La batalla era increíble, al parecer Adelphos y yo hacemos un buen equipo, mi velocidad y su fuerza se llevaban bien, por lo que nuestra sincronía era casi perfecta, aquel cancerbero era pan comido en el estado en el que estábamos. Nos alejamos de él un instante para determinar un punto débil.
-¡Adelphos, la parte baja de su
cuello, déjame llegar a ella! - le dije y el asintió.
El hombre se lanzó hacia donde estaba
la bestia, y empezó a hacer retroceder a las cabezas de los lados, con su
espada y por último le incestó un golpe al animal en la quijada del centro, al
mismo tiempo que saltaba para darle más fuerza al impacto, rápidamente corrí
hacia la posición que me tocaba, pasando por debajo de los pies de Adelphos que
empezaban a caer por la gravedad, pero gracias a mi tamaño tuve tiempo de
deslizarme, ser pequeño tenía sus ventajas. Rápidamente giré con toda la fuerza
que pude mientras que Adelphos retrocedía para evitar perder sus piernas.
El impacto fue inmediato, y pude sentir
como bastante sangre me bañaba todo el pelo, dándole un tono rojizo oscuro, era
un poco asqueroso pero divertido en fin, al fin mi aburrimiento empezaba
desvanecerse, esta misión le hacía llevadero. Las tres cabezas salieron
disparadas, mientras que El cuerpo por acto reflejo seguía caminando, pero no
duró mucho, eventualmente la falta de sangre y de un cerebro, hizo que esta
sucumbiera.
-Bien... ¿Ahora dónde vamos? - le
pregunté a Adelphos con una sonrisa.
-Hacía allá - dijo simplemente hacia
un camino a l derecha.
-¿Que te hace pensar que es por allá?
- dije confundido.
Un rugido de proporciones inmensas
proveniente de esa dirección me sacó de dudas, era obvio que ahí estaba el
minotauro. Ambos empezamos a pegar la carrera, esperando que no hubiese más cancerberos,
cosa que realmente se hizo realidad. Los cancerberos no estaban siguiéndonos,
ellos a pesar de todo eran discípulos de Hades, hijos de la noche y de la ira,
algo debía estar ocupando el poder de hades entonces, si no me equivocaba,
debían entonces estar del otro lado donde los demás debían estar batallando con
alguien.
Al llegar al final del camino
encontramos una sala amplia y cuadrangular, la cual tenía varios instrumentos
de tortura, así como púas e instrumentos que lanzaban fuego al contacto. Me
dispuse a entrar en el territorio. Pero cuando iba a poner el pié Adelphos
habló.
-¡NO! - sin embargo era tarde mi pie
se había posado en aquel terreno.
Varias flechas salieron disparadas
hacia mí, aunque tuve tiempo de bloquearlas con mi espada, la sala era una
trama en su totalidad. Adelphos también se adentró, a lo que escuchamos el
mismo rugido... La bestia estaba ahí.
By Silva