29.12.10

Cap 128

Circe & Epifanía

Comencé a caminar, siguiendo el camino de aquella fragancia, las fragancia de los dioses eran deliciosas, y más de las femeninas, pero… Solo si olvidabas que eran de los dioses, pues si me ponía a pensarlo mejor, me daba ira. Pero bueno, en esos momentos cuando aquellas fragancias me embriagaban solo podía pensar que eran deliciosas y familiares.

Abrí la puerta y no fue necesario abrirla suavemente, pues la niña estaba dormida, no tenía problemas con eso, volví a cerrarla. ¿Con cuál podría entrar?, y decidí entrar con el hombre, ese que comía y no dejaba de mirar a las bailarinas, ese que tenía dos guarda espaldas, quizás le gustara el poder, encogí los hombros. Cambie mi apariencia y entré.

Me senté en la cama. Pero no despertó. Bufé.

Y carraspeé, quizás un halago – Que hermosa señorita– Musité acercándome a ella, con ese fanfarroneo y galantería que usaba el grandote, no sé no me convencía mucho. Si no se despierta… Tendré que intentar otra cosa… 

- ¿Qué?- dije mientras entreabría los ojos y me levantaba poco a poco. Sentía un peso a los pies... Había alguien - ¿Quien...?- Alcancé a decir hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz y vi, clara, la figura de Patroclo sentada a mis pies en la cama. Me incorporé más qué rápido y cuando sentí unas ganas increíbles de patearle el rostro por haber entrado así, decidí preguntar si necesitaba algo antes de golpearlo. - ¿Perdió algo aquí príncipe? ¿O es que necesita hacer alguna pregunta?- dije lo más cortes que pude. 

Oh, Oh, creo que este tipo es el equivocado. Rayos. – Pues… pasaba por aquí y decidí hacerle una visita- dije con una sonrisa cortés – No la vi comer en la cena y pensé que tendrías hambre- musité, después no sabía a ciencia cierta si el tipo era así o no. Rayos. 

- No. No comí porque pensé que podríamos comer carne humana...- musité entrecerrando los ojos mientras recogía mis piernas y ladeaba el rostro - ¿Seguro que es eso? No es común que preguntes como estamos tus "compañeros" de viaje- acoté y levanté las cejas mientras el se levantaba de la cama. 

No, el tipo no era al parecer nada adaptado al grupo, al parecer como que era medio… ¿Odiado?, quizás si intentaba con otro, pero una última cosa, si no me divertía con la niña ahora, me divertiría viendo la escena cuando amaneciera. 

- Es verdad, no solo venía a preguntar como estabas, es que eres siempre te vas tan reservada, me preguntaba como eras en la cama- fanfarroneé – En el buen sentido, claro.

Si el tipo era insoportable, pues, con eso bastaría para tener una escena, mañana. Sonreí y salí por la puerta, tuve que esquivar un florerazo al cerrar la puerta y suspiré ¿Y si intentaba con el hermano?, volví a cambiar de imagen. 

_ Pero que malnacido_ pensé mientras cerraba los ojos, contenía unas ganas de gritarle algo, pero al contrario de lo que quería, solo logré desatar mi furia lanzándole algo _ Maldito imbécil ¿Qué se cree? Si me dice algo mañana, juro, por Atenea, que lo mato_ pensé mientras volvía a recostarme en la cama y abrazaba la almohada... Quizás debiera cerrar la puerta o sino puede venir en la noche y...- negué con la cabeza mientras respiraba calmadamente, olvidando el repentino odio - Imposible… Imposible- me dije y volví a intentar dormir.

Entré por la puerta, con aires preocupados -¿Qué ocurrió Epifanía?- pregunté mientras esquivaba los vidrios del suelo, me senté en su cama y me acerqué a ella. -¿Te hizo algo mi hermano?- pregunté con una angustia acorde a la situación, actuada al fin y al cabo, pero eficaz. 

- Uff- al menos era Adelphos, en el confiaba más y pues no tenia problemas -Nada... Solo un mal entendido- mentí mientras me sentaba en la cama y me cruzaba de piernas, miré a Adelphos y este sonrió levemente - ¿Sucedió algo que tienes ese rostro de preocupación a medias?- dije mientras entrecerraba los ojos y me acercaba un poco a el con el rostro, a ver si estaba herido o algo. 

Quizás a esta niña le gustaba ir al grano. Tomé su rostro con mi mano derecha – No he podido dejar de pensar en ti- musité - Te has convertido en una persona muy importante para mí Epifanía- dije a centímetros de su rostro – A veces quisiera…- musité y me acerqué más – Besarte…- musité acercándome cada vez más. 

Y cuando sentí su respiración en mis labios atiné a levantar mi mano y darle una cachetada tan fuerte y sonora, que sentía el palpitar en mi palma y mis mejillas rojas de tan solo haber escuchado lo que me había dicho. ¿Acaso era una broma? ¡¿Cómo era posible que sucediera esto otra vez?! - ¿Estás loco...?- dije entre impactada y desconcertada - No lo repitas... Ya te lo dije. Me estás dificultando mucho la tarea de confiar en ti, suficiente tengo con tu hermano como para que tu me des razones ahora para desconfiar- dije mientras me alejaba de él, recogiendo mis piernas y tomando un cojín para ponerlas entre mis piernas y mi cuerpo, abrazándola. -Vete -musité totalmente sin saber que hacer. 

Suspiré profundo al sentir el cachetón _ Perra…_ pensé en mi fuero interno con una ira que me quedó por un segundo. Pero me gustan los juegos rudos… 
Me levanté.

- Que lastima que todo esto tenga que terminar así Epifanía… yo, te quiero, y eso no va a cambiar nada, si quiera por la cachetada- musité y me cerré la puerta. De algo estaba segura, no me la iba a ganar… ¿Heracles? No, si quiera miró las bailarinas, ¿Keops?, solo jugaba con su cena. Pasé las manos por mis cabellos, y la tela de una capa bajo en vez de mis cabellos. No me las va a ganar esta perra. Entré a la habitación. El tío era medio bruto, medio patán, medio brusco, pero cuando lo toqué no me pegó, ni dijo nada, solo retiró mi mano, sonreí.

- ¿Qué rayos hacía Adelphos aquí?- pregunté entrando con un portazo
Bruto. Así que cuando llegué a la cama me tiré. Esta se meció por todos lados. 

- Perfecto- pensé mientras suspiraba y veía a Mor acomodarse en la cama - La tercera visita de la noche... ¿Quien viene después? ¿Calisto?- pregunté mientras me cruzaba de brazos y lo miraba sin expresión alguna, aunque de alguna manera, me sentía aliviada de que Adelphos se fuera y Mor no era una amenaza... A menos que hubieran Lotos de por medio, pero no habían, así que, creo que podía estar tranquila... De momento. 

Recordé que varias veces le recriminó que estaba flaca, porque no comía y no encontraría marido, enarqué una ceja, si a mi hubiese dicho eso, lo ahorco mientras duerme pero al parecer era la forma como el… ¿socializaba?, era un patán.

- ¿Y cómo es que todavía puedes estar despierta? Yo, siendo tú, no podría pararme- musité y ella me miró con cara de “matate” - ¿Por lo menos comiste ensalada?- le pregunté mientras bajaba la capa y tapaba mis ojos. Sí el tipo de paso, nunca se quito la capa en ningún momento. 

- Ensalada- musité y bufé - Prefiero eso a comer... Carne de compañerito-musité bajando el volumen cada vez mas hasta la última palabra y luego sentí un escalofrío en la espalda - ¿Qué? ¿Circe te dejó sin habitación que te acuestas en mi cama?- dije mientras lo miraba, a ver si me escuchaba, y luego, sin saber porqué, pensé en el cabello de esa mujer... - ¿Crees que su cabello sea real?- musité perdiéndome un segundo en aquel pensamiento. 

- Si, me corrió- bufé. Patán, piensa en un patán. – Y ahora vengo a molestarte a ti… Ya que tengo nada que hacer- musité y me tiré bocabajo rodando hasta quedar al lado de ella. Patán y fastidioso pero nunca dejando de lado cual es el objetivo. Casi se calló de la cama. 

- Maldición Mor, no me tires- dije mientras volvía a acomodarme en la cama y lo intentaba empujar para que me dejara espacio, pero me era casi imposible moverlo - Pesas mucho... No te puedo mover- dije mientras hacía el esfuerzo, pero nada - Córrete- musité mientras enterraba mi dedo en su cabeza, ya que su rostro lo ocultaba la capucha. 

Sonreí sin que lo notara y le pasé el brazo por la cintura - Listo ahora no te caes- musité en la misma posición boca abajo. 

- Moor -dije mientras le quitaba el brazo. - En serio estoy cansada y quiero dormir... Seria mas cómodo sin tu brazo- musité y le quité el brazo de encima, quizás con mas facilidad de lo normal - En serio... Si quieres duérmete ahí, pero déjame al menos un espacio a mi...- musité y el ni se movió. - Mooor... 

La niña era difícil comenzaba ya a hartarme. No le molestaba que hubiese colocado mi brazo, le molesta es que no le dejara espacio, así que volví a colocar la mano. 

Ya. Estaba entre frustrada y con lo cansada, me ponía como de un humor horrendo. Así que intenté quitar la mano de Mor de nuevo de mi cintura, pero ahora ni se movió. - Mor- musité mientras intentaba levantar el brazo-Quita el brazo- dije y ni se movió. Entonces pensé que se había quedado dormido, así que levanté levemente la capucha para verlo y tenía los ojos cerrados. Si no lo despertaba, tendría que dormir ahí, toda incomoda y aplastada... - Mor, despierta- musité mientras enterraba mi dedo en su rostro. 

Ya... estaba aburrida, la chica, me estresaba, y cuando me clavó el dedo en la cara, ya no tenía humor, no me iría de aquí sin ningún beso. No, había venido aquí por nada, no me iría sin nada. Cuando volvió a pincharme con su dedo, aparté su dedo con un manotazo y esta perdió el equilibrio, momento que usé para pasar su brazo por detrás de su espalda, atraerla contra mí y darle un beso. 

_ ¡NO DENUEVO!_ pensé mientras sentía los labios de Mor en los míos. Aquella sensación que recordaba la vez que me había besado en la isla de los lotófagos volvió a mí, pero era diferente... Aquella vez, por más tonto que esto suene, aquel beso había sido no se si más suave o menos efusivo, pero había sido diferente, el había sido diferente, además de que lo sentía más... Frío que antes. Entonces comencé a moverme, a alejar mi rostro de él, pero era imposible, imposible que me soltara. Quería gritarle, yo no podía hacer esto, el no podía hacerme esto... Y comencé a patalear entre sus brazos, a golpear su pecho, pero parecía que más gracia le causaba y eso más me enfurecía y cuando ya no encontré otra forma de liberarme de él, de su fuerza sobrehumana, levanté mi rodilla con tal furia y potencia, que el impacto en su entrepierna fue brutal, sentí algo ceder ante mi rodilla, además de sus brazos y sus labios y cuando me dejó caer, caí al suelo y me levanté de inmediato. Sentí una lagrima correr por mi mejilla y al mirarlo una vez más, le grité -¿¡QUÉ ESTABAS PENSANDO!? ¡IMBECIL! -dije mientras, de forma automática, llevaba mis dedos a mis labios y me sentía horrible. 

La niña me golpeó, me pateó y me tiró de la habitación, el dolor, casi no sentí, pero estaba frustrada. Muy frustrada, suspiré, bueno al menos habría un malentendido. Suspiré. 

¿Quién sigue? Si, estoy muy aburrida, y los extranjeros no pasan por aquí todo el tiempo. Me gustaría saber, si después de todo esto, podrán descubrir mi truco, y seguirán como llegaron. Sonreí y comencé a caminar hacia el siguiente, Adelphos.


by KatrinaxStevens & Double_Angy