-Falta poco para el amanecer...- dije mirando el horizonte con expresión seria, a la vez que enfundaba mi espada.
-Cierto... Apresurémonos- indico Adelphos. El oscuro cielo había adquirido un tono más claro, no teníamos más de media hora, con suerte.
Terminamos de prepararnos y, una vez estuvimos todos listos, nos dispusimos a hacer flechas para las chicas... Aunque había visto que Epifanía había perdido su arco. “¿Con que luchara?” Pensé mientras miraba a Keops.
-Dame el cuchillo- le dije tranquilo y él lo lanzo. Lo atrape ágilmente y tomando unas cuantas ramas comencé a fabricar flechas lo más rápido que mi ser podía. Tenía que estar agradecido al filo del cuchillo, y al descanso que había tenido y que me daba la concentración óptima para el trabajo.
-Necesitas una espada- le dijo Mor a Epifanía. Estaban detrás de mí, a lo que me gire apenas sin dejar de hacer mi trabajo.
-Patroclo tiene la de Calisto- dije tranquilo, terminando mi décima flecha al hilo. Vaya, no sabía que tenía esta habilidad.
-Eso mismo me dijo... Pero... No creo que me la de...- dijo Epifanía negando con la cabeza. –Ya sabes... Lo que pasó antes...-
-La tendrás... O le cortare los brazos para quitársela- dijo serio Mor, mas luego esbozo una típica sonrisa media cínica.
-Nada de brazos cercenados hoy... No por lo menos en nuestro grupo- dije levantándome.
-¿Se la pedirás tú?- dijo la chica. Asentí.
-Espero que acepte...- dije mientras dejaba las flechas cerca de Cyrene.
-Si no...- dijo Mor e hizo una mímica algo macabra de lo dicho anteriormente. Sonreí y seguí caminando yendo hacia Patroclo, que estaba a lo lejos, ya preparado y listo.
Me acerque tranquilo... Mis pasos sobre el pasto húmedo fueron tan silenciosos que Patroclo no me detecto hasta que estuve a su lado. Me miro con cara de pocos amigos, pero al final suspiro y miro al horizonte... Después de todo, no habíamos tenido conflictos graves el uno con el otro.
-Tienes que dejar de sospechar de medio mundo, Patroclo- le dije luego de un momento, el hizo amague de soltar una risa sarcástica.
-¿Acaso no tengo motivos?- respondió el. –Con la flaca trabajando para una diosa, un enemigo, ¿lo entiendes? Y Mor... Ese idiota...- negó y me miro -¿Acaso debo decirlo?- acoto.
-Ya...- le dije negando –En lo que a mí respecta, no tengo pruebas ni motivos para dudar de ninguno de los dos... Creo que deberías dejar las diferencias, aunque sea por ahora... Se avecina un duro enfrentamiento, debemos estar unidos o no podremos vencerle...- le dije en un tono firme, pero a la vez conciliador, mirando al horizonte... Un horizonte que comenzaba a tornarse más y más claro.
-Mira, yo sé que algo no anda bien con esas personas... Que defiendan a nuestros enemigos... Pero... Ahora tenemos algo más importante que hacer, tienes razón con eso- dijo asintiendo y girándose. –Ahora dime, Heracles- me miro -¿A qué has venido en realidad?- pregunto de repente, sorprendiéndome. “No es tan idiota” Pensé.
-Tienes razón... Aunque todo lo dicho anteriormente es cierto- recalque –En fin... Sé que tienes la espada de Calisto en tu poder, y... -rayos, acepta –Epifanía perdió su arco en la batalla pasada... Sería bueno que tuviera algo con que luchar- le dije. “Petición hecha. Por favor acepta” Pensaba mirándolo. El rió...
-Heracles...- negó mientras sacaba su espada –No te confíes, gente así nos podría traicionar... No lo olvides...- agrego entregándome la espada, girándose instante después y marchándose. Sus palabras me dejaron pensando, mas luego negué rápidamente.
-No es tiempo de desconfiar...- dije despacio mientras me encaminaba en dirección a Epifanía.
Una
dura batalla estaba al caer en cualquier momento, y no podía darme el lujo de
pensar en otra cosa más que en eso...
Al llegar, le entregue la espada mirando a Mor con una sonrisa. El alzo una ceja escéptico.
-¿Sorprendido?-
-Decepcionado...- dijo negando –Deseaba tener que ser yo quien consiguiera la espada- sonrío, negué, Epifanía también.
-¿Las flechas ya están?- dijo Cyrene, quien había estado acomodando y ajustando su arco. Alce la caja con las flechas, habíamos fabricado las suficientes. –Genial- dijo esbozando una sonrisa, guardo las flechas y nos mostró que su arco estaba listo.
-Bien, ya estamos todos listos... Nos quedaran máximo diez minutos antes de que aparezca Apolo y vea que disfrutamos de una genial cena- dijo Mor sonriendo.
-¿Planear una estrategia en diez minutos es algo imposible?- dijo Adelphos. Alce los hombros.
-Hemos logrado tantas cosas, que ya nada que hagamos me sorprenderá...- dije tranquilo, aunque en el fondo estaba muy serio, concentrado al máximo, y para no mentir, bastante preocupado del poder de tremendo dios...
Tendría que poner todo de mí, para ayudar a derrotar a este ser, y proteger a las personas que... En toda esta travesía, se habían convertido en mi única familia…
Al llegar, le entregue la espada mirando a Mor con una sonrisa. El alzo una ceja escéptico.
-¿Sorprendido?-
-Decepcionado...- dijo negando –Deseaba tener que ser yo quien consiguiera la espada- sonrío, negué, Epifanía también.
-¿Las flechas ya están?- dijo Cyrene, quien había estado acomodando y ajustando su arco. Alce la caja con las flechas, habíamos fabricado las suficientes. –Genial- dijo esbozando una sonrisa, guardo las flechas y nos mostró que su arco estaba listo.
-Bien, ya estamos todos listos... Nos quedaran máximo diez minutos antes de que aparezca Apolo y vea que disfrutamos de una genial cena- dijo Mor sonriendo.
-¿Planear una estrategia en diez minutos es algo imposible?- dijo Adelphos. Alce los hombros.
-Hemos logrado tantas cosas, que ya nada que hagamos me sorprenderá...- dije tranquilo, aunque en el fondo estaba muy serio, concentrado al máximo, y para no mentir, bastante preocupado del poder de tremendo dios...
Tendría que poner todo de mí, para ayudar a derrotar a este ser, y proteger a las personas que... En toda esta travesía, se habían convertido en mi única familia…
By Silius