15.9.10

Cap 109

Epifanía

- O por lo menos la mayoría de las noches no saldré a hacerlo…- dijo la mujer y terminó de salir. Era una buena forma de pasar el tiempo, hacer lo que uno quiere. Sonreí sin poder evitarlo mientras pensaba en ella, se veía simpática, un tanto... Un tanto peculiar, pero simpática al fin y al cabo y como ella bien pensaba, cosas de hogar no les quedan a mujeres como nosotras... Los maridos no son nuestro fin, y podría asegurar que nosotras no somos las que buscan los hombres. 

Miré una vez más la salida por la que se había ido Amisthy y tomé con más fuerza la cajita de inciensos. - Querer y no querer ser lo que se es...- pensé durante unos segundos y fruncí el ceño. No era que no quisiera ser sacerdotisa o enviada de Atenea y todo eso, pero me, no se... me gustaría un poco más de libertad, viajar por el mundo... -pensé durante un segundo y luego cerré fuertemente los ojos. No debería pensar eso, no ahora... ¡No! y un sentimiento entre odio, rabia, frustración y miedo me inundó. Mis piernas flaquearon durante unos segundos y solo atiné a afirmarme en una de las cajas cercanas para no caer. Negué con la cabeza y volví a fruncir el ceño. 

- Odio pensar mucho las cosas... -musité y pasé mi mano por mi frente, comencé a meterme entre el laberinto de cajas de mercancías y cuando encontré un sitio lo suficientemente apartado, silencioso y oscuro, me senté, encendí un par de inciensos frente a mí y cerré los ojos, tranquilizando el palpitar acelerado de mi corazón y mi respiración repentinamente descontrolada. Mi cuerpo comenzó a sentirse ligero, casi impalpable. Mis pensamientos me llevaron nuevamente al cielo estrellado que veía al hablar con Atenea y repentinamente mis pies tocaron una suave tela, piel de animal. 


En el palacio de Atenea

- Epifanía -dijo la hermosa mujer, un tanto sorprendida por mi presencia, pero a la vez, tranquila ante la misma. Asentí levemente y recién cuando aclaré la vista, la visión de un hombre frente a mi me desconcertó. ¿Un hombre? 

Concentré la vista en aquel hombre mientras extendía una mano en dirección a la diosa y esta dejaba en ella un pergamino de papel resplandeciente. Vestía una toga corta, blanca y reluciente. Una correa dorada atada a su cintura y una cabellera de risos de cobre decoraban su cabeza, además de un casco guerrero con un par de alas afirmadas a él. Ladeé el rostro ante su figura, lo había visto en alguna parte, eso lo tenía claro. Repentinamente el hombre asintió, se volteó y vi en su otra mano un caduceo de oro sostenido con mucha fuerza. Pasó junto a mí y sonrió levemente, repentinamente pegó un salto y se impulsó por el aire, por el cielo, con la ayuda de un par de sandalias aladas...

- Hermes aun te recuerda -musitó la diosa y yo me sobresalté levemente. 
- ¿Cómo? ¿Perdón?
- Cuando eras pequeña, robaste sus sandalias en mi palacio... El estaba cansado y bajó ahí para descansar, se quitó las sandalias y tú se las robaste... Debí llegar yo para que no te castigaran... Pero eras una pequeña ¿Qué mal habrías hecho? -dijo y sonrió afablemente. No recordaba lo que me decía, nada de nada, ni siquiera un atisbo de algo, nada... 
- Yo no recuerdo nada -dije mirando al suelo durante unos segundos, para luego volver a mirar a la diosa, que había volteado su mano y en segundos se materializó un platillo de oro, con una extraña gelatina en él...
- Bien... Es en parte, un alivio ver que estas con vida y frente a mi -dijo mientras llevaba sus dedos a la gelatina y tomaba un poco, llevándola a sus labios para luego comerla. Asentí ante sus palabras -Para ser sincera Epifanía... Ninguno de mis hermanos confiaba en que siquiera tuvieran que ver a Dionisio -musitó y negó con la cabeza mientras comenzaba a acercarse a su trono - Y yo también comenzaba a dudar... -musitó y al fin se sentó, mirándome al otro lado de su estanque negro estrellado. 
- Mi diosa yo... -ella estiró su rostro en mi dirección y esperó, tardé unos segundos más - Yo nunca creí que la muerte de un dios fuera tan triste -musité y miré el suelo suspiré.
- Todas las muertes son tristes. Desde un animal a un dios. Creo que con el tiempo, cada raza pierde sensibilidad respecto a la misma. Tú ya puedes ver caer unos cuantos hombres y no sentir más que lastima, pero cuando se trata de otras razas es más complicado... Te sientes culpable e incluso vulnerable -asentí y la volví a mirar - Ahora... El asunto es el siguiente... -la miré atenta, pero tardó más de lo normal en responder.
- ¿Hay algo que haya hecho mal? -musité inquieta mirando mis manos de tanto en tanto. La diosa negó.
- No. Se trata de otro dios... Poseidón -sentenció y frunció el ceño. 
- ¿Poseidón?
- Así es... Dionisio era uno de sus... ¿Cómo llamarlo? Ah... Protegidos. Y él está furioso...
- Me imagino
- El asunto es que están en el mar. Prepárense... No se quedará tranquilo mientras estén en su territorio... - asentí y volví a mirar a la diosa, que ahora me llamaba con su mano. Comencé a avanzar en su dirección - Llegarán a una isla en unos días... Tengan cuidado, los hijos de esas tierras no son seres de dieta común - fruncí el ceño mientras me acercaba más y asentía nuevamente con la cabeza -Aléjense de ellos... Pero no se confíen de cualquiera que les tienda una mano... Toma - musitó y me extendió un papel blanco y reluciente, doblado a la mitad y con un sello dorado a un costado - No lo abras hasta que estés en tierra firme - sentenció y mi rostro quedó totalmente confundido y curioso - Epifanía... Si lo abres en el mar, arderá y no podrás ver el mensaje, más no puedo decírtelo pues estamos bajo resguardo... Léelo en tierra y síguelo al pie de la letra - musitó y yo asentí. Llevó su mano a su plato de ambrosía y tomó un poco, me miró con una ceja enarcada y frunció sus labios, de modo caprichoso y molesto - Obviaré lo que has hecho... - agregó cambiando totalmente de tema y acercó sus dedos a mi boca, abrí mis labios y sentí la ambrosía caer en mi lengua -Tomaré todo como parte de tu trabajo en equipo... Pero trata de no actuar de forma tan imprudente. De ser más cautelosa, no terminarías devolviendo todo lo que tragas -musitó y me sentí avergonzada.
- Lo siento...
- Deberías. Ahora márchate, el juego de Poseidón a penas inicia -musitó y cerré los ojos

La ambrosía bajo por mi garganta, un sabor suave, dulce y amargo a la vez, un alimento nunca replicado en el mundo real y tan pocas veces probado por humanos, más Atenea siempre otorga ambrosía a quien para ella lo merece... 

De vuelta en el barco


Al abrir los ojos noté que me encontraba en el suelo del piso, recostada en posición fetal y con el aroma de los inciensos junto a mí. Me levanté y sentí algo en mi mano... Aquel papel que Atenea me había dado, ahora relucía en mi mano. El sello dorado era realmente atractivo, pero mi razón me decía que no debía desobedecer...

Me paré y salí a cubierta, donde todo se cubría de una espesa neblina y una incesante lluvia. Miré a mí alrededor y todos preparaban el navío, las aguas se movían violentamente y los cielos se tornaban negros... Se estaba desatando una tormenta. ¿Cuanto tiempo llevaba en el palacio de Atenea? Al parecer, según la procedencia de los últimos rayos de luz, habrán pasado unas 5 horas desde que me comuniqué con Atenea...


by KatrinaxStevens

14.9.10

Cap 108

Heracles

De nuevo viajando en barco, pero por lo que se veía ninguna tormenta se aproximaba... Aunque, por experiencias anteriores, a los dioses no les cuesta nada hacer aparecer una de la nada. Solo esperaba que este sea un tranquilo viaje... Algo así como un pequeño descanso, para poder afrontar los sucesos que vendrían pronto. Además podría conocer también a la chica nueva, no parecía ser de esas a las que hubiera que estar vigilando constantemente, no parecía un peligro...

- En fin...- susurre suspirando luego. Miraba el mar hace varios minutos, alejado completamente de los demás. El agua estaba calma, y los peces parecían abundar, por lo que se me ocurrió proponer luego pescar algo si teníamos hambre.
_Mira y aprende..._ me dijo Midhos y se lanzo en picada, se hundió por una milésima de segundos en el agua y salió con un pez atrapado en su pico. Alcé una ceja mientras sonreía sorprendido.
-Increíble...- dije acariciando un momento su cabeza para luego dejarlo comer su presa. Tal vez cuando tenga hambre le pida que me consiga uno... ¡Claro! Te salva la vida, te busca la comida, ¿quieres que te lave la ropa también? Esas palabras salidas de mi mente me hicieron reír apenas.
_ ¿Qué sucede?_
- Nada Midhos... Solo recordaba algo...- dije mientras mi mirada se perdía en el horizonte. Todo parecía tan calmo que por unos momentos quede inmóvil, con la vista fijada en un punto que no existía.

Recuerdos, la belleza del paisaje me recordó muchos momentos con ellos, momentos felices, llenos de alegría, cariño, amor... Todo parecía tan real, tan cercano, como si nada hubiese ocurrido. De pronto me sobresalté apenas cuando alguien toco mi hombro, note el ardor en mis ojos, parpadee un par de veces y todo volvió a la normalidad. Me gire apenas y vi a Adelphos... Quien se apoyo en la barandilla del barco de la misma forma que yo...

- ¿Todo bien Adelphos?- le dije mirando de nuevo el horizonte, pero esta vez sin perderme.
- Si, claro... ¿Recordando? - su tono y sus palabras me indicaban que el no había estado haciendo algo muy distinto a lo mío.
- Recordaba porque estoy aquí...- le dije para luego suspirar. - Los dioses le han errado feo...- musité, con un tono de ira en la frase.
- Con todo han sido así... Por eso es momento de que esto cambie...- hizo una pausa, luego me miro. - ¿Cual fue tu motivación?- me pregunto de pronto, lo mire a los ojos para luego volver a centrarla en el mar.
- Cometieron el grave error de atacar mi aldea... Y... De haberse llevado lo que mas amaba en el mundo...- le dije mientras Midhos alzaba vuelo chillando algo que reconocí.
- ...-
- Mi esposa y mi hijo... Ellos eran mi vida, y me la arrebataron... Y juro por mi vida que ellos lo pagaran muy caro, no tengo nada que perder...- mis palabras salieron con una sinceridad muy grande. Me sorprendí incluso... Adelphos quedo pensativo.
- Mira Heracles, te puedo asegurar que lo pagaran, así como todas las cosas malas que hicieron... Lo prometo...- dijo apoyando su mano en mi hombro, asentí con la cabeza sonriendo apenas. Luego de esto Adelphos se alejo, y allí quede, por no se cuanto tiempo, observando el horizonte y la figura de Midhos que volaba con una gran libertad...


by Silus

13.9.10

Cap 107

Cyrene

Me había dejado sola Epifanía, Adelphos aun miraba al horizonte, no sabia muy bien que decirle para que se sintiera mejor. Recargué mis brazos sobre la madera y aspiré el aroma del mar, era demasiado fresco y se sentía menos pesado que el del bosque, pero aquí solo se olía la salinidad del mar, no había aromas dulces y diversos y me hacia sentir un poco nostálgica.

- Espero que regreses pronto con tu familia- dije en un tono dulce y dedicándole una sonrisa- Yo nunca he sabido lo que es tenerla, pero en el pueblo todos lucían felices aun con los atracos de los centauros y faunos que... Creo que debe ser algo maravilloso.
- ... Realmente; pero dime Cyrene, ¿qué harás cuando todo esto acabe?

Miré al cielo un rato y suspiré devolviéndole la mirada al príncipe y con toda la franqueza del mundo le contesté.

- No lo sé...hasta hace muy poco, mi vida y las personas que quería estaban en ese bosque pero... No podía decir que fuese completamente feliz, yo nunca, nunca me vi como muchas de las chicas del pueblo y siento que algo me falta... Hay muchas cosas que no entiendo. Así que realmente me siento un poco perdida sobre lo que haré, pero supongo que tu volverás con tu familia y eso es bueno.

Le di una palmadita en el hombro y una amplia sonrisa y en ese momento un pececillo saltó del agua atrapando de inmediato mi completa admiración. Mi boca describió una amplia "O" y me aferré a la madera del barco para poder inclinarme un poco. Otro más saltó del agua y me salpicó ligeramente, solté una pequeña risilla mientras estiraba la mano para atajarlo pero aun estaba demasiado abajo y terminé conformándome con contemplarlo sencillamente.

- Creo que tengo mucho que ver cuando todo esto acabe- dije para mi misma con una sonrisita en los labios.


by wolfmanhunter_Lilith

Cap 106

Amisthy 

- Como decirlo…- susurre mientras me rascaba la barbilla, mirando a la mujer fijamente mientras encontraba los objetos necesarios para su “comunicación”.- Digamos que… los dioses están en deuda conmigo… y el costo de esa deuda es la muerte… por lo que al enterarme de ustedes, bueno creí que es el mejor camino para hacer que paguen.- terminé mis acotaciones dirigiéndome hacia uno de los barriles de agua dulce, para sentarme en este.
- Ya veo…- acoto ella…- El lado bueno es que no fuiste la única que sufrió sus caprichos… Por lo que ahora no estas sola.- largué una pequeña risa ante sus palabras.
-No me malinterpretes pero… he vivido sola desde hace demasiado tiempo… Y eso me ha hecho lo que soy, cosa que aun que no me agrade, no me incomoda… ¿Entiendes?- poco a poco me relajaba un poco mas, e incluso mis manos ahora se encontraban unidas delante de mi pecho y no reposando sobre mis espadas.
- Debe ser difícil… querer y no querer ser lo que uno es.- sus palabras me golpearon haciendo que frunciera levemente el ceño.
- Si bueno… que puedo decir… para esta edad tendría que estar buscando un marido… Y definitivamente no sabría atar ni siquiera a una silla a un árbol… Sabría cocer y cocinar en vez de robar…- me quede en silencio unos segundos antes de comenzar a sonreír.- Eso seria agradable… pero aburrido… No lo crees así…- me quede en silencio lo que hizo que ella sonriera.
-Epifanía...- acoto mientras yo me rascaba la cabeza.
-Si claro… Epifanía…- volví a reírme. - Bueno… veras que… Puedo haber perdido mi “lado femenino”. Sin embargo, cuando esto termine, seré la primera en asentarme y olvidarme de las recorridas nocturnas buscando objetos brillantes… - me dirigí hacia la puerta para volver a subir, mas antes de irme me gire y mientras la miraba con una sonrisa acoté.- O por lo menos la mayoría de las noches no saldré a hacerlo…- y luego de eso me dirigí hacia la cubierta.

Terminé nuevamente en la cubierta viendo al grupo, para luego sentarme sobre la espalda del hombre que estaba atado, el cual se despertó al hacerlo y trato de moverse, recibiendo un nuevo golpe en la nuca para que quedara inmóvil, mas luego de eso, mis brazos se cruzaron sobre mi nuca y mi mirada se dirigió al cielo.

- ¿No era mas fácil tirarlo con el otro al momento de robar el barco?- pregunto aquel que me había pedido robar la barcaza, recibiendo como contestación una risa burlona.
- Querido… pueden ser grandes guerreros y esas cosas, pero no pueden discutirme de cómo conseguir dinero fácil… y el bulto que ves aquí es un hombre de unos 28 años de edad, bien comido y poco golpeado, un perfecto esclavo, venderlo será mas fácil que respirar…- desate mis manos de mi nuca y use uno de mis dedos para apuntar a aquel que habían nombrado como Mor.- No pienso comer como una mendiga en esta tarea, así que no se te ocurra tocar mi “mercancía”… me lo agradecerás cuando toquemos puerto y puedas comer y beber como un rey, niño bonito…- sonreí nuevamente mientras me cruzaba de brazos y miraba al horizonte.


by daviss

Cap 105

Epifanía

- Creo que has quedado más pensador que yo- dije mientras me paraba junto a Adelphos y miraba en la dirección en la que él miraba.
- Creo que la derrota de Dionisio no era como esperábamos- dijo Cyrene acercándose mientras ella, ahora, miraba en la misma dirección que nosotros.
- No es eso... Es que...- acotó el príncipe mientras negaba con la cabeza - Extraño a mi hijo... Mi mujer -musitó a media voz y miró unos segundos al piso del barco.
- ¿Donde están ellos?- preguntó Cyrene con un tono un tanto lúgubre.
- En Tesalia... Espero que estén bien- respondió él mientras fruncía el ceño.
- Estarán bien... Ya lo verás- musité mientras ponía mi mano en su hombro intentando que no se sintiera tan mal... y luego pensé- Si se han ido al inframundo, puede recuperarlos al derrotar a Hades...- y después me sentí mal por el comentario mental y porque probablemente Atenea me regañaría luego... Eso me recordaba...
- Si me disculpan... Debo atender un asunto -comenté mientras me volteaba y dejaba a Cyrene junto a Adelphos.

Comencé a caminar por la cubierta, me acerqué a la joven que se había unido al grupo y cuando esta me vio acercarme a ella, le sonreí levemente.

- Amisthy ¿Cierto?- pregunté mientras la miraba terminar de atar aquel hombre. Ella asintió- Bueno, eh... Quería saber a qué se dedicaba este navío- musité y ella frunció levemente el ceño, pensativa, para luego responder.
- Comerciantes... Creo que eran comerciantes- respondió mientras asentía y ponía una de sus manos en su cintura, mirando hacia altamar.
- ¿Crees que podría buscar algo entre las cosas que comerciaban?- musité un tanto avergonzada por la pregunta, pero necesitaba velas o cualquier cosa que inflamara una pequeña llama o una luz ínfima, como los inciensos que tenía y que se habían mojado en el agua... No tenía nada de eso y necesitaba hablar con Atenea.
- Eh... Claro. Supongo- dijo mientras me indicaba lo que parecía un piso más abajo lleno de mercadería. Entré en él, siguiendo los pasos de la mujer y cuando noté que habían cosas de diferentes sitios, además de muchas provisiones y barriles de agua dulce, me acerqué a los artefactos que me parecían egipcios... eh, sí, eran egipcios - ¿Qué buscas?- preguntó un tanto curiosa.
- Inciensos- musité mientras abría unas cajitas doradas y luego otras de lo que parecía madera.
- ¿Inciensos? ¿Para qué?-
- Necesito hablar con Atenea- respondí de inmediato -Y los inciensos egipcios por alguna razón, ayudan en la transición.
- ¿Atenea? ¿Necesitas hablar con una diosa?- preguntó más desconfiada que antes. La miré un segundo con el gesto relajado y asentí. Ella llevó su mano a su espalda, donde había visto antes sus espadas.
- No es lo que crees... Ella me ha enviado en esta travesía... Cree que el tiempo de los dioses ha acabado- musité intentando hacerla caer en la verdad. Ella frunció levemente el ceño y me miró desconfiada aún.
- Todos tenemos una razón por la que hacemos esto...- respondió y yo asentí.
- Antes creía que mi razón era por simple envío de Atenas... Ahora pienso diferente- musité y ella negó con la cabeza nuevamente.
- ¿Y porqué necesitas hablar con ella ahora entonces?
- Tengo dudas y ella siempre ha sabido ayudarme con ellas- musité y sonreí levemente -Te has unido a nosotros... ¿Alguna razón en especifico o simple diversión, como Keops?- musité recordando al chico, intentando dar confianza a la mujer, aunque... ya no estaba muy segura de lograrlo, esperaba que sí.

Luego de unos segundos, en una cajita apartada y hecha de papiro, encontré lo que necesitaba. Pero ahora solo esperaba la respuesta de la mujer, que me intrigaba más de lo común.


by KatrinaxStevens

12.9.10

Cap 104

Patroclo


"Inconcebible" Dije dentro de mi... Era un imprudente ese sujeto. Juro que le regresare el favor... Mi mente estaba a estallar. No soportaba el hecho de que aquel sujeto me golpeara, y lo mas increíble era que no se lo hubiese regresado en el momento...  Algo me había impedido hacerlo... El respeto a mi hermano. No. Fue algo mas... Pero que va, ya no importaba, después me cobrare eso...


- Calisto... ¿Qué haces?- le preguntaba a mi médico mientras le observaba.
- Alisto mis utensilios...- me decía mientras preparaba todas sus cosas.
- Patroclo... Sóbate... Haha- me decía Demetrius mientras llevaba su mano a su mejilla en modo de burla.
-Sera...- me calle para no decir una mala palabra y me quedé estático con mi coraje.

¿ Cual sería nuestro próximo destino? ¿ Qué papel desarrollara la nueva chica? ¿Cuando le regresare a mor el beso?. Y por supuesto ¿Cuando moriré? Preguntas relevantes... Para mí. Claro.



by hunterhelmsleyhearst

Cap 103

Adelphos


Vaya chica....  Me cayó bien desde que le vi... Me recordaba a una mujer en especial, igual de testaruda que esa niña, subimos al barco para iniciar el viaje sin rumbo exactamente, ¿A donde iríamos? No lo sé, pero teníamos que cuidarnos de Poseidón, estábamos en su territorio y estábamos indefensos entre el mar y las olas y los animales marinos....Haha todo era un enredo pero debíamos centrarnos en la misión, no sé las causas exactas de todos para unírseme, pero era grato recibir algo de ayuda...


- Oye jovencita... ¿Cuál es tu nombre?- le preguntaba a la nueva amablemente.
- ¿Yo?- preguntó un poco despistada.
- Si tu... ¿Cómo te llamas?...decidme-le afirmaba con mi mirada puesta en el cielo.
- Amisthy...-me decía - ¿Y tú?
- Adelphos... Príncipe de tesalia... O lo que queda de él....- dije mientras mi mirada se perdía un momento.
- ¿Lo que queda?...- me preguntaba curiosa
- Larga historia....- respondí- bienvenida... Amisthy

Caminé hacia el borde y me repose en la orilla, observando el cielo y meditando, mi mujer, mi hijo, mi gente... Resonaba en mi mente una y otra vez como si fuera un eco. Miré a Patroclo molesto por lo de Mor... Pero Mor tenia razón en enojarse y haberlo hecho, y sin miedo a jurar puedo decir que hirió el orgullo de mi hermano menor... Y estoy seguro que cuando Patroclo encuentre la oportunidad le regresara el favor a Mor... Esos dos serian como el agua y el aceite... No se llevaran jamás, o eso pienso...
 - Epifanía...- dije levemente mientras sentía la mano de esta en mi hombro, seguido de la llegada de Cyrene a mi lado....
by hunterhelmsleyhearst

Cap 102

Amisthy

“Matarme” no pude evitar sonreír mientras repetía esa palabra en mi mente. No hacía mucho me había enterado de los rebeldes, y era este grupo la oportunidad para cobrarme un poco de lo que tanto me debían aquellos seres.

-Por aquí…- susurre dando vuelta en una esquina, haciendo algunos pasos más y frenando al grupo con una mano mientras veía a los dos guardias controlar la embarcación media del muelle, acomodando las velas que los alumbraban.

-Podríamos…- acotó uno de ellos mas cuando quiso terminar la frase yo ya me encontraba corriendo contra los hombres.

Al llegar a ellos use mis manos para tapar sus bocas, mientras con un pequeño salto mis rodillas impactaban en la boca de sus estómagos, haciendo que cayeran arrodillados y sin la oportunidad de gritar por la falta de aire. A uno de ellos lo golpe en la nuca haciendo que perdiera el conocimiento, mientras al otro lo enredaba con el tramo de cuerda que sostenía la embarcación unida al muelle, pateándolo luego para que cayera al agua.

Con una seña de mi mano invité al grupo a subirse al navío mientras terminaba de desamarrarlo, para poder comenzar el viaje antes de que los otros guardias se dieran cuenta.

-Llevo una semana controlando esta nave… es la más rápida y la más fácil de manejar…- acoté cuando todos habían subido, dedicándome a atar al hombre que se encontraba inconsciente en la cubierta del barco.


 by daviss

Cap 101

Mor

Quedar tirado es poco, es como si se hubiese ido toda la adrenalina y hubiese quedado una especie de cosa tirada en el suelo… Como dice mi buen jefe Hades… Eso me dolería mañana, o … pasado mañana. Bah, mejor que sea nunca… Pero por ahora solo podía ver al estúpido de Adelphos (porque sinceramente lo que hizo no lo hace ningún otro que no estúpido) gritándole a Zeus un “aquí tienes”… Que puedo decir… la estupidez al parecer es un don de familia…
Y empezó a llover…

 - ¡Bien Adelphos ahora tendré que levantarme para refugiarme de la lluvia… Gracias- refunfuñé tan bajo, que dudo que alguien me hubiese escuchado.

 Bueno después de unos momentos de charlas entre todos a ver qué íbamos a hacer ahora con esto del cansancio y la lluvia, Patroclo dio una idea, que realmente se me antojo graciosa, las Amazonas lo hubieran colgado, desmembrado, desangrado y golpeado hasta morir si lo hubiesen escuchado…

 Epifanía y Cyrene cocinando, eso tenía que verlo… Así que me senté a mirar, como Epifanía se enojaba, casi se le tiraba encima y Cyrene finalmente aceptaba por ambas… Esa niña, es demasiado… ingenua e inocente… hacerle una jugarreta, sería… de miserables… Ummm, me gusta cómo suena la idea. Ya tenía algo que hacer. Pero ahora no, estoy cansado y me volví a tirar en el pasto para cuando Keops había respondido lo del refugio.
Las chicas se fueron y yo seguía tirado.

- ¿Qué vamos a hacer con el refugio?- preguntó Heracles.
- Bueno no sé ustedes, pero yo el refugio que puedo hacerme ahora, es quitarme la capa, ponerla al reverso y tirármela encima como entierro Romano- musité mientras lo hacía y mi voz fue ahogada por la capa.
- Si, Mor, muy útil… ¿Y los demás qué? ¿Qué se le congelen los huesos?- musitó Keops.
- No dije eso… dije que era lo que podía hacer yo…- musité todavía tirado.
- ¿Qué dijiste?- preguntó Heracles, al parecer no me había escuchado muy bien, con eso de tener la capa encima.
- ¡Olvídalo!- le grite y negó.

 Bueno, como no es lo mío desperdiciar el tiempo, me puse a pensar como lo decía mi instinto, la manera más sencilla de hacer un refugio… Y la manera más fácil no era haciéndolo, no, era encontrando una ya hecho…

 Mientras pensaba, Keops ya se había parado a penas, Heracles ya buscaba cosas, Calisto buscaba cosas en su bolso, Adelphos estaba buscando cosas con Heracles, Patroclo estaba al lado de Calisto y yo, todavía ni me había movido ni un poco.

 Y la visión de aquel agujero en aquel alto cerro, me vino a la mente como una epifanía, pero menos chillona, regañona y flaca por supuesto…

 Me levanté de golpe, me dolió todo, pero no me importo, pues ya tenía refugio, bueno… teníamos da lo mismo…

 - ¡Chicos!- musité parándome rápidamente, porque si lo hacía lentamente, me caería de nuevo. –Cuando estaba en el bosque, llegue más o menos cerca de aquel cerro que ven allá- musité señalando – Bueno cuento corto, allí hay un agujero grande, una cueva y sencillo, matamos, o desalojamos sea lo que sea que viva allá y ¡nos quedamos con ella!- exclamé. Y todos me miraron con negación.
- ¿Y si son personas?- preguntó Heracles.
- Los matamos o desalojamos- respondí.
- ¿Y si es un campamento de faunos o centauros?- preguntó Keops.
- Los desalojamos y después los matamos- musité como si la respuesta a todo en el mundo, era matar y desalojar. – Además… lo exterminamos a casi todos... Dudo que quede algo mitológico en el bosque que no sean ninfas…
- ¿Y si es un animal peligroso?- preguntó por ultimo Calisto.
- Bueno Calisto, no creo que tenga que responderte, pues ya sabes la respuesta, y si el animal es comestible agregare un… lo cocinamos y lo comemos…- respondí con mi cara de nada, ya que hasta me cansaba hablar, todo esto se pasaría cuando comiera… espero que las chicas cocinen bien…

 Bueno lo de desalojar y después matar, fue algo chistoso, pues cuando llegamos, todos estábamos preparados para hacerlo cuando Heracles diera la señal y pues, nunca hubo señal, pues al parecer no había ido ser vivo allí desde hace un par de días, al parecer era un refugio de… Ladrones.

 - Es increíble que una isla como esta, puedan haber ladrones y contrabandistas…- musité y todos fueron a explorar la caverna que no era muy profunda, era el lugar perfecto.
Por mi parte, creo que ya había hecho lo mío así que decidí a tirarme esta vez en la tierra de la caverna, con mi capa encima de mí.

 Escuché pasos moverse de un lado a otro, buscando ramas para hacer el fuego, haciendo el fuego y ahora todos alrededor del fuego intentando quitarse el frío.
Frío que era desconocido para mí, puesto que mi capa me hacía de repelente contra agua, contra el fuego, contra posibles tormentas eléctricas (pataletas de Zeus), era bastante resistente a ataques corto punzante, el frío y el calor. La capa era sencillamente el regalo perfecto, y el único regalo que Hades pudo darme alguna vez… Hablando de Hades. Tenía que darme una buena explicación con eso de Dionisio.

Las chicas llegaron y se pusieron a cocinar. La comida realmente olía de maravilla, el olor a condimentos me hizo salir de mi estado de fermentación, para sentarme en mi puesto y mirar el movimiento rápido de las manos, el serio asco que le tenía Epifanía a la carne y como Cyrene al parecer los hábitos del bosque, la comida del bosque, la cocina del bosque, en fin, todo lo relacionado con el bosque se le hacía muy natural… El cabello rojo se le confundía con el fuego, solo encontraba una razón para que a Cyrene no se la hubiese llevado un dios para que fuese su amante, estaba la custodia una diosa, con muy mal genio y muy celosa de lo suyo, ya que con la belleza que tenía Cyrene, era de esperarse, que un dios se la llevase, para ser la madre de uno de esos semidioses que andan regados como bastardos por el mundo… Suspiré un poco de mal genio cuando Epifanía trajo mi comida e interrumpió mi observación banal del día.

- Es que si yo no te traigo el plato, tú no te mueves de allí, eres un flojo…- musitó Epifanía.
- Claro es que solo estaba esperando que vinieras a traerlo, para observar el lindo uniforme de las cocineras… muy provocativo si me lo preguntan… por cierto…- musité con una sonrisa encantadoramente ladeada mientras recibía el plato mientras con el dedo índice, le indicaba su toga.

Epifanía cerró el puño con ademán de golpearme, yo le di un sorbo a la sopa sin inmutarme. Epifanía esbozó un profundo respiro y contó hasta diez. – Pierdo hasta mi tiempo discutiendo contigo, estúpido, bruto…- musitó mientras yo con la otra mano desocupada, hacía muecas de “blah, blah, blah, blah” - ¡Arg!, ¡Eres un idiota!-refunfuñó. Se dio la vuelta para marcharse y entonces, algo le cayó en la nuca y casi le hizo perder el equilibrio.

- ¡Serás!- me gritó molesta. Al agarrar la cosa que le había tirado encima, era la capa, ella miró la capa un momento y me miró a mí.
- Si la ensucias te mato…- refunfuñé para bajar la cabeza y seguir en lo mío.

Me devoré las presas de pollo, la sopa, las frutas, las ensaladas, con la cortesía mínima que pudo haber tenido Ulises cuando se tragaba la comida después de días sin comer.

Y cuando me enteré que el pollo era no era pollo si no un pavo real, me lo comí con más ganas, pues era un sirviente de Hera… Otra de las tías con mal genio.
Me volví a tirar, pero esta vez un poco más cerca del fuego, la lluvia caía, era relajante, aunque tenias que ignorar de vez en cuanto los relámpagos estremecedores.
Epifanía se me tiró al lado.

- ¿Tienes frío?- preguntó.
- Estoy acostumbrado… Bueno miento, no estoy acostumbrado al frío- musité mientras cerraba los ojos – La capa me cubre hasta del hambre…- musité serio.
- ¿Enserio?- preguntó Epifanía algo entre dudosa y sorprendida.
- No. Pero de lo demás sí…- musité –Bueno te informo desde ya que vas a quedar con un olor a inframundo, muy característico- musité.
- Si… es desagradable…- musitó. Yo esbocé una risa por lo bajo.
- Entonces quítatela- le musité. Dudó un momento. Para quitársela.
- Me imaginé, la sensación es tan agradable, que eres capaz de aguantar el olor a Azufre… Además, después de un buen tiempo te acostumbras con el olor- musité para tirarme en su estómago y colocar la capa encima.
- ¿Crees que soy tu almohada?- musito.
- Sí, una con muy poco relleno, pero sí, eres una almohada- cerré los ojos.
- Tonto…- musitó.

Hubo un silencio, escuchaba las voces de Keops, Cyrene, Calisto, Adelphos y la otra sirvienta de Patroclo hablar. De cosas que a mi realmente me importaban poco.

- ¿Por qué no vas con ellos?- preguntó Epifanía.
- ¿Por qué tú no vas con ellos?- le respondí yo también a modo de pregunta.
Ella me miró acusando la mirada.
- Si tanto te desagrada el olor a azufre, porque no te quitas la capa y te marchas a hablar con los otros- musité.
- Haces demasiadas preguntas y tú nunca respondes ninguna.
- Tú siempre respondes todo, por eso es entretenido preguntarte.
- Tonto
- Gracias…- musité y la lluvia cesó.

Me estiré como un gato arriba de Epifanía y esta me empujó, caí al suelo.

-¡Que eres bruto!- gruñó.

Ya yo me estaba levantando y colocando mí capa. Me volví a estirar, ya tenía las fuerzas recuperadas, todos estábamos en igualdad de condiciones.

Heracles me dio unas… ¿felicitaciones? Por la batalla y eso me hizo recordar que alguien debía ser aprendido por sus estupideces. Entonces traqueteé los huesos de las manos y me dirigí a Patroclo, era ahora que alguien le hiciese notar las consecuencias de sus estupideces en la batalla.

Me acerqué tranquilamente hasta Patroclo, le coloqué la mano en el hombro este giró y mi puño se clavó de lleno en su mejilla y este hecho un par de pasos hacia atrás por el impacto.

- ¡¿Qué rayos te sucede Mor?!- Gritó Cyrene.
- Yo ya les advertí lo que iba a suceder si alguien abandonaba su posición, y de paso hubieron bajas, que quizás no hubiesen habido si no hubiese abandonado su posición, imbécil…- musité mientras esquivaba el golpe.
- ¡Paren de pelear!- gritó Adelphos.
Y yo ya le estaba profiriendo otro golpe a Patroclo.
- El que debió muerto debiste ser tu Patroclo, no tus soldados… - gruñí.
Y todos se interpusieron en la pelea.
A mi me agarró el grupo, a él lo agarró el suyo, sus perras y su hermano.
- No debemos pelearnos entre nosotros… Lo pasado pisado…- musitó Cyrene para mí.
- Quien dice que no lo volverá a hacer y ahora mueran ustedes…- gruñí.
- Te voy a matar por tu atrevimiento- gritó Patroclo apuntándome con su dedo.
- Un hombre sin honor como tú no podría matarme ni aunque lo quisiera…- musité con una sonrisa.

Un buen rato se necesito par que se clamaran los ánimos… Otro rato más para que yo no volviese a pegarle.

Decidimos que lo mejor era irse de la isla y seguir nuestro camino desconocido, hacia donde eso nadie lo sabía, puesto que los dioses siempre tenían planes para nosotros.

La noche cayó y nos escurrimos en la oscuridad de la noche para robarnos una barcaza. Puesto que era imposible que pudiésemos construir un medio de transporte en tan poco tiempo.
De pronto una sombra femenina nos miraba en el muelle. Todos nos detuvimos.

- ¿Ustedes son los rebeldes?- preguntó.
- ¿Y qué si decimos que sí?- dijo con aires socarrón Patroclo.
- Quiero unirme a ustedes, su objetivo es noble, los dioses me deben algo…- respondió con convicción la joven. Todos nos miramos.
- Bueno, si nos ayudas a robar la barcaza, estás dentro- musité y ahora todos me miraban a mí con negación yo encogí los hombros y le aclaré la cláusula más importante –Si intentas algo, las reglas son sencillas, te matamos - musité, ella asintió y todos comenzamos a correr hacia donde ella nos indicaba. Después cuando hubiese más luz, veríamos quien era esta chica…

by Double_Angy