23.12.11

Cap 211

Heracles

-Ah, Adelphos...- dijo el guerrero levemente sorprendido, pues había olvidado que también era protector de Cyrene, y, como era lógico, si no estaba dentro estaría fuera de la habitación.
-¿Cómo esta nuestra protegida?- murmuro por lo bajo.
-Con visitas... Aunque creo que debe descansar- dijo Heracles. Noto la mirada de Adelphos ante la palabra “visitas”, se apresuró a disipar sus dudas -No te preocupes, son Rea y Amisthy... Parece que la nueva esta algo conmocionada con esta embarcación...- acoto el guerrero.
-No la culpo... Por como intentan hacerse con nuestras mujeres, supongo que el trato que le han de haber dado... No era el mejor... ¿Me entiendes?-
-Claro, entiendo...- respondió Heracles. Escucho pasos y con un gesto le indico a Adelphos callar. Ambos se silenciaron y en unos momentos un par de piratas, lo que Heracles creía que eran, pasaron por enfrente de ellos, observándolos de manera algo incomoda. Una vez que pasaron, retomaron la conversación, aunque con un ligero desvió del tema...
-Algo ocultan... Pero saber exactamente que, es imposible estando aquí de guardia- musito el príncipe. Tenía razón... Sin dudas, si querían averiguar algo más, tendrían que hacerlo al viejo estilo... Esperar a que las noticias “lluevan”, podía ser su peor error.
-Tengo... Una idea...- dijo Heracles al cabo de un rato. -Busca a los demás, a los “guardias”, q se queden aquí mientras voy a investigar esta embarcación... Algo debo hallar- dijo finalmente el grandote.
-¿Estás seguro?- pregunto Adelphos, no muy convencido del plan.
-¿No hay muchas opciones no? Lo haremos antes de la “cena” que dijo eso sujeto que estaban preparando, ya que luego todo se tranquilizara y cada movimiento será visto como sospechoso- culmino Heracles, mientras miraba a lo lejos un grupo de sujetos hablando entre ellos. Todo le parecía sospechoso...
-Tienes razón... Mira, iré por los demás... Tú quédate aquí- le dijo Adelphos. Al cabo de unos minutos ya había reunido a todos.
-Ok... No tardare demasiado...- dijo Heracles.
-No lo hagas... Sospecharan si no te ven con nosotros mucho tiempo- le dijo Adelphos. Heracles asintió con la cabeza y se alejó de la habitación de Cyrene.

Había pensado en varias formas de desplazarse... Pensó en la cautela, sigilo... Pero había muchas personas en la embarcación, y verlo desplazándose de esa manera levantaría sospechas inmediatas. No, tendrías que hacerlo de forma normal, tratando de no levantar sospechas. Total, ¿Acaso ellos no decían que eran invitados? ¿Acaso no tenía derecho a pasear por la embarcación?

La embarcación era bastante grande, sin dudas mucho más grande que la embarcación que ellos mismos había fabricado en tierras de Circe. ¿Que buscar? Sería mucho más simple dirigir un destino si sabía que debía buscar... Había muchas recamaras, muchos piratas, y todos ellos lo miraban a cada paso que daba. No sería una misión fácil, pero era momento de comenzarla...



-Disculpa- pregunto a un pirata que pasaba por ahí. -¿Dónde se encuentran los baños?- se esforzó por preguntar de manera cortes, pues era hermano de una chica que supuestamente era de familia... De buena familia. El pirata lo miro con sorna, a Heracles le pareció que aguantaba una risa. Nada le hubiera gustado más que romperle la nariz y preguntarle que querían en verdad.
-Baja las escaleras por babor, la última recamara a la izquierda- respondió finalmente este, y se alejó mascullando quien sabe qué cosa.

Con un suspiro, comenzó a caminar hacia babor, rodeando un enorme mástil y encontrando la escotilla, la cual estaba abierta. Por ella salieron un par de piratas que lo miraron y sonrieron, casi de la misma manera que todos en aquella embarcación. Bajo por las escaleras de madera y vio que había muchas recamaras allí... ¿Ahora? No podía simplemente entrar a las habitaciones y decir “Lo siento, me confundí”, ahora tendría que ser sigiloso, muy rápido, y por sobre todo... Tener mucha suerte.

Camino con cautela, acercándose a la primera puerta... Aún estaba ensayando excusas en su cabeza. “Lo siento, mi memoria parece fallarme... Tal vez fue la larga exposición al sol en aquella isla”, esa, era una de las tantas que lograba improvisar lo más rápido que podía.
No escucho nada del otro lado... La empujo despacio, rogando que no crujiera ni hiciera otro ruido. Por suerte no lo hizo, y dentro, vio a un pirata que parecía bastante herido. Todo su torso estaba vendado, también su pierna derecha y su brazo izquierdo... Otra venda envolvía su cabeza por encima de los ojos. ¿Y a este que rayos le paso? Se preguntó Heracles. Apenas respiraba, parecía que hubiera quedado tremendamente herido por algo... Miro a los alrededores, no vio nada que le resultara interesante... Salió sigilosamente y cerró la puerta con cuidado. Siguió caminando hacia el final del pasillo hasta que se detuvo en una puerta que, a diferencia de otras, tenía tallada unas palabras a cuchillo... Más bien era como un nombre: “Artemio, El Cazador”. Con que cazador... Que interesante. Pensó Heracles, y sin perder tiempo, entro.

Luego de unos minutos salió, y justo a tiempo, pues escuchaba pasos bajando las escaleras. Rápidamente comenzó a caminar hacia los baños y entro justo a tiempo de que lograran verlo. Una vez allí, solo tuvo tiempo de recordar lo que había visto. Un hombre casi en las mismas condiciones que el anterior que había visto, solo que a este parecía que le habían arrancado un brazo, su torso estaba enteramente vendando, como así también una de sus piernas... Sin embargo, a pesar de su estado, no fue eso lo que más le llamo la atención... La habitación estaba repleta de armas, y otros objetos que llamaron mucho la atención de Heracles, pero hubo una que más le llamo la atención... Una medalla, de oro, con un águila de un lado y un león del otro. No tenía dudas de que era... En su pueblo había muchas leyendas de esta medalla, otorgado por un dios a uno de sus “hijos” en la tierra... Seguro que Mor, o Epifanía sabrían más de ello. Se había asegurado también de memorizar tantos otros objetos de esa habitación antes de salir.

Salió por fin de la recamara donde estaba, y en la cual esperaba no volver a entrar, y retomo su camino de regreso... Pero la curiosidad le gano, y reviso unas cuantas habitaciones más... Y, en todas ellas, encontró gente en el mismo estado que los anteriores... Heridos, con algunas amputaciones. “Demonios ¿Contra que se enfrentaron estos tipos?” En un principio pensó en una batalla contra otros piratas, pero el aspecto de la embarcación no denotaba batalla reciente. Así que sea lo que sea con lo que hayan luchado estos hombres, fue en tierra.
Volvió rápidamente a la habitación de Cyrene y se encontró con los demás... Mor y Epifanía se les habían unido, tal vez luego de que él se haya ido. Les iba a contar lo que vio cuando una voz los asalto...
-Si me permiten interrumpir vuestra reunión- su intento de sonar cortés lo hacía muy molesto -Les avisamos que la cena esta lista... Si quieren comer, síganme- abandono la cortesía fingida al final y todos comenzaron a seguirlo.
-Luego...- le susurro Heracles a Epifanía, que pasaba por su lado, ella asintió. El guerrero entro a la habitación, y con cuidado despertó a Cyrene, con ánimos de no asustarla. -Despierta niña... Es hora de cenar, lo necesitas- le dijo mientras ella intentaba abrir del todo los ojos.

By Silius