Epifanía
-¿Crees que podamos completar nuestra travesía?
-Francamente mi joven príncipe...
-No te guíes por la lógica, sigue a tu
corazón y respóndeme...
-No es muy propio de mí hablar sin
pensar las cosas. Pero podría asegurar que si pensamos con sumo cuidado cada
paso a dar y nos encargamos principalmente de cumplir con nuestro deber y no de
ir por el camino creando problemas –musité y miré levemente a Mor –Me atrevería
a decir que una parte de mí, cree en nosotros –dije y sonreí.
-Entonces… ¿Crees que ganemos?
-Lo creeré cuando vea que somos capaces
de vencer la adversidad –musité, sonreí y me senté en el piso del barco.
-Bien –dijo el príncipe y se sentó
frente a mí -¿Qué haces? –musitó.
-Comunicación… -dije mientras preparaba
unos inciensos frente a mí y los encendía.
-¿Con…?
-Atenea –dije mientras cerraba los
ojos, para luego abrirlos nuevamente y ver como Adelphos me observaba –Entraré
en trance, no sé cómo actuó cuando estoy en ellos… -advertí, pero el solo
asintió. -Está bien… si quieres quédate –musité y volví a cerrar los ojos.
Repentinamente la misma sensación de
siempre se apoderó de mí. Un leve mareo en el estómago, una sensación similar
al dolor de cabeza, un interminable pasillo negro y luego nada.
Abrí los ojos y frente a mí, la misma
mujer de siempre, vestida con su majestuosa túnica color mármol y su armadura
dorada.
-Mi diosa –musite mientras hacía una
reverencia y luego volvía a mi postura. La diosa me miró unos segundos y
asintió. Bajó de su tarima y dejó volar a Niké hasta el lugar que ella quisiera.
-Veo que sigues temerosa de lo que
continua –musitó mientras levantaba levemente su túnica y se metía en el
estanque.
-Señora… Somos un grupo poderoso. ¿Pero
lo suficiente como para lograr nuestro objetivo?
-Son un equipo fuerte. Sí –dijo y
estiró su mano derecha y en ella se sentó la hermosa diosa Niké –Pero no serán
poderosos hasta que no confíen entre ustedes –acotó.
-Creo que se refiere a Mor –asintió
–Pero es que es tan… No lo sé, su aroma, su aparición, su forma de actuar es
demasiado… ¡Ah!
-Epifanía…
-Lo siento –respiré hondo –¿Cree que
debamos confiar en él? A decir verdad, no creo que sus intenciones sean buenas.
-Lo sean o no, está aquí para ayudar…
Creo que deberían reflexionar aquello primero.
-Si mi diosa.
-Confía… Deben confiar entre ustedes.
Si se ha unido al grupo, es porque tiene una meta, que se cumplirá cuando
completen su objetivo… -dijo y luego de oír lo que Niké tenía para decir, la
dejó libre nuevamente –Ven Epifanía –musitó extendiendo su mano derecha hacia
mí. Asentí y me acerqué a ella –No deben dejar que los prejuicios se
interpongan… Confíen –dijo mientras me mostraba el estanque sobre el que
estábamos sumergidas, un vacío infinito.
-Confiaré en él, pero puedo asegurar
que no me será fácil.
-¿Ya te ha dado muestras de desconfianza?
-Em… No, pero…
-No -sonrió -Ahora vete hija… Tengo
asuntos que atender y ustedes deben estar preparados.
-¿Qué sucederá mi diosa? –pregunté.
-El destino les ha predispuesto una
prueba… Supérenla –acotó y sonrió.
Repentinamente la mano de la hermosa
mujer me dejó caer y el vacío me absorbió. Caí en un infinito negro y bordeado
de estrellas. La calma que siempre demuestro desapareció y cuando creí tocar
fondo, abrí los ojos y me levanté de golpe.
Mi cabeza recostada sobre unas cuantas
telas, Adelphos sentado a mi lado izquierdo con Heracles junto a él, y a mí
costado derecho Keops junto a Mor. Todos mirándome atentos, esperando a que
hablara.
-¿Estás bien? –preguntó Adelphos.
-¿Acaso he hablado dormida? –musité rápidamente
mientras llevaba mi mano a mi cabeza y reprimía un incómodo sonar que me
afectaba los oídos.
-Digamos que caíste y luego elevaste tu
mano hacia el cielo, para después dejarla caer junto a ti, dejar de respirar y
dejar de moverte.
-¿Qué?
-Qué por un momento creímos que te
habías ido al Tártaro –dijo Mor.
-Que felices habrían estado –bromeé e
intenté levantarme. Keops y Herotarco rieron levemente, mientras que Adelphos
me extendía una mano y Mor no dijo nada -¿Acaso ahora no hablas?
-¿Dónde estabas? –preguntó.
-Necesitaba respuestas y vuelvo a la
vida con más dudas –musité negando con la cabeza mientras me acercaba al borde
del barco.
-Creo que será un viaje complicado
–musité mirando por la borda.
By KatrinaxStevens