Nuevamente encerrados, sin armas no objetos contundentes cerca... Por suerte. El canto no tardó en llegar, y ya todo fue confuso... Parecía irme de mí, ser consciente de la estupidez que estaba por hacer pero no poder evitarlo. Mi puño se dirigió al rostro de Patroclo que salía corriendo a la puerta...
-¿Ya... Te controlo?- musito forzosamente Adelphos, lo mire y negué de forma forzada también.
-No, pero seguro tu hermano cometería una idiotez...- dije tapándome los oídos, esto reducía bastante el poder del canto, pero solo era cuestión de tiempo.
El príncipe río negando, pero luego la risa cambio por una mueca de dolor. Mor lo golpeaba en un costado apartándolo y yendo lentamente a la puerta, quise ir por el pero ya Dinethos se le lanzaba encima...
A cada segundo me veía más atraído por el canto... No podía aguantar, pero debía hacerlo por el bien de todos.
-...laaralaaaralaaa...- un hermoso canto, era un hermoso canto... La intérprete debía ser hermosa... Increíblemente hermosa...
¿Pero porque aguantar? Debo ir por ella... Tiene que ser mía, solo mía. Si... Mía...
Un puñetazo voló al rostro de Patroclo que se levantaba a tumbos en dirección a la puerta.
-Es
mía...- musite para girarme, pero entonces un golpe llego a mi espalda. Caí al
suelo aunque en verdad el dolor no importaba. Me gire y aleje de una patada a
Keops que se había prendido de mi pierna.
En
el fondo tenía la sensación de que no hacia lo correcto... Pero... ¿Por qué?
¿Qué podía haber de malo en ir tras ese hermoso ente creador de tan bello y
cautivante canto?
Me deje llevar por el canto, pero luego también la ira me invadió al ver a otras personas querer ir también a por ella...
-¡Dije que ella es mía!- grite y comencé a repartir brutales puñetazos a cualquiera que se me cruzase, No me importaban los golpes recibidos, solo tenía una cosa en mente... Y nada me impediría lograrlo...
Un largo rato después todos teníamos algún ojo morado, no recordábamos nada de lo sucedido anteriormente, pero de algo estábamos seguros... Habíamos vuelto a perder el control...
Me deje llevar por el canto, pero luego también la ira me invadió al ver a otras personas querer ir también a por ella...
-¡Dije que ella es mía!- grite y comencé a repartir brutales puñetazos a cualquiera que se me cruzase, No me importaban los golpes recibidos, solo tenía una cosa en mente... Y nada me impediría lograrlo...
Un largo rato después todos teníamos algún ojo morado, no recordábamos nada de lo sucedido anteriormente, pero de algo estábamos seguros... Habíamos vuelto a perder el control...
-¿Están
todos bien?- pregunto Adelphos.
-Si con bien te refieres a algo más que un ojo morado o un par de costillas rotas... Entonces si...- respondí Mor de mala gana mientras se levantaba del suelo corriendo a un inconsciente Dinethos a un lado.
-Tranquilo que no fuiste el único golpeado...-. Dije mientras me limpiaba un hilo de sangre de la boca.
-¿Las sirenas se habrán ido ya?- pregunto Mor escuchando con atención lo que sucedía fuera.
-Ya no hay canto...- dije en voz baja.
-¡Entonces vamos!- grito Keops y corrió fuera, quisimos detenerle pero el chiquito fue rápido y huyo.
Un rato luego, cuando nos aseguramos de que por el momento se habían retirado esos seres, salimos fuera del barco y nos internamos en el bosque. Las mujeres volvieron al barco a buscar las provisiones y asegurar el barco a la costa. Momentos después ya teníamos asentado un pequeño campamento lo bastante “adentro” de la isla para considerarnos un 90% seguros. Por lo menos de las sirenas.
A pesar de ser de noche, se notaba que estábamos en un hermoso lugar. Se veía una gran colina a lo lejos, y pocos árboles a la vista. Nuestro campamento se asentó en un pequeño conjunto de cinco árboles, lo bastantes frondosos para tomarlos de refugio.
El grupo estaba en silencio por el estado de Amisthy. Luego del gran acto de fuego que había provocado Epifanía, las sirenas huyeron. La chica se había salvado de milagro pero estaba inconsciente y malherida... El doctor la atendía aparte, aunque no estaba en estado de moverse demasiado. Epifanía estuvo con ella unos momentos a solas y Mor la miraba con una sonrisa... raramente cómplice, ¿Qué pasaría? Cuando más o menos nos organizamos, hicimos una pausa para comer y hablar más calmadamente de nuestra situación.
-¿Alguna
idea de donde estamos?- hablo Cyrene mientras comía un trozo de pan.-Si con bien te refieres a algo más que un ojo morado o un par de costillas rotas... Entonces si...- respondí Mor de mala gana mientras se levantaba del suelo corriendo a un inconsciente Dinethos a un lado.
-Tranquilo que no fuiste el único golpeado...-. Dije mientras me limpiaba un hilo de sangre de la boca.
-¿Las sirenas se habrán ido ya?- pregunto Mor escuchando con atención lo que sucedía fuera.
-Ya no hay canto...- dije en voz baja.
-¡Entonces vamos!- grito Keops y corrió fuera, quisimos detenerle pero el chiquito fue rápido y huyo.
Un rato luego, cuando nos aseguramos de que por el momento se habían retirado esos seres, salimos fuera del barco y nos internamos en el bosque. Las mujeres volvieron al barco a buscar las provisiones y asegurar el barco a la costa. Momentos después ya teníamos asentado un pequeño campamento lo bastante “adentro” de la isla para considerarnos un 90% seguros. Por lo menos de las sirenas.
A pesar de ser de noche, se notaba que estábamos en un hermoso lugar. Se veía una gran colina a lo lejos, y pocos árboles a la vista. Nuestro campamento se asentó en un pequeño conjunto de cinco árboles, lo bastantes frondosos para tomarlos de refugio.
El grupo estaba en silencio por el estado de Amisthy. Luego del gran acto de fuego que había provocado Epifanía, las sirenas huyeron. La chica se había salvado de milagro pero estaba inconsciente y malherida... El doctor la atendía aparte, aunque no estaba en estado de moverse demasiado. Epifanía estuvo con ella unos momentos a solas y Mor la miraba con una sonrisa... raramente cómplice, ¿Qué pasaría? Cuando más o menos nos organizamos, hicimos una pausa para comer y hablar más calmadamente de nuestra situación.
-Ninguna...- dijo Dinethos comiendo también. Aun le dolía la cabeza, creo que yo había sido el culpable.
-Pues, no sé si es casualidad o no pero... Estamos en la isla... del Ganado del Sol...- dijo Epifanía con una tranquila sorpresa. Todos los presentes se sorprendieron, algunos más que otros... Por el nombre de la isla en la que nos encontrábamos, y el resto por la sorpresa que presentábamos...
-Ganado del sol...- dijo Mor, uno de los que sabía de esta isla. –Me parece que nuevamente la “fortuna” nos ha traído a un importante lugar...- acoto con una sonrisa maliciosa.
-¿Fortuna? Lo creo que los dioses han tenido un poco que ver con tu “fortuna”- dijo Patroclo serio.
-¿Y que es este lugar?- pregunto una voz femenina.
-Ganado del Sol... Un hermoso lugar, con ganado igual de hermoso...- comenzó diciendo Epifanía.
-El cual por ahora no comeremos...- acote.
-Por hoy...- corrigió Mor con otra de sus sonrisas maliciosas que tanto molestaban a las chicas del grupo.
-Tal vez...- dijo Epifanía, varios la miraron con sorpresa. Ella se dio cuenta...-Olvídenlo, tema para mañana. Bien, como les contaba, es una hermosa isla... Y aquí probablemente tengamos la oportunidad de acabar con... Apolo...- dijo al fin.
-Fortuna o dioses... Caímos en la isla correcta- dijo Adelphos haciéndose notar, estaba muy callado con mirada pensativa en el fuego que habíamos armado.
-¿Entonces... que haremos ahora?- pregunto una voz femenina poco conocida. Enseguida supe de quien se trataba... La chica nueva.
-No lo sé... Lo más prudente seria esperar hasta que amanezca y ver que haremos...- decía Adelphos.
-Y mientras tanto...- dije mirándolo trasmitiéndole mi idea.
-Haremos un perímetro de vigilancia... No sabemos que podemos encontrarnos aquí... ¿de acuerdo?- completo Adelphos mirándonos a todos.
Todos asentimos...
-Hay que buscar una solución a las sirenas... No podemos seguir así, no mientras pretendamos seguir viajando por el mar...- dijo Epifanía, que mostraba unos golpes, productos de la batalla de las mujeres contra las sirenas, seguramente.
-Epifanía tiene razón... Y a pesar de que lo hicieron muy bien, me gustaría estar cuerdo cuando se presentan... No sé qué opinan ustedes...- dije mirando al resto de mis compañeros.
-Creo que a todos nos gustaría eso- dijo Keops con dos bollitos de tela en la nariz. ¿Quién de nosotros le habrá roto la nariz? En el fondo me causa un poco de gracia.
-Ahora estamos seguros tan dentro de la isla, pero Epifanía tiene razón... Si queremos continuar nuestro viaje tenemos que encontrarle solución...- dijo uno de los chicos, yo estaba mirando fijamente el fuego, pensando en muchas cosas, todas relacionadas con la posibilidad de encontrar una solución a las sirenas.
Muchos pensamientos pasaban por mi mente... Muchas alternativas... Muchas opciones... Pero muy pocas eran viables... Podría decir que ninguna... Rayos...
Entonces se me ocurrió algo, mejor dicho, me había acordado de algo. Antes de perder el control taparnos los oídos nos ayudó a resistir unos momentos... Quizás si por unos momentos quedáramos sordos, no oiríamos el canto, y podríamos enfrentarlas...
“Wau... Que magnifico plan” Pensé muy sarcástico.
Pero bueno, era lo único que había, y podía ser muy efectivo... Podría salvarnos la vida, ¿no era suficiente?
-Tengo una idea....- dije de pronto y todos me miraron rápidamente.
-¿De qué trata?- pregunto Adelphos.
-¿De cuanta cera de vela disponemos?- pregunte, él lo pensó un momento y luego pareció sonreír, ¿Habría adivinado que tramaba?
-Una caja de velas, bastantes...- dijo él.
-Genial... Podría llegar a arder o molestar, pero estoy seguro de que podrá salvarnos la vida- dije asintiendo satisfecho con la idea. Podría funcionar o no, pero ya teníamos algo...
-Hablas de tapar nuestros oídos con eso, ¿Cierto?- dijo Mor. Asentí. –Interesante...- acoto.
-Podría funcionar... ¿No?- dijo el doctor, el cual acababa de acercarse a nosotros... Bueno, por su respuesta se habrá acercado momentos antes. Patroclo le echo una mirada de resentimiento y odio, pero luego dejo de mirarlo, y fingió que el doctor no estaba presente. Creo que eso sería lo mejor, para el doctor...
-Lo probaremos... Mientras tanto ustedes tres armen un “perímetro seguro”. Haremos guardia con rotaciones de dos horas...- dijo Adelphos. Mor, Dinethos y yo nos levantamos y acatamos su “orden”.
By Silius