1.10.10

Cap 115


Patroclo y Adelphos

_ Maldito Poseidón... Yo te maldigo_ dije en mi mente con rabia, el lugar en que nos encontrábamos era algo peculiar, pero que digo peculiar, debería decir bastante distinto a los demás lugares en los que estuvimos, malditos dioses odio cuando nos llevan a lugares raros, y si había algo que no podía olvidar era ese maldito Mor, juro por mi espada y mi nombre que le regresaría los golpes en cuanto pudiera.

Seguimos caminando, después de ver semejante bestia, por lo presenciado podría afirmar que estábamos en la Isla de los Gigantes, maravillosas historias se contaban de ella, enormes bestias del tamaño de palacios... Gigantescos hombres capaces de eliminar a cualquier ser diminuto, y bueno imposible tocar a una mujer de la especie de la Isla, en fin, el esclavo que acompañaba a Amisthy era un tanto estorboso a mi parecer, de que rayos nos serviría si no sabia manejar una espada, o un escudo, al menos debería saber curar heridas, pero no, nada.

Para colmo de males el estorbo ese que la chiquilla había traído consigo no servía ni para señuelo. El lugar en el que estábamos situados era ni más ni menos que la fabulosa Isla de los gigantes... El nombre lo decía todo "gigantes" no había mas que decir, el problema seria salir de aquí fue fácil llegar pero la salida seria el dilema, parece que tendremos que explorar un poco, tal vez encontremos algo interesante por aquí.

Mire al hombre, el esclavo que nos acompañaba... Una vida es una vida y tal vez el hombre sepa hacer algo útil, le miré fijamente y luego a Patroclo el cual cargaba una cara bastante mala, expresando su enojo e indiferencia, el esclavo se me acerco y me inicio la plática.

- Disculpad joven príncipe... ¿Usted sabe donde estamos?- preguntó con un respeto como si yo fuera el príncipe de sus tierras.
- Hombre... llámame Adelphos, tan solo soy un guerrero mas en estas tierras-le dije en primer lugar- y bueno, no es ningún acertijo el nombre del lugar donde nos encontramos, la Isla de los gigantes.
- ¿En verdad existe tal lugar?- dijo como si no conociese nada sobre el mundo
- Si existen los dioses, también existe algo así ¿no lo crees?- dijo dirigiéndome a el esclavo.
- Patroclo tiene razón- dije, ¿Mi hermano, hablando con esa humildad?
- ¿Y tu nombre es?- le pregunto mirándole.
- Mi nombre es Aetos, y vuestro nombre, noble hombre- pregunto humilde el esclavo.
- Yo soy Patroclo, príncipe de Tesalia, comandante del ejercito tesalonicense, pero puedes llamarme Patroclo, como mi hermano dice "en estas tierras tan solo soy un guerrero"- le dijo en tono mas humilde al que acostumbraba hablar.

Al parecer mi hermano estaba cambiando su actitud para bien, menos mal que lo hace, si no tendríamos severas riñas entre él y los demás, pero si había algo que tenia en duda era el por que había traído a Calisto, debió haber traído a otro guerrero, la mente de Patroclo era un enigma total.

Mientras Demetrius y Calisto estaban con Heracles, nosotros seguíamos explorando, mirando maravillas, de repente topamos con un poblado - ¡¿Que rayos?!- dije al ver la figura de un hombre enorme acercándose-¡¡HERACLES¡¡- grite llamando a los demás.


by hunterhelmsleyhearst

26.9.10

Cap 114

Heracles

Bueno, ahora había que investigar este lugar. Pero se me hacia bastante molesto con la ropa mojada... Rayos. Me hubiese quedado acostado debajo del sol allí en la playa, pero en fin... Este lugar parece bastante solitario, para ser sinceros no he visto algún animal grande por aquí, mas que algunos pájaros que sirvieron de alimento para el hambriento Midhos.... Mmm, mas que solitario... Raro, diría.

- Esto es muy raro...- dijo Calisto. Asentí con la cabeza. De a poco nos acercábamos al humo, y descubriríamos de donde venia.
- Miren eso...- susurro Patroclo, delante de nosotros, como a unos 20 metros, se alzaba una especie de valla hecha con palos. Pero no era común...
- Es muy grande...- dijo atónito el "esclavo". Nos acercamos y para nuestra gran sorpresa, este era una especia de corral. En el cual había animales muy grandes, parecidos a vacas. Pero mucho más grandes.
- ¿Que rayos?- dijo Adelphos, observando con atención y algo de fascinación.
- Parece un corral...- dije despacio, sintiendo de pronto las garras de Midhos clavarse en mi hombro. Desde que habíamos llegado estaba como nerviosa, tensa.
- ¿Un corral? Pero... ¿de quien?- 
- No lo sè Calisto, pero yo digo que nos separemos y averigüemos...- dijo Patroclo. Luego de esto nos separamos, a Adelphos le toco ir con el esclavo de Amisthy, aun no comprendo del todo porque la chica nueva lo trajo con nosotros, y aun mas, ¿como llego vivo a la costa si estaba amarrado? En fin...

Con gran cautela, empecé a desplazarme de manera rápida entre los árboles, al parecer el "corral" estaba alejado de lo que sea que fuera el dueño. Aunque viendo el tamaño de esa cosa... ¿Quien podría hacerlo? Midhos de pronto apretó de nuevo sus garras contra mi hombro, me detuve detrás de un árbol e hice que se posara en mi antebrazo derecho.

- ¿Que te sucede?- le dije en voz baja. 
_Debemos irnos..._ musitó.
- ¿Pero por qué?- le dije, insistente, pero de pronto ambos nos quedamos quietos, paralizados.
_ Eso..._ susurro Midhos. Esos pasos pesados, unos metros más adelante.
- Shh...- le dije a Midhos muy despacio, mientras me asomaba apenas por un lado del árbol. Apreté los dientes mientras volvía a ocultarme.

Cuatro metros... Esa cosa medía cuatro metros. Y su cuerpo era enorme... ¿Qué era eso? ¿Dónde estábamos? Una vez que escuche los pasos alejarse, volví a asomarme ¿Un gigante? No me sorprendería.

- Tal vez solo sea uno...- susurre para mi, saque mi espada para tenerla a mano por si acaso y empecé a desplazarme de nuevo, debía seguirlo, y comprobar donde estábamos. Aunque en el fondo...
_ Te lo dije... Debemos irnos... Es muy peligroso..._
- No Midhos, seguiré para averiguar que ocurre con ese grandote...- musité mientras seguía avanzando, por el ruido de las pisadas era fácil guiarse.

Luego hablaría con Midhos, sabia que había aquí... Estoy seguro... Debo saber como lo sabe...


by Silius

Cap 113

Cyrene

No podía abrir los ojos, estaba todo oscuro como boca de lobo y tenia mucho frio. Había sido una tormenta terrible tras otra y nuestra embarcación no lo había soportado. Tanta agua salada, poco aire y quizás lo helado del mar me había hecho perder la conciencia. Tardé mucho en sentir el leve calor de la arena sobre mi helado cuerpo.

Me sentía agarrotada como nunca lo había estado y tan poco dispuesta a levantarme..."anda, arriba" sonó una voz en mi cabeza, aunque era algo suplicante, no dejaba de mostrar autoridad y cierto enojo. Una voz tan familiar y que al igual que las ninfas, yo consideraba preciosa y amada, "Cyrene, despierta..."

Me levanté dificultosamente, apenas había abierto los ojos y tardé en sentarme. Keops lucia igual de cansado pero cuando Epifanía se había ido a discutir no se que con Mor, miré al chico.

- Creímos que te habías muerto- comentó mirándome - Estas pálida.
- Eso ocurre cuando no estas acostumbrado a lo helado del mar...el bosque era de alguna forma, más cálido.

Cuando escuché lo del agua dulce fue como una bendición puesto que sentía que vomitaría de un momento a otro por culpa del agua de mar tragada con anterioridad. Era realmente fresca y deliciosa, que no me importó empaparme nuevamente las blancas prendas que se ajustaban a mi cuerpo y que comenzaban a transparentarse en algunas zonas dependiendo de como me moviera.

Epifanía y Amisthy me lo habían dicho pero no comprendía, o terminaba de comprender como aquello podía ser malo, después de todo, en el bosque me empapaba a cada rato y yo nunca había sentido alguna vergüenza según recuerdo, es más, muchas veces las mismas ninfas andaban desnudas y Artemisa siempre había explicado que ellas mostraban su belleza tal cual Zeus las había hecho con ayuda de Hermes, claro.

Las personas como yo, los humanos...eran gente que no comprendía y quizás, debía tratar de hacerlo...

Miré el lugar, donde había agua dulce había más plantas que podrían ser comestibles y yo conocía su gran mayoría por lo que aunque fuera una isla desconocida quizás podría encontrar una que otra cosa útil.

- ¿Alguien ha notado que en esas rocas de allá, hay un arco y flechas? ¿Cierto? -dijo Mor y recordé que no tenia mis armas junto a mi cuando había despertado, es más... Ni las dagas.

Alcé la vista y allí estaban, como si hubiesen esperado a ser descubiertas, no solo el arco y las flechas, sino tres dagas... Mis armas. Crucé el estanque llegando a ellas y mirándolas un momento. Aun significaba algo para Artemisa. Abracé mis armas y Mor comento de nuevo.

- Y los dioses siguen metiendo sus narices entre nosotros- dijo mirando a Epifanía y después a mi, fruncí el ceño.
- No deberías decir eso... Tú sobre todo.
- ¿Por qué no?- preguntó el.
- Porque siempre apestas a Azufre...- dije recordando el aroma de Hades al ir tras Dionisio... Mor olía igual… Con menor intensidad claro esta, pero lo hacia... Y ya unas veces Artemisa había mencionado a Hades como... Alguien que no querrías toparte nunca.

Aun así, me encogí de hombros.

- No me interesa hablar de ello tampoco. Al fin que… no entiendo nada de nada... Y ¿Quieres dejar de ver mi vestido?- pregunté.
-¿Y quien dijo que miraba tu vestido?- dijo él enarcando una ceja, no entendí que quiso decir pero seguro que Epifanía y Amisthy si, por que la primera le arrojó agua a la capa, mientras Mor dejaba escapar un grito de disgusto y la segunda negaba con la cabeza.

Miré mi vestido y me pregunté que habría de malo con la blanca tela que lucia empapada y con restos de arena y lodo.


by wolfmanhunter_lilith