En el banquete~
La música, las carnes, los adornos, las
mujeres… Todo nos indicaba que estábamos en un palacio con todas sus letras.
Comí un poco de cerdo, que estaba bastante rico si me permiten decirlo, además,
que yo siempre disfrutaba la comida como si fuese la última, la verdad, vivía
todo como si fuese lo último, con un cierto sentido común claro, pero, yo nunca
sabía cuándo sería lo último que hiciese.
-Mor… ¿Así es que te llamas no?-
preguntó el hombre que había retado a los dioses, el líder del grupo al
parecer.
-Así es, Mor, un placer- musité dejando
la pierna de cerdo en la bandeja y mirándole cortésmente, el tendió su mano.
–Lo siento, es que soy medio escrupuloso con las manos, además las tengo
sucias… Pero se entiende…- musité con una rápida sonrisa cortes.
-Bueno….- musitó el enarcando una ceja
para después tomar una copa con vino y beber -¿Qué te trae por aquí?
-Pues, su apuesta con los dioses es
famosa en toda Grecia y más allá…- musité mientras tomaba unas uva y comía
–Además tengo mis asuntos personales con los dioses y digamos que tengo casi
los mismos motivos que ustedes para entrar en esta “rebelión” hacia ellos…-
dije mientras miraba a los alrededores. -¿Sabes? Son mejores los banquetes
egipcios- dije mientras tomaba mi pierna de cerdo y la batía de un lado a otra
mientras hablaba.
-Eso he escuchado…- dijo tomando un
poco más de vino.
-Seeee… a los invitados los tratan como
unos dioses, todo, hasta los cubiertos y platos son de oro, además de un
hermoso y por supuesto, recreativo baile de bailarinas exóticas, propias de
Egipto…- dije mientras le profería una mascada a la pierna.
-Así como también dicen que allá están
las mujeres más hermosas…- dijo con una sonrisa.
-Veo que es un gran conocedor del mundo
como yo compañero…- ronroneé con una sonrisa. Ladeada.
- Seeee, he viajado algo… Pero no tengo
nada que envidiarle a las otras tierras que no tenga mi querida Grecia…- musitó
con orgullo.
-El espíritu griego…- dije mientras le
sonreía y trataba de ser lo más sociable, compañero y cálido posible.
-Y estoy orgulloso de eso…- se sentó al
lado el noble espartano.
-Y no lo dudo, ni en mí ni en usted…-
dije mientras bebía un poco de vino. –Pero me describiría como un aventurero,
explorador y degustador de tierras lejanas…
-Cuando uno es enviado de los dioses
conoces más allá de Grecia…- dijo Keops sentándose también -Oigan Heracles,
Epifanía, vengan a sentarse por aquí…- musitó Keops y los chicos se acercaron y
sentaron.
-Lo que sí me parece extraño y novedoso
es ver a una señorita que no esté en el gineceo con su madre y hermanas, y este
aquí, en un banquete…
-Pues yo no soy una señorita corriente-
musitó ella.
-En esparta las mujeres comen con
nosotros y tiene el mismo entrenamiento hasta los siete años, somos casi
iguales.
-Como le dije, no lo dudo, pero es
novedoso, no estoy acostumbrado, pero no me opongo, solo es… diferente- musité
y la chica me giró los ojos. La verdad era que a mí poco me importaban lo que
hacían las mujeres o dejaban de hacer, porque mis encuentros con ellas eran
ocasionales, además de que yo nunca me casaría con una… esa cosa de tener un
hogar no va conmigo…
-Si estuviese en la isla de las
Amazonas, ya le abrían desmembrado por su atrevimiento… - ronroneó Epifanía. Le
iba a responder pero en ese momento llego Minos e interrumpió nuestro
“intercambio de ideas”.
-¿Cómo la están pasando?- preguntó
Minos y todos sonreímos cortésmente –Espero que todo esté bien…- eso no sonó
muy cortes, este tipo me daba mala espina, como dije, nadie que haya sido
engañado por su mujer por un toro tendrá una cordura muy buena… -¿Puedo hablar
contigo?- dijo un momento para llevarse al joven con esvástica marcada.
-Pueden recorrer el palacio no hay
problema…- dijo Minos antes de marcharse con el joven.
-Interesante…- susurraron varios y
hasta algunos se levantaron para recorrerlos.
-Yo me quedo a terminar de comer,
después los alcanzo…- musité con una sonrisa cortés, para después voltearme y
cambiar mi cara drásticamente a inexpresiva. Odiaba esto de tener que parlotear
y no cortar cuellos… Maldito me las pagará por haberme metido aquí… Podría
estar rebanando griegos, cobrando contratos, extorsionando gente, pero estoy
aquí, comiendo pierna de cerdo con los niños rebelión. Suspiré.
-¿Piensas en asesinarnos mientras
dormimos cierto?- preguntó la chica, que al parecer no siguió a la masa y se
quedó allí. Me giré y le miré.
-¿Tú no te habías ido ya con los
otros?- pregunté mientras macaba un poco de pierna.
-No, te tendré vigilado…- musitó la
joven.
-Genial… Tengo carcelera… Por Hades…-
dije para mascar otro poco.
-Eres raro…
-Gracias… me lo dicen a menudo- y tomé
otro poco de vino. -Una pregunta. ¿Esto lo haces porque desconfías de mí o
porque te gusto? digo, puesto que desde que llegué no me quitas la mirada de
encima.
-Eres desagradable…- susurró indignada.
-Eso también me lo dicen a menudo.
Gracias…- dije para terminar con mi pierna y limpiarme las manos con un pedazo
de tela que había al lado del plato -¿Tu solo comes o solo hablas?- pregunté
mientras levantaba. –Porque esta bastante flacuchenta, así no conseguirás
marido…- dije para darle la espalda.
-Serás… ¡Arg!- dijo aún más indignada.
-¡Si eso también me lo han dicho últimamente!-
dije ya alejándome del lugar, tendría que reportarle a Hades lo ocurrido el día
de hoy… Así que comencé a caminar por el palacio, el siempre aparecía de la
nada intentando darme un buen…
-¡Buh!- susurró la voz de Hades que
yacía apoyado en una de las columnas.
-Buen intento Hades, pero dejé de
asustarme de tus apariciones cuando tenía 4 años…- dije con rostro inexpresivo
virándome para quedar frente a él.
-Se… pero nunca está mal seguir
intentándolo… y bien chiquillo que buena nueva me traes…
-Pues lamento ser portador de malas
noticias- dije y Hades rió por el chiste. –Pero te darás cuenta de que tus
mascotas no sobrevivieron.
-¡Que!- la risa se le acabó y su figura
creció un par de metros y el fuego oscuro que rodeaba su cuerpo aumento.
–Malditos niñatos, los matare y los…- gritó para después, la amenazas irse
convirtiendo en susurros y respirar profundo para tranquilizarse. -¿Algo más
que tengas que contarme?- dijo todavía un poco alterado por lo de los cerberos.
-Sí, estoy en el grupo, a base de estupideces,
sonrisas y más cosas que a ellos le gusta, además que Dédalo me dio pie para
una entrada magistral, pero mi esencia delata mucho y los pone en alerta, así
que por ahora estoy en el grupo, pero me tienen el ojo puesto, todos, los he
visto como me miran, pero sobretodo la niña de atenea… Al parecer esta
favorecida por su diosa, pues apesta a ella… Me gustaría que hablases un poco
con Atenea, usa tu carisma, tu poder como Hermano de Zeus, que se yo, pero has
algo, me tiene los nervios crispados, como si no fuera suficiente con los otros
cuatros…
-Ya ahí veré que hago...- musitó Hades
mientras se rascaba la barba… -¿Y cómo es eso que pretendes liberarte de mí
Mor? Me imagino que no está en ti la semilla de rebelión…- ronroneó Hades
rodeándome como una serpiente, esperando mi respuesta.
-No mi señor, todo lo que hago para
usted, si no fuese por usted, yo estaría muerto en aquel monte, asesinado por
mis padres…- dije serio y con convicción.
-Así me gusta chiquillo…- musitó con
una sonrisa complacido mientras acariciaba mi cabello. –Solo fue una pregunta
recurrente, tu sabes, de rutina…- musitó mientras tomaba mis hombros todavía
complacido –Eres mi mejor Heraldo, mi mejor servidor, mira en lo que te has
convertido Mor, en todo un asesino, extorsionador, torturador y mentiroso. He
hecho un buen trabajo…- prosiguió y yo sonreí, eran contadas con los dedos de
las manos las veces que Hades se le había salido el discurso sentimentalista,
pero aun contadas las veces que lo decía en verdad y estas era una de ellas.
-Para servirle mi señor- le hice una
leve reverencia y su figura ya resultaba la normal.
-Bueno te dejo, tengo una cita con las
parcas, tú sabes, discutimos más métodos infalibles de cómo reclamar almas y
muertos y eso… Tu sabes, trabajo…- dijo para darme una palmadita en el hombro y
desaparecer entre las columnas del palacio… Yo me erguí, miré como se
desvanecía su figura entre la oscuridad y me volteé, para caminar por el
palacio, aunque ya estaba bastante aburrido de ver tantas paredes…
By Double_Angy