Mor
Quien dijo que era fácil matar un dios…
Que venga en este preciso instante, que lo arrojo como carnada para la
manticora, si eso imagine, no hay nadie, cuando me aparte del par de chicas,
fue blandir el filo del machete, intentar buscar un punto débil, esquivar los
ataques y cuidar que este no me matase… Al ver al pobre desgraciado, que la
manticora había destrozado, pensé y una determinación, no acabaría como este
infeliz, desangrándome en el pasto de un bosque… no, hoy no era el día de
morir, ni mañana, ni pasado mañana, porque si lo hacía, el regaño que me iba a
echar Hades allá abajo, iba a ser del porte del Olimpo, quizás más grande…
¿Cómo lo sé?, no es primera vez que Hades me ha devuelto, casi arrojado de su
casa, porque soy un servidor suyo y simplemente, le sirvo más en la tierra que
ayudando a subir almas como portero al lado del Caronte, así de sencillo.
Mientras observaba los ataques de mis compañeros, el pero certero golpe de
Epifanía y el sacrificio de aquel soldado, me decía que era tiempo que se
hiciese algo, pues las flechas se acababan y con el tiempo, las fuerzas se
desgastan. Miré los ataques de la manticora, si pudiese hacer algo con ese
aguijón… ese aguijón… podríamos neutralizar sus ataques a distancia… Comencé a
mirar la manticora, analizar sus movimientos, mientras al mismo tiempo evadía
por poco aquellas agujas impregnadas de mortífero veneno… Sus ataques eran los
mismos de siempre y si… Es arriesgado, pero valdrá la pena…
Pero digamos que éramos un “equipo”, no
podía dejar al hombre, tirado, el tipo podría servirnos de algo después o
ahora… De pronto el viento se rasgó por dos flechas casi gemelas que venían de
la profundidad del bosque… Una, sí, logro esquivarla, pero de la otra no se
hubiesen podido salvar siquiera lo gemelos Apolo ni Artemisa, pues eran sencillamente
ineludibles, la manticora chilló mientras su sangre caía resbalando por su
rostro... Un momento perfecto para atacar… miré al hombre… Mierda… maldito
equipo… Bufé, me acerqué corriendo al hombre que estaba a un par de metro lo
tomé por los brazos y ambos comenzamos a emprender una retirada. Pero la
manticora encolerizada, buscaba a su atacante, y al ser nosotros las únicas dos
cosas, que estábamos cerca de ellas, alzó su aguijón con determinación, venía
por nosotros. A mi compañero le iría mejor, pues iría con una recomendación
ante el mismísimo señor del inframundo.
-Tranquilo, Hades sabrá disponer de tu
alma, compañero, pues tu irás sin dolor alguno a lo Elíseos por siempre…-
susurré para mirarle un momento, el hombre abrió los ojos de par en par,
asustado, pues ser servidor de Hades, trae consigo el mal augurio de la muerte
y el llamado de Hades y no le mentía, aquellos que ayudaban al señor del
inframundo en sus cometidos eran recompensados con el Eliseo… El lugar a donde
toda alma quisiese ir. El hombre me miró y asintió, pues mis palabras eran
ciertas… El moriría en este momento, pero al igual que su amigo, su sacrificio
no sería en vano y su recompensa sería eterna…
Cuando la manticora irguió su aguijón
para atravesarnos con él, escuché a varios gritar un “¡Cuidado!”, cuando el
aguijón se abalanzó contra nosotros, miré al joven y este cerró los ojos, logré
esquivar el ataque, pero el hombre fue atravesado con tal brutalidad, violencia
y rapidez, que el aguijón se había quedado atascado en el suelo, miré.
-Instantes como estos, son lo que
espera un asesino toda su vida …- susurré mientras empuñaba con fuerza el puño
del machete y con un ágil movimiento de piernas y un golpe furtivo, aquel
aguijón cayó al suelo sin cola, desprendido, mientras el veneno se dispersaba,
sin pensarlo dos veces, tomé el machete y corté una pierna al hombre y comencé
a correr, mientras el veneno comenzaba ya a escurrirse por el suelo, la
manticora no paraba de chillar, ciega y ahora sin aguijón, buscaba el autor del
último, ataque… De pronto vi como corría hacia mí y entonces, hice lo que había
aprendido con todas la criaturas mascotas de dioses que había visto, le tiré el
pedazo de pierna del hombre lo más fuerte que pude y esta tomó buena altura, la
sangre que desprendía este, hacía pensar a la manticora, que el que era
devorado era su agresor y no el hombre que había matado unos instantes atrás y
esta abrió la boca y saltó para capturar la presa de carne que yacía suspendida
en el aire, mientras yo me echaba a correr lo más rápido que podía, la
manticora, lo desgarró, lo desmembró, esa cosa que colgaba de su boca, era
difícil de creer que era una pierna…
Me perdí de la vista de la manticora,
casi que tirándome al bosque, ocultándome entre los arbusto, suspiré y de pronto
miré la hoja del machete y vi, como por ella comenzaba a escalar como gusanos
de sangre, como tiras de sangre. ¡¿Qué clase de veneno ese?! Comencé a intentar
pisarlo, pero al hacerlo un par de veces derritió la sandalia...
-¡Que mierda!- mientras veía como
comenzaba a escalar y en un instante ya estaba escalando por mi mano. Intenté
como sacudirla con la otra, pero era poco lo que salía, mientras la respiración
se iba agitando, puesto que las cosas rojas, al contacto con la piel,
desgarraban y derretían... Gruñí mientras miraba, no sabía que hacer… casi
siempre me salvaba de estas cosas anormales, porque tenía antídoto de todo
patrocinado por Hades… pero ¿Quién podría tener cura para veneno de aguijón de
Dios Dionisio en forma de manticora?... eso era demasiado… ¿Y si lo
purificaran?... si es así estoy perdido, como que bendecir y yo no están en la
misma oración al menos que entre medio tenga un NO o un NO PUEDE y un LE
REPUGNA… y otras cosas similares…
-Psss vengo a salvarme del aguijón de
la manticora y me caigo por la sangre… que estúpido…- Bufe a media voz, pues
así sería el dolor que ya comenzaba a sentirlo… y digamos que yo no siento
mucho dolor que digamos… “Maldito Dionisio”… refunfuñe mientras me sacaba la
capa e intentaba para la subida y con el contacto de la capa no subían más… es
que algo tenía que hacerle la capa, era un regalo del jefe… y el jefe no
regalaba cosas malas.
By Double_Angy