Mor
Cuando vi el rayo caer y este
precipitarme unos metros hacia atrás, todo me quedo claro, esto no era una
tormenta normal, era una tormenta hecha nada más ni nada menos que por Poseidón
y su hermanito… Zeus, con más fuerza y fiereza me esforcé en mi labor, pues
cuando intervenían los dioses, nada podía salir bien…
Ya llegar con la embarcación hasta la
orilla era un sueño, un sueño que iba desvaneciéndose a medida que los metros
de las olas aumentaban y embarcación iba cediendo. Todo lo que siguió fue agua,
agua, agua por montones, movimientos bruscos, velas rotas, maderos, agujeros y
un inminente naufragio…
No sé cuánto rato~
Escupí agua de mar, arena… molesto, no
podría tener otra emoción, y claro, mascullar entre dientes “Maldito Hades,
estúpido Hades…” y otros improperios a mi dios…Me levanté y quité la capa negra
que pesaba casi diez veces su peso habitual por el agua y me sentí casi
desnudo, mi piel pálida advertía que era muy poco el tiempo que pasaba por el
sol, y por supuesto, mi odio a Apolo, ¿Y cómo no odiarlo? Viví casi toda mi ida
en lo oscuridad, me senté y verifique que no me faltara un brazo, una pierna o
algo por el estilo, y mi machete, claro, mi machete, si este faltaba, era peor
que perder todos los miembros juntos…
Me senté, coloqué la capa en mi brazo y
vi como todos comenzaban a hacer lo mismo, escupir arena, agua, verificar que
estuviesen bien y ayudar a levantar a los otros… Cosa que también tuve que
hacer… Estúpida cortesía e integración al grupo…
-¿Están todos bien?- preguntó Keops y
todos respondieron afirmativamente, unos ladearon la cabeza, otros seguían
escupiendo agua pero de pies, Epifanía estaba algo mareada y el ave rara de
Heracles intacta… Estúpida ave… si, el agua me ponía de mal humor…
Así que comenzamos a caminar por la
isla, que a primera vista parecía desierta… pues caminábamos y caminábamos y no
había nadie, siquiera un explorador, nada…
-Mor… veo que te hace falta un
bronceado, pareces un muerto…- molestó Epifanía.
-Gajes del oficio- mascullé entre
dientes inaudiblemente.
-¿Qué dijiste?- preguntó Epifanía.
-Nada… solo que el agua, hace que se
trasluzca la tela y que se vea más de lo que desearías…- ronroneé y ella acusó
la mirada molesta.
-Esta mojada y pesa un montón, pero por
lo menos no dejara que se vea tu flaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaca figura- volví a
ronronear pero ella me interrumpió.
-Ya entendí Mor, ¡Ya cállate!- gritó y
todos miraron.
-Yo solo trataba de ser amable-
respondí en mi defensa… y la verdad es que Epifanía no iba a aceptar la capa,
pero al ver que era verdad, me la arrancó indignada con sus manos y se la puso.
-De nada…- musité.
-¡Hay, cállate Mor!- dijo molesta.
-Está bien, está bien…- dije alzando
las manos sobreactuando la escena y retirándome de su lado, para ponerme al
lado de Heracles y su ave súper alimentada…
-¿Te diviertes molestando a Epifanía?-
musitó Heracles riéndose.
-Seee es entretenido, se irrita con
facilidad…- dije sonriente.
-Estas tan blanco como un cadáver Mor.
-Gracias…- dije con una sonrisa
estirándome, Heracles frunció el ceño, al parecer intentaba molestarme, pero
eso… no era un insulto del lugar de donde venía.
Caminamos y caminamos, no sé cuánto,
hasta que ya no teníamos pies, cuando por fin logramos divisar varias columnas
de humo… ¿Estábamos salvados?... Eso espero y si no… No pude no evitar poner la
mano en el mango de mi machete y sonreír…
Más rato después~
-Bienvenidos sean extranjeros, a
nuestra querida Isla…- musitaron varias mujeres con unas sonrisas, tomándonos
de los brazos a todos y llevándonos con una felicidad, una euforia y una
dionisiaca manera… tanta felicidad, no era de este mundo ¿o sí?
Miré hacia todos lados y no solo eran
las curvilíneas chicas, no, eran los aldeanos, los niños, los ancianos, me
atrevería decir que hasta el ganado, andaba feliz, tranquilo, era como… Un
tártaro pero al revés… Extraño… Considerando a que no estoy acostumbrado a
tanta… risa y fiesta.
Nos llevaron a un palacio, y su rey era
igual, sus siervas estaban a su alrededor con platos de plata y oro llenos de
ese fruto que había visto en todos lados, enarqué una ceja, tanta felicidad me
parecía francamente sospechosa, pero al parecer eran sinceras, realmente se
sentían felices y no pude no mascullar.
-En que diablo me has metido Hades…-
Y el rey feliz y contento, nos ofreció
refugió, cortesía su estúpida sonrisa de humano segado por la felicidad y un
banquete… Pero antes del banquete optamos mejor por un baño y poder secarnos,
estábamos hechos un desastre y yo quería ya devuelta mi capa, ya tenía frío…
En la noche~
-Sean bienvenidos extranjeros a mi
Isla, yo seré su anfitrión, mi nombre es Paris espero que todo sea de su
agrado, sean bienvenidos amigos míos y buen provecho- dijo alzando una gran
copa de vino y comía un poco más de ese fruto.
Y una cantidad de sirvientes se
desplegaron con bandejas y bandejas con manjares, y manjares, con ese único
fruto, como que los platos eran, loto picado, ensalada de loto, loto cocido,
loto con salsa de loto, loto asado, loto molido, caldo de loto, loto, loto y
más loto, a primera vista desconfiamos y quien no, todo era de loto, nos
miramos a las caras, esto debía ser una broma, un envenenamiento, o algo por el
estilo… Y el rey vió nuestra cara.
-¡Oh! Queridos amigos, espero que
disculpen, pero esto es lo único que comemos, es de lo que la isla nos provee y
es delicioso se los aseguro- musitó mientras se tambaleaba un poco hasta
nuestra mesa, me atrevería decir que estaba medio ebrio, pero al parecer eso
era normal aquí... se acercó a nuestros lugares y comió y probó varias de
nuestra comida… -¿Ven?, por Zeus amigos, como pueden pensar que he de
envenenaros…- musitó mientras se apoyaba en el hombro de Adelphos y comenzaba a
sollozar -Yo lo único que quiero es hospitalario, extranjeros, como puedo
comprobaros que nos los enveneno…- dijo entre jadeos, lágrimas y moco… todos
miramos… el tío de horas atrás me agradaba, pero este tío con vino encima, era…
penoso…
Todos nos miramos… Era verdad, el rey
no había muerto, ni las otras sirvientas y ni sirvientes que comían a nuestro
alrededor… Así que Epifanía tomo un Loto y todos la miramos… como lo observaba,
lo olía, se lo metía a la boca y lo masticaba lentamente…
-Epifanía…- susurró Adelphos, a modo
reprobación ya que había sido algo imprudente de su parte.
-Oigan, está súper bueno…- dijo tomando
más frutos y comiéndolos, todos volvimos a mirarnos con desconfianza.
-Por Zeus coman… esta supero rico…-
dijo casi chapándose los dedos, todos sujetamos un fruto, los miramos, lo
olimos, lo examinamos y lo probamos con desconfianza… Todos masticaron
cuidadosamente.
-Mmmm- dijo Keops.
-No está mal…- musitó el espartano.
Heracles comió otro poco más y quiso
darle hasta el ave pero esta no quiso quizás no estaba en su dieta.
Adelphos, examinó el tercero que se
comió intentando descifrar que era.
Mientras yo, pues yo comía el segundo,
y lo saboreaba bien, sabía bien y no estaba envenenado, era comida y había por
montón en la mesa, unas bailarinas se presentaron y minutos después todos
reíamos, todos conversábamos, era extraño… es muy extraño este lugar… pero
tienen buena comida…
By
Double_Angy