Epifanía mentía, y yo también lo hacía, cuando Zorba preguntó si me dolía al pisar negué con la cabeza, me vendó para proteger la quemadura y la medicina que tenía Epifanía, había aliviado un poco el intenso ardor. No lucia tan mal después de todo y ahí encaramadas al árbol volví a apuntar con las flechas que se deshacían por culpa de la masa negruzca.
Apolo era buen luchador, pero demasiado temperamental, si éramos más inteligentes, podríamos ganar, debíamos hacerlo. Lancé una flecha y atiné su hombro, pero apenas si pudo prestar atención puesto que ya Heracles le insultaba de tal forma que el dios se sacaba de quicio y casi rugiendo le lanzaba flechas.
-Si se desespera más… Si sigue así… No nos notara -murmuré mirando a mi compañera. –Pero estas flechas no nos servirán por mucho más tiempo, la mayoría ya están inservibles.
-Entonces buscaremos otra forma de atacarlo -dijo la chica con convicción y asentí, aún tenía un par de dagas conmigo, pero eso solo funcionaria si lo atacaba de cerca.
Epifanía me ayudaba a estabilizar mi cuerpo mientras yo disparaba con el arco, pero estando sentada en el árbol, de alguna forma era más sencillo que estar sobre mi pie derecho. Pero era desesperante, quería bajar y ayudarlos, sentía que no estaba haciendo nada y si eso seguía así iba a perder a mis amigos y no quería eso de ninguna manera.
Le
dispararía a la cabeza, así de sencillo, era más fácil que intentar
inmovilizarlo como parecía que había estado haciendo hasta ahora. Tensé el arco
e incluso los nudillos de mis manos se tornaron pálidos ante la presión. Había
demasiado movimiento y no quería darle a alguien por error, así que traté de
fijar mi atención lo mejor posible, y allí estaba ahora Apolo tratando de
dispararle a Heracles y ¡Oh, no! Yo no lo dejaría hacerlo.
Cuando iba por la cuarta flecha contra el más alto del grupo, Mor blandió el machete y logró trazar con el filo una diagonal a lo largo de la espalda, el dios se quejó y perdió la postura de disparo, y la que lanzó la flecha fui yo, le rozó con esa misma masa negra que quemaba por el cuello y casi podría decirse que logré arrancarle un pedazo de carne.
Había lastimado al hermano de mi benefactora, pero también a quien osaba alzar su mano contra mis amigos… Era obvio que no lo iba a perdonar. Tomé otra flecha y volví a disparar pero… Estábamos demasiado lejos de él.
-Necesito estar más cerca… Solo con esto no lo vamos a derribar…
Cuando iba por la cuarta flecha contra el más alto del grupo, Mor blandió el machete y logró trazar con el filo una diagonal a lo largo de la espalda, el dios se quejó y perdió la postura de disparo, y la que lanzó la flecha fui yo, le rozó con esa misma masa negra que quemaba por el cuello y casi podría decirse que logré arrancarle un pedazo de carne.
Había lastimado al hermano de mi benefactora, pero también a quien osaba alzar su mano contra mis amigos… Era obvio que no lo iba a perdonar. Tomé otra flecha y volví a disparar pero… Estábamos demasiado lejos de él.
-Necesito estar más cerca… Solo con esto no lo vamos a derribar…
By WolfmanHunter_Lilith