9.10.10

Cap 117

Heracles

Hice señas a Demetrius y a Calisto para que se escondieras tras los árboles que había delante de mí. No había sido difícil seguir al gigante, aprovechábamos sus ruidosas pisadas para avanzar sin ser descubiertos. Midhos no quería volar, estaba actuando muy rara... Debía de ser por esta isla, y lo que había en ella. Negué unos instantes con la cabeza y seguimos avanzando hasta ocultarnos tras una gran roca. Más adelante se veía movimientos.

- Dime que no es un poblado Demetrius...- susurré sacando mi espada de nuevo, él me miro y suspiró apenas. Se asomo unos momentos...
- Lo siento Heracles, pero así es...- sentenció sombríamente mientras sacaba también su espada, igual Calisto.
- ¿Qué haremos?- preguntó el ultimo. No podíamos hacer nada, debíamos volver y avisar a los demás de que estábamos en una maldita isla repleta de gigantes.
- Volveremos ahora sin llamar la atención...- les dije mientras retrocedíamos y nos ocultábamos tras unos árboles. Miramos de reojo, un par de gigantes se acercaban, esperaba que no nos hubiesen visto. Uno tenía el pelo negro, enmarañado y largo, el otro ya no tenia nada. Lo que me sorprendió fueron los enormes cuchillos, creo que de piedra, que tenían en las cinturas. Eran inmensas... Me estremecí un instante.
-Yo digo que nos vayamos ahora, ¿no?- susurro bajo Demetrius. Asentí con la cabeza y aguantando las garras de Midhos en mi hombro emprendimos una retirada con el mayor silencio posible. Aprovechamos un par de pasos de los gigantes para correr rápidamente y llegar detrás de unos arbustos, más lejos ya.
- ¿Vieron lo que portaba en su cintura?- preguntó Calisto.
- Creo que podríamos descartar la opción de luchar, ¿no?- susurré de nuevo, los dos asintieron. Ahora debíamos volver... Y...
- ¡¡HERACLES!!-
-¡Es Adelphos!- gritó en voz baja Demetrius exaltado. Rayos, para que grite así, debía estar en peligro.
-¡Vamos a ayudarlo!- dijo Calisto, los detuve con mi mano. Haciéndoles señas de que esperen un momento, me giré a Midhos y le pregunte de donde había venido aquel sonido, de que dirección. Midhos cerró los ojos moviendo la cabeza de un lado a otro... Finalmente lo dijo. Asentí, aunque suspirando luego por lo malo de la noticia.
-Hay que cruzar el poblado, están casi en el otro extremo...
-¿No podemos rodearlo?
-No Demetrius, no hay tiempo... Si queremos hacer algo por Adelphos hay que hacerlo rápido...
- De acuerdo...- dijeron al unísono ambos compañeros del príncipe.

Observamos el poblado, esos seres iban y venían haciendo diferentes tareas. Desde cargar pesados árboles con facilidad hasta arrastrar grandes animales del corral y sacrificarlos. Había muchos lugares por los cuales colarnos para poder avanzar sin que nos vean. Debíamos separarnos. De pronto vi como uno de ellos hacia señas a otro para que fueran en dirección de donde había provenido el grito de Adelphos. 


- Rápido, debemos separarnos... Nos encontraremos al final...- dije, una vez que asintieron y se fueron, salí del arbusto, agazapado. Avancé con cautela y me escondí detrás de unos enormes troncos. Al sentir las continuas pisadas de los seres, supe que no seria fácil cruzar al otro lado... Seguí avanzando, corriendo cuando era necesario, por los pelos me salve de que no me vieran en el último salto que hice hasta un tronco ahuecado. Pero de pronto las pisadas se intensificaron, se fueron todas a un lugar. Me asome del tronco y suspire, la comida... ¡Iban a comer! Era momento de ir más rápido. Pude ver a Calisto y Demetrius, estaban juntos ahora. Me vieron, le hice señas de acelerar el paso y así lo hicimos. Finalmente llegamos al otro lado del pueblo, donde había un gran corral lleno de animales que parecían muy enfadados. Fruncí el ceño, tal vez... Luego.

Los tres juntos avanzamos hasta que nos detuvimos, dos gigantes tenían acorralados contra un enorme árbol a Adelphos y a Patroclo. No podrían vencerlos así de frente, pero... Nosotros estábamos detrás. Algo me llamo la atención, a un lado estaba el esclavo, muy herido. Apreté los dientes y me gire a los hombres de Patroclo. 

- Demetrius, movimiento rápido... Cortaremos atrás de sus pies y así podremos huir, tu Calisto, enfada un poco mas a los animales y abre esa especie de corral, será una distracción para los gigantes mientras volvemos con los demás, ¿de acuerdo?- dije el plan de forma rápida, en voz baja, pero todos entendieron. 

Nos posicionamos, justo cuando los gigantes alzaban sus grandes cuchillos, y efectuamos la maniobra rápidamente. Los gigantes gritaron antes de caer al suelo, Adelphos y Patroclo saltaron a un lado esquivando los cuerpos de los seres. En eso Calisto llego corriendo...

- Hora de huir...- dijo y asentimos mientras emprendíamos la retirada. Antes cargué el cuerpo del esclavo en mi espalda. En el camino nos contaron como habían logrado acorralarlos, eran muy fuertes, y aguantaban estocadas. Eran muy grandes. No nos convenía enfrentarlos, definitivamente que no. Al pobre esclavo uno le había dado una patada que casi lo desarma. No sabíamos si viviría... Al cabo de un largo rato, llegamos a la playa. Y contamos todo lo que había pasado, Epifanía dijo algo así como "¿Vieron? Tenia razón...".

Nos preparamos para huir, ¿pero como? No podíamos hacer lo mismo que antes con las palmeras. Nadar sin un rumbo fijo, eso se llamaba suicidio. Midhos voló un momentos hasta posarse sobre un árbol. Guarde mi espada, cuando se escucharon vibraciones en el suelo.

-Mierda- musite. Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo.


by Silius