14.8.10

Cap 75


Epifanía

Mi mirada centrada en los arqueros enemigos. Mínimo 30 arqueros con los que acabar y unos cuantos extra que detener en el ataque que emprendían hacia nuestro grupo.
Veía como Cyrene disparaba inequívocamente a cada centauro que aparecía, así que me centré en algún punto fuerte del enemigo y apunté al centauro líder de los arqueros, quien daba la orden de disparar cada carga de flechas a los demás. Me concentré con el arco tensado en mis brazos, mientras decidía... ¿Su corazón o su cabeza? y tensaba cada vez más la flecha en mis manos. Pero no era una decisión tan sencilla. Esperé unos segundos mientras notaba como mi blanco se movía, protegido con su armadura platinada y su casco brillante... Un movimiento levantando el brazo en nuestra dirección, los músculos del brazo se tensan y el espacio entre la armadura y su axila se agranda, pero ese no es un buen ataque. Luego baja el brazo abriendo fuego en nuestra dirección, dejando al descubierto aquel hermoso espacio entre la armadura y su casco... el cuello, ese es el real blanco. Tensé aún más el arco en mis brazos y apunté a su cuello, volvió a levantar el brazo y al bajarlo, dejó unos segundos su cuello desprotegido, y como si viera todo los movimientos demasiado lentos como para ser realidad, solté la flecha y esta, surcó el aire velozmente, girando en su avance y penetrando fielmente el cuello del líder, perforando aquella arteria en su cuello que en cuestión de segundos le hizo perder tanta sangre como si le hubiesen degollado, y el cuerpo del centauro cayó inerte, provocando desorden entre sus dirigidos.
Sonreí levemente mientras sacaba otra flecha de su estuche y observaba como los arqueros se habían desordenado. Sin quien los dirige solo tienen la opción de abrir fuego libremente, un total caos. El armadillo se aproximó peligrosamente al enemigo, recibiendo todo tipo de ataque por su parte, pero sin mucho resultado, pues los escudos eran increíblemente poderosos y las lanzas y flechas que a ellos lanzaban se partían, rebotaban o simplemente se incrustaban en ellos, sin causarles más daño, por otro lado, las espadas y lanzas que salían entre los mínimos espacios entre los escudos, cortaban todo tipo de cosas, piernas, perforaban pechos, se enterraban en cuellos o cualquier parte aleatoria de los enemigos.
Entre tanto desorden, los arqueros disparaban a lo que se moviera, su líder yacía junto a ellos y como el caos los reinaba de momento, no notaban como los compañeros a sus lados caían con flechas que atravesaban su protección y perforaban su corazón. Cyrene y yo no dejábamos siquiera que tuvieran tiempo siquiera de pensarlo.
Era una flecha tras otra, una flecha a un arquero, a un fauno, a un centauro que atacaba a Keops por la espalda. Y así sucesivamente.
Bajo nosotras, Heracles se encargaba de los que aparecían, parecía controlarlos, además su ave... Esa extraña ave le indicaba por dónde venían los ataques. Realmente lo estaba enfrentando muy bien.
Cyrene continuaba acabando con los arqueros, que cada vez se reducían más y más. Aun no notaban de dónde venían las flechas y es que el árbol era tan motudo que nosotras estábamos muy bien cubiertas.
Con la vista panorámica que teníamos, vimos como Keops y Mor hacían su trabajo increíblemente. Todo el que aparecía bordeando el "armadillo" era aniquilado sin siquiera darse cuenta de que era lo que lo había matado. Repentinamente un fauno apareció y logró escabullirse de Keops, quien entretenido con otro más, no lo vio. Se alejó en dirección al bosque en nuestra búsqueda, se topó con el rastro que Mor dejó en entre la alta hierba y comenzó a recorrerlo. Sentí la voz de Cyrene preguntándome por qué no disparaba, pero no podía, sencillamente, no podía quitar la mirada de las acciones de aquel fauno. Un poco más adelante en el rastro, Mor se entretenía atravesando faunos desertores con su machete, una estocada al pecho, otra cortando cabezas o extremidades, y de repente aquel fauno que antes miraba, tomó su espada y de la forma más sigilosa que encontró, se propuso atacar a Mor por la espalda, aprovechando que este estaba entretenido con otro enemigo. Sentí mi corazón achicarse levemente, sin entender por qué entrecerré los ojos un momento y sin pensarlo dos veces, saqué de mi estuche una flecha, la tensé en mi arco y apunté aquel fauno, unos segundos en los que Mor ya lo había sentido y se había volteado para acabar con él, pero solo se encontró con un fauno y una flecha atravesando su cabeza, entrando por atrás del cráneo y saliendo por la frente.
Sentí mi respiración volver a la normalidad y continué disparando a los arqueros enemigos...

By KatrinaxStevens