Mor
Comienzo a extrañar eso de cobrar contratos, extorsionar personas y creí que nunca lo diría pero… también extraño sacar a Cerbero. Esto de tener que estar aquí varado, en medio de la nada con esta cantidad de gente, no se me da bien… Si. Ya quiero volver a mi otro trabajo…
Odiaba tener que estar a merced de alguien que no fuera Hades y es que tenía que estarlo con él, pues el era mi jefe, pero Poseidón, Poseidón por mí que se vaya unas vacaciones a Rodas con esas sirenas libertinas suyas y que nos dejara en paz navegando por lo menos una vez en el viaje… Una visita a Rodas con sus sirenas sería lo mejor, quizás, eso le ayudaría a liberar el estrés…
Las primeras gotas de la tormenta comenzaron a caer en mi capa y gruñí… Miré al cielo alcé el puño y volví a gruñir. Habría que ser tonto o Patroclo, para no darse cuenta, que se venía una tormenta, tal quizás, igual, o peor, que la anterior que nos toco por allá, por la Isla de los Lotófagos. Jejeje la chica nueva ni se lo imagina…
Un buen. Buen rato después
Bueno las próximas 10 horas fueron algo realmente estremecedoras, literalmente. La embarcación se movió tanto como caderas de bailarina egipcia, puesto que la tormenta había sido horrible, la nave sobrevivió por suerte por la habilidad, fuerza de voluntad o quizás, por el amor que todavía mantenían algunos dioses por sus sirvientes, que estaban en este barco, puesto que si no, nos hubiésemos hundido ahora, o un rato antes, o durante la tormenta. Hubiésemos quedado a mitad de la nada. Un panorama no muy distinto al de ahora, porque no se ve siquiera costa kilómetros a la redonda y el ave de Heracles no ha encontrado nada. No, nada alentador, no sé que rayos están tramando los dioses, pero hasta yo encuentro la cosa menos original del mediterráneo ahogarnos o matarnos de inanición en la embarcación… Es demasiado aburrido y normal para un dios, no, ellos deben tener otra cosa.
Olimpo
- ¿Porqué no haces otra tormenta Poseidón?- ronroneó Afrodita apoyada en el hombro de este.
Artemisa y Atenea acusaron la mirada hacia Afrodita, con una fingida indiferencia.
- Bueno, yo propongo que si tienes que matar a alguien entre tu reino Poseidón, hermano, tiene que ser a ese chico con capa, y que le des muerte de la forma más dolorosa.- musitó Artemisa – Quizás la sangre de él pueda calmar tu ira…- terminó de decir la diosa y para cuando había ya concluido su proposición todos estaban negando, la venganza de Artemisa era sencillamente infantil, los planes de Poseidón eran mayores, pensaba no dejarlos ir.
- Ahogarlos sería demasiado fácil y aburrido, yo propongo que naufraguen hasta esa isla- musitó Hermes, que comía un poco de ambrosía mientras miraba a los chicos que estaban en el barco refugiándose de la implacable mirada de Apolo entre la velas y pisos inferiores.
- ¿La isla de los gigantes?- preguntó Hera con algo de desprecio, mientras se inclinaba de su trono al lado del de su esposo para ver la isla.
- No es mala idea…- susurró Poseidón, todos miraron a Zeus.
El no hizo nada, siguió mirando inexpresivamente la isla.
- Bueno, ya allí ya no tienen escapatoria, los gigantes se los comerán- comentó Apolo.
- Si no, Circe terminará el trabajo… Ella es infalible- susurró Zeus casi inaudible con una tranquilidad de acero.
Hera se levantó de la silla y se marchó indignada del lugar. El ambiente se tensó, la oscuridad y un humo comenzó tintar el celeste fondo del Olimpo.
- No creo que darle un cumplido a una de tus amantes, te de puntos con tu mujer, hermano…- musitó Hades con una sonrisa ladeada mientras se acercaba el borde a mirar de reojo a los pasajeros - ¿Y que mas? ¿Qué hacen ahora?- preguntó mientras tomaba un poco de ambrosía y comía.
- Estamos discutiendo a donde enviar ahora a los rebeldes humanos… - musitó Artemisa mirando a Hades con algo de rencor.
- Haaaaa… ¿Y los van a enviar a la isla de los gigantes? Qué siniestros son, hermanos…- musitó el rey del Erebo mientras se sentaba en uno de los asientos hechos de nubes que enseguida fue teñida de negro.
- Bueno esta decidido si no se los comen, que Circe los transforme en cerdos…- musitó Hermes asintiendo, Poseidón hizo lo mismo. Atenea frunció el ceño y Artemisa se mordió el labio suavemente.
-¡Oh! Serán… unos hermosos cerditos… amo los cerditos, son como adorables…- ronroneó Afrodita, todos rodaron los ojos… y es que como no… Afrodita era conocida porque una de sus maldiciones favoritas eran transformar las personas en animales de granja y que estos fueran devorados por sus propios conocidos.
- Bueno deja que se desesperen un poco y cuando caiga la noche les envío otra tormenta para que se vayan para allá- concluyó Poseidón.
Hades se levantó de su asiento y comenzó a caminar devuelta a su reino.
- ¿A dónde vas hermano? Quédate a ver esto… es muy entretenido- musitó Zeus y Hades volteó con una mirada siniestramente cordial – Lo siento hermano, que nunca pueda quedarme demasiado tiempo, pero es que el lugar que me diste… nunca duerme. A diferencia de ustedes, yo tengo que verificar que todo marche sobre ruedas. Ustedes disfruten el espectáculo, yo estoy ocupado…- gruñó con fingida sonrisa Hades.
Zeus Bufó y sonrió, despidiéndose de su hermano, así hicieron todos.
Hades se giró y gruñó, pensando que algún día se desharía de todos ellos y reclamaría lo que por derecho le pertenecía.
Me recosté un momento en el piso de abajo, estaba algo cansado de mirar solo agua. Era aburrido. Me hice espacio entre unas mercancías y me tiré un rato. De pronto algo comenzó a moverse entre las mercancías. Me levanté de inmediato, desenvainé mi arma y la alcé esperando el momento exacto para que cuando saliera, rebanarlo, o lo que sea…
Pero cuando salió de las sombras, guardé el arma, no era algo que podría rebanar. Suspiré. Ahora que quería Hades… De la sombra salió una figura, medio humana, una figuras casi traslucida, que absorbía toda la oscuridad del barco para poder materializarse, era una Sombra de Hades que poseía algo en su mano. Un paquete. Que soltó. Yo baje la vista y espere que se marchara. Clavando la vista de inmediato al paquete. Pues a las Sombras de Hades, no se les podía ver al rostro o la cosa que tenían por rostro, pues ver a sus ojos, era como sumergirte en el Estigia… y sumergirte en el Estigia, era un no volver…
Tomé el paquete y cuando lo abrí la envoltura se evaporó oscura en el aire y rebeló un manojo de moly… y una nota que decía.
“A cualquier alimento que te ofrezcan colócaselo y te ahorraras inconvenientes”
Enarqué una ceja, y de pronto la nota comenzó a derretirse y colarse entre mi piel.
-¡Que rayos! ¡Arg me las vas a pagar!- gruñí mientras sentía como la sustancia se metía por mi piel como abriéndose paso.
Heracles bajo.
-¿Qué sucede?- musitó mientras desenfundaba su espada.
-Eh… nada, es que… olvídalo…- musité oculté la mano derecha y salí a la superficie…
Para mi sorpresa, el viento ya comenzaba a nublarse, me encanta… Poseidón nos tenía otra tormenta… Solo espero que la barcaza sobreviva a esta, o que el lugar a donde nos conduce, no sea tan malo…
No se cuanto rato.
Abrí los ojos.
La cabeza, el estómago, todo me daba vueltas. Me levanté y me percaté de que Heracles y Keops y la chica nueva hacían lo mismo. Mientras los demás todavía estaban tirados en la arena inconsciente.
-Calisto un reporte de los daños…- ordenó Patroclo que miraba la destruida barcaza.
-Bueno perdida total de la nave… Gracias a Zeus, no hay ningún muerto…- musitó.
Cuando dijo Zeus todos le miramos negando. Y es que ¡¿Cómo podrías a agradecerle a Zeus por esto?!
Me saqué la capa. Estaba empapada, la exprimí y al hacer la fuerza mi mano derecha me dolió.
Miré y vi que algo en esta se movía… _Linda manera de hacer los recordatorios Hades… muy linda…_ pensé con sarcasmo mientras verificaba aliviado que todavía poseía las raíces de moly.
- Que alivio…- musité.
- Hay un humo que sale de allá, miren… Deben ser personas…- musitó la chica nueva.
Miré con desconfianza, y… ¿Cómo no lo iba a hacer? Si la cosa que había en mi brazo se retorcía cada vez más con el olor del humo. Esto debía significar algo. Aquellos eran los clásicos mensajes de Hades cuando quería que tuviese mas cuidado.
Y de pronto vi algo brillar en la mano de Epifanía.
¿Qué rayos?
Me acerqué para inclinarme. Cuando lo tomé me percaté que era como un pergamino brillante, y cuando lo abrí chas, me lo arrancaron de la mano.
- No lo toques…- musitó Epifanía histérica, guardándolo con mirada asesina. Yo enarqué una ceja.
Eso no era de por aquí, eso era de… un dios…
- Bueno yo digo que hay que investigar…- musitó Patroclo.
- A mi no me da buena espina…- musité levantándome, dejando a la sacerdotisa con su asunto.
- Bueno entonces quédate y muérete de hambre, que te devoren los animales salvajes…- musitó y yo rodé los ojos. Si… claro, devorarme los animales salvajes.
- No sé a mi tampoco me da buena espina…- musitó Keops.
- Bueno entonces, formemos un grupo de exploración y el resto que se quede aquí haciendo un refugio- musitó Adelphos. Yo enarqué los hombros.
- Yo me quedo…- musité y a la moción se unió Keops, Epifanía, la nueva.
- Alguien tiene que ir a ayudar…- musitó Heracles y junto con Calisto, Patroclo, su perro faldero y el esclavo fueron en dirección al humo –Regresaremos con noticias… No se preocupen. ¿Seguro que esta viva?- preguntó Heracles apuntando a Cyrene, que todavía estaba inconsciente en la arena.
- Seee, eso creo…- musité yo, y Epifanía asintió.
- Yo ya le revisé el pulso- agregó ella.
Miré como se marchaban los otros y encogí los hombros. - Bueno hacer un refugio de nuevo… Sería ideal que consiguiéramos otra caverna- musité con algo de fastidio.
by Double_Angy