19.8.10

Cap 80


Epifanía

Aún continuábamos en nuestro ataque contra los pocos arqueros que quedaban cuando noté como frente a nosotros la formación de armadillo se desarmaba. Patroclo salió de su lugar y corrió, sepa yo de qué forma eludió los arqueros, pero logró llegar junto a Heracles, bajo nosotras, y comenzó a luchar contra los enemigos de los que Heracles nos defendía.
Miré al frente y algo había ocurrido, la formación ya no estaba, solo un montón de soldados luchando contra Adelphos y los guerreros de Patroclo. Con Cyrene nos miramos un instante e intentando quitarle importancia, continuamos con los que nos quedaban, que no eran muchos, pero ahora eran escurridizos, pero no imposible.
Repentinamente una avanzada de centauros llegó al lugar en que nos encontrábamos, bajo nosotras estaban Patroclo y Heracles. Cyrene me indicó que continuara con los arqueros mientras ella se encargaba de los centauros que se aproximaban. Así lo hice, lo que más pude.
Repentinamente sentí un horrible dolor en la cien. Fruncí el ceño y cerré velozmente los ojos, pero el dolor no se atenuaba, continuaba ahí. Solté el arco unos segundos, posé mi mano en mi cien y sentí como disminuía a medida que presionaba más fuerte, volví a abrir los ojos y vi pasar una flecha junto a mi cabeza, por unos centímetros no me dio. Volví a afirmar el arco y a mirar hacia adelante, y justo en mi dirección un aquero había descubierto nuestra posición al avanzar en medio del caos.
Saqué una flecha y apunté. Tensé el arco en su dirección, no podía dejar que avisara de nuestra posición ahora, cuando no faltaban muchos arqueros con los que acabar... A lo sumo, 5 o 6. Apunté a su cabeza... Pero era difícil, se movía mucho y aquel dolor que atacó mi cien se había convertido en un molesto chirrido. Esperé los segundos necesarios para apuntar un blanco fatal y repentinamente mi vista se nubló, se volvió negra durante lo que me pareció una eternidad, y luego un cielo estrellado, que fue cambiando hasta mostrarme un joven de cabellos rizados y corroídos, una piel pálida y reseca y unos ojos profundos e irados. Volví a cerrar los ojos con fuerza, intentando quitar aquella imagen de mi visión, y cuando los volví a abrir, todo volvió a verse más lento de lo normal, y solté la flecha, que atravesó el ramaje, cortó el viento y se incrustó en el casco del arquero, justo entre ceja y ceja, haciéndolo caer de inmediato, todo más lento de lo normal y cuando todo volvió a su curso normal, el tronco del árbol se estremeció. Miré a Cyrene quien solo negó con la cabeza.

-Son muchos, no puedo acabar con todos los que vienen en esta dirección -y sonreí en tono de un "no te preocupes" y cuando miramos hacia abajo, un centauro intentaba hacernos caer moviendo el árbol, junto a otros dos soldados más, mientras otros atacaban a Heracles y Patroclo.
-Son los centauros que luchaban contra el armadillo -comenté y miré a Cyrene, esta asintió y el árbol se movió aún más fuerte y el dolor en mi cien aumento y al presionarme aquel sector adolorido, descuidé unos segundos mi agarre al árbol y me resbalé, y de no ser porque alcancé a agarrarme de la rama en la que estaba parada, habría caído en medio de unos cuantos centauros asesinos.

Sentí la mano de Cyrene tomar mi muñeca y entre tanto el movimiento del árbol no me permitía volver a subir. Repentinamente alguien se colgó de mi pié. Un fauno. Solo atiné a patearlo y patearlo en el rostro y cuando sentí reventar algo así como un ojo, se soltó y cayó, y Cyrene logró afirmarme un poco más, hasta que pude apoyar mi codo en la rama y volver a subir, ahora más frustrada y adrenalínica que antes. Me afirmé del tronco y miré a Cyrene.

-Gracias -musite, ella sonrió y me indicó la batalla que estaba casi ganada.
-Si tu acabas con esos que faltan, yo acabo con estos de acá -musitó. Asentí y continuamos acabando con los enemigos que quedaban. Cyrene acabó con los que estaban abajo nuestro intentando votarnos... Nuevamente, y yo acabé con los arqueros que quedaban, todos menos uno, él que se escondía tras el cuerpo de uno de sus compañeros con el que acabé junto a la chica.

Adelphos y Heracles lograron acabar con sus enemigos y Mor junto a Keops también habían cumplido su parte. Incluso los guerreros de Patroclo tenían las manos cubiertas de sangre, pero Patroclo... ¿Sabrá cómo luchar en equipo o siempre se sale cuando quiere de su deber?
Repentinamente estaba todo en silencio... Un estado de euforia contenida, adrenalina liberándose... Un estado en el que acabas la lucha, pero sabes que aún falta mucho para que termine la batalla.

-¿Escuchas eso? -musité... Cyrene me miró un segundo -No se escucha nada... El bosque nunca está tan silencioso -comenté, ella asintió, bien lo sabía siendo cazadora en este territorio.

Era un silencio sepulcral. El bosque estaba muerto. Las palabras de Mor habían sido las más apropiadas para el momento: la calma que precede a la tormenta. Miré un segundo desde nuestro escondite en el árbol, y había nada... Solo una planicie vacía de vida y cubierta de cuerpos recién degollados y aun tibios. Sentí un escalofrío recorrer mi espalda y un leve dolor de cabeza aún... ¿Quién era ese joven de mi visión?

By KatrinaxStevens