Mor
-Ya Mor… menos blah blah y más sueño- mascullé entre dientes mientras me abría paso por el pasillo de tablones, asentí mientras miraba, Dinethos era realmente bueno en su trabajo.
Un chapoteo se escuchó, me detuve repentinamente, el olor a sangre comenzó a agolparse en mi nariz, miré el suelo y enarqué una ceja algo suspicaz, observé la puerta llevando mi mano al machete. De mi lugar a la puerta no eran quizás más de tres pasos, pasos que se hicieron nada en un instante. Intenté abrir la puerta, pero estaba trabada. Un suspiro profundo y un par de pasos hacia atrás para coger impulso.
La puerta cayo de una patada, un cuerpo se desplomo entre la sangre, revolviéndose agónico en el suelo y es que tras la patada bruta proferida a la puerta, fue Cyrene, la que llego enseguida a reclamar.
- ¡Mor bruto! Te la presento, es una puerta- llegó gritándome desde el pasillo. Pero cuando llego hasta mi lugar se quedó como hipnotizada mirando la sangre, le tome el rosto con una mano. Y lo dirigí hacia el médico.
- Usa tu don de la algarabía y ve a formar escándalo a fuera para llamar a los otros para que lo ayuden- masculle, con mis palabras salió del trance y me miró de mala forma para salir corriendo igual, a hacer algarabía, suspiré. Entre a la sala, el cuerpo de Calisto estaba en el suelo, con una daga al corazón, mire al médico, fruncí el ceño y deje las suposiciones para más tarde.
Sin inmutarme nada fui a la repisa rápidamente y tome una de las vendas.
- No soy médico, pero esto evitara que te desangres- dije amarrando la tela y presionando para parar la sangre. Cuando de pronto sentí un movimiento en el lecho contiguo. Mire rápidamente la chica se retorcía en la cama con ademan de pararse.
- Por Hades- miré hacia todos, había escuchado. Comenzó a ponerse como loca al ver a los hombres y… Mire hacia los lados y en la habitación habían tres hombres en distintos estados: un cadáver, un medio muerto y yo… Para rematar lleno de sangre como si fuese resina para pintar.
Ni idea como lo tomaría, pero descartado que seria la buena.
- Espérame un momento.- le dije. Corrí hacia la cama, la chica empezó a levantarse un poco mareada y de pronto chas, un movimientos de mi brazo y volvió a caer en la cama, en ese movimiento apresurado, llegaron los otros justo cuando le profería el ligero (carraspeo) golpe en la nuca . Adelphos negó.
- ¡Arg! ¡Mor! Bruto- me grito Cyrene apuntándome y acercándose a la chica preocupada.
- ¿Te la imaginas despierta con la crisis de antes, pero 100 veces peor?- musité en mi defensa.
- Tiene razón- comentó Epifanía haciendo un gesto con su mano.
Heracles se agacho con Keops para ayudar y pues… Todo andaba más o menos en orden y andando hasta que llego Patroclo y esto se transformó en… el final de Edipo Rey… Una verdadera tragedia de Sofocles.
Y es que Adelphos tuvo que agarrar a su hermano para que no golpeara al ya casi muerto médico, al atar los cabos como todos en la sala. A mi realmente no me caía mal Calisto, era un miembro sin pena y sin gloria para mí en el grupo, pasable, uno de los más serviciales. Epifanía lo miraba.
- Yo voy a sacar a esta chica de aquí, esto va a tardar y yo soy un verdadero estorbo en estas cosas de heridas, permiso- musité para tomar a la chica cuando Cyrene acusó la mirada.
- Si te la puedes te la llevas tú y así no tengo que cargarla- le dije mirándola sin expresión alguna. Ella bufó. La tomé y la llevé a otra habitación. La coloque en la cama, para después ir hasta una silla y sentarme un momento. Cyrene no sabía si irse o no irse a ayudar en la otra sala. Al final opto por irse. El poco sueño que tenía se voló en tres segundos ante la imagen del camarote hecho una ágora rojiza… Que linda escena. Suspiré. Escuche gritos por parte de Patroclo afuera.
Me levante y estiré caminando hacia la puerta cuando de pronto sentí unos pasos veloces dirigirse hacia mí. Intentó usar el factor sorpresa, me giré y aprovechando el movimiento ella lo utilizó para disque tomar el machete. Pero la maniobra le salió mal, puesto que al parecer no contaba con lo pesado de este y trastabillo, su instinto natural le hizo bajar la mirada hacia el arma que tenía en las manos, momento que utilicé para colocar la palma de la mano rápidamente en su mejilla y empuje hacia la izquierda para desestabilizarla, con el pie izquierdo le proferí un barrido y calló.
- No lo vuelvas a hacer… o no respondo- dije para mirarle.
Ella intentó incorporarse pero ya estaba haciéndole una llave. – Te he observado, estas mareada y hace como quince minutos acabas de quedar en shock- musité y ella miró con los ojos abiertos la sangre en mi rostro... Eso no debía de verse muy que digamos – Yo no voy a hacerte daño, ahora llamaré una de las chicas para que seas feliz y compartan sus cosas de chicas y dejes de parecer una cabra loca, como repetí no voy a hacerte daño, me levantaré, yo llamaré a alguien, y tú puedes sentarte o estar donde quieras, hasta que demuestres que no eres un peligro para nadie- le dije pausadamente mirándola a los ojos, ella me mantenía la mirada, una mirada asesina, inquisitiva por la sangre en mi rostro.
Me levanté y guardé el machete.
- Epifanía, la mujer que encontraron se levantó- grité. La mujer se erguía mirándome, como esperando a que cometiera un error para lanzarse hacia mí a matar. Enarqué una ceja divertido. Me estiré. Y la mujer se levantó. La puerta se abrió y entro Epifanía. Me causo gracia, más que alerta.
Epifanía al entrar inmediatamente me miró y miró a la chica – La pones nerviosa- me dijo Epifanía.
- No sé, ni me interesa, lo que te puedo decir es que con cabra loca sola, no te quedas… No queremos que otra cosa salga mal y haya otro muerto.
- Mor cállate… no ayudas- mascullo Epifanía dándome un codazo, yo enarque los hombros, para después tomar un taburete y una tela que había cerca para limpiarme el rostro. Coloqué el taburete en un rincón y me senté.
- Solo ignoren al chico que se limpia el rostro...- musité y Epifanía me fulminó con la mirada.
by Double_Angy