Circe
& Cyrene
Enfurruñada decidí irme a mi
propia habitación guiada por Circe, la miré apenas un segundo antes de
introducirme al cuarto y lanzarme contra la cama sin tiempo a observar nada, es
más, ni siquiera a cerrar la habitación. Me acurruqué contra las almohadas aun
bramando molesta el nombre de Mor seguido de mis pobres ofensas.
Era molesto... Pero yo era tonta, si lo pensaba detenidamente, creo que me gustaba pelear con él y tras esa idea hundí más la cabeza contra las almohadas.
- Yaaaaa....no entiendo nada...es molesto convivir con esa clase de gente.
El banquete pasó sin pena y sin gloria.
Aburrido. Totalmente, eran todos una manga de aburridos. Suspiré en mi mesa bebiendo el vino. Todos miraban sus platos y comían como compañeros. Un par de veces los chicos de los lados me miraron. Pero ninguna novedad. Aburrido. ¿Acaso no era irresistiblemente hermosa?. No, eso no estaba puesto en duda, solo que estos chiquillos están muy… centrados en sus asuntos. ¿Quién dice que no los voy a ayudar? Por supuesto. Pero antes quiero ver algo de diversión. La diversión que no me dieron al no transformarse en animales.
El banquete terminó la hermosa niña de cabellos rojizos se levantó, y la miré marcharse. Sonreí. ¿Por qué no?
Hace un par de rato vi como miraba al niño de la capa que solo veía su comida, su machete y a mí, especialmente mi cabello. De nuevo. ¿Por qué no? Mi figura se levantó. Después iría tras los otros… Ronroneé y mis pies se deslizaron por los vidrios de los espejos del suelo, y su olor a bosque, me guió hasta donde estaba su habitación. Miré hacia ambos lados antes de entrar. Sonreí y al acariciar mi cabello, y chasquear mis dedos, era aquel chico.
Entre suavemente. Sin hacer ruido. Y me senté en su cama. Coloqué la mano suavemente en mi garganta y tragué fuerte. La escuché bramando improperios para aquel chico, fruncí el ceño divertía. Volví a sonreír para acercarme a su oído.
- ¿Es idea mía o… estas pensando en mí? - ronroneé en su oído. Su corazón se aceleró. Por eso es que me encantaban los extranjeros…
- Abrí los ojos y me quede helada en la cama sin girarme, segura de quien era al solo escuchar su voz. Entonces. ¿No cerré la puerta? Por más que traté de controlarme, mi cuerpo reacciono por si solo. Sostuve con más fuerza las almohadas sin aun darle la cara. La sangre me subía al rostro a una velocidad increíble mientras el vello se me erizaba al darme cuenta de que tan cerca lo tenía...
-La cama se hundió bajo el peso
de Mor y de alguna forma, alarmada, me di la media vuelta mirándolo tan cerca de mí
que me sentí mareada y agradecida de no estar de pie o me habría caído.
- ¡Qui… quita de… e...
encima Mor!
Al ver su
descontrol, sus reacciones, me hizo recordar una Circe, pero una Circe mucho
más menor y más ingenua, obviamente esta niña no era tan hermosa como yo, pero
realmente era entretenida. Hice memoria de un par de gestos del chico, con dos
o tres, no necesitaría más. Hice aquella sonrisa, que vi el chico al hacerle
una broma de mal gusto a las chiquillas, al parecer era habitual.
- Siquiera estoy
encima de ti…- ronroneé – Estoy a tu lado…- Posé mi mano en la suya, en aquella
que apretaba la almohada, lo hacía tan fuerte, que se haría daño. Sonreí. Abrí
su mano.
- ¿Por qué tan
tensa?- le pregunté suavemente, no sabía cómo rayos actuaba ese tipo, pero al
parecer mis catalogo de acciones aleatorias servían para ella.
- ¡Bruto... Salvaje!-comenté
intentando enfadarlo y que me dejara en paz pero algo me decía que no era buena
idea - Vete a molestar a otra persona!
Deslicé mi mano por
su cuello cuando ella comenzaba a decir aquellos “insultos”, se quedó
paralizada, subió por su mandíbula y pude sentir como tragaba con fuerza, para
después terminar en su boca.
Me quede muda en
cuanto se inclino contra mi cuello y sentí su respiración contra este. Era
extraño, mi mente me decía que debía apartarlo de mi pero, de alguna forma, me
agradaba la sensación que comenzaba a recorrerme por el cuerpo. Casi estuve a
punto de decirle que dejara de jugar cuando sentí sus labios aplastarse contra
la piel de mi cuello y una extraña pero agradable sensación me recorrió de pies
a cabeza, siendo incluso más agradable. Pero algo me decía que no estaba bien y
a pesar de lo presente que tenia las palabras de Artemisa en mi cabeza, lo
cierto era que ahora mismo, un hombre me estaba tocando y... y...
-Yaa... Mor… no me…
Gusta... Deja de jugar - musité como si hubiese ido perdiendo la fuerza para
resistirme, aun así, debía decir algo, antes de que la cabeza terminara de
nublarse por culpa del chico.
Subí hasta tener su
rostro frente al mío. Para mirarla fijamente. Después me deslicé hasta su oído
para susurrarle.
- Demasiado
inocente… Entregada. Aburrido- ronroneé – Veamos cómo es la próxima- ronroneé y
comencé a caminar hasta donde sentía el olor a Atenea.
- Soy una niña... Por
eso solo juega conmigo- musité con cierta tristeza para después asustarme de mi
propia reacción y maldecir de nuevo.
Para mí, Artemisa tenía
razón, los hombres eran unas criaturas viles y repugnantes, la próxima vez que
lo viera... Le tiraría todas las flechas que pudiera. Maldito Mor... No que el
aroma a azufre que despide fuera agradable... Humm... Ahora que lo pienso... Mor
olía diferente.
by wolfmanhunter_Lilith & Double_Angy