13.6.11

Cap 172

Epifanía, Cyrene & Mor.

Ese Mor, simplemente viene y sonríe de esa forma taaaaaaaaaaaaan molesta, fruncí el ceño mientras se pasaba, aun paseando por la cubierta. Caminé a donde estaba Epifanía y la ayudé a levantarse y de nuevo esos ruidos de chapoteo que ya varios del grupo venían escuchando. Dinethos y Keops habían salido hace rato a hacer quien sabe qué. Entonces empezó a escucharse una melodía y casi suelto a Epifanía por lo repentino, la cara que puso la chica fue de susto y me pregunté por qué…Y casi como memoria perdida me vinieron cuentos que la diosa cazadora solía contarme sobre las sirenas comenzando a asociarlo todo con lo que estaba ocurriendo, pero mi rostro de susto apareció cuando más allá Mor estaba pegado a la borda y una criatura bellísima pero que me inspiraba desconfianza le manoseaba.

- E... Esa cosa…Es una Sirena ¿Verdad Epifanía?

Y Tuvimos que voltear pues los otros dos hombres también comenzaban como hipnotizados a caminar hacia el borde.

Entonces la melodía se transformó en un sabor dulce en la boca, algo así como una sensación relajante, bastante similar al vino de Circe. Pero la melodía era solo eso, una extraña melodía, que hasta que no vimos a los hombres del barco comenzar a volverse locos no entendimos que eran la trampa, el anzuelo, irónicamente, de las sirenas.

- ¡Qué están haciendo! -grité mientras me aproximaba al hombre más cercano, Keops, que como una cobra árabe hipnotizada, se acercaba al borde del barco en busca del origen de la melodía. Lo agarré por el brazo. - ¡Cyrene! -grité a la vez qué Keops perdía, como por arte de magia, la fuerza de los pies y me arrastraba con él al suelo-¡Necesitamos algo para... Para amarrarlos!

Y tuvimos que voltear pues los otros dos hombres también comenzaban como hipnotizados a caminar hacia el borde.

Miraba por todos lados buscando algo, como lo que me pedía Epifanía y justo iba subiendo Amisthy a la cual por medio de señas le pedí la cuerda que tenia a los pies, la que se encontraba en la entrada que conducía a lo que serian las habitaciones del barco. La cara de la chica delataba lo extraña de la situación pero no se molestó en pararse a preguntar y de inmediato, con todo y cuerda se fue donde Epifanía mientras yo me iba a taclear a Dinethos que ya tenia un pie encima, fue algo sumamente chistoso y que hubiese hecho reír a cualquiera en otra situación. Se escuchó un golpe sordo y fue más la velocidad lo que tumbó al hombre que era claramente más pesado que yo que ya intentaba pararse por lo que no podía hacer otra cosa más que permanecer encima suyo.

- Yo amarro a Tu novio- dijo Amisthy a modo de broma mientras Keops ya inmovilizado se sacudía como serpiente sin lograr deshacerse de la cuerda.

Vi un momento los ojos de la sirena mirar a un punto y quise mirar con ella, pero súbitamente, coloco la capucha y tomo un lado acercando su rostro, con una sonrisa negando. Yo le correspondí con la misma negación y se fue haciendo cada vez más pesada. Me inclinaba lentamente mientras ella bajaba susurrando. Hizo un movimiento rápido, extendiendo sus brazo y pasándolos alrededor de mi cuello. Llevé mi mano hasta la suya. De pronto sentí el tirón, ella quería que yo fuera con ella, la miré, no a mí no me molestaba para nada eso. Comencé a perder la fuerza en los brazos.
Sentí un escalofrío al sentir mi cuerpo de la cintura para arriba fuera del barco y la presión del madero en mi estómago. Que se fue al segundo.

Keops en el suelo, amarrado cuan serpiente y Cyrene con Amisthy encargándose de Dinethos. Miré entonces la puerta y corrí, la cerré amarrando la, esperando que más hombres no fueran a subir siguiendo la melodía. Miré la cubierta, sabía que olvidaba algo y cuando veo a Mor, inclinado sobre la baranda con el cuerpo a punto de caer al agua producto de una sirena que lo afirmaba por el cuello, corrí, tropecé con la cuerda pero logré levantarme y cuando llegué junto a él, agarré lo primero que se me ocurrió y mi mano afirmó su pelo, lo tiró hacia atrás y el se alejó de la baranda, pero seguía aferrado a la sirena. Entonces una de mis manos afirmó el rostro de Mor cuan pulpo y la otra se puso en el rostro de la sirena, y con toda la fuerza que pude, comencé a separarlos.

Miraba la escena de Epifanía y el esfuerzo que ponía para alejar a la sirena que testarudamente, seguía sujetando a Mor y sonriéndole y el otro como tonto que estaba que quería avanzar hacia adelante. Me levanté mientras Amisthy terminaba de atar a Dinethos, luego le pediría que me enseñara a hacer nudos. Tenía que ir a ayudarle por que Mor le estaba dando problemas.

- ¡Hey!-grité mientras avanzaba y un segundo grito captó mi atención.
- ¡Cyrene, el mapa! ¡El mapa!- me gritaba Amisthy y apenas iba a responder que el mapa estaba sobre una mesa, allí en la cubierta cuando veo el rastro viscoso detrás mio y que iba encaminándose al sitio.

Se arrastraba y casi parecía serpentear sobre la madera, pero tenia la suficiente fuerza como para desplazarse con rapidez sobre la cubierta. Empecé a correr y resbalé con el agua que iba dejando la sirena al arrastrarse y extendí la mano enterrándole las uñas lo mejor que pude en la cola, la mujer-pez giró el rostro, me miró y sacudió la cola para darse una vuelta. Terminé soltándola pero me levanté y con el mismo impulso me lancé contra de ella cayéndole en la espalda, ella agitó las manos y con una comenzó a empujar mi rostro buscando quitarse mi agarre.

Y La mano de Mor tomó mi muñeca, como si fuera papel, me apretó fuertemente y me corrió, haciendo que cayera ante la fuerza que aun ejercía y cuando me quitó la mano. Entonces me levanté, afirmándome de su capa, agarrándome de los brazos de la sirena que rodeaban el cuello de Mor.

- Si no lo sueltas te juro que te comeré asada - amenacé, pero la sirena continuaba con su canto en dirección a Mor y el no le ignoraba.

Entonces harta de ser la patética mosca intentando separarlos, mordí ferozmente el brazo de la sirena y esta pegó un chillido y quitó ambos brazos, haciendo que del tirón que hacía cayera, y con Mor encima.

El golpe fue estrepitoso pero caí en algo suave. Miré, era Epifanía fruncí el ceño – Epifa…- pero repentinamente me gire, ese sonido volvió, el susurro, la voz. ¡La chica! Hice ademán de levantarme pero sentí unos brazos y piernas enroscarse como un koala a mí, caí un momento, mire, era Epifanía, bufé intente quitarla, tenía que volver al borde, la chica, me estaba esperando. Tome sus brazos y los aparte con fuerza para agarrar ambos con una mano, por la muñecas, el canto ya no era un susurro, cada vez el canto era más fuerte, tenía que salir de aquí. Me gire y la cosa quedo al revés, y rápidamente con las dos manos la reduje aparte sus piernas colocándome encima y volví a tomar sus muñecas con una mano. Miré a un lado, ella lo hizo también, sonreí para repentinamente levantarme. Y comenzar a correr hacia el filo pero de pronto caí, estrepitosamente al suelo, me gire Epifanía tomaba las pantorrillas con fuerza.

Terminé debajo de la sirena que parecía capaz de hacer dos cosas a la vez, pelear conmigo y seguir cantando, Dinethos allá a lo lejos se agitaba al igual que Keops pero Amisthy los sujetaba a ambos y seguía apretando las cuerdas de forma que no les dejaba salir. La mujer-pez pesaba demasiado y como pude me fugué y cuando se iba a por el mapa extendí la mano y le jalé el cabello con tanta fuerza que la hice regresarse, emitió un chillido tan horrendo que casi podía jurar que era la peor cantante de todas.

La cabeza me dolía e intenté cubrirme los oídos pero tampoco podía dejarla robarse el mapa, por lo que volví a tirar de ella y esta vez no se quedo tan quieta, dio otro chillido y me pegó con la cola, como pez fuera del agua, agitándose, no la podía sujetar y tiraba manotazos tratando de agarrarla y en uno de esos, después de que me rasguñara en rostro, le tiré un golpe con el puño cerrado y se cayó, me miró dolorida y tras emitir otro chillido se encaminó hacia la borda y se lanzó al agua. Suspiré, con la ropa húmeda, despeinada, con un rasguño del cual caían unas gotitas de sangre en el rostro y con varios golpes que se veían rojizos.

Victoriosa llegué a la mesa y me introduje el mapa entre las ropas. Sonreí ligeramente, cuando uno piensa que no puede hacer nada, va y derrota a una sirena. Pero la música seguía escuchándose por lo que tras dar una rápida mirada me percaté de que la sirena que aun intentaba atraer a Mor todavía se sujetaba del borde y Mor que trataba de llegar a ella como un poseso.

Me agarré como pude de sus piernas, comencé a escalar nuevamente sobre su cuerpo, no podía dejarle espacio a cualquier tipo de movimiento contra mi. Entonces agarré su capa y la subí, cubriendo su cabeza y enredándolo entre la tela. Seguí subiendo por su cuerpo, pisando sin conciencia de lo que pisaba ni de sus quejidos. La sirena continuaba cantando sentada al borde del barco, mientras con una mano sobaba la mordida que le había dado. Me acerqué a ella, Mor continuaba siendo un enredo con su capa, entonces la empujé, pero ella me agarró del brazo y comenzó a tirar, mientras enterraba sus uñas. 

- ¡Por Zeus! ¿Qué quieren de nosotros? -grité a la vez que intentaba quitarme sus manos de mi brazo, entonces Mor se deshizo de la capa y se levantó.
- ¡Ah No! ¡Ella es mía! -me gritó. Lo miré entrecerrando los ojos y negué.
- ¡Quédatela entonces! ¡Pero no te quejes cuanto te falte el aire! -grité, entonces la sirena me soltó, caí, volvió a atraer a Mor hacia ella. -¡Eso es todo! -pensé a la vez que me levantaba. 

Acerqué mi mano a Mor y tomé su machete. Lo empuñé con fuerza y miré a la sirena.
 
- Suéltalo -musité -ella me miró, Mor continuaba embobado - Suéltalo o pierdes la mano -volví a amenazar, entonces ella miró al chico, luego el machete, luego a mi, luego Mor y como no hizo ademan de nada, levanté el machete sobre mi cabeza y lo bajé en dirección a su mano con tal potencia que la sirena casi pierde la mano que apoyaba en la baranda de no ser porque se movió bruscamente. 

El filo del cuchillo quedó enterrado en la madera y Mor se asomaba por el barco buscando a la mujer que había desaparecido en el agua
.

La mujer cayo y su voz se esfumó. Mire el machete y fruncí el ceño mire a Epifanía, mire a la mujer. Todo encajo en un segundo, tome la mano de Epifanía y saque el machete del madero, ella apartó la mano.

-Es un hecho aprenderás a pelear…- musité para tomar a Epifanía y acercarme hacia donde estaba el grupo amarrado.

Pero de pronto el sonido, el susurró... Miré a Epifanía, me detuve. Tenía que volver.


Mor comenzó a correr nuevamente hacia donde estaban las sirenas. Rodee los ojos y volví tras él. Alcancé a agarrar su brazo cuando cuando un tenue rayo de luz se asomó por el horizonte. Ambos nos detuvimos entrecerrando los ojos, entonces Mor dio un paso hasta el borde del barco y se asomó, pero aquella impetuosa necesidad que tenía de lanzarse al agua se había esfumado y yo me había acercado junto a él a observar cómo las sirenas, quizás una decena de ellas, se alejaban nadando mar adentro, esquivando los rayos del sol que comenzaban a alzarse. Entonces suspiré y me apoyé en el brazo de Mor, notablemente cansada. 

- Esto es demasiado -murmuré a la vez que comenzábamos recién a distinguir los gritos de los hombres, que golpeaban la puerta para intentar salir. Sonreí y negué a la vez que me dirigía a abrirles. 
-Era el mapa... -murmuró Cyrene y nosotros le miramos.

Apoyé el brazo en el hombro de Epifanía. Esto nunca lo hacía, pero… suspire. – Ni pensar que estaría en este momento ahogándome – musité y miré a Epifanía, le iba a dar las gracias cuando de pronto todo comenzó a dolerme, la cabeza, el brazo, las costillas, el estómago. – Me duele todo- dije mientras me llevaba la mano a la frente y miraba a Epifanía, para después negar.
-¡Y te quejas de paso!- su chillido enojado agudo retumbo en mi cabeza, acuse la mirada – Eres un mal agradecido, debí haberte dejado que te ahogaras- refunfuño, cruzo los brazos contoneando sus hombros y mi mano cayo de su lugar.

Una sonrisa ladeada se dibujó en mi rostro.

-Y te ríes… Eres desagradable…

Negué.

- Gracias…- musite mirándola fijamente. – Deberías ver a Zorba por esos morados- mis ojos se clavaron en las muñecas que comenzaban a amoratarse. Tome la muñeca. Y mi rostro se tornó inexpresivo – Si, deberías ir a ver Zorba- confirmé para darme la vuelta y caminar hacia Keops, y ayudar a soltarlo.

Amisthy se encontraba contándole a un confundido Adelphos lo sucedido. Adelphos me miro y se acercó a mí.

- ¿Estas bien?- Preguntó.
- Si- dije sin mirarle mientras veía a un todavía mareado Keops y algo moreteado.
- Yo te relevo en tu guardia- agregó. Me giré con las manos quietas. - Ya has hecho demasiadas, es injusto…

Le mire fijamente, Adelphos me sostuvo la mirada. Tenía razón, no porque era injusto, no, eso era estúpido. Si no era que a pesar de que había visto todas las señales no pude deducir a tiempo que era lo que nos rodeaba. No sé si atribuírselo a que no sabía, o al cansancio.

Me erguí. Keops se giró, abriendo los brazos en un suspiro reparador gritando a los cuatro vientos lo feliz que estaba de no tener las cuerdas y que las sirenas se hubiesen ido. Lo miré y me fui caminando hasta la zona de los camarotes. Y de pronto, un pensamiento me paso un minutos las palabras de las parcas, podría ser que... Abrí la puerta – Sera mejor que descanses un rato… ya no sabes ni que piensas…- susurré para cerrar la puerta de un trancazo.


by KatrinaxStevens, wolfmanhunter_Lilith & Double_Angy

12.6.11

Cap 171

Mor

Sentía que podía hacer 3 guardias más después de haber comido. Y es que el insomnio todavía seguía allí, como una sombra… No sé cuánto tiempo seguiría allí, pero la verdad es que eso era lo poco relevante de todo este asunto. 

- Juraría que vi algo pasar abajo del barco- musitó Epifanía mientras me miraba.
- Lo sé. Hay que estar atentos.
- ¿Qué es?
- No tengo idea – y es que era verdad, podrían ser muchas cosas.

Le observé un momento para decirle.

- Esto aquí arriba se está haciendo aburrido, gracias por la comida- me levante tropezándola hasta el punto de que tuvo que agarrarse de una parte de la capa para no caer.
- ¡Mor!- me gritó por la bajo enojada. Me reí y ella soltó indignada. – Iré a recobrar mis piernas, permiso- musité para bajar del alto lugar y comenzar a caminar. En la caminata encontré a Cyrene, esta me miró fijamente, yo pase de largo con una sonrisa ladeada, como divertido, ella se enojó. 

Y comencé a caminar por los alrededores del barco. 

Me encontraba en la punta del barco cuando repentinamente el agua se movió bruscamente en un chapoteo a mi izquierda, me detuve y fruncí el ceño mientras daba uno o quizás dos pasos hasta el borde y una mano apareció del agua. Acuse la mirada. La mano se hundió. ¿Sería acaso otro naufrago amigo de la mujer rescatada hace horas? Suspiré. ¿Y si era una trampa? ¿Y si era que ya empezaba a ver cosas aunque no lo quisiera porque no había dormido en un bueeeeeeen rato? Sonaba lógico, Bufé. Además, si era real, ya debía estar muerto y si era una ilusión de a mi agotada mente, aunque no lo quisiera, sería mejor que siguiera mi camino y buscara sueño. 

Alcancé a intentar dar un paso cuando de pronto, un sonido, como una melodía. Mi pie se detuvo en seco. Era una voz, una voz femenina. Mi mano casi con el mismo instinto con que saca el machete ante situación de peligro, se estiro hacia atrás agarrándose al borde, mi pie dio marcha atrás.

Solo en mi mente estaba la voz, la suave, deliciosa y femenina voz. Y de súbito sentí, una mano húmeda posarse en la mía, un escalofrío me recorrió por entero, una sensación de “sal de allí” fulminó el pensamiento de la voz en un segundo, pero no me movía y aquel pensamiento, súbitamente se tornó estúpido, mi mano se movió levemente, pero la suave y húmeda mano la retuvo, sin mucho esfuerzo. El susurro, su voz, me giré.

Mis ojos primero se clavaron en la mano de aquella aparición. Era una mano alargada, pálida y delicada que de pronto se me antojaba la mano más hermosa que había visto nunca y después encontraron unos ojos azules, intensos, salvajes. Un mechón cobrizo cayó en su mano y se deslizo en la mía, mire el mechón, casi con una devoción ciega. La mujer rió melodiosamente, sus labios eran rosados y carnosos. Hizo un leve y sensual movimiento hacia atrás con su cabeza acomodando y ostentando su larga cabellera ondulada.

Volvió a mirarme para sujetar mi mano y lentamente a apoyarse con sus codos en el borde tallado de madera, levemente. Y así pude observar el resto de su rostro con mayor claridad, apoyó su mejilla contra su brazo izquierdo y bajó la mirada tímida, con una sonrisa y volvió a mirarme. Nunca había visto nada parecido, era tan hermosa, la quería. Sus labios se movieron lentamente, su susurro melodioso y armónico, comenzó a ofuscarlo todo, en ese momento solo pensaba en, escuchar su voz, besarla, tocarla, tenerla... Sí, tenerla, eso era suficiente, con eso tenía todas las anteriores.


by Double_Angy