10.9.11

Cap 188

Heracles

-Falta poco para el amanecer...- dije mirando el horizonte con expresión seria, a la vez que enfundaba mi espada.
-Cierto... Apresurémonos- indico Adelphos. El oscuro cielo había adquirido un tono más claro, no teníamos más de media hora, con suerte.
Terminamos de prepararnos y, una vez estuvimos todos listos, nos dispusimos a hacer flechas para las chicas... Aunque había visto que Epifanía había perdido su arco. “¿Con que luchara?” Pensé mientras miraba a Keops.
-Dame el cuchillo- le dije tranquilo y él lo lanzo. Lo atrape ágilmente y tomando unas cuantas ramas comencé a fabricar flechas lo más rápido que mi ser podía. Tenía que estar agradecido al filo del cuchillo, y al descanso que había tenido y que me daba la concentración óptima para el trabajo.
-Necesitas una espada- le dijo Mor a Epifanía. Estaban detrás de mí, a lo que me gire apenas sin dejar de hacer mi trabajo.
-Patroclo tiene la de Calisto- dije tranquilo, terminando mi décima flecha al hilo. Vaya, no sabía que tenía esta habilidad.
-Eso mismo me dijo... Pero... No creo que me la de...- dijo Epifanía negando con la cabeza. –Ya sabes... Lo que pasó antes...-
-La tendrás... O le cortare los brazos para quitársela- dijo serio Mor, mas luego esbozo una típica sonrisa media cínica.
-Nada de brazos cercenados hoy... No por lo menos en nuestro grupo- dije levantándome.
-¿Se la pedirás tú?- dijo la chica. Asentí.
-Espero que acepte...- dije mientras dejaba las flechas cerca de Cyrene.
-Si no...- dijo Mor e hizo una mímica algo macabra de lo dicho anteriormente. Sonreí y seguí caminando yendo hacia Patroclo, que estaba a lo lejos, ya preparado y listo.

Me acerque tranquilo... Mis pasos sobre el pasto húmedo fueron tan silenciosos que Patroclo no me detecto hasta que estuve a su lado. Me miro con cara de pocos amigos, pero al final suspiro y miro al horizonte... Después de todo, no habíamos tenido conflictos graves el uno con el otro.

-Tienes que dejar de sospechar de medio mundo, Patroclo- le dije luego de un momento, el hizo amague de soltar una risa sarcástica.
-¿Acaso no tengo motivos?- respondió el. –Con la flaca trabajando para una diosa, un enemigo, ¿lo entiendes? Y Mor... Ese idiota...- negó y me miro -¿Acaso debo decirlo?- acoto.
-Ya...- le dije negando –En lo que a mí respecta, no tengo pruebas ni motivos para dudar de ninguno de los dos... Creo que deberías dejar las diferencias, aunque sea por ahora... Se avecina un duro enfrentamiento, debemos estar unidos o no podremos vencerle...- le dije en un tono firme, pero a la vez conciliador, mirando al horizonte... Un horizonte que comenzaba a tornarse más y más claro.
-Mira, yo sé que algo no anda bien con esas personas... Que defiendan a nuestros enemigos... Pero... Ahora tenemos algo más importante que hacer, tienes razón con eso- dijo asintiendo y girándose. –Ahora dime, Heracles- me miro -¿A qué has venido en realidad?- pregunto de repente, sorprendiéndome. “No es tan idiota” Pensé.
-Tienes razón... Aunque todo lo dicho anteriormente es cierto- recalque –En fin... Sé que tienes la espada de Calisto en tu poder, y... -rayos, acepta –Epifanía perdió su arco en la batalla pasada... Sería bueno que tuviera algo con que luchar- le dije. “Petición hecha. Por favor acepta” Pensaba mirándolo. El rió...
-Heracles...- negó mientras sacaba su espada –No te confíes, gente así nos podría traicionar... No lo olvides...- agrego entregándome la espada, girándose instante después y marchándose. Sus palabras me dejaron pensando, mas luego negué rápidamente.
-No es tiempo de desconfiar...- dije despacio mientras me encaminaba en dirección a Epifanía.


Una dura batalla estaba al caer en cualquier momento, y no podía darme el lujo de pensar en otra cosa más que en eso...

Al llegar, le entregue la espada mirando a Mor con una sonrisa. El alzo una ceja escéptico.
-¿Sorprendido?-
-Decepcionado...- dijo negando –Deseaba tener que ser yo quien consiguiera la espada- sonrío, negué, Epifanía también.
-¿Las flechas ya están?- dijo Cyrene, quien había estado acomodando y ajustando su arco. Alce la caja con las flechas, habíamos fabricado las suficientes. –Genial- dijo esbozando una sonrisa, guardo las flechas y nos mostró que su arco estaba listo.
-Bien, ya estamos todos listos... Nos quedaran máximo diez minutos antes de que aparezca Apolo y vea que disfrutamos de una genial cena- dijo Mor sonriendo.
-¿Planear una estrategia en diez minutos es algo imposible?- dijo Adelphos. Alce los hombros.
-Hemos logrado tantas cosas, que ya nada que hagamos me sorprenderá...- dije tranquilo, aunque en el fondo estaba muy serio, concentrado al máximo, y para no mentir, bastante preocupado del poder de tremendo dios...

Tendría que poner todo de mí, para ayudar a derrotar a este ser, y proteger a las personas que... En toda esta travesía, se habían convertido en mi única familia…

By Silius

Cap 187

Mor

Y así había terminado la cena con la mejor comida nunca antes preparada en a las brasas… Todos se levantaron incomodos Patroclo seguía allí.
-Si no te gusta algo del grupo eres libre de irte… Siquiera hay puertas, así que la salida queda donde te plazca…- musite mientras comía, Patroclo me miró fijamente yo le sostuve la mirada una mirada fija y fría – Yo no soy Epifanía que va a buscar la manera más adornada para no herirte y decirte la verdad… Me importa un rábano… Tu estúpida y vacía persona…- Patroclo me miro iracundo
- Tú no sabes nada, ahí… Apostaría que también tramas algo…
- Si me dices traidor y buscas que confiese, lo único que vas a ganar va ser un puño por la cara por imbécil… - masque otro pedazo -No estoy dispuesto a que por la muertes de tus perras vengas aquí joder la comida- Patroclo se levantó en mi dirección y saco tu espada –Te advierto que con la mano que me toques, no volverás a blandir un arma- masculle para mirar la carne. Patroclo alzo el arma y Zorba grito intentando separarnos.
Me levante manteniéndole la mirada. Y saque el machete.
-Si llegan los demás y los ven así… Explotara otro conflicto –dijo el médico.
-Es mejor acabar con esto ahora- gruñó Patroclo.
-Piénsalo dos veces antes de abrir la boca, se me están acabando las consideraciones…- la voz sonó grave con un ligero tono de amenaza.
-¿Me estas amenazando?
-Tómalo como te viene en gana y si lo tomas mal mejor… Para mí…
Zorba se puso entre medio jadeando, por el esfuerzo.
-Que van a decir las chicas, esto ya está suficientemente tenso –habló el joven.
- Tú también eres un traidor –soltó Patroclo.
-Puedes asegurar que si lo fuera ya estarías muerto, eres un estorbo…
-Traidor- alzo el arma, quite a Zorba, mientras con el otro pie le propinaba una patada a la rodilla y los filos se encontraban, su pierna ladeo, y volvió a blandir su arma, para propinarle un barrido que esquivó, y chas el mango del machete se clavó en su costado haciéndolo caer.
-Estas tan ocupado en buscar traidores, en vengarte, en tu propio mundo… Eres una desgracia…- guarde el machete y me marche –Honra tus hombres caídos y compórtate como uno…- hizo otro ademán de levantarse pero era ahora las chicas que iban llegando, Patroclo me grito cosa que realmente no le preste atención, comencé a caminar. Cuando me había alejado lo suficiente comencé a sentir el ambiente pesado, todo más oscuro…

-Magistral simplemente ¿Cómo lo haces? – unos ligeros aplausos – Decirle a alguien que no eres un traidor y no obstante decírselo a la cara cuando fuiste tú quien mato uno de sus amigos… - me gire –Mas te vale que no te descubran Mor… Estarías en serios aprietos niño- su sonrisa alargada.
Le ignoraba mientras seguía caminando lejos del campamento y cuando me detuve me senté, me cruce de brazos. -Últimamente te he visto mi querido Mor al filo, a veces, te veo incierto… Me gustaría que no pensaras más estupideces y te pusieras a trabajar…- comenzó a caminar en línea recta hacia mí – Déjame ver cómo va tu herida – se agacho y vi como la mano traspasaba la piel, apreté los dientes y los puños.

-Te recomiendo que no comas de eso que te dan, ambrosia para curar las heridas, no porque este envenenada, si no… Tú sabes lo que te ocurrió la última vez que la comiste… Y pronto llegara la primavera…- saco la garra – No se Mor, tengo dudas, quisiera que me las aclararas, estábamos arriba y vi que te dejaste quitar tu machete… -musito para alzarme por su capa –Mira que soy un hombre muy inseguro y no tolero… Traiciones, ni un atisbo, yo…- alzo su mano y una esencia comenzó a rondar entre sus dedos... Gire el rostro –Yo no tolero las traiciones -gruñó por lo bajo, mientras apretaba su mano, un dolor horrible, me encogí, no podía respirar, no podía moverme. La apretó más fuerte, apreté los dientes –Te recuerdo cuál es tu lugar en la cadena Mor… Te recuerdo a quien pertenece tu alma… -me arrojo al suelo y con un movimiento de la mano desapareció la esencia.
-Quiero el arco de Apolo así que no me interesa como, pero lo quiero… -se giró para caminar en círculos… Le mire fijamente, estaba de mal humor, siempre se ponía así cuando comenzaba a acercar la primavera –Despierta antes que amanezca…- musito Hades para tomar el machete que me había quitado antes de arrojarme, para tirármelo encima, no me moví, pero quedo muy cerca, un poco más y me hubiese rebanado el brazo. –Espero que tu plan para deshacerte de tus compañeros vaya bien… El de la cierva de Atenea -sonrió… -Te va de maravilla…- musito para desparecer en la oscuridad.


Tome el machete, lo puse en su lugar y me tire al suelo… Todavía sintiendo un dolor en el pecho, hace tanto tiempo, no recuerdo cuando fue la última vez que me había amenazado con mi alma en su mano. Reí. Tendría que estar muy furioso, de mal humor y desconfiado… En cierta parte era cierto, yo estaba acostumbrado a trabajar solo, toda mi vida, nunca había hecho un trabajo con nadie que no hubiese tenido que matar al final de la misión. No había testigos que me conociesen, yo realmente no existía y de pronto estaban ellos, son tan confiados… Reí por lo bajo, por mi bien esperaba que todo pasara, Hades hiciera sus jugadas y yo pudiera salir rápido de este revoltijo y seguir con mi vida, mientras todavía pudiese mantener mi alma.
Traicionar a Hades… Odiaba en la forma que me trataba, esa libertad infinita atada a una cadena, libre bajo sus ojos, sin embargo, no hay otra cosa mejor… No hay escapatoria. Suspire.
Mire el cielo y escuche las vacas rondando… Insomnio, aquí vamos otra vez.

Comencé a caminar al campamento, de regreso. Me estire mientras miraba al rededor, Adelphos y Heracles comenzaba a preparar las cosas.
-Mor ¿Dónde andabas?- pregunto Adelphos.
- ¿Ah? Y… ¿Tú eres… Mi cuidador o algo? -le respondí –Ocupémonos de cosas más importantes ya va amanecer... Patroclo me miro con rabia –Si Patroclo, fui a preparar el veneno para matarlos mientras dormían, pero llegue demasiado tarde- ladee la cabeza mientras le hablaba, mirándole con una sonrisa. Patroclo se levantó y saco su espada, yo ni me inmute. –Iré a ver que todo esté listo- musite para darle la espalda y ver a los otros, me pare frente a Keops, que dormía como un gato hecho una bola, le pateé por lo bajo. –Keops nos están atacando- dije poniendo una voz más… De urgencia. Keops se levantó rápidamente y se puso en guardia –Eso… escucharas cuando nos estén atacando- le dije para seguir el camino. Sentí la mirada de Keops en mi espalda como una puñalada.
-¡Estaba en lo mejor del sueño!- me grito y yo seguí caminando.
-En que les ayudo chicos- volvió a gritar para correr en su dirección.

Mire a las chicas, Cyrene se estiraba, Epifanía guardaba la caja dorada, la nueva estaba con ellas todavía durmiendo y Amisthy ya afilaba el arma.
Mire a Epifanía, andaba algo preocupada, no tenía arco… - ¿Cómo vas a hacer en la pelea?- musite mirándole, ella suspiro. –Con la muerte de Calisto quedo una espada… Es mejor a no tener nada…- musite.
-Nos hemos quedados sin flechas…- musito Cyrene mientras miraba su arco y el lugar donde guardaba sus flechas completamente vacío, teníamos que hacer las flechas para Cyrene y rápido, antes que amaneciera, por mí, bien… ya tendría algo que hacer para sobrellevar el insomnio.


By Double_Angy