22.7.10

Cap 49


Mor

-Nademos -dijo Keops, mientras yo le miraba con cara de “este tío todavía debe estar bajo los efectos del loto”, una cara de cómo “este tipo está loco”.
-¿No necesitamos un barco? No creo que seamos...
-Si no hay otro modo... – contestó Epifanía mientras con convicción comenzaba a amarrar su arco sus cosas al cuerpo yo giré los ojos… A veces se notaba que nunca en su corta vida había salido de un templo…
-¿Estás loca?- musité no pude no evitar decir ese comentario, es que… ¡Nadar!, lo pone taaaaaan fácil…
-Un poco desquiciada... Gracias – respondió y junto con el otro pseudo desquiciado Keops hacia la isla, miré la isla, no estaba tan lejos, pero no, no, señor, yo no me ahogaría, sabiendo que Poseidón anda detrás de nosotros. De pronto me di la vuelta y comencé a caminar hacia una palmera cerca, tome mi machete y comencé a cortar.
-¿Qué rayos haces Mor?- preguntó Hearacles.
-Pues…- corte -… Cuando esos dos se cansen…- volví a cortar -…sencillamente se ahogaran…- corté de nuevo – y yo…- le proferí el ultimo corte -…No me voy a ahogar sencillamente porque no leve algo para flotar…- musité con una sonrisa ladeada para llevar mi machete en la espalda y la palmera cayó tras de mí –Así que alguien tiene que ser el ser pensante en frío… que al parecer a la que le debería tocar, ya que a la niña agraciada por la diosa de la sabiduría y la previsión, no lo hizo…- musité para comenzar a sacar la corteza.
-Yo te ayudo Mor...- musitó Heracles y se acercó y comenzó a ayudarme
-Es lo más sensato…- agregó Adelphos para ayudarme.
Así pasaron unos minutos, mientras descascarábamos la palmera y cortábamos...
-Bueno alcanza para todos…- musitó Heracles.
- Yo dejaría que Epifanía se ahogase por su porfía…- musité mientras con un pedazo de mecate que siempre cargaba encima en caso de emergencia amarraba las cortezas y cuando mire el rostro de los dos, ellos me miraban con negación.
-Bueno está bien… salvemos a la porfiada de un ahogamiento inminente…- musité mientras me sacaba la capa la ponía en la corteza y ponía está en el mar y sonreí al ver que flotaba puse mi pie y todavía flotaba lo suficiente.
-Bueno ahora sí- musité y los chicos asintieron, mientras terminaban de amarrarse las últimas cosas.

Cuando vimos los chicos habían avanzado sí, pero no tanto como para hacer el tramo inalcanzable, además pronto comenzarían a bajar ese ritmo tan animado que tenían, así es chicos… se llama cansancio… Una cualidad muy humana… Sonreí y comenzamos meternos al agua.
Yo iba a buen ritmo, ni muy rápido, ni muy lento, esto era una cosa de resistencia, si ibas muy rápido quizás llegarías a la mitad rápido pero bien cansado. Miré a los lados Heracles estaba allí, al parecer él también sabía el secreto, mientras Adelphos iba un poco más adelante entre Keops, Epifanía y nosotros… Ya lo quiero ver unos minutos más tarde… Mientras respiraba por la nariz y botaba por la boca, haciendo las respiraciones pertinentes.

-Veo que no es primera vez que haces esto Mor…- musitó Heracles.
-Cuando la vida te da dos brazos y te quita un bote, pues que más… Además los hombres griegos tenemos que saber de todo, hasta nadar…- sonreí, el orgullo griego…
-Así es Mor… Me gusta tu estilo, lo pondré en práctica- musitó Heracles para verificar como estaba su ave, que de vez en cuando sobrevolaba la zona y volvía a un espacio del madero de Heracles…

La tarde había empezado a caer… pensé que no lo haría nunca. Ya los otros habían disminuido el ritmo considerablemente y de pronto ¡sorpresa! Estábamos a su lado.

-Bueno, chicos, ¿Cómo les va?- pregunté llegando hasta le grupo con Heracles a mi lado…
-Que buena idea lo del madero…- musitó Keops sujetando uno y descansando un poco.
-Y veo que Epifanía también le sirvió…- ronroneé y esta me dedicó una “dulce” mirada asesina…
-No fastidies Mor…- masculló para mirar hacia otro lado…
-Nos queda un poco menos de la mitad del camino…- musitó Heracles.
-Hay que descansar un momento…- musitó Adelphos un poco hiperventilado…
-Bueno…- musité con una sonrisa ladeada mientras rodaba los ojos, diciendo en mi mente un “se los dije”… Heracles sonrió al ver que nuestras “premoniciones” eran certeras y después de unos minutos mirándonos las caras, porque no estaban haciendo otra cosa que recuperar el aliento, seguimos nuestro camino.

La noche cayó y ya podía ver las palmeras de la isla… Aunque ella se negó rotundamente, alrededor de cuatro veces en el camino, tuvimos que turnarnos para llevarla, pues al parecer era la primera vez que hacía esto y no tenía brazos, pero por un pequeño error de cálculos, o cosa del estúpido destino (o los dioses que es lo mismo ¬¬) a la hora de necesitar los maderos solo habían solo habían cuatro maderos, así que teníamos que ir cediendo cada uno un momento y cuando llegó mi turno…

-Un gracias Mor no caería nada mal…- musité mientras nadaba lentamente al lado, ya que, ni en sueños la llevaría arrastras…
-No retes mi paciencia Mor, puedo irme al madero de otra persona…- musitó
-Que es orgullosa esta sacerdotisa de Atenea…- musité mientras me hundía en el agua.
-Mor no empieces con juegos…- dijo Epifanía mientras miraba hacia todos lados – Si volcases tu tablas me llevo conmigo tu capa…- dijo a modo defensa.

Y al sentir esta un cosquilleo en el pie gritó.

-Mor, no es divertido-
-No, tranquila, no lo es, gritas demasiado…- musité a centímetros de su rostro con cara inexpresiva y el cabello oscuro tapándome toda la cara producto del agua.
-Eso mi querida desconocedora del mundo, te los presento… se llaman peces…- musité mientras le indicaba el agua.
-De aquí podríamos sacar la cena…- musito Heracles.
-Hablemos mejor de cena cuando estemos en la orilla, ya casi no siento mis piernas.
-Apoyo la moción- musitó Adelphos.
-¿Ves?- dije apartando el cabello de mi rostro con una sonrisa ganadora y de pronto plash, Epifanía me hundió y plash, ella también… Eso había sido por mojarme la capa, todo el camino cuidándola y ahora… mojada… y la saque por un brazo…
-¡Serás Mor…!- gruñó.
-Tranquila, ya no necesitas el madero- dije irguiéndome por encima de ella y esta se soltó de mi mano y comenzó a caminar.
-Gracias Mor…- dije agudizando mi voz como imitándola a ella, tomé mi capa mojada corté con el machete el cordón de la tabla y caminé hacia la arena, ya todos estaban echados en ella como muertos, y es que como no, yo tampoco comenzaba a sentir las piernas ya, volteé y desde este punto, la isla se veía más… lejana… Bufé.
-Estúpidos dioses- mascullé a regañadientes.

En el Olimpo~

-Nunca pensé que logarían llegar a la Isla…- bufó Afrodita indignada mientras se apartaba un mechón de su rojiza cabellera.
-Era de esperarse… no cualquiera es capaz de retar a los dioses, tienen que tener bastan te valor y resistencia para poder hacer eso…- musitó Atenea.
-Creo que es hora de acabar con esto…- musitó Poseidón –Dionisio, tu propusiste lo de la Isla de los lotófagos, salieron vivos de allí, así que es tu problema…-
-¿Cómo puede ser que se te hayan escapado Dionisio?- musitó Afrodita ya detrás de él mientras pasaba sus manos por sus hombros.
-Además la isla te rinde culto a ti, así que tu veras como haces…- musitó Hades acercándose -¿O acaso permitirás que vuelvan a eludirte, Dionisio?- musitó mientras se acercaba a él. –Eso habla mucho de un dios…- ronroneó.
-Sí, Dionisio haz algo…- musitó la caprichosa Afrodita.
-Bueno, bueno, ahí están los centauros, hablaré con Quirón, él y sus Silvanos se encargarán de ellos… confío plenamente en él…- musitó con su copa de vino en la mano y una sonrisa ladeada -…Pero eso será mañana…- musitó Dionisio.
-¡Que!- exclamaron Poseidón, Afrodita y Hera.
-Sí, es que ahora están en plena fiesta y no creo que puedan hacer algo en ese estado…- musitó Dionisio.

Y Afrodita y Poseidón negaron.

-Bueno, entonces cuando antes haz algo…- dijo Afrodita, recostándose en su cómoda y observando como los viajeros fabricaban un lugar en donde dormir mientras otros asaban los peces.

-Bueno mañana iremos a explorar la isla, por ahora descansemos…- musitó Adelphos sentándose en la fogata y sacudiendo las manos. Pero nadie pudo responderle ya que todos nos devorábamos el pescado. Y de pronto como por obra de Morfeo fuese caímos dormidos uno por uno, yo solo alcancé a tomar mi capa, que ya se había secado me la puse y me fui hacia Keops que estaba vigilando.
-Tranquilo, ahora me toca a mí- él se rascó los ojos, se marchó y yo me senté.
Miré el mar y vigilé y vigilé el bamboleo del mar, los ojos comenzaron a cerrarse. Pero no, no podía dormirme… No...

De pronto sentí alguien husmear, no abrí los ojos, era un extraño, de pies ligeros muy cuidadoso, mis compañeros, me hubiesen levantado los golpes y molestias, pero este no, era sigiloso, se acercaba lentamente a mí, no me movería…
Ya terminó de examinar a su alrededor, ahora va al grupo… y cuando dio un paso ¡Chas! Tome su pie y se cayó enseguida me le tiré encima y saqué mi machete y de pronto ambos nos apuntábamos.

-Espera tú eres una…-
-A esta distancia podría degollarte…- musitó ella con una… ¿fingida convicción?
-¿No eres demasiado niña para sujetar un arma?- musité serio.

-No, tengo la suficiente edad…- musitó como imitando mi seriedad. Enarqué una ceja ¿Es que acaso para el cumpleaños le regalaban cositas filosas ahora a las niñas?
-Mira yo no voy a hacerte nada…- dije soltando el machete y poniendo una cara más "confiable", y de pronto ella miró como este caía y ¡Error! Me subí encima de ella, le tomé la muñeca y le apreté fuerte para que soltara el arma y cuando ya la había reducido.
-Dijiste que no me harías nada…- dijo retorciéndose.
-No, es cierto… pero lo haré si no me dices de parte de quien vienes- musité mientras tomaba sus muñecas la levanta y la ponía contra un árbol.
-Eres una deshonra para Zeus, eres el ser más deshonesto que conozco…- musitó molesta.
-Tranquila niña, al dios que honro, lo que hago le encanta…-musité a su oído y de pronto llegaron todos.
-¿Que rayos sucede?- musitó Keops
-Suéltala Mor…- musitó Hearacles -¿No ves que es una niña?-
-¡No soy una niña!- gruñó la reducida
La solté.
-Tienes que disculpar a nuestro compañero, es algo… - dijo mirándome asesinamente Epifanía -…Bruto…- concluyó.
-No, es que con eso que ahora para el cumpleaños le dan daguitas y juguetitos filosos a las niñas, me tiene con cuidado…- musité y Epifanía me pegó un codazo.
-¿Bueno a que vienes niña?- preguntó Adelphos -disculpe nuestra reacción, es que venimos de persecución tras persecución.- musitó. Epifanía me dio otro codazo, y me hizo una seña para que me disculpase.
-Lo siento...- mascullé entre dientes y la niña me miró detenidamente mientras limpiaba la suciedad de su rostro.
“Claro y yo soy el bruto…” pensé mientras tomaba mi machete y lo guardaba. Miré a la niña, muy linda de paso… le miré de arriba para abajo, por su complexión debe de venir del bosque… eso quiere decir que… hay un pueblo. Solo espero que no sea de comer humanos o algo así.

By Double_Angy