21.8.11

Cap 185

Epifanía

Salí del agua, me puse el himation del mejor modo que pude... Y luego bajé al sitio del campamento. Observé la escena del modo más tranquilo aunque tranquilidad era lo que menos sentía. ¿Cómo era posible? ¿No podían esperar a que las vacas fuesen libres y sin protección? ¡NO! ¡No podían! ¡Tenían que comer su carne estando aún vivo Apolo! ¡Es que acaso no piensan! ¡Acaso creen que aposo es solo el dios del sol y que si no está el sol el no viene! -respiré- Tranquiliza los pensamientos Epifanía...

-¿Por qué hacen esto? -pregunté tranquilamente a Adelphos, quien cortaba un gran pedazo de carne.
-De todos modos tendremos que enfrentarlo... Y así es una buena forma de llamarlo -respondió.
-¿Llamarlo? Es que acaso no pueden esperar un poco, estoy segura que esto no era necesario para llamarlo.
-Necesitamos comer algo... Qué tu no tengas hambre no significa que nadie tenga hambre -comentó Patroclo. Le dirigí solo una mirada.
-Epifanía ¿Qué quieres? -agregó Mor.
-No lo sé... Pero estoy segura que esto no -respondí de inmediato.
-Creo que es el momento de decidir... Esto es una decisión de grupo y sería bueno saber de qué grupo eres tu -Patroclo dejó caer su cuchillo y me observó fijo.
-No empiecen -comentó Adelphos -Además, estoy seguro que Epifanía no hace esto por proteger a Apolo -acotó observándome, esperaba una respuesta.
-No. Déjalo que crea que al final de este viaje, seré quien se los entregue a los dioses como traidora, quizás si me mata ahora se ahorren ese divino problema -dije hacia Patroclo, este se levantó y dio un par de pasos en mi dirección.
-Quizás si tengas razón -agregó mientras ponía su mano en su espada, negué.
-Sorprendente -musité mientras me cruzaba de brazos y observaba en otra dirección.
-Creo que he sido bastante certero en la pregunta y lo sabes.
-Soy de este grupo.
-¿Entonces por qué "divina razón" insistes en llevarnos la contraria? ¿Será Atenea la respuesta? -dio otro paso quedando frente a mí, por lo que debí levantar el rostro para observarlo, Adelphos dejó a un lado su cuchillo y Mor junto a Keops dejaron de cortar la carne para mirarnos también.

Todos estaban expectantes observándonos, esperando no sé qué, pero no pude hacer más que girarme y comenzar a avanzar en dirección contraria al guerrero. No quería, no quería discutir con él ¡No! Esa pregunta... ¿Acaso no la respondí o es que tanto golpe en la cabeza no le habían dejado la capacidad de entender?
Llegué al borde del bosque en un sector en que el suelo se cortaba y la arena recubría hasta llegar a la playa. Me senté observando la marea a lo lejos, muy muy a lo lejos cuando sentí entonces una mano en mi hombro. Me giré de golpe y Adelphos observaba la playa parado a mi lado.

-No puedo aguantar todos los comentarios que hace tu hermano -musité mientras ladeaba el rostro, él se sentó.
-Sí, lo sé. Yo también lo dejo hablando solo -asentí -Entonces...
-No... No quiero hablar -él me miró y yo negué, después pasé mi mano por mi entrecejo y me apreté hasta llegar al borde de mi cabello -Soy de su grupo. No, de nuestro grupo -aseguré, el asintió.
-Así es...
-Es que no... Siempre soy la que dice no, la que pone los peros y...
-Eres la que nos baja de las nubes. Eso no es malo.
-Siento que eso es... No sé ¿Me deja en el lugar de... Traidora?
-No... Entiende, Patroclo es así con todos... No te sientas tan especial -bromeo.
-Adelphos no es solo Patroclo, es decir, yo no sé qué piensan todos de mí, pero quizás él sea el único capaz de decir lo que piensa en voz alta... -en aquel momento sentí una lagrima caer por mi mejilla, la borré con mi dedo, no era pena, era rabia, que no quería gritar ni golpear ni nada parecido, me dio rabia y quise llorar. -Fui la primera con quien te juntaste... -el asintió -Creo que me conoces lo suficiente como para no...
-Epifanía. Detente. No eres una traidora, eres quien quizás piensa lo bueno y lo malo de las cosas... Y lo de Atenea es, no sé qué sea pero no creo que sea malo.

Lo observé, hablar con él era tan natural y familiar pero recordar aquella noche en la casa de Circe -negué- él parecía obviar todo, quizás estaba drogado o algo parecido, no sé, continuaba siendo extraño. Opté por apoyar mi cabeza en su hombro, esperé y como no intentó nada, suspiré con algo de alivio y menos rabia que antes.

-Tienes razón- comenté.
-¿Ah?
-No es por Apolo... Es por las vacas... ¿Cómo comer algo tan maravilloso y divino? -el rió un instante y luego negó.
-Sabía que no era por Apolo. Ah... Tienes que comer -recordó.
-No me puedes obligar.
-Pero el medico si... -comentó, entonces lo miré inexpresiva -Estuviste a punto, a punto de hacer un viaje junto al Caronte Epifanía, mínimo que te alimentes un poco, aún más si es que mi plan funciona.
-Por Zeus, dudo mucho que la carne haga la diferencia en la batalla y debo adelantar, que si tu plan no resulta, seré la primera que dirá: Tocas otra vaca para llamarlo y no solo recibirás una flecha, también un piedrazo -comenté recordando lo buena que fuimos lanzando piedras a las sirenas. Él volvió a reír y luego volvimos al campamento, yo en un estado mucho más tranquila y dispuesta a comer, solo si me obligaban, un trozo de carne... Quizás.

Minutos más tarde~


La comida había terminado y después que todos se fueron a hacer sus cosas, me quedé observando el fuego... Ahora era solo cosa de esperar...

By KatrinaxStevens