28.8.10

Cap 92


Heracles

Retrocedí un par de pasos, definitivamente las fauces de esa bestia eran temibles. Y lo habían comprobado ya varios hombres... Tres de los mejores guerreros de Tesalia habían caído ya por esta bestia, pero ya no más... Su momento estaba a punto de llegar. No podía volar y no tenía esa cola mortífera, era momento de atacarla y devolverla a donde pertenece. Alce la cabeza mientras veía a Midhos volar hacia mí y posarse en una rama cercana...

-¿Algún plan?- pregunte, aunque fruncí el ceño... ¿Ahora necesitaba que un ave me diga que hacer? Vaya... Esta chillo mientras sonreí... -Genial... pero ten cuidado...- y en cuanto desplegó sus alas doradas y voló empecé a correr.
-¿Qué haces Heracles?- la voz de Keops me dio su ubicación, estaba a mi derecha.
-Acabar con esto... Acabemos con sus patas traseras y tendrá menos movilidad que una piedra...- le dije algo serio aunque me gire a él y sonreí levemente.
-Bueno, tiene sentido... ¡Vamos!- grito y nos separamos justo enfrente de de la bestia al momento que intentaba atraparnos.
-¡Midhos!- grite y este apareció rápidamente de entre los árboles cercanos a la bestia sorprendiéndola y atacando sus ojos con esas terribles garras, la dejaría ciega en cuestión de segundos...

Adelphos y su hermano se organizaron para atacar a la bestia, por lo que sus patas delanteras ya no eran problemas. Aunque no había que confiarse. Mor, Epifania y Cyrene estaban ocupados en otra cosa, otro aquí no nos vendría mal, ¿no? Pensé mirando como curaba la niña nueva la herida en el brazo que tenía Mor, sí que tenía resistencia al dolor el maldito, je...
Keops rodó esquivando una pierna que intentaba aplastarlo y quedo a mi lado, moví mi espada para atrás y su filo azulado brillo al momento en que esta volaba hacia su gran pierna trasera y la cortaba casi por completo, Keops con su espada termino separándola haciendo que la bestia gritara de dolor, un grito que nos hizo estremecer, estaba acercándose su fin, pero... ¿Los demás retos que siguieran a este, serán tan o más fuertes como estos? No lo pensé más y me centre de nuevo en la lucha, los hermanos de Tesalia perforaron su pecho en una doble estocada haciendo que saliera un enorme chorro de sangre rara...

-¡Vamos!- se escuchó una especie de grito de júbilo, la bestia estaba prácticamente acabada, la estocada final... Solo eso faltaba.
-Rayos...- musite retrocediendo en cuanto la bestia intento levantarse, sí que tenía resistencia la maldita. Pero eso se terminó en cuanto Adelphos y Patroclo clavaron sus espadas inmovilizándola.
-Rematemos esto...- dije y Keops y Demetrius asintieron, con nuestras espadas cortamos las demás piernas que le quedaban, la bestia chillo fuertemente pero su grito quedo ahogado por la sangre que empezó a salírsele por la boca, la mire seriamente mientras todos nos posicionábamos juntos frente a la bestia, que agonizaba ya. Mor y las chicas ya estaban también con nosotros, Mor tenía su machete bien tomado, y su mirada... Una mirada sádica al pensar en el destino de la bestia...
-Sí que nos dio trabajo...- dijo Keops sonriendo un poco.
-Ni que lo digas...- afirme algo agitado, Midhos aterrizo en mi hombro.
_Le dimos una lección, ¿no crees?_ dijo esta, acaricie su cabeza mientras guardaba mi espada.
-¿Ahora?- pregunto Epifanía... Mor se adelantó...
-Mandarla a donde pertenece...- dijo riendo con su machete en posición, retrocedí apenas y me voltee... No tenía intenciones de ver esto, ya la habíamos vencido, su destino ahora no me importaba. Empecé a caminar y entonces sentí algo raro en el ambiente... Un olor a azufre para nada común aquí.

Midhos, ¿De dónde rayos salió esta ave? Definitivamente aquel hombre tenía razón, me iba a ayudar mucho en mi camino. Pero tenía la sensación de que algo se me estaba pasando aquí, es como si tuviera la sensación de haberla conocido ya... Entonces un recuerdo apareció en mi mente, parecía tan real que por un momento no quería volver... ¡Eso era!
-Midhos... ¿Conociste a Perseo?- le pregunte y esta chillo, una sonrisa se formó en mi rostro. Era aquella ave que había capturado para mí... Mi hijo... aquella ave, la cual creí que había escapado aquella noche.
_Me dijeron que debía cuidarte... Además, también es personal Heracles..._
-Para mí también lo es... Los dioses lo pagaran...- le dije y me gire, entonces fruncí el ceño, bueno... Ya no me sorprendía nada a esta altura. La bestia estaba acabada...

By Silius

27.8.10

Cap 91


Patroclo

Me quite el casco pues obstruía mi vista, arroje mi escudo pues me pesaba y me estorbaba.....lanzamos las armas las cuales impactaron en el punto de sostén de la manticora la cual cayó como un saco de papas al suelo haciendo estremecer la tierra, un rugido ensordecedor se escuchó a lo lejos la maticora se retorcía de dolor y justo cuando iba a incorporarse, Demetrius, Heracles y Keops atacaron sus patas traseras haciéndole mucho daño.

La criatura se retorcía de dolor, los otros guerreros se alejaron al ver que la manticora comenzó a patalear queriendo dañarlos pero era en balde, la criatura ya no tenía visión y su arma mortífera, la pelea estaba casi terminada.

De pronto la criatura mostro señales de fuerza y empezó a ponerse de pie, Adelphos y yo corrimos de inmediato y clavamos nuestras espadas en las patas de la manticora impidiéndole levantarse...la criatura estaba acabada.

By Hunterhelmsleyhearst

Cap 90


Adelphos

Maldito Mor se me adelanto a el ataque... Ya habíamos tenido tres bajas de tesalia y esto se iba a poner largo si alguien no tomaba la iniciativa mire a los guerreros cansados, bufado de cansancio, estaba casi al límite no sabía cuánto más aguantarían y no estaba dispuesto a rendirme, el pacto con Zeus era conmigo y yo tenía que tomar la iniciativa como príncipe que soy.

-Patroclo....-le llamaba a mi hermano en vos baja.
-¿Qué pasa...? Hermano -me decía en su tono serio y cansado del combate.
-¿Cuantas lanzas tienes?...
-Solo dos... Calisto -y enseguida Calisto le entrego las dos últimas lanzas.

Tome una y comencé a hablar con los guerreros "el plan es este, Patroclo y yo intentaremos impactarle con las lanzas en sus patas delanteras para hacerlo caer, en cuanto pase eso ustedes tendrán que atacar a las patas trasera, busque la manera de acabar con sus sostenes, sin patas ya no tendrá alternativa más que volar, pero estará tan débil para hacerlo que está a nuestra merced" todos comprendían el plan y comenzaban a asumir la posición mientras Patroclo y yo comenzábamos a correr para impulsar las lanzas.

By Hunterhelmsleyhearst

26.8.10

Cap 89


Cyrene

Miré la asquerosa pasta que Mor tenía en el brazo, peor aún, escuchaba los ruidos que emitía Epifanía al vomitar lo que me daba a mí también un ligero asco. Miré a Mor y después nuevamente al brazo cubierto de aquella asquerosidad, no podía usar la venda para limpiarle así que debía ser otra cosa y miré la enrollada capa que llevaba en el brazo.
-Deja uso eso para limpiarte -dije acercando la mano pero Mor echó hacia atrás el brazo y me miró amenazadoramente.
-¡Ni se te ocurra! -me advirtió apuntándome con el dedo, fruncí el ceño antes de llevar las manos a mi vestido y romper parte de la tela en un unico y rapido tirón, el tiempo parecía haberse detenido de la batalla en ese momento.

Mor miró cada uno de mis movimientos sin decir palabra, y yo, con la tela en la mano, afirme el brazo de Mor con la otra mano dejando las cosas en el suelo y comenzando a limpiar aquella pasta con suavidad puesto que la piel se encontraba quemada y sensible, parecía incluso palpitar lo que dejaba en claro que estaba en carne viva. No supe si llegué a lastimarlo, no se quejó tanto como cuando tenía el veneno de la manticora y parecía hasta aliviado de que le quitara aquél alquitrán negruzco.

Tiré el pedazo de tela lejos y pasé al ungüento aplicándolo con ambas manos rápida y uniformemente pues no teníamos el tiempo como para perderlo allí escondidos con esa cosa aun afuera, iracunda y herida; tuve que acercarme ligeramente más mientras terminaba de aplicar el ungüento y comenzaba a vendar el brazo sin prestar atención en el chico y sumergida en mi labor.
Cuando terminé bajé su brazo lentamente y sonreí ligeramente.

-Ya está... Ahora...-no pude decir nada más puesto que varios aullidos provenientes de la bestia me helaron la sangre.

Se quejaba agónicamente y se pudo apreciar claramente a Heracles y Keops que habían terminado cortándole una pierna mientras el águila la atormentaba enterrando las garras en los ojos de la bestia y al moverse intentando sacudirse al animal, una doble estocada por parte de los príncipes le había producido tal herida que la sangre chorreaba.
Estaba a punto de vomitar yo también... Durante todo el día no había parado de ver cosas asquerosas, me sorprendía que mi estómago aun no hubiese decidido rendirse y devolver su contenido. Todos se alejaron mientras la bestia daba vueltas cayendo finalmente vencida por su propio peso…

-¿Esta... Muerta? -pregunté sin moverme de mi lugar e inconscientemente corriéndome cerca de Mor, aun con lo bruto que era, tenía astucia y fuerza... No me inspiraba confianza pero... Prefería tenerle cerca... Era mucho mejor que quedarme sola en otro lado... Y más miedo me daba pensar que podía no haber muerto... Era un dios después de todo...

By Wolfmanhunter_Lilith

25.8.10

Cap 88


Epifanía

Mire el ataque que hacía el resto del grupo y cuando Mor salió cortando el aguijón de la manticora y luego lanzando la pierna del guerrero para defenderse, una de las comisuras de mis labios se enarcó y luego escuché a Cyrene musitando...

-Pero que bruto -comentó.
-Uno hace lo que puede para defenderse... Aunque eso incluya... -tragué saliva-
-No lo digas... Por favor... -asentí y vimos como Mor corría en dirección a nosotras.

Repentinamente comenzó a pasar su mano por su brazo, por el que subía una especie de gusano o algo así. Una cosa roja que se movía y retorcía y se veía realmente asquerosa.
Miré la batalla, la manticora estaba siendo atacada por los demás, así que sin pensarlo dos veces salté del árbol, seguida de Cyrene y nos acercamos a Mor, que seguía luchando contra el asqueroso gusano rojo que subía por su brazo.

-¿Qué es eso? -preguntó la chica mientras retrocedía un paso ante el gusano, que poco a poco iba subiendo y quemando la piel de Mor, rompiéndola y haciendo una herida por donde se retorcía.
-Veneno… ¡Ah! ...Ese maldito veneno que Dionisio lleva en la sangre -dijo con la respiración contenida y su capa deteniendo el avance del gusano.
-¿Cómo te lo sacarás? -musité mientras me acercaba a su brazo y tomaba su muñeca, afirmándola y estirando su brazo, que estaba enrollado en la capa de Mor para detener el avance del gusano.
-¡¿Crees que lo tendría aún si supiera como quitarlo?! -me gritó.
-Solo preguntaba ¡No me grites! -grité y acerqué mi mano al gusano, que ante mi contacto se retorció más fuerte y se pegó a mi dedo, quemando la punta de este, y para cuando yo sacudí mi mano ante el dolor que la quemadura causaba, salió despedido y volvió a caer en el brazo de Mor. Metí mi dedo de inmediato a mi boca...
-¡PERFECTO! -gritó y tiró de su brazo, arrancándolo de mi mano y pasando nuevamente su capa sobre el gusano, el cual se retorcía y se alejaba de la tela de la capa.
-¡Esa cosa quema lo que toca!
-¡No me digas! -bufó Mor.
-Esa cosa... Esa cosa retrocede ante la capa -musité mientras sacaba mi dedo de la boca, con el dolor vivo de la quemadura aún y un escalofrío en mi espalda ante el dolor. Si a mí me dolía, imagino a Mor... -¿Dónde conseguiste esa capa?
-Eh... Me... Me la dio Hades -susurró entrecerrando los ojos y aguantando unos segundos la respiración.
-Hades... Hades, ese, ese pedazo de cosa que, que te saque de la herida -recordé.
-¿Cosa?... ¿La corteza? -musitó Mor y se quejó levemente.
-¡Sí! ¡Eso! -musité y metí mi mano entre mis cosas y comencé a buscar y ahí encontré el trozo de madera, el cual estaba negro como un carbón y duro como una roca...
-Puede servir, pero...
-¿Lo pasaras sobre la herida? -preguntó Cyrene. Negué con la cabeza.
-No creo que sirva... Lo único que pasa cuando Mor pasa su capa es que corre el gusano, quizás... Quizás deba... -musité, apreté la corteza unos segundos en mi mano y la metí a la boca.
-¿¡Pero qué haces!? –exclamó el hombre.
-¡Epifanía!

Mordí el trozo de madera, era duro como una roca, amargo y ácido a la vez. No se alteraba, pero un par de segundos y comenzó a hidratarse con mi saliva nuevamente, y cedió ante el apretón de mis mandíbulas y se comprimió, se molió y comenzó a liberar un asqueroso líquido, algo como un alquitrán espeso y acido. Una impetuosa gana de vomitarlo llenó mi estómago y cuando ya no pude aguantar más, miré a Mor y Cyrene, quienes me miraban asqueados y con los ojos entrecerrados, estiré mi mano y escupí el líquido, que manchó mi palma de negro y comenzó lentamente a quemar mi lengua, una ardor soportable. A penas unos segundos y la corteza era una pasta asquerosa.

-¡Estás loca si crees que dejare que pongas eso en mi brazo! -amenazó Mor mirándome con un "No te atrevas" en la frente.
-¡Eres tú el loco si crees que me aguantaré este ardor y sabor por simple amor a Hades! -contesté y Mor negó con la cabeza.

Repentinamente Cyrene tomó de su muñeca y estiró su brazo, el gusano se retorcía y Mor tiraba de su mano para que le soltase, pero a estas alturas el dolor era más que su fuerza y a Cyrene no le costaba afirmarlo. Acerqué el alquitrán a su brazo y lo esparcí cuan ungüento sobre el gusano, el cual comenzó a retorcerse y a intentar escapar, pero pasé las manos por su brazo completo y por donde el gusano pasara, había de ese alquitrán negro. Mor comenzó a quejarse fuertemente, el ardor de la corteza era más sobre su piel herida, y repentinamente el gusano comenzó a retorcerse más y más fuerte, no soportaba estar sobre aquel líquido, y cuando ya no tenía salida, comenzó a meterse por una de las heridas del brazo de Mor, este gritó fuertemente ante el dolor que esto le producía y apretó la mano en la muñeca de Cyrene, haciéndola caer de rodillas y terminando así su agarre en la mano de él.

-¡Maldición! -musitó mientras aguantaba la respiración y soltaba a Cyrene, se alejó de mí y apretó su mano sobre su brazo, sintiendo como el gusano se colaba entre su musculo y su piel.
-¡Mor ya sé! -grité y me acerqué a él.
-¡Aléjate!
-Es veneno ¿No? -musité acercándome a él -Entonces hay que quitarlo -tomé su brazo.
-Crees que te dejaré hacer eso luego de que hicieras que esta cosa se ¡Ah! ... metiera en mi brazo -musitó y tiró de su brazo alejándose de mí, para luego caer de rodillas, presionando fuerte su brazo y conteniendo cada tanto la respiración. Fruncí el ceño y me acerqué a él, le empujé, aprovechando su poca estabilidad, haciéndolo caer de espalda contra el suelo y me subí sobre él. Me miró frunciendo el ceño, pero no me importó, si no quería ayuda ahora por las buenas, la tendría por las malas. Tomé su brazo, lo estiré y acerqué mis labios a la herida, comencé a succionar lo más próximo a la abertura, como si extrajera el veneno de una cobra africana. Mor seguía quejándose y pero cada vez menos. Repentinamente sentí un calor intenso, un fuego tocar mis labios y ahí comprendí que el gusano estaba a punto de salir. Lo succioné, intentando pensar en cualquier otra cosa y cuando la sentí en la boca, retorciéndose por el alquitrán de la corteza que aún quedaba en mi lengua, la escupí a la grama. Mor dejó de quejarse como antes y al mirar el gusano retorcerse en el espeso liquido negro, quemando toda la hierba a su alrededor, este comenzó a desintegrarse, a ser absorbido por la tierra, y finalmente, desapareció.
Miré un segundo a Mor, aun abajo de mí, y me dejé caer junto a él, recuperando el aliento nuevamente y él en un estado similar, pero con su brazo aún cubierto de aquel asqueroso alquitrán, que al menos, era un dolor soportable… Supuse.
-¿Mejor? -preguntó Cyrene mientras le extendía una mano a Mor y este se levantaba y miraba su brazo. Asintió levemente y respiró normalmente.
-Mucho mejor... Claro que el ardor de esta cosa negra es fuerte de todas formas -musitó mientras enarcaba una ceja y me miraba.
-Pues parece que esa cosa repelió al gusano -comenté mientras me levantaba y sentía el asqueroso sabor en la lengua -Asqueroso... -musité.
-Por lo menos el gusano ya no está -comentó Cyrene, la miré mientras asentía y luego busqué entre mis cosas el ungüento, lo saqué junto a una venda y se los entregué a Cyrene...
-Límpiale esa cosa asquerosa y luego échale este ungüento... Y ponle la venda... -dije extendiéndole las cosas.
-¿Y tú no puedes hacerlo? -preguntó Mor.
-Necesito vomitar -dije y le extendí las cosas -Ese gusano y la corteza fueron lo más asqueroso que alguna vez probé -comenté y ya no pude aguantar más, y corrí a unos arbustos y eliminé todo lo que tenía en mi estómago y mi boca y fue, verdaderamente, asqueroso...

By KatrinaxStevens

Cap 87


Mor

Quien dijo que era fácil matar un dios… Que venga en este preciso instante, que lo arrojo como carnada para la manticora, si eso imagine, no hay nadie, cuando me aparte del par de chicas, fue blandir el filo del machete, intentar buscar un punto débil, esquivar los ataques y cuidar que este no me matase… Al ver al pobre desgraciado, que la manticora había destrozado, pensé y una determinación, no acabaría como este infeliz, desangrándome en el pasto de un bosque… no, hoy no era el día de morir, ni mañana, ni pasado mañana, porque si lo hacía, el regaño que me iba a echar Hades allá abajo, iba a ser del porte del Olimpo, quizás más grande… ¿Cómo lo sé?, no es primera vez que Hades me ha devuelto, casi arrojado de su casa, porque soy un servidor suyo y simplemente, le sirvo más en la tierra que ayudando a subir almas como portero al lado del Caronte, así de sencillo. Mientras observaba los ataques de mis compañeros, el pero certero golpe de Epifanía y el sacrificio de aquel soldado, me decía que era tiempo que se hiciese algo, pues las flechas se acababan y con el tiempo, las fuerzas se desgastan. Miré los ataques de la manticora, si pudiese hacer algo con ese aguijón… ese aguijón… podríamos neutralizar sus ataques a distancia… Comencé a mirar la manticora, analizar sus movimientos, mientras al mismo tiempo evadía por poco aquellas agujas impregnadas de mortífero veneno… Sus ataques eran los mismos de siempre y si… Es arriesgado, pero valdrá la pena…
Pero digamos que éramos un “equipo”, no podía dejar al hombre, tirado, el tipo podría servirnos de algo después o ahora… De pronto el viento se rasgó por dos flechas casi gemelas que venían de la profundidad del bosque… Una, sí, logro esquivarla, pero de la otra no se hubiesen podido salvar siquiera lo gemelos Apolo ni Artemisa, pues eran sencillamente ineludibles, la manticora chilló mientras su sangre caía resbalando por su rostro... Un momento perfecto para atacar… miré al hombre… Mierda… maldito equipo… Bufé, me acerqué corriendo al hombre que estaba a un par de metro lo tomé por los brazos y ambos comenzamos a emprender una retirada. Pero la manticora encolerizada, buscaba a su atacante, y al ser nosotros las únicas dos cosas, que estábamos cerca de ellas, alzó su aguijón con determinación, venía por nosotros. A mi compañero le iría mejor, pues iría con una recomendación ante el mismísimo señor del inframundo.

-Tranquilo, Hades sabrá disponer de tu alma, compañero, pues tu irás sin dolor alguno a lo Elíseos por siempre…- susurré para mirarle un momento, el hombre abrió los ojos de par en par, asustado, pues ser servidor de Hades, trae consigo el mal augurio de la muerte y el llamado de Hades y no le mentía, aquellos que ayudaban al señor del inframundo en sus cometidos eran recompensados con el Eliseo… El lugar a donde toda alma quisiese ir. El hombre me miró y asintió, pues mis palabras eran ciertas… El moriría en este momento, pero al igual que su amigo, su sacrificio no sería en vano y su recompensa sería eterna…
Cuando la manticora irguió su aguijón para atravesarnos con él, escuché a varios gritar un “¡Cuidado!”, cuando el aguijón se abalanzó contra nosotros, miré al joven y este cerró los ojos, logré esquivar el ataque, pero el hombre fue atravesado con tal brutalidad, violencia y rapidez, que el aguijón se había quedado atascado en el suelo, miré.
-Instantes como estos, son lo que espera un asesino toda su vida …- susurré mientras empuñaba con fuerza el puño del machete y con un ágil movimiento de piernas y un golpe furtivo, aquel aguijón cayó al suelo sin cola, desprendido, mientras el veneno se dispersaba, sin pensarlo dos veces, tomé el machete y corté una pierna al hombre y comencé a correr, mientras el veneno comenzaba ya a escurrirse por el suelo, la manticora no paraba de chillar, ciega y ahora sin aguijón, buscaba el autor del último, ataque… De pronto vi como corría hacia mí y entonces, hice lo que había aprendido con todas la criaturas mascotas de dioses que había visto, le tiré el pedazo de pierna del hombre lo más fuerte que pude y esta tomó buena altura, la sangre que desprendía este, hacía pensar a la manticora, que el que era devorado era su agresor y no el hombre que había matado unos instantes atrás y esta abrió la boca y saltó para capturar la presa de carne que yacía suspendida en el aire, mientras yo me echaba a correr lo más rápido que podía, la manticora, lo desgarró, lo desmembró, esa cosa que colgaba de su boca, era difícil de creer que era una pierna…
Me perdí de la vista de la manticora, casi que tirándome al bosque, ocultándome entre los arbusto, suspiré y de pronto miré la hoja del machete y vi, como por ella comenzaba a escalar como gusanos de sangre, como tiras de sangre. ¡¿Qué clase de veneno ese?! Comencé a intentar pisarlo, pero al hacerlo un par de veces derritió la sandalia...

-¡Que mierda!- mientras veía como comenzaba a escalar y en un instante ya estaba escalando por mi mano. Intenté como sacudirla con la otra, pero era poco lo que salía, mientras la respiración se iba agitando, puesto que las cosas rojas, al contacto con la piel, desgarraban y derretían... Gruñí mientras miraba, no sabía que hacer… casi siempre me salvaba de estas cosas anormales, porque tenía antídoto de todo patrocinado por Hades… pero ¿Quién podría tener cura para veneno de aguijón de Dios Dionisio en forma de manticora?... eso era demasiado… ¿Y si lo purificaran?... si es así estoy perdido, como que bendecir y yo no están en la misma oración al menos que entre medio tenga un NO o un NO PUEDE y un LE REPUGNA… y otras cosas similares…
-Psss vengo a salvarme del aguijón de la manticora y me caigo por la sangre… que estúpido…- Bufe a media voz, pues así sería el dolor que ya comenzaba a sentirlo… y digamos que yo no siento mucho dolor que digamos… “Maldito Dionisio”… refunfuñe mientras me sacaba la capa e intentaba para la subida y con el contacto de la capa no subían más… es que algo tenía que hacerle la capa, era un regalo del jefe… y el jefe no regalaba cosas malas.

By Double_Angy

23.8.10

Cap 86


Epifanía

-Maldición -musité mientras miraba como frente a nosotros la manticora se defendía de los ataques y salía ilesa de todos -Esto nunca servirá si nos mantenemos en el mismo sitio -comenté en mi lugar, apoyada en una de mis rodillas, tras unos arbustos, con el arco bien afirmado en mi mano izquierda y una de las tres flechas que me quedaban en la derecha. Miré a Cyrene y a Mor, quienes estaban a la espera de una oportunidad para lanzar un ataque, más atrás el tesaliano nos miraba y lanzaba comentarios respecto a la bestia.
-Los ataques dirigidos al cuello son inútiles -dijo.
-Tiene una melena mutida... Las flechas solo quedarían enredadas en ella -pensé en voz alta lo que el guerrero había dicho, mientras instintivamente mordía mi pulgar a la espera de alguna idea.
-Además, con sus alas, el muy maldito es más veloz que un león normal -acotó Mor.
-Por eso es una manticora y no un león... Pero que inteligente -comentó Cyrene.
-Lo dice quien no le ha dado ninguna flecha -
-¡Ya!...  Se mueve muy veloz y además, todos los ataques están dirigidos a las posiciones del grupo... Ya sabe dónde estamos nosotros así que es cuestión de esperar unos minutos a que nos ataque... Tenemos que dispersarnos -concluí y Mor negó con la cabeza.
-No. Lo que haremos será quedarnos aquí... Al menos ustedes... El las cuidará -ordenó, el tesaliano asintió y yo negué -
-Pero no puedes esperar que hagamos un buen ataque desde aquí -dije algo molesta -Ya sabe dónde estamos...
-Puedo esperar a que hagan un ataque acorde con un par de arqueras. Y eso no incluye atacar a la manticora de frente -dijo mientras tomaba su machete y miraba a la bestia -Así que se quedan aquí sí o sí.
-¡Pero...!
-No hay peros. Cualquier cosa: él las cuida... Recuérdalo -dijo al guerrero y este asintió.
-¡Mor! -dije levantando la voz mientras él sonreía y me miraba con una ceja enarcada.
-A ver... ¿Una rabieta? No va contigo sacerdotisa... -comentó en tono burlón, para enseguida escabullirse entre los arbustos en dirección a la manticora.

-Maldición- pensé mientras volvía a mirar a la bestia... No se me ocurría ninguna buena forma de hacerle daño... No demostraba ningún punto débil... El cuerpo de león, la cola, las alas... ¡El rostro! La idea de Cyrene era dejarle ciega, quizás fuera lo más conveniente.
Miré la bestia. El rostro de Dionisio... Me era un hombre familiar, pero no... Bueno.
Repentinamente se acercaron a ella un par de guerreros de Patroclo, le lanzaron un ataque en conjunto, cada uno por un lado, hacia las patas y los costados y en teoría iba bien hasta que la manticora abrió sus alas y pegó un salto, para luego permanecer en el aire unos segundos y caer sobre uno de los guerreros, tomándolo por el costado con sus tres hileras de dientes y cortándole el abdomen de lado a lado. Corrí la vista antes de poder seguir viendo tal espectáculo, pero un segundo grito me hizo volver a mirar. Ahora la manticora estaba en el cielo nuevamente, había tomado un trozo de carne del cuerpo del guerrero y este se movía por el piso, arrastrándose y huyendo ante tal bestia. Fruncí el ceño y vi como Mor se preparaba para el ataque.
Me frustré durante unos segundos al no saber cómo atacar tal bestia, así que me levanté, comencé a correr hacia nuestra izquierda, bordeando el bosque y llegando al otro lado de donde nos encontrábamos. Escuché a Cyrene preguntarme que qué estaba haciendo, pero no alcancé a responder, pues cuando tenía la respuesta lista en mi mente, ya estaba en mi posición, tensando el arco y apuntando a una de las zonas más poderosas y a la vez débil del cuerpo de la manticora: sus alas. No podía dar a conocer mi posición ahora que para el enemigo, había desaparecido.
La manticora se mantenía entretenida luchando contra todos los que la atacaban desde el frente, no había notado que me había escabullido hacia el costado y mucho menos que le estaba apuntando... En este momento amaba los árboles que me cubrían...
Tensé la flecha en mi arco, mis manos comenzaban a sentir un leve dolor al estirar la piel de mis nudillos fuertemente sosteniendo el arma. La manticora estaba en el aire, moviéndose de un lado a otro esquivando algunas flechas y lanzas, y cada cierto tiempo apuntaba con su aguijón a las posiciones de mis compañeros y les lanzaba agujas venenosas, que cuando hacían contacto con los árboles y arbustos, estos comenzaban a pudrirse y a tornarse negros y a romperse en cuestión de segundos... Ahí noté que sus movimientos se repetían. Esperaba un ataque por nuestra parte y luego, atacaba ella con su aguijón y así sucesivamente. Apunté, la manticora se movió esquivando ataques y luego, se quedó estática preparando su aguijón. -Ahora- pensé mientras apuntaba su ala derecha y soltaba la flecha, que surcó los aires velozmente, y mientras la manticora lanzaba sus agujas venenosas a mis compañeros, la flecha le atravesó la delgada piel de su ala, provocándole un corte justo en la coyuntura de sus dedos, haciéndole perder el equilibrio y caer en picada contra el suelo, dejando libre ahora su ala izquierda, para ser atravesada por otra flecha, lanzada justo después de su desastroso aterrizaje.
Pegó un horrible grito que obligó taparme los oídos, cerrar los ojos fuertemente y soportar aquel sonido, supongo que todos hicimos lo mismo, pues el dolor fue insoportable de principio a fin del chillido. Volví la mirada a la manticora, sus alas estaban atravesadas y cortadas y parecía que mientras más intentase emprender vuelo nuevamente, más las desgarraba. Sonreí un tanto satisfecha, ahora no tenía como atacarnos desde el aire, ni defenderse desde ahí.

-Oh... oh... -musité mientras miraba como la manticora buscaba en dirección a donde me encontraba, buscando al responsable... -Em... Debí pensar en eso- pensé mientras me agachaba y me acercaba a un árbol de grueso tronco, apoyé la espalda en él y esperé...

Repentinamente un grito de "¡Corre!" me obligó a voltear y mirar y noté que la manticora se encontraba a unos metros de mi posición, apuntó con su cola y disparó agujas venenosas que dieron en el árbol y me rozaron el perfil. El árbol comenzó a pudrirse de inmediato y a tornarse negro y a romperse, como sucedió antes con los otros árboles. Me lancé a los arbustos, huyendo de la caída del tronco, y comencé a moverme hacia mi antigua posición, pero las agujas pasaban sobre mí, atras de mí, delante de mi... En fin, llevaba los ojos abiertos de par en par y me detenía cada tanto intentando perder pista a la manticora. Repentinamente las agujas se detuvieron, me apresuré a arrastrarme hacia donde se encontraba Cyrene y el guerrero.
Llegué al lugar en que estábamos y vi que no había nadie. Me escondí tras unos arbustos y esperé. Miré la batalla y noté que los guerreros de Patroclo, Patroclo, Adelphos, Keops, Heracles y Mor estaban en el frente luchando contra la manticora. Sentí una mano en mi hombro y cuando volteé algo saltona, vi al tesaliano extendiéndome la mano, para luego subir al árbol junto al que nos encontrábamos. Asentí, era muy buena idea.

-Vamos, la otra joven piensa que debemos atacar sus ojos -dijo mientras me hacía un escalón para poder subir al árbol.
-Creo que es la mejor opción... Parece que perdió gran habilidad-
-Sí, el ataque de las alas ha sido una gran idea -comentó, me sonrojé levemente y miré en otra dirección. No acostumbraba esos comentarios.
-Gracias -dije y cuando fui a poner mi pié en sus manos, un grito.
-¡Cuidado! -la voz de Keops.

Ambos miramos, pero fueron las manos del tesaliano que dejaron caer mi pie y me empujaron en el pecho con una gran fuerza hacia atrás las que me permitieron comprender, tarde ya, lo que ocurría.
Un ataque de la manticora con sus agujas mi dirección y fue el guerrero el que me quitó del trayecto del ataque y se interpuso en mi lugar. Las agujas dieron de lleno en su armadura, su pecho, incrustándose unas y atravesándolo otras. Cayó junto a mí y con una expresión tan tranquila ante lo que venía que no pude evitar derramar una lágrima por la situación en aquel momento en que todo había pasado tan rápido.

-Vamos... De seguro hay una cura -musité con la voz ahogada mientras tomaba su mano... Después de todo, lo hizo por protegerme... El negó con la cabeza.

Su piel comenzó a tornarse negra, a caer en trozos putrefactos y casi hechos pasta... Su mirada de tranquilidad y una sonrisa de seguridad fue lo último que me dedicó, luego el apretón que ejercía sobre mi mano dejó de ser y su alma emprendió el camino al Tartaro.

-¡Epifanía! -gritó Cyrene mientras me extendía una mano desde el árbol -Sube o su sacrificio habrá sido en vano -musitó, solté la mano del guerrero, un cadáver que se pudría a velocidad antinatural y me acerqué al árbol, tomé la mano de Cyrene y trepé. La manticora se mantenía entretenida ahora con nuestros compañeros mientras saltaba, corría y atacaba a los guerreros -Creo que debes decirme que ataques harás -reprochó levemente Cyrene mientras me miraba con su arco en las manos. Asentí.
-Lo siento, es que fue algo que quería hacer, pero sabía, el guerrero no me dejaría... Huí -musité y miré al suelo unos segundos -Ahora él está muerto.
-No... El quiso salvarte, debes estar tranquila -Asentí.
-Lo estoy, es solo que de todas formas no me gusto que se hubiese sacrificado por mí... Pero le estoy agradecida -comenté y sonreí -Tenía una idea -dije mientras la miraba.
-¿Cuál? -preguntó.
-Tu idea es apuntar a su rostro y dejarlo ciego... ¿No? -asintió -Bueno, podemos lanzar un ataque encubierto para dar en sus ojos...
-¿A qué te refieres? -
-Lanzo una de mis flechas en dirección a su ojo, justo en un instante en que esté detenida o quizás atacando a alguien del grupo...
-Ya...
-Ella la repelerá, claro está, pero una segunda flecha lanzada con un segundo de retraso será difícil de predecir -dije mientras ella asentía y cada vez más convencida miraba la batalla y me miraba a mí.
-Entonces esperamos a que esté más quieta...
-Y la dejas ciega -musité -Claro... luego nos preparamos para correr -comenté y sonreí.

By KatrinaxStevens