo en el centro. - Me tiraste un garbanzo -musité. De paso no había podido bostezar... ¡No hay nada peor que no poder bostezar! El chico asintió con una sonrisa de oreja a oreja y suspiró luego negando con la cabeza. 
- Me vi obligado a lanzarte aquel proyectil o caerías durmiendo sobre la comida- comentó y sonrió burlonamente - Además... Di en el medio- agregó y yo fruncí el ceño. 
-¿Quieres jugar? -dije mientras tomaba un garbanzo y se lo lanzaba, el chico movió la cabeza hacia el lado esquivando el primero, pero no vio el segundo que iba hacia su ojo y... Si, impacto en su ojo. 
- ¡¡AUG!!- dijo mientras llevaba su mano a su ojo y luego se levantó, tomó un poco de lechuga y me la lanzó. En aquel instante todos notaron que estábamos en una especie de guerra y cuando la lechuga tocó mi rostro, me acerqué a lo que parecía carne en alguna especie de jugo y pesqué un trozo, se lo lancé a Keops, quien aun estaba ciego del ojo y la chuleta le dio de lleno en el rostro. Entonces cuando me propuse gritarle algo como un -¡En tu cara!- Heracles se levantó y golpeó la mesa. 
- ¿Estamos de invitados en el hogar de una hechicera y ustedes dos se comienzan a lanzar la comida?- preguntó entre molesto y decepcionado. 
- Estas... ¿Regañándonos?- musité mientras me sentaba en la mesa nuevamente, Keops hizo lo mismo, solo que menos impactado que yo. 
- Regañando no. Solo hago notar lo infantiles que están siendo- acotó Heracles. Keops enarcó los hombros, poco le importaba, ahora solo se lamia el rostro lleno de salsa de carne, pero yo, que nunca había tenido un... ¿Padre? Me sentí entre culpable y mal de haberlo... molestado. 
- Que lindo sacerdotisa -musitó Mor negando con la cabeza. Entrecerré los ojos en su dirección, aun en un estado de culpabilidad que nunca había sentido, y tras limpiarme las manos con una servilleta, miré a Heracles y… 
- Lo siento. Prometo que no repito esto- dije mientras me levantaba, ya Cyrene se había ido a dormir y Circe no estaba. 
- No es para tanto, solo digo que hay que tener conciencia del sitio en que estamos... Eso fue muy... 
- Fuera de lugar, entiendo- musité y sonreí. - Por eso, no lo haré nuevamente- dije y luego de mirar a todos en la mesa, volví a sonreír levemente – Permiso.- agregué y salí. 

Bueno. Me merecía un regaño. Lo se, pero es que me causo entre gracia y rabia y además, como que con Keops siempre nos golpeamos o burlamos, entonces... Además, jamás había tenido esa sensación decepción-culpa, supongo que solamente la tienen quienes tienen padres y nuca había pensado en alguna figura paterna. Siempre yo y mis hermanas. Por eso fue tan raro. 

Me dirigí a cualquier cuarto vacío y me lancé contra la cama. Una vez en ella me quité el morral y dejándome llevar por el cansancio, caí en un profundo sueño.


by KatrinaxStevens

Cap 126

Circe & Cyrene

Enfurruñada decidí irme a mi propia habitación guiada por Circe, la miré apenas un segundo antes de introducirme al cuarto y lanzarme contra la cama sin tiempo a observar nada, es más, ni siquiera a cerrar la habitación. Me acurruqué contra las almohadas aun bramando molesta el nombre de Mor seguido de mis pobres ofensas.

Era molesto... Pero yo era tonta, si lo pensaba detenidamente, creo que me gustaba pelear con él y tras esa idea hundí más la cabeza contra las almohadas.

- Yaaaaa....no entiendo nada...es molesto convivir con esa clase de gente.


El banquete pasó sin pena y sin gloria. 


Aburrido. Totalmente, eran todos una manga de aburridos. Suspiré en mi mesa bebiendo el vino. Todos miraban sus platos y comían como compañeros. Un par de veces los chicos de los lados me miraron. Pero ninguna novedad. Aburrido. ¿Acaso no era irresistiblemente hermosa?. No, eso no estaba puesto en duda, solo que estos chiquillos están muy… centrados en sus asuntos. ¿Quién dice que no los voy a ayudar? Por supuesto. Pero antes quiero ver algo de diversión. La diversión que no me dieron al no transformarse en animales.

El banquete terminó la hermosa niña de cabellos rojizos se levantó, y la miré marcharse. Sonreí. ¿Por qué no?

Hace un par de rato vi como miraba al niño de la capa que solo veía su comida, su machete y a mí, especialmente mi cabello. De nuevo. ¿Por qué no? Mi figura se levantó. Después iría tras los otros… Ronroneé y mis pies se deslizaron por los vidrios de los espejos del suelo, y su olor a bosque, me guió hasta donde estaba su habitación. Miré hacia ambos lados antes de entrar. Sonreí y al acariciar mi cabello, y chasquear mis dedos, era aquel chico. 

Entre suavemente. Sin hacer ruido. Y me senté en su cama. Coloqué la mano suavemente en mi garganta y tragué fuerte. La escuché bramando improperios para aquel chico, fruncí el ceño divertía. Volví a sonreír para acercarme a su oído.

- ¿Es idea mía o… estas pensando en mí? - ronroneé en su oído. Su corazón se aceleró. Por eso es que me encantaban los extranjeros…



- Abrí los ojos y me quede helada en la cama sin girarme, segura de quien era al solo escuchar su voz. Entonces. ¿No cerré la puerta? Por más que traté de controlarme, mi cuerpo reacciono por si solo. Sostuve con más fuerza las almohadas sin aun darle la cara. La sangre me subía al rostro a una velocidad increíble mientras el vello se me erizaba al darme cuenta de que tan cerca lo tenía...


Y recordé mi reacción, cuando se me había acercado allá afuera, de cerrar los ojos y quedándome quieta... Como si esperara algo pero ¿Qué?

- N... no, de eso nada Mor- dije contra la almohada tratando de deshacer el nudo de mi garganta.
-La cama se hundió bajo el peso de Mor y de alguna forma, alarmada, me di la media vuelta mirándolo tan cerca de mí que me sentí mareada y agradecida de no estar de pie o me habría caído.
- ¡Qui… quita de… e... encima Mor!


Tragué saliva al Verle sonreír tan cretinamente.

Al ver su descontrol, sus reacciones, me hizo recordar una Circe, pero una Circe mucho más menor y más ingenua, obviamente esta niña no era tan hermosa como yo, pero realmente era entretenida. Hice memoria de un par de gestos del chico, con dos o tres, no necesitaría más. Hice aquella sonrisa, que vi el chico al hacerle una broma de mal gusto a las chiquillas, al parecer era habitual.

- Siquiera estoy encima de ti…- ronroneé – Estoy a tu lado…- Posé mi mano en la suya, en aquella que apretaba la almohada, lo hacía tan fuerte, que se haría daño. Sonreí. Abrí su mano.
- ¿Por qué tan tensa?- le pregunté suavemente, no sabía cómo rayos actuaba ese tipo, pero al parecer mis catalogo de acciones aleatorias servían para ella.


Abrí los ojos de nuevo y me sonroje ¿Quién demonios se ha creído que es?  Pero por más que traté de decirme que debía respirar y relajarme me resulto imposible, Mor me molestaba pero hasta ahora no había sido de esta forma, o quizás era que siempre tenia a Epifanía cerca para defenderme. Respiré hondo y le miré a los ojos a pesar de la cercanía y de lo mucho que me aturdían los latidos de mi propio corazón.

-… No… no estoy tensa… y... ve… vete antes de que llame a Epifanía a gritos-le amenacé pero volvió a sonreír con superioridad. Algún día realmente le lanzaría cuantas flechas tuviera en mi haber.
- ¡Bruto... Salvaje!-comenté intentando enfadarlo y que me dejara en paz pero algo me decía que no era buena idea - Vete a molestar a otra persona!


¿Bruto? ¿Salvaje? Uuh ese chico al parecer no se portaba muy bien con las damas, interesante…
Deslicé mi mano por su cuello cuando ella comenzaba a decir aquellos “insultos”, se quedó paralizada, subió por su mandíbula y pude sentir como tragaba con fuerza, para después terminar en su boca.


- No grites… No es necesario…- susurré muy cerca.

Mi nariz se acercó a su cuello para sentir, para inhalar su fragancia salvaje, de ninfas, de inocente, exquisita… Y le proferí un beso en el cuello. 


Me quede muda en cuanto se inclino contra mi cuello y sentí su respiración contra este. Era extraño, mi mente me decía que debía apartarlo de mi pero, de alguna forma, me agradaba la sensación que comenzaba a recorrerme por el cuerpo. Casi estuve a punto de decirle que dejara de jugar cuando sentí sus labios aplastarse contra la piel de mi cuello y una extraña pero agradable sensación me recorrió de pies a cabeza, siendo incluso más agradable. Pero algo me decía que no estaba bien y a pesar de lo presente que tenia las palabras de Artemisa en mi cabeza, lo cierto era que ahora mismo, un hombre me estaba tocando y... y...

-Yaa... Mor… no me… Gusta... Deja de jugar - musité como si hubiese ido perdiendo la fuerza para resistirme, aun así, debía decir algo, antes de que la cabeza terminara de nublarse por culpa del chico.


Subí hasta tener su rostro frente al mío. Para mirarla fijamente. Después me deslicé hasta su oído para susurrarle.

- ¿Qué deje de jugar?- Coloque ambas manos en ambos lados del lecho. - Me parece bien… - ronroneé para proferirle un ligero mordisco y cuando fue a voltear a decirme algo, fue detenido por un beso. Su sangre… Su sangre era deliciosa. La niña cerró los ojos. Yo sonreí. Lentamente fui llevando mis manos desde sus muslos hasta su rostro. Su cabello rojo se extendía en la cama, hermosos, era realmente hermosa.


La mordida me había dolido, las lágrimas aparecieron en mis ojos pero... La extraña sensación seguía allí, de alguna forma todo aquello se sentía bien. Debí reclamarle pero me lo impidió con sus labios sellando los míos. Me vi sorprendida pero fui cerrando los ojos vagamente y me rendí ante aquella sensación que no entendía pero me agradaba aun así. Le habría dicho que dejara de tocarme, me asustaba un poco pero no quería que todo aquello se terminara.


Mis manos estaban en su rostro y me posé encima de ella atrayendo su rostro al mío con el mismo beso. Estaba sentada, y yo todavía encima de ella, sonreí, todavía cerraba sus ojos, y tomé un pañuelo, un pañuelo que pendía de mi traje verdadero, y lo amarré a sus ojos.

- No espíes…- ronroneé y comencé deslizar mis labios desde los suyos, hasta su estómago, sus muslos, sus tobillos, deslizándome fuera de la cama. La miré y sonreí. Y comencé a caminar hacia la salida, ella todavía estaba sentada, con la venda en los ojos y una sonrisa suave en los labios. Lástima. Encogí los hombros, se veía divertida desde aquí, esbocé una risita y salí de la habitación. Al cruzar el portal de la puerta, mi cabello negro ondeaba al aire, y ronroneé.
- Demasiado inocente… Entregada. Aburrido- ronroneé – Veamos cómo es la próxima- ronroneé y comencé a caminar hasta donde sentía el olor a Atenea.

Había terminado sin que me diera cuenta... Y cuando me sentí con la mente lo suficientemente clara los colores me regresaron al rostro pero de coraje, indignación y vergüenza. Me quite la venda y parpadee un par de veces. Di un salto a la cama y comencé a golpear todo lo que tenia cerca.

- ¡¡¡Arrg Bestia...Bruto... Salvaje... Idiota!!!

Cuando llegué hasta el espejo me detuve y me contemplé largo rato negando con la cabeza.

- Soy una niña... Por eso solo juega conmigo- musité con cierta tristeza para después asustarme de mi propia reacción y maldecir de nuevo.

Para mí, Artemisa tenía razón, los hombres eran unas criaturas viles y repugnantes, la próxima vez que lo viera... Le tiraría todas las flechas que pudiera. Maldito Mor... No que el aroma a azufre que despide fuera agradable... Humm... Ahora que lo pienso... Mor olía diferente.

Ladee la cabeza pensando un poco pero al final volví a molestarme y a asegurar que le dispararía al solo verlo.

by wolfmanhunter_Lilith  & Double_Angy

28.12.10

Cap 125

Cyrene

Ya me lo habían advertido una vez "Los hombres son criaturas horrorosas, detestables, sucias... inmundas en pocas palabras, pero una mujer Cyrene, es letal, un arma idónea a la que nadie podría resistirse, si no debes confiar en los hombres, menos en las mujeres cariño, muchas son como serpientes venenosas y ¿No son detestables esas criaturas? Solo confía en tu instinto querida, que yo no dejare que nada te pase nunca" Había dicho Artemisa una vez, cuando era pequeña, después de una jugarreta de las ninfas, hermosas, gráciles, juguetonas y salvajes, impredecibles seres de la naturaleza y féminas por que lo dioses así lo decidieron.

Ahora, después de lo que había hecho Helena, agradecía haberme tomado aquella plantita pero, algo me decía que debía averiguar de donde había salido, había un extraño aroma que no podía reconocer, aunque ahora que teníamos hospedaje y el juramento de los dioses para protegernos. Debería relajarme un poco y poco después del alboroto pudimos comer alimentos normales. Me sentí un poco mal por los animales muertos, por lo que había dicho la mujer y Mor, esta clase de habilidades eran jurisdicción de Circe y quizás, muchos de esos animales fueron alguna vez humanos.

- Yo... no sabia que los dioses podían llegar a ser tan crueles- musité mirando a Epifanía.
- No creo que todos pero, muchos de ellos se divierten a costa de nuestro sufrimiento, eso es algo que debes tener presente por que lo verás seguido Cyrene.
- No puedo entenderlo, Artemisa, ella siempre fue tan buena conmigo que me cuesta creer que los demás dioses sean como muchos dicen.
- Entonces tienes todo un mundo por ver- comentó Amisthy dedicándome un guiño que no comprendí del todo.

Y una vez terminamos de comer a gusto, me dio un sueño tremendo,  ahogarse en el mar, luchar, correr y demás no era algo que se hiciera todos los días y tenia unas tremendas ganas de dormir profundamente. A mi me habría bastado un buen árbol para cerrar los ojos y descansar... Eso solía hacer antes. Keops fue el primero en notar que me frotaba los ojos muy seguido y preguntó si tenía sueño, a lo que me negué rotundamente algo apenada por ser descubierta.
- Pero si eres una niña... Y los niños duermen temprano- dijo Mor y le miré fulminándole con la mirada.
- ¡No soy ninguna niña! Y no tengo sueño...-  y un pequeño bostezo destruyó mi mala farsa. Había que admitirlo, a veces si parecía una niña, y así, enfurruñada y roja hasta las orejas lo parecía aun más.

Mor... Él se limito a sonreír y eso me enfurecía más pero. Esa mujer le miró un momento y… Parecía encantada. Un demonio… Mor era sin duda un demonio pero no podía decir que no tenia razón pues, sus palabras encerraban verdadero conocimiento y aunque lo odiara mucho, las ansias de comprenderlo todo, de devorarme al mundo, me pedían estar cerca de esa gente y cerca de ese demonio llamado Mor.


by wolfmanhunter_Lilith