29.1.12

Cap 213

Epifanía

-Ya entendí... -musité mientras giraba el rostro y lo miraba, entonces agarró mi cabeza y me obligó a mirar al frente, mientras nos dirigíamos con el resto del grupo.
-Si dejas de levantar el rostro harás un mejor trabajo -comentó.

Ni siquiera llevaba un día y ya estaba más allá del límite en mi papel de esclava. Caminar sin poder mirar nada más que el suelo y mis pies, algo que no me entretiene, no me agrada en lo más mínimo. Además, la forma en que ese desagradable hombre me observaba no es lo que más me molestaba… No, eso no era nada con la astilla en el dedo que me producía pensar que en cualquier momento Mor dice una palabra equivocada y terminamos todos al descubierto.
Y el sueño, el cansancio de la batalla me tienen... -negué- Me duelen las piernas, las manos, la cabeza. Quizás no debería quejarme tanto, estamos todos en el mismo estado, que inconsciente. Pero daría cualquier cosa por agua, por un momento de respiro. De pronto todo este viaje se vuelve... Comienza a sobrepasarme, dejo de sentirme capaz de continuar, es como si con cada lucha, con cada batalla debiera comenzar de nuevo, debiera partir nuevamente desde el inicio y no estoy segura de cuantas veces pueda hacerlo antes de colapsar. 

-
Ahí están -comentó repentinamente Mor. Levanté el rostro y el grupo se encontraba a las afuera de una habitación, esperando de brazos cruzados y casi quedándose dormidos. A ellos sí que no les interesaba hacer su papel en esta historia. Sonreí, divertida con la escena.
-Subirnos en este barco fue una mala idea -la voz de Keops, como si estuviera a punto de caer dormido me hizo sonreír -Esto no me gusta, es extraño...
-Era subir al barco o quedarnos varados en medio de la isla -murmuré acercándome a ellos, entonces la mano de Mor me detuvo afirmándome por el hombro, me giré y al ver como un hombre avanzaba por el pasillo, mirándonos por el rabillo del ojo, me detuve y suspiré. -Soporta Epifanía. Hacer eso te sale mejor que fingir ser esclava- pensé y luego de que se hubiese perdido de nuestra vista, me giré hacia Mor -Gracias -murmuré.
-Heracles ha salido -comentó Adelphos saliendo de la habitación.
-¿Cómo que salió? –pregunté de inmediato.
-Dijo que iría a investigar.
-¿Y por qué fue solo? -increpé observando al príncipe -¿Lo dejaste ir solo?
-Lo conoces, sabes que no sigue órdenes.
-No se trata de órdenes, se trata de sentido común. Estoy segura, que si algo le ocurre sobre este barco, jamás nos enteraremos de qué fue lo que sucedió -comenté sin quitarle la mirada de encima al joven de cabello castaño, que me observaba serio y con una repentina preocupación.
-Esperen. Ya conocemos a Heracles, estoy seguro que no le sucederá nada -comentó Keops levantándose -Ahorrémonos las acusaciones -dijo mirándome. Asentí.
-Es cierto -musité levantando sutilmente las manos -Es que este barco es... “Algo” especial y estoy demasiado intranquila -agregué -Lo siento.
-No hay problema, estamos todos igual –respondió el príncipe sonriendo.
-¿Y la dónde está la señorita? -preguntó Mor intentando cambiar el tema.
-¿Cyrene? Duerme -respondió Adelphos.
-Están Rea y Amisthy con ella -acotó Keops.
-Será mejor que no salgan, de otro modo solo habrán más problemas –acotó Mor.
-Es cierto. Ese hombre es... -negué entrecerrando los ojos -No importa. Lo que ahora me preocupa es Heracles.
-Espera. ¿Por qué no vamos a buscarlo? -comentó Mor alzando una ceja -Así podremos también observar un poco lo que sucede en el barco... Si saben a lo que me refiero.
-¿Observar? Esa idea me gusta -musité y entonces me di cuenta que, con el barco lleno de piratas, mirar seria lo menos que yo podría hacer -Es injusto -murmuré bajando la vista.
-¿Qué cosa? -preguntó entonces Adelphos. Negué sonriendo, como si no hubiese dicho nada.
-Vamos –y puse la capucha sobre mi rostro.
-¿Están seguros? -comentó Keops sonriendo.
-Descuiden, si sucede cualquier cosa, les entrego a la esclava y me salvo -comentó Mor, negué y Adelphos comentó algo que en realidad no entendí, pues miraba fijamente el final del pasillo donde estaba la escalera -Ya, vamos -dijo entonces Mor empujándome levemente. Me giré.
-No abuses... -él sonrió victorioso y avanzó por el pasillo. 

Comenzamos a subir por las escaleras, eran pequeñas e incomodas, tenía que subir afirmada en las cuerdas que las amarraba débilmente, entonces negué y me detuve. 


-Esta escalera... Terminaré cayendo -musité mientras me afirmaba el himation y subía aun afirmada del bamboleó del barco.
-Cúbrete -musito Mor.

Levanté el rostro y por la misma escalera bajaban un par de hombres cargando unos cueros en sus espaldas. Rápidamente solté mi ropa y me cubrí con la capa, entonces los hombres se acercaron, y como la escalera era ridículamente estrecha, acercó su mano a mi hombro, entendí de inmediato que la intención era empujarme contra la pared para pasar, y no pude evitar acercar mi mano y afirmar su muñeca antes de que siquiera me tocara.
En aquel momento todo se detuvo y hubo un silencio incomodo, me di cuenta de que tenía su muñeca afirmada aun y que los tres hombres me miraban, imaginé que Mor con cara de: "¿Qué hiciste?". 

-Yo... Lo siento -musité soltando su muñeca y acariciando velozmente su piel, con una sonrisa, para luego subir a cubierta casi corriendo por las escaleras. Sentí la mirada de los tres hombres mirándome, algo le dijeron a Mor, pero este no respondió. 


Pero la cubierta era otra cosa. Al llegar una fuerte brisa me quitó la capucha de la cabeza. Me giré pensando que había sido Mor, pero este también llegaba a cubierta extrañado, afirmando su machete y observando en todas direcciones.
-¿Es normal esta ventisca? ¿Cuánto tiempo estuvimos dentro que se armó una tormenta justo sobre el barco? -pregunté mientras me giraba y sentía como el viento hacía que la capa de Mor y mi himation se movieran violentamente, sirviendo de nada que llevara la capa puesta.
-Esto no es normal. El viento está concentrado sobre nosotros. Sobre el barco...-comentó quedando un momento pensativo. Negué girándome, lo observé y luego volví a observar el cielo, las velas del barco estaban tan tensas que lucían como si en cualquier momento fueran a desgarrarse y cuando ya el viento me molestaba incluso para abrir mis ojos, un antiguo símbolo en un cuero colgado en lo alto del mástil me hizo abrir ampliamente los ojos y retroceder un paso, chocando entonces de espaldas con Mor.
-Supongo que eso responde muchas interrogantes -musité.
-Eolo -respondió el hombre a mi espalda poniendo sus manos en mis hombros.
-¿Cómo un grupo de hombres de oficio cuestionable, tienen un cuero con el símbolo de Eolo en él?
-Imagina, si se movilizan con los vientos de Eolo, qué otras reliquias utilizan para sobrevivir -acotó. Alcé la vista una vez más, solo para notar como los hombres en cubierta nos habían visto y nos observaban fijamente. Creo que se habían dado cuenta, que nosotros nos habíamos dado cuenta de lo que ellos esperaban que no nos diéramos cuenta.

By KatrinaxStevens