Herótarco
En la ciudadela de
Cnosos, me dedicaba a ejercitar mis músculos con los movimientos diarios.
La lanza no me pesaba
apenas nada.
La espada era una pluma
con la que escribía la muerte.
Mi sueño, un destino. Una
rebelión.
Entonces se vio el carro
de Hermes, comunicando el mensaje de los Dioses.
Escupí al suelo.
¿Querían una guerra?
¿Deseaban el combate?
Aquella era una
oportunidad única en la vida.
Debía... por mi familia,
ayudar a aquel hombre.
Sabía que tendrían que
pasar por Cnosos así que me dediqué a esperar a las puertas.
Cuando llegó un grupo
realmente variopinto, me pregunté si eran ellos.
Me acerqué y uno a uno
les revisé la mano, en busca de la esvástica.
Me di cuenta de que uno
de ellos era una mujer. No hice ningún gesto ni dije una palabra. Las palabras
sobran cuando la verdad aflora.
El último, un joven niño
en apariencia, tenía una marca en la mano.
Me quedé frente a él.
Cogí la espada y en un
instante se la puse en el cuello. Nadie pudo reaccionar y la retiré.
- Si no has podido
detenerme a mí, ¿Cómo retarás a los dioses?
- ¿Perdona? Todo esto, lo
de mirarnos las manos y eso que has hecho con la espada... ¿A qué venía?
- Él es un espartano.
¿Qué haces lejos de tu tierra? -preguntó la mujer encapuchada-.
- Busco una forma de
plantar cara a los Dioses. Necesitaréis unos brazos fuertes y una mente ágil
para ésta misión. Deberías haber detenido la espada. Pero eso no importa, ya
vengo a unirme a la causa. Busco una forma de vengar la muerte de mi familia. Y
vosotros me la podréis proporcionar y a la vez, yo os podré ayudar a cumplir
vuestros objetivos. Mi nombre es Herótarco.
- ¿Herótarco?
- Sí. De
"eros". La terminación es simplemente para formar el nombre. Mi madre
era Ex-sacerdotisa de la diosa afrodita. Tuvo la intención de que ella me
otorgase algún don al darme nombre.
- Entonces quieres venir
con nosotros -no era un pregunta. Aquella sacerdotisa tenía una mente
brillante. Sospeché a qué Diosa rendía culto-.
- Exacto. Os seré útil en
vuestro cometido. Y vosotros me seréis útiles a mí en el mío. Por supuesto,
esto no es solo cosa de objetivos -dije con una sonrisa-. Parecéis buena gente.
Alguno un poco huraño pero... -miré a aquel que torcía ligeramente el gesto-.
Pero desde luego, seréis unos buenos compañeros. ¿Cuál es nuestro primer
objetivo?
By 1ñ1g0