9.10.10

Cap 119

Patroclo 

Justo cuando ambos grandulones se venían abajo, se me ocurrió dejar ciego a uno por atreverse a atacarme, salté frente a el y le rebané ambos ojos lo cual hizo que gritara de profundo dolor - Hora de huir- dijo Calisto acercándose a toda velocidad a lo cual no lo pensamos dos veces y corrimos a toda velocidad rumbo a la playa, sonaba algo gracioso pero parecíamos niños que habían hecho una broma a alguien, una travesura, por creerme que no es una travesura dejar ciego a alguien. 

Llegamos donde la sacerdotisa, la cual estaba un poco pálida, Heracles llevaba al esclavo encima , el pobre había arriesgado su pellejo por ayudarnos, el problema era huir, nadar no podríamos la única opción seria escondernos - Calisto ve por el resto del equipo- dijo Adelphos a Calisto y este corría a buscarlos, miré a Adelphos y los que estaban presentes, después observe al resto del área, buscando una cueva o algo por el estilo para escondernos mientras los gigantes se olvidaban de nosotros, fue algo estúpido el haber ido a explorar, odio admitir que mor tenia razón, pero lo hecho ya estaba hecho teníamos que buscar un escondite por el momento.


by  hunterhelmsleyhearst

Cap 118

Adelphos

Al poco rato, un enorme sujeto estaba frente a nosotros, y en un instante otro ya estaba en camino a nosotros - Carajo- musité entre dientes mientras ambos gigantes nos cerraban el paso llevándonos junto a un árbol de nuevo volví a gritar - !!HERACLES¡¡- al parecer este estaba algo lejos, malditos grandulones... No teníamos otra alternativa más que intentar pelear pero ¿Cómo? ¿Cómo peleas contra alguien que te lleva cinco veces o más en tamaño? Intenté defenderme, uno de estos intentó tomarme, pero alcancé a rodar hacia atrás evitándolo, Patroclo sostenía firmemente el mango de su espada como concentrado, al parecer estaba esperando el momento de usarla.

- Yo lo distraeré. Ustedes corran- acotó el esclavo que nos acompañaba, al parecer quería ser de utilidad para que le dejáramos estar con el grupo, por mi, no había problema... De repente uno de esos grandulones atacó a Patroclo y este le rebanó el dedo... La espada de mi hermano se deslizó suavemente entre la carne del gigante como si fuera un simple trapo, a lo cual el gigante gritó de dolor y se enfureció - Los distraeré- dijo de nuevo el esclavo poniéndose frente a los titánicos seres gritándoles cuanta palabrota conocía.

Los gigantes se hartaron de la palabrería del esclavo y uno le propinó tremendo patadon que dejo al esclavo totalmente agonizante, al parecer le había dado con todo, esas criaturas enormes llamados gigantes eran extremadamente fuertes, era muy obvio que serian tan fuertes, tan solo éramos mi hermano y yo, pero en ese momento pude divisar a Heracles dando ordenes a Demetrius y a Calisto, mire como Heracles y Demetrius atacaban a las coyunturas de los gigantes y mientras estos se desplomaban Patroclo...


by hunterhelmsleyhearst  

Cap 117

Heracles

Hice señas a Demetrius y a Calisto para que se escondieras tras los árboles que había delante de mí. No había sido difícil seguir al gigante, aprovechábamos sus ruidosas pisadas para avanzar sin ser descubiertos. Midhos no quería volar, estaba actuando muy rara... Debía de ser por esta isla, y lo que había en ella. Negué unos instantes con la cabeza y seguimos avanzando hasta ocultarnos tras una gran roca. Más adelante se veía movimientos.

- Dime que no es un poblado Demetrius...- susurré sacando mi espada de nuevo, él me miro y suspiró apenas. Se asomo unos momentos...
- Lo siento Heracles, pero así es...- sentenció sombríamente mientras sacaba también su espada, igual Calisto.
- ¿Qué haremos?- preguntó el ultimo. No podíamos hacer nada, debíamos volver y avisar a los demás de que estábamos en una maldita isla repleta de gigantes.
- Volveremos ahora sin llamar la atención...- les dije mientras retrocedíamos y nos ocultábamos tras unos árboles. Miramos de reojo, un par de gigantes se acercaban, esperaba que no nos hubiesen visto. Uno tenía el pelo negro, enmarañado y largo, el otro ya no tenia nada. Lo que me sorprendió fueron los enormes cuchillos, creo que de piedra, que tenían en las cinturas. Eran inmensas... Me estremecí un instante.
-Yo digo que nos vayamos ahora, ¿no?- susurro bajo Demetrius. Asentí con la cabeza y aguantando las garras de Midhos en mi hombro emprendimos una retirada con el mayor silencio posible. Aprovechamos un par de pasos de los gigantes para correr rápidamente y llegar detrás de unos arbustos, más lejos ya.
- ¿Vieron lo que portaba en su cintura?- preguntó Calisto.
- Creo que podríamos descartar la opción de luchar, ¿no?- susurré de nuevo, los dos asintieron. Ahora debíamos volver... Y...
- ¡¡HERACLES!!-
-¡Es Adelphos!- gritó en voz baja Demetrius exaltado. Rayos, para que grite así, debía estar en peligro.
-¡Vamos a ayudarlo!- dijo Calisto, los detuve con mi mano. Haciéndoles señas de que esperen un momento, me giré a Midhos y le pregunte de donde había venido aquel sonido, de que dirección. Midhos cerró los ojos moviendo la cabeza de un lado a otro... Finalmente lo dijo. Asentí, aunque suspirando luego por lo malo de la noticia.
-Hay que cruzar el poblado, están casi en el otro extremo...
-¿No podemos rodearlo?
-No Demetrius, no hay tiempo... Si queremos hacer algo por Adelphos hay que hacerlo rápido...
- De acuerdo...- dijeron al unísono ambos compañeros del príncipe.

Observamos el poblado, esos seres iban y venían haciendo diferentes tareas. Desde cargar pesados árboles con facilidad hasta arrastrar grandes animales del corral y sacrificarlos. Había muchos lugares por los cuales colarnos para poder avanzar sin que nos vean. Debíamos separarnos. De pronto vi como uno de ellos hacia señas a otro para que fueran en dirección de donde había provenido el grito de Adelphos. 


- Rápido, debemos separarnos... Nos encontraremos al final...- dije, una vez que asintieron y se fueron, salí del arbusto, agazapado. Avancé con cautela y me escondí detrás de unos enormes troncos. Al sentir las continuas pisadas de los seres, supe que no seria fácil cruzar al otro lado... Seguí avanzando, corriendo cuando era necesario, por los pelos me salve de que no me vieran en el último salto que hice hasta un tronco ahuecado. Pero de pronto las pisadas se intensificaron, se fueron todas a un lugar. Me asome del tronco y suspire, la comida... ¡Iban a comer! Era momento de ir más rápido. Pude ver a Calisto y Demetrius, estaban juntos ahora. Me vieron, le hice señas de acelerar el paso y así lo hicimos. Finalmente llegamos al otro lado del pueblo, donde había un gran corral lleno de animales que parecían muy enfadados. Fruncí el ceño, tal vez... Luego.

Los tres juntos avanzamos hasta que nos detuvimos, dos gigantes tenían acorralados contra un enorme árbol a Adelphos y a Patroclo. No podrían vencerlos así de frente, pero... Nosotros estábamos detrás. Algo me llamo la atención, a un lado estaba el esclavo, muy herido. Apreté los dientes y me gire a los hombres de Patroclo. 

- Demetrius, movimiento rápido... Cortaremos atrás de sus pies y así podremos huir, tu Calisto, enfada un poco mas a los animales y abre esa especie de corral, será una distracción para los gigantes mientras volvemos con los demás, ¿de acuerdo?- dije el plan de forma rápida, en voz baja, pero todos entendieron. 

Nos posicionamos, justo cuando los gigantes alzaban sus grandes cuchillos, y efectuamos la maniobra rápidamente. Los gigantes gritaron antes de caer al suelo, Adelphos y Patroclo saltaron a un lado esquivando los cuerpos de los seres. En eso Calisto llego corriendo...

- Hora de huir...- dijo y asentimos mientras emprendíamos la retirada. Antes cargué el cuerpo del esclavo en mi espalda. En el camino nos contaron como habían logrado acorralarlos, eran muy fuertes, y aguantaban estocadas. Eran muy grandes. No nos convenía enfrentarlos, definitivamente que no. Al pobre esclavo uno le había dado una patada que casi lo desarma. No sabíamos si viviría... Al cabo de un largo rato, llegamos a la playa. Y contamos todo lo que había pasado, Epifanía dijo algo así como "¿Vieron? Tenia razón...".

Nos preparamos para huir, ¿pero como? No podíamos hacer lo mismo que antes con las palmeras. Nadar sin un rumbo fijo, eso se llamaba suicidio. Midhos voló un momentos hasta posarse sobre un árbol. Guarde mi espada, cuando se escucharon vibraciones en el suelo.

-Mierda- musite. Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo.


by Silius

4.10.10

Cap 116

Epifanía

El agua cristalina nos refrescó a todos. Creo que estábamos con el estomago lleno de agua salada después de haber sobrevivido aquella tormenta, lo que a más de uno debió haber hecho ver ilusiones o como en mi caso, causar un terrible dolor de cabeza. Pero por lo menos luego de haber bebido agua dulce y haberme recostado junto al débil canal durante unos minutos, el dolor pasó y me sentía mucho mejor. 

De todas formas no me entraba en la cabeza el que hubiésemos llegado a esta isla. Si somos ahora un... ¿Peligro? para los dioses, Poseidón fácilmente nos hubiera acabado en los mares, pero no fue así. Al contrario, nos envió a esta extraña isla. Quizás lo que me dijo Atenea era explicito, "El juego de Poseidón apenas inicia" y estábamos aquí para dar un buen espectáculo a los dioses, y si me apoyo totalmente en eso... Podría asegurar que si no nos marchamos de este sitio pronto, no terminaremos bien. 

Y mientras me sentaba sacudía la arena de mis ropas ahora levemente húmedas gracias al reluciente sol de Apolo que cubría la playa. Comenzaba a sentir que nos derretiríamos si seguíamos tirados ahí sin hacer nada. Se suponía que debíamos armar una especie de campamento o algo por el estilo, pero estábamos tan cansados y molidos luego de la tormenta, que no podíamos ni movernos. 

Cyrene arreglaba sus armas entre sus ropas y de paso sonreía muy contenta por haberlas recuperado. Ahí entré en cuenta que yo también tenía un arco que quizás pude haber perdido en la tormenta, pero luego recordé que siempre tomaba precauciones y amarraba mi arco a mi espalda, y cuando tenía flechas, también, y por lo demás, tenía todo guardado en un morral blanco que siempre amarro a mi cintura, así que en cuentas de perdidas mías, no hay nada. Eso me recordaba que había dejado mi morral tirado en el sitio que habíamos naufragado así que iría por él.

Me levanté y miré en dirección hacia donde nacía el canal y sin saber el motivo, fruncí el ceño, algo no me agradaba de este sitio. Miré a Keops y Mor que se encontraban sumergidos en el agua y luego a Amisthy quien solo parecía disfrutar de la tranquilidad. Me levanté, me sacudí y comencé a caminar hacia mi morral.

- ¿A donde vas? -dijo Cyrene mientras me miraba avanzar.
- Solo iré por mis cosas... Este sitio me da mala espina y no quisiera perderlas en caso de cualquier cosa... -acoté.
- Claaaro, olvidaba que en las islas abandonadas se pierden cosas -comentó Mor, Keops rió por lo bajo y yo solo me limité a mirarlo fruncir el ceño y negar con la cabeza.
- Cállate Mor -acoté y seguí caminando. 

No estaba lejos del sitio del naufragio. Se veían las cosas a lo lejos, trozos de madera, unas cuantas capas de los guerreros de Patroclo y justo al lado de las ramas que habíamos recolectado, mi morral. Comencé a caminar mirando la arena, se veía tan limpia que me parecía irreal. 

En pocos segundos estuve recogiendo mis cosas y cuando me proponía recoger una capa, que parecía ser de Patroclo, sentí un retumbar en mi pecho que me hizo quedar petrificada. Fue como si cerca de mí hubiese algo que al tocar el suelo hiciese retumbar todo y aquel retumbar había llegado a mi pecho. Me levanté y miré en todas direcciones, asustada repentinamente sin saber porque. Pero no se veía nada, no había nada, solo yo y las cosas. Mi respiración se había acelerado de un momento a otro, así que mientras intentaba calmarlo, con una mano en mi pecho y la otra afirmando fuerte mi morral, sentí nuevamente aquel retumbar, que ahora fué más fuerte y capaz de quebrantar mis tobillos y hacerme caer de rodillas. Un escalofrío recorrió mi espalda y mientras mi mirada se clavaba en sitios alejados, en busca del culpable, el retumbar aceleró su frecuencia, similar a la velocidad de los pasos, pero mucho más potentes, mucho más fuertes y aterradores. 

Como pude, me levanté y sintiendo mi cuerpo entero estremecer a causa del retumbar de aquellos pasos, comencé a correr hacia el canal, para advertir a los demás, quienes también deben haber sentido lo mismo...
Sentía mis pies flaquear mientras corría, pero no me dejé caer, no hasta llegar al sitio donde estaban los demás. Mi respiración era más acelerada de lo común, incluso para quien está corriendo y mis manos apretaban tan fuerte el morral que sentía la piel de mis nudillos tan estirados que juré haberlos rasgado, pero no era así, solo era la percepción errada a causa del retumbar que sentía en mi pecho. 

Cuando llegaba ya al canal, y sin poder contener la curiosidad, giré mi rostro mientras corría, para comprobar que nada me perseguía con tan aterradores pasos, pero solo me encontré una playa vacía. La sorpresa me la llevé cuando me volteé y choqué de frentón con Keops, haciendo que rodáramos y cayéramos en el agua dulce. Salí de inmediato, ayudada por Amisthy, mientras el chico me preguntaba que porqué corría de esa manera. Atiné a negar con la cabeza mientras ponía mi mano en mi pecho nuevamente y miraba hacia la playa vacía. 

- ¿Acaso no lo sienten? -dije mientras miraba a todos, quienes curiosos, no me quitaban los ojos de encima.
- ¿Sentir qué?
- ¡Eso! Es un retumbar en el... pecho -musité y mis palabras se fueron apagando a medida que notaba que todos me miraban con rostro de negación. 
- Parece que bebiste mucha agua de mar - comentó Mor. Lo miré cuando fui a responder, otro retumbar en mi pecho. Mi respiración se comenzó a tranquilizar a medida que los pasos perdían fuerza y frecuencia, hasta desaparecer al fin, pero aun no podía dejar de pensar en ellos y en su recuerdo.
- Juro por Zeus que era un retumbar muy fuerte... Demasiado -acoté mientras tragaba saliva, más cuando entendí que fui la única que los sintió, caí en la cuenta que había sido una especie de visión, o quizás no visión como tal, pero algo así.

Me senté junto a Amisthy y comencé a tranquilizarme. Miré un segundo a Mor, quien había salido ya del agua y estaba sentado al borde del canal junto a Keops. 

- Quizás sea buena idea irnos de aquí -comenté. El me miró y ladeó el rostro.
- ¿Porqué? ... Si no hay nada -dijo y yo negué con la cabeza. 
- Si fui la única que sintió eso... No, debemos irnos -dije y el tono de mi voz salió un poco más desesperado que el común. Mor frunció el ceño y yo tragué saliva y suspiré. 
- Pero... Había algo, alguien o...
- Nada... Absolutamente nada y aún así, parecía que estaba rodeada de quienes provocaban ese retumbar...
- Y si mejor nos vamos. No nos arriesguemos...
- A mi me da igual.
- Yo me quiero ir -musité y repentinamente sentimos como llegaba el grupo de exploradores corriendo y con noticias no muy agradables.


by KatrinaxStevens