Epifanía
Mor salió caminando y bastante molesto,
dejando tras de sí a un equipo bastante molesto y que, me atrevería a decir, lo
habrían atacado de no ser por el honor guerrero y esas cosas. Negué con la
cabeza cuando los cinco guardaespaldas de Patroclo quisieron iniciar un
enfrentamiento con Mor... que ya se había marchado, pero para mi sorpresa fue
el mismo principito quien los detuvo con un aire de superioridad y una sonrisa
burlona y sarcástica.
-Bueno, bueno... Dejemos de insultarnos
y amenazarnos y... -comenzó Heracles mientras intentaba apaciguar los ánimos.
-Me sorprende lo poco dominado que
tienes a tu equipo Adelphos... -interrumpió Patroclo negando con la cabeza y
esbozando una sonrisa ladeada.
-Calla... Que no tienes idea de lo que
es pertenecer a un equipo en donde no todos te rinden pleitesía... Hermanito
-contestó mientras se volteaba y fruncía el ceño -Además, no sé qué tengas
pensado, pero aquí eres uno más del grupo... Lo mismo para tus compañeros
-agregó -Así que les recomiendo que se adapten -finalizó y todos quedamos
mirándonos con cara de "¿Ahora qué?".
-Epifanía... -musitó Keops mientras se
acercaba a mí un tanto confundido. Le miré tranquila mientras tomaba mis cosas
y las aseguraba en mi cintura -¿Crees que debamos... fiarnos de ellos? Digo, sé
que él es hermano de Adelphos... Pero ni el confía en el -comentó mientras se
cruzaba de brazos y fruncía el ceño pensativo.
-No lo sé... La verdad es que yo ya
tengo aviso de advertencia en mi mente para ellos... Pero no quisiera
adelantarme en conclusiones erróneas -musité y miré al suelo un segundo.
-Chicos -musitó Cyrene mientras salía
de lagua y se aproximaba a nosotros -He visto una ninfa -comentó. Fruncí el
ceño y asentí a la espera de que continuara -Dijo... Bueno, me dijo que en
cualquier momento aparecían los faunos, así que por qué mejor... ¿No nos vamos?
-musitó mirando en todas direcciones.
-Está bien, iré a avisar a Adelphos...
-comentó Keops un tanto aburrido.
-Bien, bien... Yo voy por Mor
-refunfuñé mientras tomaba mi arco, lo cargaba en la espalda y caminaba en la
dirección en que se había ido Mor.
Comencé a caminar mirando en todas
direcciones. Donde quiera que se hubiera escondido Mor, estaba muy bien
camuflado, pensé mientras avanzaba y menos encontraba señales de él.
Repentinamente el ambiente comenzó a ponerse pesado. El aire oscureció, la luz
del sol dejó de colarse de entre la copa de los árboles, un silencio se masificó
por el sector y un intenso aroma a azufre lo cubrió todo.
-¿Mor? -musité un tanto preocupada. La
última vez que había sentido aquel aroma fue de él, pero no con tanta
intensidad... A menos que...
Repentinamente todo comenzó a
disiparse, los sonidos del bosque volvieron a restablecerse, el aroma se disipó
en un dos por tres y la luz volvió a mostrar la inmensidad del bosque y frente
a mí, se encontraba Mor de rodillas en el piso, presionando con una mano su
hombro y con la otra desgarrando hierba del suelo. Acerqué mi mano a su hombro
un tanto indecisa y en ese momento el muy bruto la tomó y me lanzó al suelo con
mucha intensidad.
-¡Que rayos te ocurre Mor, eres un
bruto!- grité mientras me levantaba rápidamente, aguantando las ganas de
patearle el rostro y dejarlo ahí.
-¿Quién te llamó…?- gruño. Lo miré
frunciendo el ceño y noté como presionaba fuertemente su hombro.
-¿Qué te sucede?- pregunté.
-Nada, miro de cerca una piedra- dijo
burlón mientras cerraba los ojos fuertemente y respiraba lenta y profundamente.
-Mi muñeca -dije mientras tiraba de mi
brazo y el soltó el fuerte agarre que ejercía sobre ella. La sobé un poco y me
fijé en el hombro de Mor.
-¿Es esa la herida de la flecha...?
-Nooo... Es una herida que acabo de hacerme,
porque me gusta el dolor -respondió sarcástico. Y sin pensarlo dos veces
acerqué mi mano al hombro y enterré levemente mi dedo en él. Mor gruñó ante el
dolor y me dirigió una mirada asesina -No vuelvas a hacer... -y volví a
presionar levemente mi dedo en su hombro y él volvió a gruñir, quitando la mano
que cubría la herida y apoyándola en el piso, desgarrando la hierba de él y
creo que aguantando una ola de insultos en mi dirección.
-¿Qué te metiste? -musité mientras me
acercaba a mirar como una pieza de algo mohoso se cubría con la sangre de la
herida y la tornaba negra, como un alquitrán negro que corría espeso desde su
brazo.
-Medicina... Agh... Del muy maldito
Hades -musitó y respiró profundamente.
-Pero parece que te duele... Demasiado
-musité y acerqué mi dedo a la llaga. Él corrió el hombro velozmente y me miró
con ojos de advertencia -Tengo algo mucho mejor -recordé y musité mientras
buscaba entre mis pertenencias un frasquito de concha marina en la que un
ungüento rosáceo se encontraba solidificado y casi intacto -Esto... Es medicina
del mismo Dios Asclepio -musité triunfante mientras lo dejaba junto a mí y
acercaba mi mano a la herida de Mor.
-¡Ja! Crees que dejaré que me eches
esa... Cosa, así como así -musitó negando con la cabeza mientras hacía una
mueca de asco.
-No... Dejemos mejor ese trozo de
"algo" metido en tu herida, a ver como terminas con un shock traumático...
Se ve que duele demasiado -musité y el negó con la cabeza, pero relajé el gesto
y acerqué mi mano a su hombro, presioné levemente mi dedo en él y volvió a
quejarse y a mirarme con ojos asesinos.
-¡Detente!
-Jamás -respondí mientras tomaba con
una mano su hombro y con la otra tomaba cuidadosamente el trozo de
"algo" que sobresalía de la herida.
-¡Qué te detengas! -gritó mientras
ponía su mano en mi hombro y me tiraba hacia atrás, pero era inútil, tenía mi
mano aferrada a su hombro. Repentinamente se quejó estrepitosamente, sentí el
"algo" ceder ante mi tirón y luego, la presión en mi hombro se detuvo
y Mor respiró más tranquilo. Sonreí con el trozo de... ¿Corteza? En la mano y
luego suspiré.
-Genial... Ahora me quedaré con la
herida abierta -dijo molesto mientras miraba la herida, que estaba entre negra
y color piel y roja y rara...
-Pues para eso está esto -musité,
guardé la corteza entre mis cosas y tomé el pocillo de concha marina, pasé mi
dedo por el ungüento y luego lo acerqué a su herida. Corrió el hombro,
desconfiado y con el ceño fruncido, pero lo acerqué con mi mano y pasé la crema
por la herida -Creme, en diez minutos no te quedará ni cicatriz -musité con una
leve sonrisa mientras pasaba la crema por el borde de la herida y un poco por
dentro, que parecía que ya se pudría con la cosa que tenía dentro.
-Me habrías ahorrado el sufrimiento si
me hubiese pasado esta cremita antes -comento mientras tomaba la concha marina
y miraba el ungüento en él, luego lo acercó para olerlo y al final, lo dejó a
un lado.
-Es que con tu demostración de "no
me duele en lo más mínimo" -musité mientras tomaba otra venda de mis cosas
y envolvía la herida -No creí que lo necesitaras -finalicé y lo miré. Se
levantó de inmediato, tomó su capa y tras ponérsela, tomó su machete y me
indicó que nos marcháramos -Un gracias no estaría mal -comenté y el frunció el
ceño y masculló.
-¿Gracias...? -
-Maldito mal agradecido -murmuré
mientras tomaba mis cosas y pasaba junto a él, adelantándome en el camino y topándome
con Keops de repente, seguido del resto del grupo.
-¡Aquí están! -musitó mientras nos
miraba intermitente a Mor y a mí.
-¿Qué sucede?
-Cyrene dice, que las ninfas dicen, que
los Faunos piensan atacarnos por el norte... Así que iremos hacia el norte... Y
el norte está por aquí -musitó con una sonrisa.
-¿Vamos hacia ellos? -pregunté.
-Fue idea de Patroclo... -se defendió.
By KatrinaxStevens