Herotarco
Había algo que no admití a mis
compañeros.
Los barcos me mareaban.
Fui entrenado para luchar en tierra
firme, no en el mar.
Cuando el bamboleó se intensificó sentí
que mi cuerpo quería desprenderse de lo que había comido.
Pero debía ser fuerte.
Debí aguantar para que la travesía fuese
bien.
- ¡Espartano! ¡Ya veo que no te sienta
bien este viaje! -gritó Mor-.
Me giré y me encaré con él.
- Mor... No tientes a la suerte... No
juegues conmigo. No me gusta tu forma de ser. Pero he de aceptarte porque los
demás te han aceptado. Y sí, puede que me siente mal el barco pero no pienso
perder mi compostura. Lucharé con mi coraje. Con mi honor. Algo que no todo el
mundo posee. No me gusta el olor a azufre que desprendes ni la pavonería que
demuestras frente a la gente. Así que Mor, seas quien seas, no me molestes.
- ¿Esa es la integridad espartana? ¿No
erais gente valerosa que debía hacer caso omiso a sus sentimientos en el campo
de batalla?
- Ésto no es un campo de batalla...
Mor...
Me dirigí al puesto de vigía.
Seguramente el ave podría hacer mejor el trabajo pero ahí arriba nadie vería mi
incomodidad. Me senté tranquilo y otee el horizonte.
- No hay nada... aún -musité-.
By 1ñ1g0