Dinethos
Era difícil para mí entender lo que pasaba.
Me habían emparejado con alguien que al parecer evitaba el contacto con los hombres. Y aquella mujer, bruja, lo que fuese, sabía más de lo que contaba. Sostuve mi espadón en alto y lo dejé caer para cortar una gran cantidad de madera. Había que ser prácticos. Aquella mujer me preocupaba. Pero no podía hacer nada y mi presencia sería una molestia.
Volví a alzar el espadón. Lo volví a dejar caer.
Me preguntaba... ¿Qué era lo que sucedía exactamente? El tal Mor... Era alguien preocupante y molesto. Pero por ahora parecía ser un aliado. Y había algo extraño en la situación con él y la chica con la que me habían emparejado.
No le di importancia. Yo era bastante despreocupado acerca del tema. Y muy torpe con las mujeres. Solía estropear las situaciones siempre que intentaba arreglarlas. Pero eso fue hace mucho.
Volví a alzar el espadón. Lo volví a dejar caer.
Me habían salvado. Pero quería respuestas. Y no era quién para exigirlas. Podría ayudar, con suerte, con mi conocimiento de las algas para la cura de aquella mujer... Claro...
Dejé las tablas al lado de la construcción del casco y me dirigí al mar. Las algas que buscaba deberían ser frecuentes por ésta zona. A los constructores y arquitectos de barco nos enseñaban a usarlas ya que era la "medicina" más cercana que podíamos obtener.
Si... Era abundante por la zona. Recogí un poco y me quedé en la puerta. La toqué y salio un desconocido.
- Buenas. Está interrumpiendo mi trabajo.
- Quería entregar ésto -le acerqué las algas, las reconoció, las cogió-.
- Gracias. ¿Sabes de medicina?
- No. Pero tengo conocimientos de algas. Así como alimenticias, las buenas para tejer... Pero entra dentro, tienes una paciente.
- Lo sé. Gracias de nuevo.
Se metió dentro de casa y cerró de un portazo. Me dirigí hacia el barco que estábamos construyendo. El alga que le había dado servía sólo al ser ingerida, tanto sólida como triturada. Cualquier persona que fuese a morir por cualquier causa, doblaba el tiempo que podía permanecer vivo, pero no lo curaba. Es decir, alguien que comiese esas algas estando enfermo, si fuese a morir en un día, en lugar de eso, lo haría en dos. Así que aumentaba el tiempo que una persona podía permanecer en éste mundo, aumentando también la posibilidad de curarlo.
Y cogí las tablas de madera y me dirigí al muelle. Tal vez, había saldado parte de la deuda que tenía con ésta gente.
by 1n1g0