Keops
Teníamos que movernos rápido, Mor había
acabado con la mayoría, Heracles y Adelphos no se quedaban atrás, por su parte
Epifanía se había dispuesto a eliminar a los enemigos con arcos con el suyo
propio, apenas hubimos terminado en ese lugar empezamos a corretear por las
calles cercanas. Me colocaron adelante por mi falta de escudo, claro las
flechas de los enemigos me atravesarían como un queso si no lo hacían.
Pero algo más captó mi atención, el
sonido de cascos, al parecer nos seguían con vehículos y todo, parecía que nos
alcanzarían pero tenía una idea, mi gran método de observación me recordó algo
que vi de camino a el palacio de Minos esa mañana.
Recuerdo~
Estaba corriendo hacia el palacio, no
quería que el grupo del rebelde me dejara atrás, quería participar en la
acción, las calles eran bastante amplias por lo que correr y lograr inmiscuirse
entre la multitud era cosa fácil, iba a cruzar una de las calles en cruz,
cuando escuché un grito.
-¡OYE TU CUIDADO! - dijo un hombre
mientras me volteaba.
Mi cara se palideció una carroza de
coliseo venía con un hombre a toda velocidad, los caballos no parecían tener la
más mínima intención de detenerse, me iban a arrollar. Mi cuerpo reaccionó al
último segundo, para quitarme de la calle y caer estrepitosamente evitando mi
muerte, curiosamente el animal se detuvo justo en frente mío, y el guerrero que
estaba en la carroza me miró con odio.
- ¡Oiga señor! ¡FIJESE POR DONDE VA! ¡ADEMÁS
DE DONDE SACÓ ESA COSA! - le dije con histeria al hombre el cual me vio
despectivamente.
-Ten más cuidado niñato, los
gladiadores no tenemos paciencia para alguien como tú.....
Me quedé en silencio un poco impotente
por no poder matarle ahora, si lo hacía causaría mucho alboroto y no podría
llegar con el rebelde. El hombre al ver que no le respondía se marchó hasta un
puesto cercano donde habían más de esas carrozas, juré en ese entonces que me
robaría una.
Fin~
Y ahí mi promesa se cumplía....
-¡CHICOS POR AQUÍ! - dije mientras
agarraba a Epifanía.
Giramos una cuadra a la derecha para
luego caer en un camino un poco estrecho el cual seguimos varios metros, al
salir en la otra calle, descubrí que estaba en el lugar correcto, como supuse
los caballos seguían ahí atados a sus carrozas, esperando que alguien les diera
un paseo.
- ¡Cada quíen agarre una!
Monté a Epifanía en mi carroza,
mientras veía a Adelphos con Mor y Herotarco con Heracles. Corté la soga que
sujetaba al caballo con bassilisa, y le di rienda.
-¡EPIFANIA PREPARA EL ARCO!!!!
La chica asintió y empezó a dispararle
a las carrozas que empezaban a seguirnos.
-¿Cual es el rumbo? - dije a los demás
que nos seguían.
By Silva