El momento había llegado, y mentiría descaradamente si no dijera que estaba ansioso porque el combate comenzara... Aunque también mentiría si no dijera que me preocupaba no saber mucho de nuestro enemigo. Descubrir que era capaz de hacer, en medio del combate, podría ser muy peligroso...
-¡Retrocedan
todos!- grite cuando aquella masa oscura que de a poco adquiría forma desplegó
dos grandes brazos. “Oh por Zeus” Pensé sorprendido... No sería cosa sencilla.
Lo que creía era Apolo, cayó pesadamente al suelo salpicando todo con ese líquido negro. Alcance a esquivar todo lo que pude aunque un poco cayó en mi antebrazo, protegido por una malla de cuero. Este comenzó a desprender vapor, a quemarse. ¡Rayos! Me saque rápidamente aquello lanzándolo luego al suelo... Este empezó a corroerse lentamente.
-¡Tengan cuidado! ¡Es acido!- grite retrocediendo. Entonces la masa comenzó a moverse rápidamente... Era escalofriante verla dejar un camino de líquido oscuro que quemaba todo lo que había debajo de ella. Tan solo imaginar que te pasaba por encima...
-¡Dispara!- grito Mor mientras que con su machete corría alrededor de lo que no parecía pero era inevitablemente Apolo. De la nada empezaron a salir flechas hacia la masa amorfa... Esta se retorció con cada impacto pero siguió andando como si no le hubieran hecho daño.
-Cuidado con su cuerpo... ¡Ataquen ahora!- grité mientras todos nos lanzábamos contra aquella cosa. Dando cortes a su cuerpo oscuro que hacían que se retorciera. Todos retrocedimos rápidamente cuando se alzó imponentemente tomando una forma humanoide, lo más cercano a la apariencia que tenia de Apolo en mi cabeza.
-¡Cúbranse!- dijo Heracles notando primero que todos el intimidador arco que sobresalía de un costado. Este fue tomado por un brazo oscuro, pero muy humano... Claro, en proporciones más grandes. “Tal vez en ese estado pueda recibir daño” Pensé mientras alzaba mi escudo para protegerme del inminente ataque. Los escasos árboles que había detrás de nosotros podrían servirnos para protegernos más, ¿pero llegaríamos allí a tiempo? Esa, era una muy buena pregunta.
-No reten a los dioses- mascullo una voz sobrenatural, gruesa, salida de aquella cosa que hacía de recipiente para Apolo. Su arco se extendió mostrando una flecha plateada y reluciente... Para luego mostrar más claro su torso, su rostro... –Pero ya es tarde... ¡Su insolencia se pagara con la muerte!- grito furioso y disparo. Su primera flecha fue hacia mí, interpuse mi escudo a tiempo y esta se clavó potente allí, haciéndome retroceder unos pasos. Debía dar gracias a que mi escudo era muy resistente. Alce la cabeza para ver a Apolo lanzar unas cinco flechas más antes de volver a tomar esa masa amorfa que avanzaba rápidamente absorbiendo las flechas de Cyrene y recibiendo sin daño alguno los cortes de los demás.
-No podremos derrotarlo así...- dijo Keops con una flecha en su brazo izquierdo. Fruncía el ceño de dolor pero la arranco tirándola a un lado.
-Hay que aguantar... Tiene que tener un punto débil- mascullo Dinethos. Asentí. Tenía razón... Una debilidad debía de tener.
Un par de minutos después, luego de una serie de ataques altamente fallidos, Apolo comenzó a tomar forma... Su espléndido arco volvió a aparecer y su rostro furibundo quedo a la vista. Todos nos defendimos con lo que teníamos a mano... Pocos tenían escudo, pero los demás contaban con una agilidad muy buena, lo que, por ahora, nos mantenía con vida a todos.
-¡Dispara Cyrene!- ordene deteniendo a tiempo una flecha directa a mi pecho. El escudo no soportaría muchos más impactos como estos. Mire a Apolo, y también vi cuando una de las flechas de Cyrene impactaba en su pecho. Apolo gruño de dolor, se retorció y arranco la flecha de su cuerpo... Un chorro de líquido negro salió por la pequeña abertura.
-¡Sí!- había funcionado. Debíamos detenerle el tiempo suficiente, y cuando su forma humanoide aparecía para atacar, podíamos hacerle daño... Mucho daño si nos lo proponíamos...
Apolo tomo nuevamente la forma amorfa y oscura y comenzó a moverse de muevo... Pero esta vez comenzó a ir en dirección a Cyrene... “La descubrió... Carajo” Pensé mientras corría a la par del ser lanzando cortes que su “cuerpo” sanaba al instante.
-¡Cubran a Cyrene! ¡Que no llegue hasta ella!- grito Mor desde el otro lado de la bestia oscura. Tenía que evitar que llegase a ella y a las demás mujeres.
Lo que creía era Apolo, cayó pesadamente al suelo salpicando todo con ese líquido negro. Alcance a esquivar todo lo que pude aunque un poco cayó en mi antebrazo, protegido por una malla de cuero. Este comenzó a desprender vapor, a quemarse. ¡Rayos! Me saque rápidamente aquello lanzándolo luego al suelo... Este empezó a corroerse lentamente.
-¡Tengan cuidado! ¡Es acido!- grite retrocediendo. Entonces la masa comenzó a moverse rápidamente... Era escalofriante verla dejar un camino de líquido oscuro que quemaba todo lo que había debajo de ella. Tan solo imaginar que te pasaba por encima...
-¡Dispara!- grito Mor mientras que con su machete corría alrededor de lo que no parecía pero era inevitablemente Apolo. De la nada empezaron a salir flechas hacia la masa amorfa... Esta se retorció con cada impacto pero siguió andando como si no le hubieran hecho daño.
-Cuidado con su cuerpo... ¡Ataquen ahora!- grité mientras todos nos lanzábamos contra aquella cosa. Dando cortes a su cuerpo oscuro que hacían que se retorciera. Todos retrocedimos rápidamente cuando se alzó imponentemente tomando una forma humanoide, lo más cercano a la apariencia que tenia de Apolo en mi cabeza.
-¡Cúbranse!- dijo Heracles notando primero que todos el intimidador arco que sobresalía de un costado. Este fue tomado por un brazo oscuro, pero muy humano... Claro, en proporciones más grandes. “Tal vez en ese estado pueda recibir daño” Pensé mientras alzaba mi escudo para protegerme del inminente ataque. Los escasos árboles que había detrás de nosotros podrían servirnos para protegernos más, ¿pero llegaríamos allí a tiempo? Esa, era una muy buena pregunta.
-No reten a los dioses- mascullo una voz sobrenatural, gruesa, salida de aquella cosa que hacía de recipiente para Apolo. Su arco se extendió mostrando una flecha plateada y reluciente... Para luego mostrar más claro su torso, su rostro... –Pero ya es tarde... ¡Su insolencia se pagara con la muerte!- grito furioso y disparo. Su primera flecha fue hacia mí, interpuse mi escudo a tiempo y esta se clavó potente allí, haciéndome retroceder unos pasos. Debía dar gracias a que mi escudo era muy resistente. Alce la cabeza para ver a Apolo lanzar unas cinco flechas más antes de volver a tomar esa masa amorfa que avanzaba rápidamente absorbiendo las flechas de Cyrene y recibiendo sin daño alguno los cortes de los demás.
-No podremos derrotarlo así...- dijo Keops con una flecha en su brazo izquierdo. Fruncía el ceño de dolor pero la arranco tirándola a un lado.
-Hay que aguantar... Tiene que tener un punto débil- mascullo Dinethos. Asentí. Tenía razón... Una debilidad debía de tener.
Un par de minutos después, luego de una serie de ataques altamente fallidos, Apolo comenzó a tomar forma... Su espléndido arco volvió a aparecer y su rostro furibundo quedo a la vista. Todos nos defendimos con lo que teníamos a mano... Pocos tenían escudo, pero los demás contaban con una agilidad muy buena, lo que, por ahora, nos mantenía con vida a todos.
-¡Dispara Cyrene!- ordene deteniendo a tiempo una flecha directa a mi pecho. El escudo no soportaría muchos más impactos como estos. Mire a Apolo, y también vi cuando una de las flechas de Cyrene impactaba en su pecho. Apolo gruño de dolor, se retorció y arranco la flecha de su cuerpo... Un chorro de líquido negro salió por la pequeña abertura.
-¡Sí!- había funcionado. Debíamos detenerle el tiempo suficiente, y cuando su forma humanoide aparecía para atacar, podíamos hacerle daño... Mucho daño si nos lo proponíamos...
Apolo tomo nuevamente la forma amorfa y oscura y comenzó a moverse de muevo... Pero esta vez comenzó a ir en dirección a Cyrene... “La descubrió... Carajo” Pensé mientras corría a la par del ser lanzando cortes que su “cuerpo” sanaba al instante.
-¡Cubran a Cyrene! ¡Que no llegue hasta ella!- grito Mor desde el otro lado de la bestia oscura. Tenía que evitar que llegase a ella y a las demás mujeres.
By Silius