21.7.11

Cap 180

Cyrene

Hay cosas que cuestan creer, y el hecho de que Epifanía lograra quitarle el machete a Mor es de esas cosas que no crees ni viéndolo, Amisthy al lado mío sonreía de oreja a oreja mientras veía a Mor sin su arma y lanzando miradas a esta misma que ahora se encontraba entre mis manos.

-Bueno, ¿Qué soy el único que es peligroso con un arma?- preguntó Mor aun receloso mientras Epifanía, que había aprendido como caer de 100 formas diferentes le miraba sin poder esconder del todo la sonrisa por su pequeña victoria.
-Nada de eso, es solo que no solo Epifanía, Cyrene también parece disfrutar mucho el verte sin tu amado machete- Mor me miró algo molesto y bueno, había sido culpa de Amisthy por andar leyéndome el rostro.

Al final Mor se encaminó a los cuartos, como buen chico, a encerrarse con los otros, pero se detuvo y nos miró esperando el momento en que comenzáramos a dejar la zona libre de armas. Epifanía fue la primera en alcanzar a Mor y platicaba con él de algunas cosas mientras la otra chica y yo les seguíamos de cerca. Los cuartos ya habían sido repartidos entre los chicos y bueno, teníamos que despertar a la chica naufraga y conseguir su ayuda si o sí.
En el cuarto que compartía con Epifanía y Amisthy recogí mi arco, la aljaba con flechas y las cinco diminutas dagas que tenía en mi poder. Las acomodé debajo de la ropa y fuimos a por las armas de los chicos quitándoles, espada, dagas y cualquier cosa que pudiera usarse como arma por lo cual también despojamos las habitaciones de utensilios médicos y cosas así… Los dejamos incluso sin armadura porque al parecer en pleno embrutecimiento les daba por ser creativos, a sugerencia de Mor quien sea dicho de paso, nos tuvo que ayudar a convencer a Patroclo que con el humor que traía, le echaba pestes a cualquiera y si yo hubiese tenido que ir a recoger sus pertenecías seguro me insulta y más seguro aun es que yo lo golpeaba y bueno, debía comprender su dolor al perder a un amigo, así que mejor Mor que manejo bastante bien la situación.
Ya los chicos dentro del barco, y después de que Amisthy terminara de recibir las instrucciones del único a bordo que conocía de esto, la minoría, o sea, las mujeres del lugar, nos dispusimos a vigilar varias zonas del barco, pero parecíamos tener suerte de que el sol se estaba tardando en caer, o quizás navegábamos rápido, pero veíamos la isla muy cercana. Recé porque esto durara un poco más, que lográsemos llegar a salvo y estar lo suficientemente lejos de la playa como para que los chicos no escuchasen a las sirenas.
Pero tanta buena suerte es sospechosa y conforme el clima iba enfriando, se hacía también evidente que la noche estaba próxima.

-Antes de subir hablaste con Heracles, ¿Qué te dijo? -preguntó Amisthy acercándose a mí, quizás notando que andaba un poco inquieta.
-Solo me dijo que tuviera cuidado, se me ha puesto un poco morada la mejilla -señalé el lugar donde había un fino arañazo. La chica sonrió y negó.
-También tienes golpecitos en los brazos, se ven muy tenues pero ahí están los morados -dijo ella y la miré frunciendo el ceño.
-Bueno, era agarrarme a golpes con la sirena o dejar que se llevara el mapa -comenté sonrojándome ligeramente.
-En realidad podías haber ido solo por el mapa pero la pelea fue estupenda, debería contársela a Mor y al resto de los chicos -dijo con una sonrisita malévola, la fulminé con la mirada.

Volvimos nuevamente al modo de espera, Epifanía desde su puesto practicaba alguna postura de combate, y con lo delgada que era se veía realmente chistosa, y más aun con la cara de concentración que ponía cada que intentaba recordar lo que había practicado con Mor, ojalá cuando la hora llegué no solo recuerde caer.

-¡Epifanía!-le grité agitando la mano para que me viese, en cuanto tuve su atención le sonreí y le dije- Es bueno que recuerdes como NO caer, pegan coletazos.

Epifanía negó con la cabeza y yo alcé la mirada al cielo donde asomaba la primera estrella, tan próximos a la isla. Amisthy comenzó a dar instrucciones, que si baja la vela, tira el ancla, etc. y ahí estábamos corriendo a todos lados haciendo el trabajo para el desembarque, la chica naufraga nos miraba sin saber qué hacer, pero Amisty la animó a voz de grito a ser cooperativa y ayudarnos.
En medio de las labores comenzó a escucharse una primera voz, cantando a lo lejos, tras unos segundos comenzaron a unírsele más voces y el sonido venia aproximándose.

-… ¡Malditos peces!-grité mientras me asomaba por la borda y uno me lanzaba una roca, me agaché y tuve la sensación que había sido la sirena apaleada por mí. Nos miramos todas pasando de la sorpresa, al miedo y después a la determinación y como su un rayo nos hubiese atravesado, nos levantamos y con la misma tomamos las posiciones que habíamos platicado y comenzamos a repeler a las más cercanas con flechas por parte de Epifanía y mía, pero la estrategia no duraría demasiado tomando en cuenta la escases de la misma.
-Tenemos que bajar…-dijo la chica que en ningún momento había hablado, volteamos a mirarle.
-Pero primero debemos despejar el camino-dijo Amisthy y bueno, la cara de todas decía claramente que no sabíamos que idea era mejor, no podíamos bajar del barco puesto que era posible que fuera secuestrado por las sirenas y adiós a los chicos.
-Rea, tienes que ayudarnos, cuando esto termine todos podremos conversar tranquilamente-dijo Epifanía mientras llevaba una mano hacia su aljaba y descubría que ya no le quedaban flechas. Dos tiros más y me encontré en la misma situación.

Amisthy se asomó por la borda y con una sonrisa ladeada negó con la cabeza.

-Pues si vamos a bajar, hagámoslo antes de que ellas suban.

Rea corrió hacia la puerta que daba a las habitaciones del barco, pero al parecer era mejor que permaneciera cerrada, los chicos ya comenzaban a buscar una forma de ir con sus amadas cola de pez.
No había mucho que hacer más que enfrentarnos a las sirenas y más nos valía ahuyentarlas antes de que los chicos se lanzasen todos juntos contra la puerta y la derribasen. Seguían escuchándose ruidos tras la misma.

-Pues si los amarramos a una roca ya no nos preocuparemos de que se vayan, si los dejamos en el barco quizás terminen secuestrados por las sirenas –dije.

Ya teníamos el mapa a resguardo al parecer pues una vez lo entregué no quise saber más del mismo, ¿qué tal si me daba curiosidad y terminaba como Epifanía? Como fuere, eso no era lo importante ahora mismo, sino el hecho de que debíamos tomar una rápida decisión y nos estábamos tardando.
Al final bajamos Amisthy y yo primero, despejaríamos un poco el camino y quizás recuperábamos una que otra flecha para Epifanía ya que… Ciertamente dudábamos de que pudiese darse a un duelo a mano limpia con una sirena. Y es que había que ver que estaban más agresivas que antes, ya nos habían tirado encima medio fondo del océano y apenas si esquivábamos lo que nos lanzaban, y aunque yo ya tenía una de mis dagas en las manos, no me podía acercar a ninguna, pues andaban en grupos de tres…y eran bastantitas a decir verdad.
Bajó Rea como quien no quiere la cosa y después Epifanía que se limitó a decir antes de terminar sentada en el agua por resbalarse.

 -Atrancamos la puerta por fuera y con el ancla puesta dudo que vayan a algún lado.

El sonido de canto se estaba volviendo irritante para mí, y ellas no se cansaban puesto que sabían que había muchos hombres en el grupo, Amisthy le entregó tres flechas a Epifanía, de esas que no habían dado a ningún blanco y se habían quedado flotando en el agua.

-Encárgate de las sirenas que ya fueron heridas con algunas flechas, Rea creo que al menos sabe agitar un cuchillo y ya sabemos que Cyrene es campeona de lucha con sirenas, y no te preocupes, solo si es emergencia usa lo poco que te enseño Mor y… ¿Tienes su machete no?- había dicho Amisty y solo gruñí un poco antes de tirarle agua encima a una sirena antes de tratar de embestirla daga en mano.

Le había cedido una Rea que la agitaba cada que una de las hibridas trataba de acercársele más de la cuenta y habíamos terminado por pisar en algunas ocasiones la playa de la isla, pero las mujeres que no podrían seguirnos mucho por ese terreno se volvían hacia el barco cada que nos alejaban demasiado.

-Si nos adentramos demasiado en el agua, terminaremos igual de empapadas que Cyrene- volvió a decir Amisthy con cierta gracia, y era que, en medio de mi combate con una de esas cola de pez, había terminado luchando en el agua hasta que me llegara a la cintura y una compañera de mi contrincante se sumergió y tiró de mi pierna cayéndome, pero en el proceso saqué otra daga y le proferí un corté a esta y otro a mi adversaria antes de, entre chapoteos, volver a una zona donde el agua no me cubriese la mitad del cuerpo.

Aun eran demasiadas y de pronto rodeaban el barco y parecían querer impedirnos el paso.

-...No me digas que…-comencé yo mirando la situación.
-Al parecer, este era su plan desde el inicio- terminó Epifanía con la misma cara de espanto que la mía.

Al parecer estábamos en una pequeña desventaja y quizás la chica nueva, comprendiendo el asunto, tomó una diminuta roca y con un tino certero, prácticamente descalabro a una sirena, pues el proyectil había dado justo en la frente del ser que cayó ante la sorpresa de todas las presentes.

-Oh…-dije algo sorprendida mirando perpleja a Rea, a la sirena caída, al suelo, al mis compañeras, nuevamente a las sirenas y terminé con la mirada en el suelo, me incliné un momento apoderándome de varias rocas y comencé a disparar tal y como hacia Rea, ella quizás algo sorprendida, yo… Muy emocionada, debo admitir.

By wolfmanhunter_Lilith

19.7.11

Cap 179

Epifanía & Mor

Que recuerdos… Comencé a recordar un par de segundos la última vez que comí una. Un no muy grato recuerdo.
“…Él se había ido y Perséfone estaba ocupada… Así que curioso caminaba ligero por entre las piedras, para llegar a ese lugar donde Hades escondía cosas varias, mire las infinitas repisas de mármol, yo era demasiado bajo, con suerte le llegaba a Perséfone un poco más arriba de la cintura, pero la curiosidad, había visto a ambos comer de esa bandeja y yo quería saber que era, quería comer un poco. Sonreí al ver la distancia, seria entretenido.
Comencé a escalar las repisas, mientras el suelo se iba haciendo cada vez más lejano, pude ver la bandeja resplandecer, frente a mí, me dio un hambre brutal. Reí, para alargar la mano, mirar hacia los lados y llevarme una a la boca, mis ojos se abrieron de par en par. Comí otra, comí otra. Quizás en total 3, pero eso fue lo necesario para dejarme en un estado catatónico.
Olvide cuanto tiempo pase ahí. Era lo más rico que había probado en mi vida, ¡Nunca!...”
Cuando Hades volvió, yo estaba tirado en el suelo lleno de restos de ambrosia, Hades furico, recuerdo que me arrastro por los suelos, me hizo comer para disque desintoxicarme un montón de cosas del inframundo. Me prohibió la entrada a esa habitación, y me amenazo con tirarme a la estigia. Si no hubiese sido por Perséfone, se hubiese saltado todas la anteriores y el arrastre hubiese terminado en a la Estigia.
-Ni lo pienses Mor- musito Epifanía apuntándome con su dedo, debió pensar que en cualquier momento le robaría la caja.
Enarque una ceja, divertido– Tranquila, me la robare mientras duermes, algún día tendrás que cerrar los ojos- bromee, ella acuso la mirada.

-Ya Mor. En serio, me lo dieron para momentos en sea de vida o muerte -musité y el asintió -Y no te veo muriendo como para necesitarlo -comenté y el enarcó los hombros.
-Por eso digo que cuando te duermas... Lo saco -agregó. Negué.
-Ya. Después te lo robas... Ahora iré a darle un poco a Zorba, espero que el cuchillo no le haya llegado al corazón -comenté a la vez que comenzaba a caminar.

-¿Y tú la has comido?- le pregunte mientras caminábamos por el pasillo para llegar a la habitación del médico, por poner tema de conversación.

Asentí -Lo probé por primera vez a los 7 años... Recuerdo que dormí como por un día -musité mientras recordaba aquel momento -Desde entonces Atenea me da cuando voy a verla a veces -musité y al mirarlo, el asentía con una ceja enarcada. -¿Qué? -pregunté.

No pude evitar después, esbozar una risa por lo bajo… Y es que al compararlo con mi experiencia con las ambrosias, su historia era ¿Inofensiva? Tenía que ser una muy servicial sierva… Para confiar algo como eso en tiempos como estos… -Eres muy cercana a tu dueña por lo visto- comente, mirando la caja.

-Imagino que... -y me arrepentí de decir lo que iba a decir -Debe ser porque la conozco desde siempre... Si es eso posible -musité mirando el suelo -Aunque a veces pienso que lo hace de alguna manera para recompensarme... Cómo un caballo que trota bien o un león que obedece a su amo -musité y luego cambié le gesto de mi rostro que poco a poco se ponía oscuro -Así son los siervos, ¿No? -musité con una sonrisa entrando en el camarote de Zorba.

La mire un momento y vi cómo se iba apagando. Al parecer esto de captar su realidad, era algo que parecía preferir no comentar, un punto incómodo. Vi como caminaba más rápido parecía huir inconscientemente del asunto, coloco su mano en la puerta rápidamente. Coloque mi mano en su hombro.
-Ya tranquila no es necesario que corras, no tienes que huir al menos no de mí, solo era un comentario, estamos conversando- musite mirándola para proferir una sonrisa ladeada pareció mejorarle la cara. Solté su hombro y entramos.

Quizás mi rostro no lo mostró, pero si, viniendo de él era extraño, agradable un comentario como ese, pero extraño. Así que terminé asintiendo, tenía razón, no tenía que huir, de todos modos era inútil.
-¿Y quién huía? -bromee mientras entrabamos, Mor negó.
Una vez dentro ambas chicas nos observaron, les sonreí y me acerqué al médico.

Al cruzar el portal me detuve en un lado y me apoye en la pared. Las sonrisas se quedaron para Epifanía.
-Y bueh… ¿Sobrevivirá?- comente, mientras miraba la habitación en general, después las chicas, después al moribundo.
-Como dices eso Mor…- respondió Cyrene mirándome con cara de perros.
-Estoy siendo objetivo.
-Cuando despierta nos da instrucciones, para ayudar a mejorarle, pero creo que necesitaremos algo mejor. Tenemos mala suerte de que los médicos…- Rea iba a terminar pero Epifanía ya se acercaba a la cama.
Epifanía, bufo y negó ante la broma, pues se sabía que después de la ambrosia, tendría una “recuperación milagrosa”. Y sabía que yo sabía.

Me acerqué, tomé la caja y la abrí. En seguida tomé un poco de ambrosía y acerqué mi mano al rostro de Zorba. -Zorba... Despierta -musité meciendo su rostro. Él entreabrió los ojos y me miró lucido a penas -Debes comer esto -musité.
-¿Qué... qué es? -logró articular.
-Se llama “come y calla” y es mejor cuando no se pregunta -sonreí y acerqué la ambrosía a sus labios. Él la comió y luego cerró los ojos. Miré a Mor -No creo que lo haya matado -musité con duda. Él negó.

-Nah… es solo una- respondí. Cyrene y Amisthy se miraron un momento sin saber de qué rayos estamos hablando.
Me estire.

-Bien... Con esto dormirá hasta mañana -comenté y Cyrene me miró.
-¿Qué remedio es ese? -preguntó. Sonreí.
-Uno muy poderoso y codiciado. Roguemos porque su existencia quede en estas cuatro paredes -ambas chicas asintieron -Bien... Si viene Patroclo asegúrense de que no entre...
-Nadie sabe de lo que es capaz -musitó Amisthy y todos asentimos.
-Bien... Creo que después debemos relevar turnos -sonreí -Iremos a comer algo, después cambiamos -agregué y ellas asintieron.

La habitación comenzó a sumirse en la oscuridad, lentamente, mire la sombra y pensé en las sirenas.
-Las sirenas…- murmure un poco preocupado, hace un par de minutos había actuado como un completo… Estúpido hipnotizado…
 
-¿Qué hay con ellas? -pregunté a la vez que cerraba la puerta.

-Me pregunto cómo sobreviviremos a otro ataque… Por asuntos numéricos ustedes están en desventaja- comente –Además de la fuerza física, en el aire libre somos… Unos suicidas, encerrados nos volvemos bestias…- medite en voz alto, cruce los brazos.

Comencé a subir la escala y me detuve -Entonces, en otra palabras, dices que si no se amarran para que no se dañen, en más de un sentido, serán más que un estorbo para nosotras cuando estemos "intentando" defender el barco?

-Eso podría ser una medida, pero hay que recordar que también amarramos al que conduce el barco y sabe del barco…- comente. - ¿Cómo vas con eso de aprender a defenderte?- y terminamos de subir las escalera hacia cubierta.

-Veamos... He estado practicando, pero no defensa propia, sino que defendiendo a babosos para que no se maten ellos mismos y la única defensa que hice, fue quizás, contra una sirena que no estaba interesada en mí tampoco así que... Pésimo. No he practicado nada -sonreí y ladeé el rostro.

-Puedo tomarte la palabra de querer aprender y por ahora ensenarte un par de cosas acorde para el momento de crisis, cosas que no requieran de mucha fuerza- la mire de arriba abajo, para después asentir.

-Eso sería de gran ayuda -asentí y miré un segundo la cubierta -Lo que necesito es algo con lo que pueda defenderme sin utilizar mi arco... Soy muy mala usando las manos -negué mientras las miraba. Noté que aun cargaba la caja.

-Hecho- musite para ver que miraba la caja, para después estirarme –No te voy a decir que la dejes en tu habitación, desaparecería… Pero te recomiendo tenerla cerca, ponerla en donde las veas- el amanecer estaba cayendo, Adelphos hablaba con Dinethos y miraban la isla en el horizonte.

Asentí. Bajé a guardar la caja. Llegué al sitio donde había dejado mis cosas así que tomé mi morral, metí la caja y la amarré a mi cintura. Tomé mi arco, mis flechas y subí. No estaba de más tenerlas cerca.

Adelphos me miro al subir a cubierta, termino de hablar y se fue, Epifanía comenzó a subir a cubierta. Adelphos se acercó a mí –Yo me voy a la habitación, a encerrarme, tu deberías hacer lo mismo. Dinethos le va a dar instrucciones a Amisthy- iba a continuar pero le interrumpí.
-Me gustaría ver como las mujeres del barco intentan controlarnos en caso de que salga mal las cosas…
Adelphos me miro.
-Tomare en cuenta tu advertencia Adelphos… Gracias.- La palmada en el hombro le molesto.
Epifanía llego y Adelphos se fue. Mire a Epifanía- ¿A ver y el arco es para?- le comente.

-¿No esperas que si llegan las sirenas me abalance contra ellas a luchar? -pregunté, el enarcó una ceja -...¿Lo esperas?

-No, no lo espero… Si no tendrás que aplicar lo aprendido y ya habremos empezado mal, pues yo tendría que estar en mi habitación- musite.
Para proferirle con la pierna izquierda, un pequeño pero certero golpe un poco más arriba del pie, casi como un barrido, la chica se tambaleó para casi caerse, la tome por el hombro. Me reí.
-¿Y dónde quedo la alerta constante, en caso de que llegaran las sirenas?- le dije mientras seguía riendo por lo bajo. – Siempre alerta, hasta cuando duermes… No hay sorpresas.

-¡Mor! -grité mientras me alejaba de él -¡No hagas eso! -le advertí, entonces él se cruzó de brazos y me miró serio -No hagas eso… Aún-corregí y dejé el arco y las flechas en el suelo. Suspiré... Pero qué maestro me había encontrado -Ya... comencemos... Aunque si me explicas antes de tirarme sería más fácil -musité.

-Es que eso no era necesario que te lo explicara, debiste haber estado alerta- comente para de la nada volver a hacerlo.

Me afirmé de su brazo y me levanté. Lo miré con el rostro impávido, tragándome las ganas de gritarle en la cara que no repitiera lo que fuera que estaba haciendo y solo suspiré.
-Bien. La primera vez es tu culpa... La segunda es mía -comenté y me erguí -concentración- pensé una y otra vez.

-Ah, me encanta es mi culpa…- masculle para después erguirme – Lo importante, no es lo que hace con eso- señale el arco –es lo que haces tú, con tus manos, tienes que ser rápida y observa el punto débil- musite para llevar mi dedo índice a su mejilla, la chica perdió estabilidad y amenazo con caerse. Esboce una risa por lo bajo – A ver a ver, ¿Tu andas siempre así por la vida?- comente sujetándola del hombro de nuevo.

-No... -mentí. Entonces él enarcó una ceja y negué -Quizás... Es que no estoy acostumbrada a enfrentarme a las personas... ¡Mírame! No tengo fuerza... -miré el suelo un poco, y solo un poco frustrada -Puedo moverme rápido con mi arco... Sin él podría hacerlo también, pero nunca lo he hecho... Muy bien- terminé. Entonces Mor quedó pensativo un momento, observé la forma en que se paraba, las piernas un tanto abiertas y rectas, ladeé el rostro e intenté imitar su postura... Se sentía más estable, qué diferencia -¿Y ahora qué? -musité.

-Es verdad, un cachorrito tendría más fuerza que tú y seria hasta más amenazador… Y espera, no hagas eso, al menos que quieras pasar por niño en un barco- comente colocando la mano en su hombro y cambiando un poco su postura. –Quizás esta te quede mejor, debes buscar la que mejor te acomoda, no todos somos iguales- comente. -A ver, es verdad, no tienes fuerza, no la tendrás- comente.
-¿Gracias?
-De nada- agregue –Por eso es que quizás te enseñe más a como pensar en un combate cuerpo a cuerpo, usa un arma, eso queda para otra- comente para volver a rápidamente, pasar mi pierna y golpear levemente su tobillo, para que volviese a caer.

-Algo me dice que disfrutas esto -comenté mientras volvía a levantarme. Entonces Cyrene y Amisthy aparecieron en la cubierta y nos miraron extrañadas. Suspiré -Intento aprender a luchar -expliqué y ambas asintieron.
-Adelphos nos dijo que subiésemos... Él se quedó con Zorba y Heracles y en otro cuarto dejaron a Keops con Patroclo y Dinethos... Creo, o algo así explicaron... -musitó Amisthy. Asentí y luego miré a Mor.
-Ya casi se pone el sol y lo único que me has enseñado es a caer -musité mientras esperaba, más alerta que antes ante su... Estúpido movimiento que me hacía caer.

-Sí, es cierto, se disfruta, es chistoso.- comente para llevar rápidamente mi mano a dentro de la capa y arrojarle el pan a Amithy que lo esquivo con dificultad, mientras le aplicaba el mismo movimiento a Cyrene pero intento pisarme el pie con rabia.
-Bueno, están alertas…- comente –No es solo a ensenarte a caer, es estar preparado para cualquier circunstancia, en cualquier momento algo puede salir mal… -Amisthy parece estar así todo el tiempo, Cyrene pues al parecer me tiene catalogado como tipo de cuidado por consiguiente cualquier movimiento que haga provoca una rápida reacción. Dos posturas, validas totalmente en tiempos de guerra- comenté.
 
-En resumidas cuentas, soy la única que camina por la vida predispuesta a que la tiren -comenté mirando mis pies. -Ya... Tírame -musité en dirección a Mor. Él me miró.
-¿Cómo?
-Que me botes... Hasta que ya no caiga -musité mientras lo miraba fijo. Sonreí, parecía no creerme -Es en serio... No seré espartana, pero si no tengo de otra forma... De algún modo tendré que aprender a estar alerta -terminé.

-A ver Epifanía- me acerque a ella – Deja de mirar el suelo con debilidad. No estoy aquí para reírme de ti, eso lo puedo hacer en otro momento -ella me miro -Si quieres que no te bote, deberías empezar por creerte, aunque no puedas, según tú, que yo no puedo botarte, que tú eres como una espartana- agregue – Cuando lleguen las sirenas y yo esté aquí, ¿Qué crees tú que podrías hacer al respecto para reducirme?

-¿Sin el arco? -pregunté -Porque con el arco me sería muy fácil -él enarcó una ceja... -Bien... -lo observé atentamente de pies a cabeza -Podría golpearte en las costillas con los dedos... Eso hace que la gente se retuerza, ahí te agacharías y tendría tiempo de golpearte en el cuello -entrecerré los ojos y lo miré atentamente -Imagino que el cuello es zona débil para todos... -comenté mientras pensaba en lo que haría con el arco, pero sin él.

-Interesante… Quiero que lo intentes- le dije parándome frente a ella a una distancia prudencial -Que lo intentes hasta que me reduzcas.

-Bromeas... -musité. Él negó. -Pero estás consiente que en presencia de las sirenas te vuelves un... Hipnotizado... ¿No? Qué me ignoras... Ahora sería diferente...-argumenté.

-Entonces piensa diferente…- musite –Vamos… No puede ser que sin intentarlo ya estés tirada en el suelo, tu diosa, ama y señora de la razón y la guerra no estaría muy orgullosa. -¿Qué?- dije para volver a hacer el movimiento.

-Bien. Lo intentaré -musité y me planté frente a él. Lo miré fijo mientras entrecerraba los ojos y cuando lo decidí. Me acerqué a él y llevé mi mano izquierda a su rostro, entonces él la agarró fuertemente. Sentí la presión sobre los morados que me había dejado antes en la muñeca pero no tenía tiempo para ellos, porque mientras él me afirmó una de mis manos, yo llevé la otra justo al sitio de su pecho en el que comenzaban las costillas, qué considerando su altura... Y cuando enterré mi mano justo en aquel sector sensible qué provoca retorcerse, él se encogió y me agarró la otra mano, hizo un par de movimientos y ya me había dejado fuera de combate.

Deslice mi pierna y volví a repetir el movimiento, ella callo, ambos caímos. Estaba en una llave, totalmente reducida.
-Puedes salir de esto- musite.
-No puedo
-Si vas a seguir así no me arriesgo más y me voy- susurre – El codo derecho.

Giré mi rostro y lo miré. Él asintió a la vez que soltaba la llave en la que estábamos metidos y cuando se levantó me estiró la mano. Me paré y suspiré a la vez que ponía mis manos en la cintura -Si las sirenas llegan... Tenemos que estar seguras de que no se harán daño metidos allí en los camarotes -el me miró y enarcó una ceja, entonces apunté el machete -Debes dejarlo -musité y sonreí.

-¿A ver esto es venganza no?- musite –Yo no – dije mirándola fijamente - Y hago hincapié en lo que sigue- cruce los brazos –NO suelto mi arma.

-No es venganza -comenté y sonreí -Gracias por mostrarme las mil formas en la que puede caer una Epifanía -agregué y el asintió -No, es en serio... Gracias. Y por eso mismo te lo digo. No puedes quedarte con el arma ahí dentro -el negó -Vamos Mor... Sabes que tú y tu arma... Son mala combinación frente a una sirena -volví a sonreír.

Suspire. –Sabes…- me gire para caminar unos pasos - Te la doy si logras quitármela- me di vuelta y me estire.

…-Hecho- pensé. Me acerqué a penas un paso y agarré su capa, la tiré y Mor se giró mirándome con rostro de "matate", de inmediato agarró su machete con la izquierda firmemente, me agaché, él estiró una mano y me agarró del hombro derecho. Sentí el apretón empujarme hacia atrás, pero me logré afirmar de su antebrazo y luego de su brazo con ambas manos, lo tiré con todo el peso de mi cuerpo, él se fue hacia adelante, hasta que se afirmó en su pierna y dejó de caer, ahí apliqué toda la fuerza que pude haber tenido y lo golpeé en la pierna, pero tenía las protecciones en su pantorrilla, así que no me quedó de otra que intentar patearlo por el costado, no logré tirarlo, ni cerca, pero si se tambaleó y debió apoyar su otra rodilla en el suelo, me miró frunciendo el ceño y cuando fue a soltar mi hombro, mi mano izquierda se agarró de su cuello, específicamente del cabello en su nuca y cuando el tiró la cabeza hacia atrás, llevó su mano izquierda al mismo sitio para liberarse de mi mano, entonces liberó mi hombro al fin, así que con la mano que aun afirmaba su antebrazo agarré el machete. De inmediato la presión en mi muñeca, su mano me afirmó fuertemente, tiré un par de veces y como no cedió intenté su concejo, mi codo golpeó su pecho, no con tanta fuerza como habría deseado pero el alivianó la presión en mi mano, la moví rápidamente y lancé el machete lejos. Mor me miró, no estaba lejos, pero en el instante en que Cyrene lo tomó entre sus manos, ya no hubo nada que hacer...

Mire el machete, dirigiéndole una mirada de recelo a Cyrene - Por su bienestar físico y mental, no lo pierdan. TU- señale a Epifanía, - Me lo quitaste, tu eres la responsable. Me estire sin voltear varias veces a mirar mi arma, súbitamente hasta incompleto me sentía.

By Double_Angy & KatrinaxStevens