22.7.10

Cap 50


Cyrene

Había estado toda la mañana intentando llegar a lo más alto de un árbol, un aguilucho se había caído del nido que se encontraba muy por encima de los arboles promedio y yo solo intentaba devolverlo ante las llamadas de las ninfas las cuales se movían nerviosas en tierra pensando en que podría caerme en cualquier momento. Apenas dejé al polluelo en su nido, la rama se venció y fui cayendo dándome contra varias ramas antes de caer sobre el montón de hojas que mis cuidadoras habían hecho para evitarme una muy fuerte caída.

Cuando me levanté y observé a mi alrededor, encontré a Artemisa negando con la cabeza, sonreí juguetonamente mientras me levantaba y sacudía las hojas que se me habían pegado al cuerpo y vestido, me acerqué a ella la cual como siempre movió apenas su arco para señalar que quería cazar conmigo. No estuvimos mucho tiempo en esa actividad pues estaba muy frustrada y me pregunté por qué, pué sino me comentó nada. Se marchó temprano considerando que ya tardaba más en bajar a verme.
-..De nuevo esos humanos...-susurró una ninfa y me iré a verles comentar y me acerqué a ellas para escucharlas.
-dicen que se encuentran cerca de esta isla-comentó otra.
-pues entonces serán las presas de los Silvanos, ya sabes...Dionisio cuida esta isla-dijo una más, mientras se miraba despreocupadamente en el reflejo de un charco.
-No seas tonta, ellos irán al pueblo-dijo una más mientras me miraba severamente- y nada de andar de curiosa en la orilla.

Asentí aun a sabiendas de que haría caso omiso, era una mala costumbre aprendida de Artemisa, y quizás un poco de mi carácter, me daba por estar de curiosa cuando me aburría por no hacer nada en el bosque. Al caer la noche comencé a ir rumbo a la orilla después de escuchar a las ninfas comentar que esos extraños habían llegado a la isla. Sentía mucha curiosidad, ¿por qué desafiar a los dioses? Yo no podía tener queja alguna, Artemisa cuidaba de mí, Artemisa siempre intercedía por mí aunque...no me gustaba cuando ella me decía que era suya.

Los miré desde atrás, comer y después dormirse cada uno, solo quedo el que vigilaba, ladeé la cabeza, era un hombre, aún recuerdo la primera vez que vi a uno, aunque fuese Apolo y no contase, era diferente de Artemisa y de las ninfas, me dio pena recordar aquella tonta pregunta que hice. Me acerqué un poco más, seguramente era como la gente del pueblo, a quienes conocía desde hace poco, temerosos de los habitantes del bosque, o bien, odiando su presencia.

Nunca creí que fuese capaz de darse cuenta de mi presencia y menos que fuese tan hostil, reconozco que me sentí asustada, pero si me dejaba llevar por el miedo y la sorpresa me iría mal; fue instinto que le apuntara, además de que me incomodaba un poco tenerlo encima mío, solo hacía que me diera más miedo, aun así, actué lo más serena que pude, y cuando parecía mostrar ser una persona de fiar, solo me trató peor, quise soltarme, Artemisa me lo decía siempre, no podía permitir que nadie me tocara y menos un hombre, pero por más que me retorcía, cual serpiente, la fuerza que aplicaba era demasiada, y cuando susurró aquellas palabras a mi oído me produjo un escalofrió, además de percibir un aroma muy extraño, pero no pude pensar mucho en ello cuando los demás aparecieron.

Había otra mujer con ellos, muy linda y me le acerqué cuando noté la forma despectiva en que miraba a ese sujeto, al que habían llamado Mor, terminé de limpiarme mientras él sujeto que de pronto me miró de arriba hacia abajo se acercó a preguntar.

-¿De dónde vienes?-preguntó pero solo le miré molesta
-No te voy a decir eso-respondí y entonces la chica se giró para verme y sonreírme.
-¿Vives aquí?-asentí y ella sonrío- ¿Hay más gente aquí?-volví a asentir y señale la parte oeste de la isla.
-Hay un pueblo-le susurré con una sonrisa-pero vayan por la mañana, esta noche lo mejor es estar en la orilla, así no les pasara nada.

Todos se mostraron algo sorprendidos ante eso, retrocedí un poco, lo mejor era no estar más tiempo con ellos, como decían las ninfas, eran peligrosos, además, Artemisa iba a regañarme por dejarme tocar por ese tipo. Pero él notando lo que intentaba, avanzó en clara señal de pretender detenerme, me sentí animal acorralado.

-Ni creas que te vas-dijo y di un respingo del susto - llévanos al pueblo ahora.
-No es buena idea...-dije negando con la cabeza y entonces escuché a las ninfas llamándome, al parecer se habían dado cuenta de mi escapada, pero ninguno de ellos parecía escuchar, me pregunté por qué, los del pueblo tampoco escuchaban.
-¿Puedes al menos conducirnos un poco hasta el pueblo?-musitó el que hablaba acerca de las persecuciones y esas cosas.
-... ¿Por qué están en contra de los Dioses?-pregunté mirándolos a todos con cierta desconfianza, aunque a la vez, me picaba la curiosidad por conocer sus motivos.

Todos me miraron un momento, ¿era rara la pregunta?, no lo entendía, también la gente del pueblo se quejaba de los Dioses, sobre todo de Dionisio, yo no le tenía miedo pues ya Artemisa le había advertido de lo que pasaría si sus servidores me hacían algo, Apolo estaba del lado de Artemisa, así que estaba protegida.

-... Bien, si quieren, los conduzco al pueblo... ¡Peor no se me acerquen!-dije señalando a todos los hombres del grupo.

Mientras comenzaba a conducirlos, acompañada de la chica a la cual también miraba aun con cierta desconfianza iba diciéndoles que la mitad de la isla no era habitada por ningún ser humano y que la gente vivía de la caza y la pesca.

-¿A quién pertenece esta isla?-pregunto el líder de todos ellos que se había presentado como Adelphos.
-... No te diré eso-comenté mientras escuchaba los murmullos de las ninfas...esperaba que esta noche no hubiesen hecho sus desastres los Silvanos, o seguro la gente del pueblo volvería a darme de pedradas.

Tal parecía que no había sido noche de fiesta esta vez y todo lucia tranquilo, la mayoría entro mientras yo retrocedía pero no conté con que iba a detenerme nuevamente ese sujeto que me hizo ir con ellos pues no confiaba en mi...peor él era la persona poco confiable, tramposo, embustero, deshonesto. Iba a meterme en problemas, eso pensaba mientras recordaba que solo traía dos dagas más bajo la ropa y me había dejado el arco por ser muy grande y entorpecerme la fuga.

By Wolfmanhunter_Lilith