Epifanía
- Creo que has quedado más pensador que yo- dije mientras me paraba junto a Adelphos y miraba en la dirección en la que él miraba.
- Creo que la derrota de Dionisio no era como esperábamos- dijo Cyrene acercándose mientras ella, ahora, miraba en la misma dirección que nosotros.
- No es eso... Es que...- acotó el príncipe mientras negaba con la cabeza - Extraño a mi hijo... Mi mujer -musitó a media voz y miró unos segundos al piso del barco.
- ¿Donde están ellos?- preguntó Cyrene con un tono un tanto lúgubre.
- En Tesalia... Espero que estén bien- respondió él mientras fruncía el ceño.
- Estarán bien... Ya lo verás- musité mientras ponía mi mano en su hombro intentando que no se sintiera tan mal... y luego pensé- Si se han ido al inframundo, puede recuperarlos al derrotar a Hades...- y después me sentí mal por el comentario mental y porque probablemente Atenea me regañaría luego... Eso me recordaba...
- Si me disculpan... Debo atender un asunto -comenté mientras me volteaba y dejaba a Cyrene junto a Adelphos.
Comencé a caminar por la cubierta, me acerqué a la joven que se había unido al grupo y cuando esta me vio acercarme a ella, le sonreí levemente.
- Amisthy ¿Cierto?- pregunté mientras la miraba terminar de atar aquel hombre. Ella asintió- Bueno, eh... Quería saber a qué se dedicaba este navío- musité y ella frunció levemente el ceño, pensativa, para luego responder.
- Comerciantes... Creo que eran comerciantes- respondió mientras asentía y ponía una de sus manos en su cintura, mirando hacia altamar.
- ¿Crees que podría buscar algo entre las cosas que comerciaban?- musité un tanto avergonzada por la pregunta, pero necesitaba velas o cualquier cosa que inflamara una pequeña llama o una luz ínfima, como los inciensos que tenía y que se habían mojado en el agua... No tenía nada de eso y necesitaba hablar con Atenea.
- Eh... Claro. Supongo- dijo mientras me indicaba lo que parecía un piso más abajo lleno de mercadería. Entré en él, siguiendo los pasos de la mujer y cuando noté que habían cosas de diferentes sitios, además de muchas provisiones y barriles de agua dulce, me acerqué a los artefactos que me parecían egipcios... eh, sí, eran egipcios - ¿Qué buscas?- preguntó un tanto curiosa.
- Inciensos- musité mientras abría unas cajitas doradas y luego otras de lo que parecía madera.
- ¿Inciensos? ¿Para qué?-
- Necesito hablar con Atenea- respondí de inmediato -Y los inciensos egipcios por alguna razón, ayudan en la transición.
- ¿Atenea? ¿Necesitas hablar con una diosa?- preguntó más desconfiada que antes. La miré un segundo con el gesto relajado y asentí. Ella llevó su mano a su espalda, donde había visto antes sus espadas.
- No es lo que crees... Ella me ha enviado en esta travesía... Cree que el tiempo de los dioses ha acabado- musité intentando hacerla caer en la verdad. Ella frunció levemente el ceño y me miró desconfiada aún.
- Todos tenemos una razón por la que hacemos esto...- respondió y yo asentí.
- Antes creía que mi razón era por simple envío de Atenas... Ahora pienso diferente- musité y ella negó con la cabeza nuevamente.
- ¿Y porqué necesitas hablar con ella ahora entonces?
- Tengo dudas y ella siempre ha sabido ayudarme con ellas- musité y sonreí levemente -Te has unido a nosotros... ¿Alguna razón en especifico o simple diversión, como Keops?- musité recordando al chico, intentando dar confianza a la mujer, aunque... ya no estaba muy segura de lograrlo, esperaba que sí.
Luego de unos segundos, en una cajita apartada y hecha de papiro, encontré lo que necesitaba. Pero ahora solo esperaba la respuesta de la mujer, que me intrigaba más de lo común.
by KatrinaxStevens